Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

domingo, 22 de junio de 2014

Vuelta al Valle de Ollo

Justo una semana después de nuestro largo paseo hasta el Pirineo desde Subiza y a última hora me he decidido a participar en esta Marcha de Montaña acompañando a Alejo, Santi y David Senosiáin.

 Semana sabática, sin correr: salvo el Martes, que pillé la bici y junto con Jorge Urquizu nos metimos unos kmts cañeros por el Perdón que terminaron en Subiza, en una chistorrada a la que nos invitó Angel para celebrar el éxito de la aventura. Fue una gozada compartir cervezas, chistorra y risas con todos los que formamos parte de una u otra forma en la excursión. Lo malo de estas cosas es que todavía no se nos ha ido la sonrisa de la cara y ya estamos pensando en locuras más gordas...

Tras una noche tormentosa, y calurosa, amanece otro día de calor -y con humedad-, nos presentamos en Ollo con tiempo para apuntarnos y recoger las tarjetas de control y echamos un café en el Albergue Gure Sustraiak, en cuyas puertas se sitúa la salida y llegada de la actividad.  Quince eurapios que nos darán derecho a una bonita camiseta de recuerdo, opíparos avituallamientos y un buen almuerzo a la llegada ¿qué más podemos pedir? ¿Un paisaje chulo con senderos de cuento y verdes montañas?  Pues ahí tenemos el Valle de Ollo.

Santi caminando en dirección a la base del Txurregi
Mientras llegan las 8 de la mañana, van llegando más corredores, entre ellos amigos como Patxi Cobo, Fernando Zaratiegui, José Antonio Beriáin, colegas de aventuras como Jerónimo y algún Txurregi como por ejemplo Aritz Sardina. La mayoría correrán ligeros de equipaje pero yo estoy viciado a llevar mis dos kilos de material en la mochila: chubasquero, camel, barritas y geles, pluma de insulina, medidor, cámara fotos... En fin, lo de casi siempre...

La marcha tiene dos recorridos: el largo de 28 kmts y el corto de 19 kmts, los dos son un buen paseo, nosotros nos apuntamos al largo ¡¡hombreeeee...!! y es curioso: me parece que voy de paseo después la última excursión de 115 kmts. Estamos locos o qué!!!

La puñeta es que el paseo tendrá cierta incomodidad: ayer sufrí un accidente doméstico cuando el estante de un armario cayó encima del dedo meñique de mi pie izquierdo. Hoy lo tengo morado y dentro de la zapatilla me dolerá desde el primer kilómetro. En el segundo avituallamiento estaré en un tris de abandonar pero un minuto después me decidiré a continuar. Tendré suerte porque subiendo casi no lo notaré y bajando iré mucho mejor de lo que pensaba.  Eso sí: el baño de pies en el aska de Ollo me sentó mejor que la cerveza que me dieron en la cima del Txurregi. ¡¡Muchas gracias campeones!!

David, Alejo, Santi, Fernando y servidor de ustedes

Primer kilómetro, el sol todavía no calentaba... Casi.
Largos tramos de sendero con buen piso y a la sombra del bosque

Avituallamientos de lujo. ¡¡Gracias campeones!!

Qué verde es el Valle de Ollo
Hacia Gaztelu ¡¡empiezan las super-cuestas!!

Subiendo al Gaztelu, menos mal que soplaba aire

Cima del Gaztelu

En la subida al Txurregi también nos refrescó el aire ¡¡menos mal!!

Con Santi en la cima del Txurregi
Un Adi Ike de los grandes: José Antonio Beriáin  ¡¡Aúpa campeón!!

Valle de Ollo desde la cima

Recorrido en el Garmin

martes, 17 de junio de 2014

De Subiza a la Mesa de los Tres Reyes

Sueños y Deseos



¿Alguna vez has soñado que conseguías algo muy valioso? ¿Una meta lejana y difícil de alcanzar?

 Angel Muñoz -Baka Ioko para los amigos-, vive en Subiza, una pequeña localidad a 625 mts situada en las faldas de la Sierra del Perdón-Erreniega, muy cerca de Pamplona. Desde su pueblo, en los días despejados, se distinguen perfectamente varias cimas de los Pirineos, Ortzanzurieta, Ori, Bisaurin...

