Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

domingo, 6 de agosto de 2017

Xibero Trail. Corriendo en el país de la lluvia.

En el pais de la niebla, de los bosques y pastos siempre verdes, de los altos puertos que asoman al sol, a los cielos azules y a la luz deslumbrante del Sur, tan cerca y tan lejos. De las regatas cantarinas que se unen y abren profundos tajos en la montaña: gargantas como la de Holçarté donde los hombres han construido una pasarela que parece sacada de una película de aventuras.

¿Xibero Trail? ¿Qué es eso? ¿Una carrera de montaña?, Jean Michel nos habló de esta prueba hace un año, nos dijo que era en Larrau, el pequeño pueblo que da nombre al puerto de montaña próximo al Orhi y que comunica el valle navarro de Salazar con Haute Soule -Zuberoa-, territorio del País Vasco francés.  Este año, su tercera edición ha dispuesto dos distancias: 42 y 13 kilómetros. La carrera larga además de llevarte por la famosa pasarela, te sube después a la frontera asomando al Valle de Roncal, sube el  Otxogorrigaña (1913 mts) y recorre toda la línea de muga hasta el Orhi, el primer dosmil de los Pirineos, desde donde baja para volver a los 650 metros de Larrau. Un itinerario super variado por escenarios espectaculares.

Con esa atractiva carta de presentacion cuatro Trizurkos nos hemos animado a sudar la camiseta: Iñigo, Joseba, Txitxo y servidor, que muy bien acompañados por Celia -nuestra conductora preferida-,  salíamos el Viernes por la tarde de Pamplona hacia Ochagavía.

Subiendo al Puerto de Larrau, vistas hacia las cimas de Belagua y Huesca
El Orhi y la niebla que quiere pasar la muga

Una carretera espectacular: la Selva de Irati a la izquierda y los bosques de Roncal-Salazar a la derecha


Mucho calor en Pamplona y más fresco en Ochagavía, la capital del Valle de Salazar, desde donde proseguimos viaje subiendo a los 1458 metros del puerto de Larrau.  Allí arriba, encima del bosque de Irati y debajo del Orhi, viendo asomar las nieblas del otro lado de las montañas nos despedimos del sol y bajamos a Larrau por un estrecho y retorcido carretil ideal para ciclistas pero terrible si vas en coche y te mareas.

Llegamos a tiempo para recoger los dorsales en el trinquete, donde la organización había dispuesto toda su logística y junto al arco de salida-llegada de la carrera.  El pueblo de Larrau es muy pequeñito, llama la atencion su iglesia rodeada por cementerio y situada en medio del casco urbano, formado por unas pocas casas en cuesta. Tras mucho insistir y gracias al francés justo de Txitxo o el euskera batúa de Joseba, Iñigo y Celia nos indicaron una finca donde podríamos montar nuestro campamento para pasar la noche: un prado debajo del pueblo donde ya había varias furgonetas aparcadas. Montamos una pequeña tienda y con la furgoneta preparada de Iñigo ya teníamos lo necesario para dormir aquella noche. Unos bocatas, un poco de fruta y a dormir, o intentarlo, porque yo al menos apenas conseguí conciliar un "duermevela" en una noche donde el mercurio no bajó de 20 grados.

El amanecer llegó con la misma temperatura, humedad alta y un cielo totalmente cubierto, no sabíamos si por nubes o nieblas. En cualquier caso no llovía ¡mejor! así que desayunamos, nos vestimos de romanos y lo recogimos todo con tiempo de sobra para situarnos en la salida quince minutos antes de las siete, hora prevista por la organización. Celia aprovecharía para dormir una hora más y enseguida saldría hacia el puerto de Larrau con el objetivo de subir al Orhi y animarnos en ese punto de la carrera.


Iñigo, Txitxo, yo mismo y Joseba
Somos algo más de 350 corredores y coincidimos con Asier Huarte del Run19 además de cuatro mozos del Irati-Zaraitzu de Ochagavía. Poco antes de las 7 uno de los organizadores improvisó un briefing para explicar los detalles de la carrera que se prolongó hasta las 7:10, casi quince minutos en francés que nosotros soportamos educadamente al cabo de los cuales un escopetazo dio la señal para echar a correr. Eso sí que lo entendimos perfectamente. ¡¡Vamooooossssss!!


Primeros kilómetros muy rápidos pues bajamos de los 630 mts de Larrau hasta los 400 mts de Logibar, cruce de caminos y principio de la ruta turística a Holçarté. Pistas y caminos entre fincas de hierba donde vacas y caballos nos miran pasar, pequeños bosques donde saltamos regatas de agua y chapoteamos en el barro ¡¡barro!! ¡¡ni me acordaba!!  Corremos y corremos.

