Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

domingo, 27 de enero de 2013

GR220. TRAIL PURO Y SALVAJE

Sábado 26 de enero, es el día.  A las 5 de la mañana con puntualidad británica, salímos unos 70 locos de Subiza corriendo monte arriba hacia los altos de la Sierra del Perdón - Erreniega.  Los frontales encendidos no tardan en iluminar la nieve que todavía cubre el suelo tras la última nevada.  La temperatura no es muy fría, unos 2 ó 3 grados positivos, además llueve por lo que tendremos barro garantizado.  No son buenas perspectivas para enfrentar ni una sola de las 6 etapas que completan la Vuelta a la Cuenca de Pamplona - Iruña, 116 kmts aproximadamente con un desnivel positivo acumulado de 4761 mts.  El objetivo de muchos corredores es hacer dos etapas, hasta Egillor, habrá alguno que se una al grupo en Belascoain, en Egillor, Oteiza o Zabaldika, pero sólo 20 queremos hacer todo el recorrido.



Con la confianza de haber cogido el fondo suficiente gracias a los últimos entrenos y salidas montañeras y pese a lo que sufrí a primeros de diciembre en aquélla épica "excursión" en la que recorrimos las dos primeras etapas, me he decidido a inscribirme a la vuelta completa.  Total, si en cualquier momento lo ves negro, la organización te lleva al punto de partida desde cualquiera de las etapas del recorrido.  ¿Quién sabe? Lo mismo tengo el día y otra historia para contar a los nietos...

En Subiza hay un gran ambiente, además de David Salinas -mi colega de Zizur-, saludo a José Antonio Beriain -el campeón de Monreal-, a Angel Muñoz por supuesto - un fiera de Adi-Ike y organizador-, a Edorta Elizalde - promesa del Txurregi-, a Pablo Apesteguia - sufridor lector de mi bló- que con unos amigos de Vitoria del club "42195" han venido para disfrutar de dos etapas -, de mi club, Atletismo Zizur está David Senosiáin  y cómo no Beltzun, que también participó en la excursión de diciembre y que no pudo llegar a Egillor por muy poco, hoy ha venido a quitarse la espinita y está muy animado.  En definitiva un montón de gente a quienes no nos asusta madrugar, aunque llueva como está lloviendo y se nos mojen los pies a los 20 minutos de echar a correr.

Tras subir arriba de la Sierra, recorreremos la larga cresta erizada de molinos en dirección Oeste. De nuestro lado derecho el viento norte nos azota con rachas fuertes, pero no hay problema pues corriendo no sentimos frío.  Delante de mi un corredor veterano corre con pantalones cortos y camiseta, una capa de plástico - "de los chinos"- le resguarda a medias hasta que se rompe y se va volando.  Yo llevo dos mallas: la primeras helly hansen y las segundas normales, de ese modo mis patas resistirán el agua y el frío -espero -.  Arriba llevo una camiseta fina de lana, otra helly hansen más gruesa y el chubasquero, que me gustaría quitar para sudar menos pero lo dejaré mientras llueva o pegue el aire como ahora.  Lo que peor llevo son las zapas: unas viejas salomón de goretex por las que me he decidido a última hora en previsión del chipi-chapa que nos espera.  Sé que son lo más importante pero en la bolsa de material que la organización nos llevará a cada fin de etapa, hay unas trabuco en mejores condiciones.  Finalmente voy sin bastones: hacía meses que no los extendía y me ha sido imposible hacerlo en Subiza, ahí se han quedado.  Y lo más gracioso es que otro par viejo que tenía guardado se lo he dejado a un chico que no llevaba, paso de pedírselos y pienso que en Egillor me los podrá dejar cualquiera que termine.  Ahora estoy fuerte.

En la bajada a Belascoain casi me la pego pero bien.  Los primeros metros voy junto con David Salinas, pero él baja más rápido y pronto me veo sólo y casi a oscuras pues las pilas de mi frontal se están terminando.  Tengo de repuesto pero no me apetece nada parar, además las quiero reservar.  Hay bastante barro al principio y aunque es una pista forestal, está llena de socavones, ramas y piedras así que no puedes bajar la guardia.  Me alcanzan Beltzun y David Senosiain  que tampoco van sobrados de luz y juntos llegamos por fin a Belascoain, son las 7 y media.

Llueve y hace frío al parar, pero ahí están Fernando Moreno y Jabi Caballero con otros voluntarios para ofrecernos caldo caliente, un sandwich, plátanos, chocolate...  ¡¡de todo!!  Me miro el azúcar y tengo 70 ¡¡menos mal que he bebido bastante isostar durante la etapa!!  como de todo y con ganas, igual que los demás. Al detenernos tanto rato nos destemplamos un poco y por eso nos alegramos de retomar la marcha.