Nuestro amigo Angel es un romántico y no se cansa de mirar ese horizonte, nos imaginamos cómo recuerda sus veranos como monitor en los campamentos de Belabartze (Isaba), y tantas ascensiones a las montañas de la región, desde Otxogorrigaña a la Mesa pasando por Lakartxela, Lakora, Arlas, Anie... Ezkaurre.  Allí, en la muga con Aragón, el Pirineo Navarro se levanta magnífico, abrupto y salvaje. ¡¡Ay qué lejos se ve algunos días!!  La maravillosa rutina de trabajo, familia, casa y mil líos que se aprietan en la agenda diaria hacen que todavía parezcan más lejanas esas montañas.  Y no puede quejarse, se considera afortunado de tener la Sierra del Perdón encima de casa cuando no otros montes a 20 minutos de coche y no pierde ocasión de escapar allí con la familia o los amigos.

Corriendo por mil senderos, arriba y abajo de uno y otro monte, Angel empezó a fraguar una idea loca, es decir, cogió un sueño y lo quiso hacer realidad:  Organizar una carrera de ultra distancia desde Subiza a la Mesa de los Tres Reyes. ¿Distancia? Unos 135 kmts, ¿Desnivel? Unos 6000 mts positivos.

Su locura, perdón, su proyecto lo expuso ante sus amigos del Club Adi-Ike y también ante el grupo que participamos en la Pamplona-Bilbao el pasado septiembre.  Nos detalló el itinerario, la sencillez de la logística que resolvería con gente de Subiza y de Isaba así como con algunos euros de los que quisiéramos formar parte de la aventura y nos puso la fecha: El Sábado 14 de junio a las 6 de la mañana.  En este mundo de locos su locura fue acogida con entusiasmo. ¡¡Vamosssss !!

Primer kilómetro de la aventura
en el horizonte se distinguen los Pirineos.

Angel, Uxue y Juanan
Qué calor hizo esa semana, menos mal que las previsiones apuntaban la entrada de viento norte a partir del Viernes y por suerte no se equivocaron. Tendríamos un día fresco e ideal, salvo la posibilidad de tormentas en el Pirineo, no fuertes en cualquier caso.  Bastante bien, pues no es igual correr con 20 que con 30 grados de temperatura.

A las 4:15 arriba, tengo 185 de azúcar así que me pongo 3 uds de novorapid y desayuno abundante aunque no tengo mucha hambre.  A las 5:15 he quedado con Joseba y Jorge Urquizu en el polideportivo de Zizur. Jorge nos llevará hasta Subiza para despedirse de todos allí pero tiene intención de acercarse esta noche a Linza para acompañarnos en la a scensión a la Mesa.

Los Ultra Maritxalados.

En el frontón de Subiza se respira  el típico ambiente pre-carrera: excitación, ilusión, miedo, dudas... Todo se junta en las miradas del nutrido grupo de expedicionarios, de los que cuatro soñamos con llegar a la meta: Angel, Joseba, Mauri y servidor. Soñamos he dicho.

Pero iremos bien acompañados, sólo una chica pero es una campeona: Uxue Fraile quiere hacer un "entreno largo" a pocos días de una cita importante en los Alpes, David Ferrández -de Marmottrail- ya casi recuperado de su esguince de tobillo en Irati y pensando en Peñalara, varios chavales de Adi-Ike como Jorge Liras presionado por sus colegas para hacerla entera ( no cederá). Juanan, Eduardo y más gente del Adi que no conozco.  Un buen grupo que echamos a correr cuando las campanas de la iglesia dan las 6.

- ¡Venga señores que vamos a menos de 5 min/km! - bromeo en el primer kilómetro por la carretera que cuesta abajo nos conduce a Tiebas.  Allí hemos quedado con Mauri que viene desde Biurrun. El minuto que tarda en llegar lo aprovechará Uxué para "ir al baño", la pobre no tendrá un buen día con el estómago pero a pesar de eso llegará hasta Bigüezal sin casi sudar la camiseta.

Toca subir un poco para coger el Camino de Santiago, el que viene desde Somport por todo el Valle de Elorz. Yo sólo conocía un corto tramo entre Salinas y Monreal y me sorprende la belleza de su recorrido por las faldas de la Sierra de Alaitz, por buenos senderos que nos llevan entre bojes, encinas, quejigos... El apretado bosque mediterráneo que cubre la zona. El sendero muy bien trazado pero con contínuos toboganes nos lleva sin error en direccion Este, a nuestra espalda queda la Cuenca de Pamplona, un mar de cereal se extiende más amarillo que verde en todas las direcciones. ¡¡Adios, adios!!





