Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

domingo, 23 de febrero de 2014

En bici por Alaitz

Hoy Domingo ha hecho un día sensacional, Joseba y servidor de ustedes hemos querido aprovecharlo al máximo y para ello hemos quedado a las 7 de la mañana en el polideportivo de Zizur.  Provistos de nuestras bicis de monte, nuestros planes eran muy ambiciosos:  Pedalear sin descanso hasta Untzué, para desde ahí desviarnos a Etxagüe y encaramarnos a los altos de la Sierra de Alaitz por las excelentes pistas de los parques eólicos.  El objetivo principal era encadenar los molinos de Etxagüe-Alaitz con los de la Sierra de Izco para volver por el valle de Elortz a Pamplona.  ¿Cuántos kilómetros serían?  David Salinas que tiene casa y familia en el pueblo de Izco y conoce bien la zona me calculó unos 60 ó 65, pero nuestro amigo se quedaba corto, enseguida veremos porqué.

Cero grados no es un frío terrible cuando vas corriendo pero en bici es otra cosa, le había dicho a Joseba que no olvidara unos buenos guantes porque las manos y los pies son los que se llevan la peor parte cuando vas pedaleando.  
Cruzando el río Elortz en Monreal

Como era noche cerrada llevábamos nuestros magníficos "frontales de los chinos", recientemente adquiridos pero en poco rato la luz de un día totalmente despejado los ha hecho innecesarios.  Nos hemos quitado el frío subiendo a Arlegui pero al bajar a Subiza y luego a Campanas a buena velocidad nos hemos helado.

Hacia Esquírotz.  Las primeras luces del amanecer recortan las
negras siluetas de Izaga, la Higa y Alaitz.

En Campanas se cruza la carretera nacional y toca subir fuerte repecho hasta el pueblo de Tiebas, por donde pasa el Camino de Santiago, por él hemos tirado subiendo y bajando toboganes evitando así la carretera nacional.  Salvo en algunos tramos un pelín técnicos y con alguna balsa de agua, hemos disfrutado a lomos de nuestros caballos de ruedas taqueadas.  

Primer despiste: Siguiendo las señales del Camino de Santiago hemos vuelto a cruzar bajo la autopista y la carretera y hasta llegar al pequeño pueblo de Carrascal no nos hemos enterado de que nuestro objetivo no es ir a Puente la Reina sino a la Sierra de Alaitz. Pero sólo ha sido un kilómetro y en pocos minutos volvemos a la ruta.  Yo me sentía más culpable porque hace sólo dos meses fui con la bici hasta Etxagüe.

Dejaremos las pistas para coger la estrecha carretera que asciende a Untzué pero antes de llegar nos desviaremos a nuestra derecha hacia Etxagüe, pequeña localidad perdida en estos montes de la Valdorba, en la que tampoco entraremos. Un nuevo desvío nos llevará por pista asfaltada y en fuerte pendiente a los altos de la sierra, donde se levanta el Parque Eólico de Aláitz.



Decenas de molinas cubren la práctica totalidad de estas sierras.  ¿Energía verde? Vale, pero si Joseba y yo hubiéramos conocido estos montes hace 20 años puede que no nos convenciera tanto.  Para levantarlos se han tenido que abrir pistas y carreteras por unas zonas naturales que hasta entonces se habían mantenido relativamente bien, cortando bojes, encinas, robles y hayedos a mansalva pues se requiere que las pistas tengan la anchura necesaria para que pasen los gigantes que transportan las piezas de estos molinos.  

Almorzamos en un abrigo.  Mi glucemia: 120 ¡¡muy bien!!  llevamos más de 30 kmts y sólo he bebido algunos tragos de isotónico.  Medio bocadillo de jamón y queso y un plátano me asegurarán la energía suficiente para continuar. ¿Insulina? Nada, mis músculos se comerán todo el azúcar de estos hidratos de carbono, je,je....  

Tras almorzar cometemos el segundo despiste al tomar un desvío que nos lleva a un parque en construcción, situado en un ramal de la sierra que no tiene continuidad.  Nos asomamos sobre un valle y admiramos las vistas sobre la cara norte de la Higa de Monreal.  Son seis kilómetros extra hasta que volvemos al desvío anterior y cogemos la dirección correcta.



Disfrutamos ahora 4 kilómetros por la excelente pista que sigue el curso de los aerogeneradores.  A nuestra izquierda asomamos sobre el Valle de Elorz y casi tocamos la Peña de Izaga, en un segundo plano los Pirineos levantan una blanca cortina de cimas conocidas: Desde el Ori hasta la Collarada, en el Pirineo Aragonés, ¡¡cuántas cimas!!