Cruzamos el Arga un poco más abajo, casi no se ve todavía, pero sentimos la fuerza del crecido caudal pasando bajo el puente camino de Puente la Reina.  Sigue lloviendo, a ratos fuerte, pero como ahora nos viene una buena subida no hay problema de quedarse fríos.




Debido a la subida de temperaturas en los últimos días y por la lluvia que no cesa, se ha ido bastante nieve pero arriba volvemos a encontrarla.  Ya no la dejaremos hasta la cima del Mortxe, pero llegar allí será muy duro:  La meseta que separa la Cima de Etxauri de esta cumbre vuelve a ser un terreno infernal por el viento, la nieve blanda y el agua helada que nos empapa los pies y sobre todo la lluvia que nos azotará sin misericordia.  El arco iris que vemos encima de Azanza resalta delante de una gris cortina que se nos viene encima.  El pelotón se estira, tan apenas hablamos aunque David Salinas que camina a mi lado todavía hace alguna broma - ¡qué tío! -.




Se me hace muy largo llegar a la cima del Mortxe, hay menos nieve que en diciembre, pero hace más frío o tengo más frío no sé.  Sin sacar la cámara ni detenerme un segundo emprendemos la bajada a Egillor.  Nos hemos quedado muy atrás del grupo de cabeza y no es cuestión de perder tiempo y sólo pensar en cambiarnos de ropa y comer en un sitio resguardado nos da la fuerza necesaria para bajar por las nevadas laderas de la montaña.  Pese a los casi 40 kilómetros que llevamos noto las piernas fuertes y controlo bien los resbalones, importante en este terreno mixto de hierba, barro y nieve a partes iguales.

Egillor

Hay que quitarse las zapas para entrar en la Sociedad de Egillor, dentro nos podemos cambiar de ropa y comer unos riquísimos macarrones hiper-protéicos,  que junto con una cerveza me sientan de maravilla.  Casi no los he terminado cuando nos dicen que en 10 minutos continuamos la marcha ¡qué agobio!  todavía hay que ordenar algunas cosas y los segundos vuelan.  Nos despedimos de David Senosiáin, Beltzun y Edorta entre otros que están más que satisfechos con la jornada.  Otros, los menos, todavía queremos más y alguno soñamos todavía con llegar a Subiza.  - ¿Tú la quieres hacer completa? - me pregunta un corredor veterano, es el colega de los pantalones cortos, que es de Peralta y parece que acaba de salir de la fábrica para hacer un entreno de hora y media por el campo.  - Hombre, en principio sí, pero ya veremos cómo responden las patas - le contesto prudentemente.  - ¡Pues entonces eres de los míos, tú tranqui que poco a poco la terminaremos, hazme caso...! - afirma convencido.

Primeros metros de la tercera etapa.   El Mortxe se queda atrás.

Nos costó un poco encontrar el mejor sitio para saltar la regata
Reemprendemos la marcha, yo encantado con los pies secos después de cambiar de zapas.  Además ha dejado de llover -parece que se cumplen las previsiones- e incluso el sol asoma tímido entre los nubarrones.  Lo malo es que desde la bajada a Belascoáin noto un dolorcillo en el talón, también me ha molestado bajando del Mortxe pero confío en que se pase, además subiendo no lo noto y ahora viene cuesta arriba otra vez.

Tras saltar una regata que baja muy crecida, toca cruzar las vías del tren.  Nos despistamos del GR y desandamos unos metros hasta encontrar el paso adecuado.  Al poco de cruzar las vías oímos el pitido del tren, seguro que todavía había alguno cruzando y le han dado un susto al maquinista...

Pasamos por Atondo y emprendemos una fuerte subida monte arriba por un encinar.  Son casi 400 mts de desnivel pero consigo mantener un ritmo decente junto con David Salinas y José Antonio Beriain.  El grupo se estira pero arriba nos reagrupamos para enseguida emprender el descenso en dirección Este.  Me quedo atrás con otros cuatro corredores, entre ellos el colega de Peralta.  Bajamos algo menos rápido y enseguida perdemos de vista al resto.  Palomeras y una txabola de cazadores, dos jóvenes con escopetas nos preguntan si viene más gente, les decimos que somos los últimos ¡¡adiós, adiós!!    El camino ha desembocado en una pista totalmente desecha por el paso de tractores, hay barro por todas partes.  Los pies los llevo mojados de nuevo, me he resignado hace rato y ahora sólo me preocupa encontrar el sito donde menos me hunda.  Parecía imposible encontrar peor terreno, pero más abajo, en las inmediaciones de una vaquería nos metemos en un verdadero infierno de barro:   barro y estiércol a partes iguales, un lodazal machacado por las pisadas de los animales en el que cuesta no perder el equilibrio...