El bueno de Urquizu nos anima cuando llegamos a Ezperun, ¡¡cómo le gustaría correr hoy aquí con nosotros!! pero mientras no se recupere de sus lesiones tendrá que conformarse con subir a la Mesa desde Linza ¡¡que tampoco es tontería!!

En el kilómetro 13 alguien bromea diciendo que hemos completado el 10% de nuestro viaje, nos reímos de la ocurrencia y nos reímos más cuando un rebaño de ovejas nos bloquea el paso, ¿pero había carrera de ovejas hoy?  Enseguida retomamos la marcha por el camino, algún tramo vamos entre los árboles por la ribera del Elorz y otros por entre fincas de cereal, pero el sol no molesta en absoluto dado lo temprano de la hora y el aire norte, que aún cuando nos da de espalda, refresca agradablemente. ¡¡Qué gozada estos primeros kilómetros!!




Alucinamos con el avituallamiento que nos tienen preparado en Monreal (km 18,5). Nuestros ángeles de la guarda lo han dispuesto todo como en cualquier carrera oficial: agua fría, coca-colas, frutos secos, fruta, chucherías...  ¡¡De todo!! Por tener, tenemos hasta sillas para sentarnos ¡¡y el periódico del día!!  -¡¡Es que somos profesionales!!- dice Angel, y tiene razón.

Seguiremos ganando altura por el Camino de Santiago hacia los altos de Loiti.  Hasta Izco hay algunos tramos de pista cementada pero después será de tierra. El paisaje es nuevo para mí: Vamos por un valle paralelo al principal, sin carreteras ni autovías, sólo prados con vacas y caballos, y montañas pobladas de bosques, bosques de un verde nuevo y precioso. Frente a nosotros se levanta, todavía lejos, la silueta de la Sierra de Leire con el Arangoiti que parece un volcán, difuminado al contraluz de la mañana y alto, muy alto. Qué bien vamos!!!




Dejamos el camino jacobeo tirando ladera abajo por derecho, el sendero no sabemos si es eso o paso de jabalíes, pero en cuatro saltos nos vemos abajo y corriendo por la carretera los dos kilómetros que nos llevan a Lumbier.

Lumbier (km 39) son las 10:53 y tengo 58 de azúcar, así que bebo dos coca-colas seguidas, como dos sandwichs, algún trozo de sandía, naranja, tomate con sal y frutos secos… ¡¡me pongo las botas!!  La familia del avituallamiento ha crecido: Además de Iñaki y Andeka, se unen Dani, Patxi, Angel Monreal y Blanca –Txuri- con su perra Senda, una galga que tiene pinta de correr a menos de 1 min/kmt…
Por otro lado se queda la mita de la cuadrilla y a partir de ahora somos siete los que continuamos: Uxue, David, Joseba, Jorge Liras, Mauri, Angel y yo.  Afrontamos la subida a la Sierra de Leire y a su cúspide, el Arangoiti. Sudamos monte arriba porque tenemos el sol en lo más alto y el aire casi no nos pega.  Nos pegará y bien cuando vayamos por el lomo de la sierra ¡¡madre mía que cierzo!!  Cuando nos sentamos arriba el viento silva de tal modo que asusta, no sé cómo no arranca de cuajo las antenas.  Disfrutamos unos minutos del panorama de cimas que se extiende en todas las direcciones: Oroel, San Juan de la Peña, Santo Domingo, los Pirineos… ¿Y aquélla montaña pequeñita allí lejos?  Es la Higa de Monreal ¡¡qué lejos la hemos dejado!! 



Por arriba de la sierra vamos hacia la Cañada Real de los Roncaleses, la ruta de la transhumancia navarra: del Pirineo a las Bardenas y vuelta según la estación, cada año desde ni se sabe. Un camino ancestral que nos llevará a Bigüezal. Pero antes debemos llegar a la cañada y eso nos llevará unos kilómetros, algún rato vamos cómodamente por verdes prados entre hayas y acebos, podríamos estar en un jardín inglés. Pero sin transición nos las vemos con empinadas laderas de bloques en las que es duro progresar.  Joseba se está quedando un poco atrás: desde Lumbier tiene molestias en un gemelo, ha querido seguir pensando que se  pasaría pero cada vez le duele más.  Le daré un paracetamol que le alivia un poco pero eso no es la solución.



Al llegar a la Cañada el terreno es más fácil, por pista de hierba primero, tierra después y senderos más abajo perdemos altura en busca del valle y del siguiente avituallamiento, tenemos sed, hambre… y todos pensamos en el almuerzo que nos espera.