Hemos salido de los primeros y me extraña que no me pase mucha gente, eso sí mis colegas han salido para adelante disparados perdiéndose de vista en el primer kilómetro, lo mismo que el Run19 y los cuatro del Irati-Zaraitzu, pero uno de ellos: Javier, va más tranqui y lo alcanzo en el camino que nos lleva a la pasarela. Me explica que la construyeron para poder explotar la madera de los bosques al otro lado de las gargantas y que es espectacular, lo mismo que la pendiente herbosa del Otxogorrigaña, que con sus 45º de inclinación es la parte más dura de la carrera. Sus compañeros están super fuertes y dos de ellos conseguirán el 9º y 10º puesto en la clasificación ¡¡Bravo Mikel y Ander!!  Asier del Run19 conseguirá ser 15º y ya que estamos felicitaremos a Txitxo e Iñigo por su 25º y 30º puesto, una hora antes que yo ¡No está mal!  Joseba entrará 10 minutos delante mía en un 80º y yo conseguiré entrar 24 puestos detrás en 6:39. Seré el 6º Veterano B ¡¡Qué fuertes están los jubilados franceses!!

Pero hasta la meta disfrutaremos por supuesto de esos escenarios fabulosos que nos han contado: la pasarela de Indiana Jones, que se mueve extrañamente a nuestro paso y casi nos marea, los bosques de hayas, robles y toda clase de árboles que cubren las laderas. La niebla que nos moja y nos remoja, una verdadera lluvia bajo los árboles. La inolvidable sensación cuando llegas al collado de Belay, dejas la niebla detrás y te deslumbra el sol en un cielo azul y despejado.  Los oscuros bosques de Roncal y Salazar allí debajo, las cimas de Larra recortadas al Este y el Orhi al Oeste, muy lejos y casi oculto por la cortina de niebla que se asoma en la línea fronteriza. ESPECTACULAR.

Me sentí muy bien en la carrera: el cuestón de Otxogorrigaña lo subí sin detenerme, parándome arriba para grabar un poco con el móvil. En los avituallamientos me puse morado desde el principio: devorando jamón serrano, salchichón, ¡chorizo frito en barbacoa!, queso, ciruelas pasas deliciosas y cocacola, así como agua con zumo de limón que llevaba en mis dos bidones y mucha más agua que bebí además de la cocacola. El azúcar no me lo miré: había amanecido con 126 a las 5:42 y en meta a las 13:54 salieron 166. Estuve atento a mis sensaciones y como he dicho en todos los avituallamientos comí y bebí bien. Antes del famoso Otxogorrigaña y su cuesta de hierba bebí dos vasos de cocacola que me vinieron de cine.

Desde los 1900 de esta primera cima teníamos una bajada tendida hacia el Orhi, interrumpida por largos llaneos y algunos toboganes. Casi todo el tiempo dentro de la niebla donde costaba un poco ver las banderitas rojas que señalaban el itinerario, sobre todo si como fue mi caso no tenías algún corredor delante.  Cuando salías de la niebla la temperatura subía de tal modo que agradecías meterte de nuevo tras esa cortina húmeda y fresca de la cual ya no salimos hasta la cima del Orhi. Allí arriba super Celia me sacó un par de fotos y me contó lo bien que iban Txitxo e Iñigo, que a Joseba lo tenía muy cerca porque andaba regular con las tripas... ¡¡Adiós, adios!!


Txitxo "volando" sobre las nubes llega a la cima del Orhi, poco detrás iba Iñigo

Joseba y yo llegando también a la cima del Orhi

Los 10 kmts de la cima del Orhi a meta no fueron ningún regalo, por lo menos los primeros que discurrían por terreno algo técnico más por lo resbaladizo de la roca que por la dificultad. Muchos corredores dieron con sus huesos en el suelo, yo preferí perder minutos y asegurar el culo de modo que llegué con los pantalones limpios jejeje.  Más abajo pude correr con ganas por los estrechos senderos que faldeando la montaña nos llevaron al último avituallamiento en la carretera. Desde allí solo nos quedaba correr por buenos caminos y pistas sin otra preocupación que vigilar el piso para no torcerte el tobillo. Muchas piedras en la pista final donde ya los cuadriceps empiezan a notar el esfuerzo pero pude mantener un buen ritmo gracias a que mis pies pisaban perfectamente y sin problema gracias a mis nuevas plantillas ¡¡Gracias Niko!! En fin, que con todo eso conseguí llegar a meta en el puesto 104 de 314 que terminamos la prueba, no está mal, no señor. ¡¡Más feliz que una perdiz!!

Mi peli de la jornada:

Peli oficial (guapísima)


La carrera en mi Garmin