Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

martes, 3 de diciembre de 2013

Cielos Azules en la Sierra de Alaitz



Martes 3 de diciembre, día de San Francisco Javier.  Hemos aprovechado el día festivo y el buen tiempo que nos habían prometido para volver ¡otra vez! a la Sierra de Alaitz.  En nuestra última excursión sufrimos varios despistes y como además hacía frío y las nubes bajas cubrían las cimas no pudimos seguir el recorrido íntegro de la carrera de montaña Hiru-Mugak.

Joseba, Alejo, David y quien esto escribe hemos quedado a las 7:30 en Untzué. La silueta de los montes comienza a distinguirse conforme va amaneciendo y no precisamos luz para echar a correr por la pista que tan bien conocemos y que en poco más de 4 kilómetros nos lleva al sendero que asciende montaña arriba dentro de los preciosos bosques que cubren esta sierra.




Hace frío, dos grados negativos, pero no sopla un pelo de aire, así que bien pronto nos quitaremos los cortavientos y yo incluso los guantes.  Hoy también iré echando un ojo al Garmin, pero casi no hará falta porque nos acordamos casi de cada piedra y de cada árbol.  Por eso llegaremos arriba de las palomeras en un plis-plas y en otro plis nos dejaremos caer al otro lado, al Valle de Elorz, hasta que llegados a las proximidades de Gerendiain encontramos -hoy sí-, el sendero que asciende al Pico de la Cruz.




En la cima del Pico de la Cruz nos detendremos a comer una barrita, algo del chocolate de Joseba -nuestro camello oficial- y un par de tragos.  Mientras disfrutaremos de las formidables vistas que tenemos sobre la Cuenca de Pamplona y del horizonte de montes -algunos tan lejanos como la riojana Sierra de Ezcaray- que la rodean.  Nos dejamos también acariciar por el rico Sol de diciembre y confortados los sentidos nos tiramos hacia el prado donde hace 10 días dimos hasta tres vueltas buscando el itinerario.



Hoy no dudamos en coger el camino correcto a la primera y pronto volvemos a pisar nieve, aunque la estampa no es tan invernal como en esa última ocasión.  Eso sí, al llegar a la pista al otro lado de la montaña tiraremos monte arriba para ascender a las cimas de Alaitz y Carrascal.



El paseo por el techo de la Sierra es fabuloso: dominamos el horizonte en todas las direcciones y paramos en varias ocasiones para admirar el paisaje, no nos cansamos de mirar a uno y otro lado.  Desde el Moncayo a la Collarada en el Pirineo Aragonés, pasando por Ezcaray, Montejurra, Codés, Urbasa, Sarbil, Beriain, Aralar, Saioa, Adi, Ortzantzurieta, Ori, La Mesa... ufff .   Desde aquí arriba se ve todo.






Bajamos sin titubear hasta Untzué y sólo nos cruzamos con un excursionista aunque al llegar al pueblo el montón de coches aparcados junto a los nuestros es señal de que hay mucha más gente que ha tenido la misma idea que nosotros. O parecida...


Hoy tampoco hemos subido a la Peña de Untzué, pero nos hemos prometido que la siguiente no falla.  Y es que cuando llevas 20 kmts de subi-baja el cuerpo no quiere más castigo, sobre todo si se trata de elegir entre la meta a sólo 500 mts o los dos kmts que supone subir a la Peña y bajar de ella.  Lo dicho, la próxima será la buena.


Mis glucemias: Llevaba tres días casi sin dar golpe y he amanecido alto, 220.  5 uds de novorapid, un buen desayuno -demasiado bueno- y una hora y media después tenía 260 en Untzué.  Cuatro tragos de isostar y una barrita de frutas y al terminar estaba con 100, así que han caído dos plátanos y a las dos de la tarde cuando me he sentado a la mesa en casa tenía 110.  ¿Y mi rodilla?  creo que casi la tengo bien. A ver si no  meto la pata y vuelvo para atrás.  

2 comentarios:

  1. Buen paseo.
    Me alegra leer de que la rodilla la tiene casi bien o bien directamente jeje
    Yo el tobillo ya al 95% casi casi como si no hubiera tenido nada jeje
    Venga, estamos!
    Este año tendremos la última por Erreniaga? O sino la primera del 2014!!! Jeje
    Saludos

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    1. Gracias Edorta!!! Oye pues sí que estaria bien darnos una vuelta por tus dominios, a ver cómo vienen Estás semanas... Pero yo creo que un poco de turrón y un poco de vino sí que te aceptaré antes de que acabe el año, ¡¡hay que celebrar ese tobillo nuevo!!

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