Carretera de Bigüezal (km 64), son las 16:18 y tengo 166 de azúcar, pero es después de comer una ensalada de arroz con lentejas y jamón de pavo, amén de dos coca-colas y no sé cuántos trozos de tomate con sal.   En la mochila llevo un camel que empezó con Isostar pero que ahora sólo relleno de agua pues las bebidas dulces y calientes no entran bien tras tantas horas de excursión. Para prevenir los calambres mis compas me van ofreciendo pastillas de sal y creo que a partir de ahora no faltarán en mis bolsillos.



Aquí se quedan Uxue, David, Joseba y Jorge. Quedamos tres mosqueteros: Mauri, Angel y servidor que tras despedirnos emprendemos otra subida, que siempre siguiendo la cañada, supera la Sierra de Illón y nos lleva al Puerto de las Coronas.



Caminamos en la subida, trotamos en las bajadas y caminamos también en los llaneos por los verdes pastizales que se extienden en estos montes. El Pirineo está más cerca y distinguimos bien algunas cimas aunque las nubes están engordando en esa parte y las van tapando.  El paisaje es una postal y aunque los kilómetros van pesando disfrutamos de la magia de nuestro particular, largo  y gratuito “viaje”.
A Mauri sólo lo conocía de vista pero compruebo que es un excelente compañero de aventura, siempre alegre y dispuesto a ayudar ¡¡un campeón!! Lo que no sé cómo cantará en ese grupo de Leonor y los Maritxalaos donde actúa como vocalista, pero ahora tengo un disco y pronto lo sabré.  La estamos gozando los tres. Bueno, Angel disfrutaría más si no le dolieran los abductores, entre el radiosalil y el réflex va encontrando algún alivio pero la molestia va a más, apenas se queja pero aprovecha cada parada para estirar lo mejor que sabe y puede.

En el Puerto de las Coronas están nuestros ángeles de la guarda con coca-cola y agua fresca. ¡¡Y hay tropa de refresco!! Se nos unen Txapelas, Bossio y Fernando, todos del Adi ¿pero cuánta gente tiene este club?   Los seis bajamos por un barranco donde el sendero está cortado por docenas de troncos, ramas y desprendimientos del  pasado invierno.  – A ver cuándo montáis un auzolán en el valle para limpiar esto-, les decimos a nuestros colegas roncaleses, que por cierto se admiran de lo bien que vamos.  Claro es que estamos bajando…


Vamos por un valle secundario que va a dar al principal ¿cuál? ¡¡El Valle de Roncal!!  Ahí abajo podemos ver Burgui, con su viejo puente sobre el río Esca y la rampa por donde bajaban –y bajan- las almadías.
Hay un merendero en la arboleda del otro lado del río. Allí vemos las furgos y más gente que nos espera. Están las chicas de Angel –las tres-, que han venido para animarle y darle mil besos. Bueno, la chica grande no sé si le anima o le dice que ya le vale, je,je...

Son las 18:32, mi cacharro señala 248 de azúcar ¡qué alto! Como quiero comer y beber me pongo 4 uds de insulina y ataco los sándwiches y las coca-colas a base de bien.




 La siguiente etapa son 25 kmts que nos llevan hasta Isaba pasando por Roncal y Urzainqui.   En la reunión de hace unos días Angel nos la pintó bastante dura y difícil, se trata del Camino Real, un sendero local (pintura blanca y azul) que está muy descuidado,  cerrado por la vegetación, cortado por desprendimientos y árboles caídos y en definitiva “muy pestoso” según dijo alguien. Además su perfil es una sucesión de toboganes con una “tachuela” final antes de llegar a Isaba donde te comes casi 400 mts de desnivel positivos. -¡¡Vaya Camino Real de los cojones!!-. Dijimos todos.

Volvemos a contar con una chica ¡no, con dos! pues Txuri y Senda nos acompañarán hasta Isaba. ¡¡Bravo campeonas!! 

Angel y Bossio tienen muy mal recuerdo de esta etapa porque vinieron a reconocerla el pasado febrero, cuando el río inundaba algunos tramos del sendero. Además lo hicieron de madrugada y con poca luz y tuvieron bastantes despistes. Por eso esta tarde se animan al verlo todo más claro y eso que las marcas de pintura blanca y azul apenas se ven. 

En una fuerte subida sufro un pajarón y me quedo atrás.  No hago ni mirarme el azúcar, pero seguro que lo tengo por los suelos así que trago tres geles sin respirar, afortunadamente los tengo a mano y no hago ni parar.  Mis compañeros se dan cuenta y bajan el ritmo, pero en pocos minutos me recupero.  Txuri se había mosqueado porque iba delante de mí y habíamos estado hablando de la diabetes, enfermedad que conoce por un familiar.