- ¡Eeeeh, por aquí! - David Salinas, nos grita desde una ladera a unos 30 metros encima nuestro.  Esperanzados, salimos de la pista pero la ladera no es mucho mejor, también está minada por las vacas, hay zarzas por doquier y la poca hierba que hay no tarda en dar paso a un nuevo lodazal.  Nuestra esperanza es llegar a una valla cerca de un tractor, lo conseguiremos andando como patos ante la mirada aburrida de los animales.

¡Por fin! respiramos al reencontrar tierra firme, bueno es un decir, porque la pista también está embarrada pero esto es el recibidor del Hilton comparado con lo que hemos dejado atrás.

Las marcas nos llevan al otro lado de un cercado en el que un caballo se mueve nervioso, entramos por un lado y salimos por el otro vigilando que el animal no se acerque, pero tiene más miedo que nosotros.  ¡¡adiós, adiós!!.

Volvemos a subir monte arriba por una vaguada, vamos cuatro corredores y no hay rastro de los demás. Algunas dudas pero vamos encontrando las marcas así que no nos preocupamos.  Eso sí, no dejamos el agua:  chapoteamos a cada paso y a menudo tenemos que saltar pequeños arroyos que bajan muy crecidos de todas partes.  Llegamos a un collado, descendemos y a unos 500 metros vemos a nuestros compañeros iniciando la subida por una ladera de pinos.  Nos extraña verles tan cerca.

Al llegar al fondo del valle entendemos porqué nos hemos acercado tanto al grupo:  Las aguas que bajan de varios barrancos se unen aquí formando un pequeño pero respetable río, imposible de saltar.  Alguien nos grita desde el otro lado del torrente:  Es uno de la partida que se ha quedado para señalarnos el único sitio posible por donde pasar.  Con cuidado ponemos los pies sobre una rama que resiste nuestro peso y sin pensarlo damos dos pasos sobre ella hasta alcanzar la orilla opuesta.  El compañero nos explica que hasta encontrar esa solución, dos del grupo han cruzado con el agua a la cintura y casi los ha arrastrado el agua.  ¡¡madre mía!!




Si eso nos parecía malo, encima nuestra una parte de la montaña se ha desprendido en una avalancha de tierra, es monte repoblado de pino silvestre y las cortas recientes han dejado las laderas sin sujeción, con eso y las lluvias de este mes, que con 240 litros suponen la mayor cifra desde que hay registros-, es fácil entender lo que ha pasado.  Trepamos penosa mente por la regata que baja a un lado de ese caos de barro, con la lengua fuera y agotados por la dura jornada pero con ganas de dejar atrás un terreno peligroso.



Conseguimos llegar por fin a la cima de Eltxumendi, desde aquí vemos el San Cristóbal y la ciudad de Pamplona.  La bajada a Oteiza la haremos corriendo por las aguas de un arroyo -literal- formado por el agua que rezuma de cada metro de tierra de la montaña, empapada totalmente.

¡¡Esto no sale en las revistas !! - les grito a mis compañeros - ¡¡esto es Trail !!    Alucino con el amigo de Peralta, que nos cuenta mil aventuras como el UTMB, el Soplao, la Hiru, Travesera...  es un fuera de serie.  - Oye, ¿pero también ibas así en el Montblanc? - le pregunto señalando su pantalón corto.   - ¡Por supuesto que si, en la mochila llevaba todo el material exigido por la organización pero yo siempre corro así! - me contesta sin pestañear, y le creo porque si hoy ha aguantado lo que nos ha caído puede con cualquier cosa, aquí, en los Alpes o en la Luna...

Al llegar a Oteiza me miro el azúcar: 87 ¡¡muy bien!! estaba mosca porque hacía rato que notaba la boca seca pero eso es porque no he bebido agua en todo el día ¡y mira que me he mojado!  Dos vasos de caldo y un sandwich me entran como la gloria.

Por ahí están Txus Unsión y  David Salinas que me pregunta cómo lo llevo.  - Yo lo dejo aquí - le contesto sin dudar. Estoy hasta las narices del barro y del agua, me rindo.   El de Peralta que estaba cerca, me ha escuchado y casi me grita: - ¡No jodas que no la vas a terminar! ¡Venga, que vamos a ir juntos ya verás...!- .  Que no, que no, - le repito aún más convencido-  llevamos sólo la mitad y estoy hecho polvo, de verdad que el barro ha podido conmigo, ahora estoy entero y no quiero imaginarme arrastras San Cristóbal arriba...