Es un placer, un verdadero lujo, disfrutar de esta excursión saliendo desde casa con la bici.  Nos sentimos muy lejos de todo en lo alto de estas sierras y más cuando dejamos los molinos detrás nuestra y encaramos la segunda parte de la aventura.

En el siguiente capítulo tenemos que hablar del BARRO:  al dejar atrás los molinos, también dejamos las super-pistas del parque eólico y sin transición vemos que la pista que nos conduce al siguiente parque está en pésimo estado, cosida por las rodadas de los todo-terrenos de cazadores o quién sabe quién, supone una verdadera trampa donde nuestras bicis resbalan y se hunden. 



Lo tomamos con humor, pero cuando al barro que se acumula en las ruedas le añadimos un rebozado de agujas de pino la cosa se pone más seria. Las ruedas se atascan, casi no podemos avanzar y eso que estamos bajando.  No nos lo pensamos y a la vista de la hora y los kilómetros decidimos tirarnos hacia Salinas, en el Valle de Elortz.  

Después de no pocas penalidades conseguimos salir de las umbrías y boscosas laderas de la montaña y en la zona baja del valle el terreno cambia para mejor, para mucho mejor.



Llegados a Salinas cogemos el Camino de Santiago -el Francés que viene de Jaca- y seguiremos por él hasta Monreal. Una vez allí decidimos salir a la carretera nacional que discurre paralela a la autovía, gracias a lo cual hoy Domingo apenas tiene circulación salvo algún coche muy de cuando en cuando y otros ciclistas que como nosotros, han salido a aprovechar la buena mañana.  Joseba y yo nos picamos con tres que, con bici de carretera, avanzaban 200 mts delante nuestra. - ¿Qué Joseba? ¿Vamos a por ellos? - le propuse a mi compa de excursión, este aceptó la apuesta sin dudarlo, imprimiendo un ritmo fortísimo que en unos minutos nos permitió dar caza al grupo.  Les saludamos y los dejamos atrás, ¡qué cara pondrían al ver dos elementos rebozados de barro y con bicis de monte pedaleando como locos!  ¡¡Viva Bilbao, ja,ja,ja!!

En Noain nos detuvimos en una gasolinera para adecentar nuestras máquinas y las dejamos relucientes.  ¡¡Qué excursión, madre mía!!  


Nota: Joseba está super-fuerte. En todas las rampas fuertes que nos encontrábamos me dejaba atrás en un plis-plas. Yo intentaba poner un piñón más pero no podía, ufff...   Y en cuanto a la ropa, mi compañero se ha comido todo el viaje con una camiseta técnica de manga larga y otra encima de manga corta. Yo en cambio llevaba una técnica de manga larga, un forro y un cortavientos.  Sólo me quité el último en la subida principal.  La temperatura se ha mantenido fresca toda la mañana. 

Todas las fotos AQUÍ.   La ruta en mi Garmin AQUÍ.  Por cierto, nos han salido 74 kmts y unos 1100 mts de desnivel positivo, no está mal ¿eh?

Qué porqué le doy tanto a la bici?  En mis últimas entradas habréis leído sobre mis molestias en la rodilla. Tras dos meses sin correr y con dolores incluso en la cama, pedí consulta con mi médico de familia quien tras manipularme la rodilla y descartar una lesión clara de menisco me pidió consulta en traumatología.  Al pedir cita con el especialista me temía una larga espera pero no ¡¡siete días!!  Fue el Lunes pasado cuando estuve con el Doctor Lecumberri, quien me saludó diciéndo que él también hacía deporte, que se había leído mi historial donde ponía que estaba dándole a la bici y que eso estaba muy bien.  Que en las placas no se veía nada, claro que tampoco se veían los meniscos y para eso me pediría una resonancia (6 meses), que seguramente sufro un desgaste normal y probablemente haya una pequeña lesión meniscal y/o una condromalacia, pero nada que no se pueda resolver. Comentó que si yo tuviera muchos kilos su diagnóstico seria peor, repitió que seguro habría una buena solución y que mientras tanto si veía que podía volver a correr que sin miedo, adelante poco a poco.  

No le dí dos besos porque estaba la enfermera delante.  Salí más contento que unas castañuelas y lo cierto es que ya llevaba dos semanas corriendo algo en la cinta y que cada vez noto menos molestias.  ¡¡Tiembla Kilian!!