Avanzamos por la cerrada selva que crece a orillas del Esca pero en ocasiones el camino cruza extensos prados, algunos con la hierba tan alta que nos parece que vamos por Kenia… En otros está más corta y es que las vacas se ponen moradas, algunas tienen los terneros cerca y se mosquean un poco a nuestro paso.  Senda va bien atada y no las molesta.  Tenemos la sensación de llevar días corriendo por este sendero y las carreras por el Valle de Elorz o por la Cañada Real parece que fueron hace años. ¿Cuándo llegamos?



En un recodo aparece Eduardo Marco, el de Uztárroz tenía líos y nos había dejado en Lumbier pero ahora se ha podido escapar y nos ha salido al encuentro con agua fresca, pastas y gominolas ¡¡Gracias campeón!!
En Roncal nos esperan los chicos del avituallamiento y también está Ramón Anaut que nos recibe alborozado sin ocultar la sana envidia que le damos,  el de Isaba no pude correr por ahora, pero se unirá al grupo en la parte final de la aventura: casi nada hacer la Mesa desde Isaba…
Va a oscurecer así que nos ponemos los frontales ¡¡y seguimos el Camino Real!!, en Urzainqui vemos las furgos  del equipo aparcadas ¿y la gente? ¡están en el bar! ¡Salud campeones! 

Nosotros perdonamos las cervezas y proseguimos, ahora viene la “tachuela”, así que empezamos a subir montaña arriba, por suerte es noche cerrada y la luna no ha aparecido así que no vemos cuánto hay que subir, mejor. 
El sendero discurre un poco más limpio pero hay bastantes trampas: -¡Piedra!- advertimos a los que van detrás, - ¡rama!, ¡agujero! ¡tronco y piedra! – a veces es un completo y a pesar de la paliza mantenemos el buen humor.  No obstante más arriba y algún rato después sólo advertiremos las trampas gordas… 
Bossio y Angel se detienen, parecen dudar sobre el camino a seguir y finalmente señalan un barranco despejado y fácil de bajar que se pierde montaña abajo en la oscuridad.  Enseguida que perdemos altura por él observamos que no hay rastro de marcas, pero nadie quiere subir de nuevo así que continuamos el descenso, más que barranco parece que vayamos ahora por una pista de saca de madera, así que pensamos que a alguna parte iremos a parar. 

¡¡Al río Esca vamos a parar!! Claro, los troncos los sacarían al agua directamente. ¿Y nosotros? Pues también, comprobamos que no hay camino alguno que nos saque de ahí por lo que sin pensarlo un minuto entramos en el agua, que sólo nos cubre a la rodilla. Los pieses no importa pero para bañarnos mejor otro día…  La que no quiere saber nada del agua es Senda, así que Mauri la llevará en brazos hasta la otra orilla.



La otra orilla sube a la carretera, Angel tendrá que pelear con algunas ramas pero finalmente nos abre una puerta en los arbustos y enseguida todo el grupo estamos corriendo por la carretera.  Corriendo a unos 6 min/km claro, no vayan a pensar. 

No pasa nada por hacer algún kilómetro por carretera, ¿alguno? ¿cuántos? No hay ningún cartel y suponemos que no habrá más de 2 hasta Isaba pero se hace muy largo y pesado correr en la oscuridad. 
Un vehículo que sube hacia Isaba  reduce la velocidad poniéndose a la par nuestra , oímos unas risas ¡son Jorge y Pasqui que han venido con intención de subir la Mesa con nosotros!  - ¿Pero qué Ultra de los cojones es esta por la carretera? – Se chotea Jorge.
Angel y Bossio están un poco disgustados con el despiste pero a todo el grupo nos ha hecho gracia cruzar el río y a nuestros cansados pieses más todavía. Concluímos que ha sido estupendo y  que el Camino Real era un coñazo, además ya se ven las luces de Isaba ¡¡Ya llegamos!!

Isaba (km 100), hora 12:30 aproximadamente.  Al llegar al frontón somos recibidos por una nutrido comité de bienvenida: familias, niños y amigos se han congregado aquí, en la Salida y Meta de la Camille Xtreme para darnos el mejor recibimiento posible. ¡¡Gracias Isaba!!

Tenemos preparada una mesa repleta de platos y cazuelas: hay migas, macarrones, ensalada, cerveza, vino, caldo y café caliente... De todo.