Me despedí de estos campeones en Oteiza desde donde la organización nos llevó a mi y a los otros dos corredores a Subiza.    ¡¡Muchas gracias Travel-Trail!!   Vivir una aventura como esta al lado de casa es un lujo muy raro en estos tiempos.

Unas pocas fotos más aquí.

Nota: Angel Muñoz consiguió completar la aventura.  David Salinas y José Antonio Beriáin lo dejaron en Ardanaz por problemas logístico-familiares, el amigo de Peralta no lo sé, pero me da que consiguió también llegar a Subiza lo mismo que Txus Unsión. En total fueron 7 los que lo consiguieron.  ¡¡Bravo por ellos y por todos los que hemos participado en esta Primera Aventura!!

domingo, 20 de enero de 2013

Un entreno largo por el Perdón


Hoy Domingo tenía la mañana libre para hacer un buen entreno y pensando en la aventura que me espera dentro de seis días he querido meter unos kilómetros extra a las piernas.  Para ello he contado con David Salinas que junto a otros 70 locos también quiere enfrentarse a esos 116 del GR220 que rodea la Cuenca de Pamplona.  Ninguno de los dos damos la apuesta por ganada, pero al menos pelearemos todas las etapas que podamos.  Piernas y cabeza nos harán mucha falta, y como para la segunda es importante la confianza, queríamos asegurarnos de que podemos darnos un poco de caña en el monte.


Un monte que tenemos a la puerta de casa, así que  ha sido  muy sencillo:  A las 8 en punto hemos salido de Zizur buscando las cuestas de Zariquiegui por el Camino de Santiago.  No hacía mucho frío - 4 grados- y las nubes cubrían el cielo, oscuras y grises como desde hace una semana, en la que ha llovido, nevado y vuelto a llover lo que no está escrito.  La tierra no puede tragar más agua y estos días los caminos son ríos por los que hemos nadado igual que lo hacen los salmones corriente arriba.

En Zariquiegui hemos dejado el Camino para tirarnos por la empinada cuesta que lleva a los últimos chalets, desde allí una pista entre fincas asciende hasta los molinos del Perdón, a donde hemos asomado en menos de una hora.  Lo siguiente ha sido una sucesión de subidas y bajadas por las pistas y senderos que cosen la Sierra del Perdón - Erreniega.  Sobrevolando Arlegui y Subiza nos han sorprendido varias borrascas que arriba eran de nieve.  Cuando perdíamos altura el blanco meteoro se convertía en lluvia, por suerte también había momentos en los que las nubes se abrían y podíamos secarnos un poco.




David no ha dejado de hablar ni en las cuestas más cañeras, bueno en dos de ellas sí lo ha hecho, imagínense lo duras que debían ser...  Mi amigo y vecino conoce la zona al dedillo pues tiene alergia al asfalto y no corre por otro sitio, así que no he hecho otra cosa que seguir su ritmo.

Sólo hemos hecho una parada de 4 minutos para comer un plátano y una barrita y justo entonces ha subido desde Subiza un elemento que se ha tirado cuesta arriba por la nieve como un cohete.  Ha trepado la montaña en dos patadas ¡qué tío!  El Sábado que viene en Subiza comprobaremos si es alguien de la partida.



Finalmente han sido 31 kilómetros justos saliendo y llegando a la puerta de casa, un lujo que incluye 1128 metros de desnivel positivo acumulado en tres subidas principales.  El piso estaba bastante bien pese a todo el agua caída y no hemos tenido barro salvo en contados sitios, pero como luego volvíamos a la "piscina" nuestras zapatillas han quedado casi limpias.  Tres horas y cuarenta y cinco minutos de disfrute.  ¡¡como cochinos jabalís!!

Bajando hacia Zizur por el Camino Río de Santiago


Todas las fotos de la jornada aquí.

La semana pasada me di también una vuelta muy guapa por los montes del Valle de Aranguren:  Desde Labiano a Ardanaz por el GR220 y regreso por la carretera.  Todas las fotos aquí. 

Y aquí tenéis unas pocas del 7 de enero que también estuve por esa zona, todavía no habían llegado las borrascas y el cielo azul sobre las nieblas en la Cuenca de Pamplona quedaba precioso.

Sierra de Tajonar desde el Poche de Andrikain -encima de Labiano-
a la derecha Pamplona y San Cristóbal o Monte Ezkaba

Mis glucemias hoy bastante bien:  Tenía 100 a las 6:30 antes de desayunar.  Durante el recorrido no me lo he mirado porque iba dando tragos al Isostar del Camel todo el tiempo y tenía buenas sensaciones  (la lengua fuera y el jadeo era por las cuestas).  En nuestra única parada he tomado una barrita y un plátano.  Al llegar a casa me he despistado un poco y entre la ducha y recoger trastos, cuando me he mirado tenía sólo 50, pero lo he solucionado con una pera, un plátano y una naranja.  Después ha llegado la comida y tras 6 uds de novorapid han caído unos señores guisantes con jamón y un pedazo de lasaña de carne que no se la saltaban tres gitanos ¡¡y de postre flan con nata!!



domingo, 6 de enero de 2013

Cross de Reyes de Larraga



Larraga, 5 de enero y 9 y media de la mañana.  Sol espléndido y ni un pelo de aire, estoy en pantalón corto y camiseta de tirantes y no tengo nada de frío.  ¡¡Todavía tendremos menos cuando vayamos a mitad de carrera!! - bromeamos mientras damos una vuelta al circuito para calentar motores:  Doce mosqueteros del equipo Atletismo Zizur - Celigüeta ocupamos la estrecha calleja que en fuerte rampa asciende al centro urbano desde la carretera.  Patxi Cobo y Jesús Abaigar comandan el pelotón sin dejar de hablar durante todo el recorrido.  El resto les seguimos pero hablando un poco menos porque las cuestas se suceden.  La carrera será una vuelta corta y tres largas, 7400 metros, casi clavados con mi Garmin y que se hacen muy duros por los casi 20 metros de desnivel que deberemos superar en cuatro ocasiones.

Aplauso para la organización que no cobró nada por los dorsales, eso sí, nos invitó a donar lo que quisiéramos al Banco de Alimentos y parece ser que se llenaron tres contenedores.  ¡¡Aplauso!!   Con todo fuimos obsequiados con una más que digna bolsa de corredor y un opíparo almuerzo tras la entrega de premios.  Noticia.

En cuanto a la carrera, la mía en particular fue regular:  de más a menos.  Y eso que me pillé de referencia a Félix García lo que siempre es una garantía de regularidad.  Pero ni por esas,  le pude mantener el ritmo durante la primera vuelta y después se marchó poquito a poco, lo mismo que David Salinas, quien venía con muchas reservas por la dureza del recorrido, pero desde el principio se marchó para adelante y consiguió entrar en meta muy cerca de Santi y de Martín.  Alejo venía con catarrazo y entró un poco más tarde, con él fue mucho rato David Senosiáin pero a falta de una vuelta el campeón de Ubani dejó al del resfriado y se tiró como un cohete hacia la meta pasándonos a Nacho Valencia y a mí como si fuéramos andando.   Nacho se pudo marchar con Félix tranquilamente pero decidió tomarse la jornada como un paseo con amigos y estuvo pendiente de mí todo el tiempo, animándome y regulando cada vuelta.  ¡¡Gracias Nacho!! ¡¡Qué grande eres!!   Cuando sea mayor -más todavía-  yo también sabré disfrutar aunque lleve un dorsal en la camiseta, pero mientras tanto ahí estoy:  mirando de reojo a los rivales y apretando los dientes como si me fuera la vida en ello.

Aplauso también para Patxi Cobo y Jesús Abaigar.  Los dos consiguieron entrar entre los 10 primeros de la general -detrás por supuesto de los marroquíes-, y Jesús se hizo con el trofeo de segundo veterano.  ¡¡¡Bien por nuestros campeones!!!   Comentar que junto a mis quejas por la dureza del circuito, Jesús mantenía que las cuestas no eran tan duras, vamos que habíamos corrido en llano.  Tendré que mejorar para no ver cuestas donde no las hay...

No obstante y con todo lo que sufrí en las cuatro vueltas de la carrera sólo hice medio minuto más que el año pasado.  ¡¡Tampoco fue tan mal !!

Afotos aquí.

Glucemias:  120 en el desayuno a las 8 de la mañana.  140 en Larraga a eso de las 10:30  y 210 al finalizar la carrera.  Sufriendo sube el azúcar aunque sudes la camiseta...   Claro que sólo fueron 7400 metros.

Comentar que Lau sufrió un mareo antes de la salida y que tras recuperarse salió muy flojo sin poder correr como hubiera podido hacerlo normalmente.  Para descartar hipoglucemia le hice una prueba después de la carrera y tenía 110.  ¿Tensión baja entonces?   Fuere lo que fuere nuestro amigo se recuperó y consiguió sumar otra carrera ¡¡y que caigan mucha más!!  yo creo que serían los abusos navideños...