Yo me encuentro de maravilla y como abundante de todo, al terminar me miro el azúcar y tengo 116 ¡¡muy bien!! Jorge alucina de lo bien que estoy, Mauri también está en forma pero está un poco desanimado por el tiempo: la previsión indica que en la Mesa estará cubierto y soplarán rachas de unos 50 kmts / hora, tampoco es una noche de verano estupenda para hacer el indio...   Angel está más bajo, los abductores no se han arreglado ni mucho menos y le pesan los kilómetros.  Como he dicho, yo estoy como "borracho" por lo bien que he llegado a Isaba: - ¡Venga Angel! - le animo, - ¡¡Después del coñazo que ha sido el Camino Real ahora nos queda lo mejor: los prados verdes de Heidi hasta la nieve de la Mesa!!-.

Además vamos a ser un buen puñado de montañeros los que tiraremos para arriba desde Isaba. Han sacado al bueno del oso Camille y nos hacemos una foto de grupo con él. ¡¡El ambiente es sensacional!!  Vamossss!!!

Arriba y desde la izquierda: Txapela, Fernando, Mauri, Ramón, Iñaki y Paski
Abajo: Yo, Angel, Bossio, Zuri y Mikel con Wembley. Falta Juanan.


Estamos decididos, vamos hacia la siguiente etapa. Nos hemos cambiado las zapatillas y puesto ropa más abrigada, yo unas mallas piratas y una técnica de manga larga sobre otra de manga corta, con eso y el chubasquero que llevo en la mochila enfrentaré el resto de la aventura ¡¡Vamosssss!!

El equipo de apoyo sale con las furgos hacia Linza donde nos esperarán.  Nosotros seguimos el itinerario de la Camille: hacia Belabartze por pista y senderos, desde allí subiremos la Sierra de Garbisa (500 mts aprox de desnivel) y pasaremos a Huesca para bajar a la Fuente de los Clérigos, a dos kmts escasos de Linza. Ha refrescado y a ratos caen gotas gordas del cielo, no llega a ser lluvia seria y se para, volviendo a caer al poco rato.  Como estamos subiendo no tengo frío y pasaré sin el chubasquero.

Al principio íbamos agrupados y charlando alegres, pero subiendo el pelotón se estira y nadie habla.  Yo menos, me noto cansado (normal), pero un poco más que el resto de la tropa y me voy quedando atrás.  Ramón me espera y vamos hablando de esto y de lo otro... -¿Ya hemos llegado arriba? - le pregunto, mi compañero contesta que falta muy poco, pero que luego vendrá otra subida corta seguida de otra más corta aún y que luego vendrá la bajada.  A ver...

Casi las 3:30 del Domingo cuando llegamos a Linza, llueve débilmente y sopla aire. Podemos ver el cielo con muchas nubes y algunos claros, pero se adivina cubierto en las cimas.  Una noche desapacible.

Mauri y yo decidimos dejarlo aquí. El primero lo tiene clarísimo, yo... también: No me veo pelao de frío allí arriba, con mi escasa ropa y sobre todo mis pocas fuerzas. Ha sido una hazaña llegar aquí en las buenas condiciones que lo he hecho, pero continuar será muy duro, conozco la excursión y no la regalan, además hay que pensar en la bajada, pues aunque la meta es la Mesa allí no hay un coche para subir y que te lleve a casa. Me quedo.

Angel en cambio, está más animado que en Isaba. Se pone un pantalón de montaña y se ajusta el chubasquero, decide que puede y quiere completar la aventura. Cuenta además con un nutrido grupo de compañeros fresco y experimentado (todos conocen cada piedra del camino), así que no lo duda. Salen pasadas las 4 de la madrugada. ¡¡Suerte campeones!!

Todos ellos conseguirán subir a la cima de la Mesa de los Tres Reyes en dos horas y cincuenta minutos y bajar en algo menos.  El amanecer llega en la última parte de la subida de modo que la zona más complicada la hacen de día. A las 7 de la mañana están arriba. Ellos y Karolo, el campeón de Noain que hace casi un año perdió la vida en un accidente de escalada.  ¡¡Karolo Beti Gurekin!!  ¡¡Siempre con nosotros!!







¡¡Bravo Angel!!  ¡¡Baka Ioko for president and lehendakari!!
Son las 9 de la mañana, les ha costado 2 horas bajar de la Mesa.




La gran aventura: calculamos que Angel se curró 135 kmts
y 6000 mts de desnivel positivo acumualdo.