Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Canfranc, Canfranc, Canfranc...

Camino en absoluta soledad por el fondo plano del circo de Tortiellas, ¿ibón de Tortiellas? será a principios de Verano cuando esta esponja de hierba esté cubierta por el agua del deshielo, ahora sólo discurre por sinuosos y profundos arroyos que salvo con gimnásticos saltos ¡¡todavía puedo saltar!!  El paisaje es de alta montaña, el pico de Aspe destaca entre los paredones y barrancos que conforman el circo y el único sonido que percibo son las esquilas del ganado, un rebaño de ovejas que se confunde con los bloques de piedras allá lejos ¡qué paz!

 Envidio a la pareja de abuelos franceses que hace un rato me han animado al pasar a su lado. Sentados al sol disfrutaban de su calor al mismo tiempo que del fresco aire de puerto, contemplando este paisaje de postal y divertidos seguramente con el rosario de corredores que íbamos pasando. 


"Saboreo" el cansancio: mis piernas agotadas todavía obedecen y me llevan montaña arriba hacia el último techo de la carrera, el Collado de Estibiella. Me falta muy poco, son sólo 300 metros de desnivel desde el fondo plano de Tortiellas pero mi caja necesita el doble de oxígeno del que trago en cada inspiración, uffff...!! Me paro un momento.  Casi he alcanzado a un chico con camiseta roja y con muy poca diferencia llegamos arriba donde un voluntario nos ofrece agua. También está Ramón Ferrer, cámara en ristre currándose un reportaje de los suyos. ¡¡Qué tío!! Hace un rato estaba en la cima de la Raca y ahora está aquí plantado, gozándola como un enano. - ¡¡Carlos!! ¿te has fijado qué vistas más chulas de la Moleta y Collarada?- me dice, - ¡hazme una foto guapa haciendo el pino! 

El de Huesca no tiene problema alguno en ponerse boca abajo mientras le saco unas cuantas fotos intentando pillarle en la mejor posición. No tengo ninguna prisa, el mozo de camiseta roja ya se ha tirado para abajo, a Canfranc, pero yo hace rato que no miro el reloj, sé que no bajaré mi mejor crono de 8:22 del año pasado y es que no ha sido mi día. Ayer estuve de juerga en Zizur celebrando las fiestas y hoy no era la mejor idea correr 42 kilómetros por el monte, pero aquí estoy pese a todo, gozando como un ceporro.  

Entre la Moleta y Collarada, Ramón hace gimnasia.
En su blog Corriendo por la Sierra tenéis una buena crónica de la carrera.
Es una carrera dura esta de Canfranc-Canfranc, con casi 3500 mts de desnivel positivo acumulado en su modalidad A de 42 kmts, se compone básicamente de tres subidas y tres bajadas gigantes. La conozco medio bien porque es la cuarta vez que tomo parte en ella. Mi vecino y compañero de entrenos Alejo, es quien me ha animado este año a venir: tanto contarle lo chula y dura que era, con el subidón de su buenísima experiencia en la Vuelta al Aneto me insistió para apuntarnos y correrla juntos. Con nosotros viene también Antonio Soria un campeón de Pamplona que este año se está saliendo en la montaña y a quien invitamos hace cuatro días para que conociera Canfranc. El caso es que Antonio pensaba que veníamos a hacer un entreno por la zona y no a una carrera, y pese a que durante todo el viaje en el coche hemos estado hablando de carreras y más carreras, no ha sido hasta que hemos llegado a Canfranc y ha visto el arco hinchable de la Salida que se ha dado cuenta de nuestras intenciones. Nos hemos partido de risa con su cara de sorpresa !!!!  Pero no se lo ha pensado dos veces y se ha apuntado a la Carrera B de "sólo" 32 kmts y 2500 mts de acumulado en la que por cierto ha conseguido el segundo puesto absoluto. ¡¡Enhorabuena campeón!!  Seguro que también habría hecho un gran papel en los 42 kmts pero este próximo Sábado tiene cita con el kilómetro vertical de Uharte Arakil al Beriain y no quería pasarse de vueltas.

Al bueno de Alejo no le ha ido tan bien porque en el talud que se baja después del primer avituallamiento en Coll de Ladrones, una empinada ladera de piedra suelta, se ha resbalado y ha sufrido una mala caída golpeándose la cadera. Pese a todo a continuado y ha subido a la Raca para bajar después hacia Somport, donde ha decidido abandonar por las molestias de la caída. Una sabia decisión que me traerá consecuencias: El año que viene querrá volver y yo no dejaré que lo haga solo, je,je... Además ¿quién sabe? Quizás la próxima vez pueda correr con fuerza toda esta dura prueba y conseguir mi mejor crono, me contentaría con bajar de 8 horas.

Y es que siempre me pasa lo mismo: salgo bien, con buen ritmo y consigo llegar a la cima de la Moleta con buenas sensaciones. Hoy también ha sido así y además he ido muy cómodo chupando rueda detrás de Alejo hasta arriba. Allí dos fotos y rápido para abajo. He bajado bien detrás de un chico de Jaca con el que después también he coincidido en la primera parte de la subida a la Raca, había estudiado en Pamplona y vivido en la Txantrea así que se conocía bien la ciudad e incluso los senderos del San Cristóbal.



Cima de la Moleta, coincidimos con Tatiana Sánchez que tampoco pudo terminar.

La Canal de Izas. Detrás el Midi d'Osau , Balaitus...
La bajada de la Moleta siempre es una gozada, las patas están enteras y corres como un campeón. Sólo hay que estar atento a las marcas, escasas en esta zona donde me parece que la organización racanea al señalizar el recorrido. Me encuentro con Javier Les, que no se ve bien y ha decidido retirarse, una pena pues el año pasado consiguió un magnífico quinto puesto y un pedazo de crono de 6 horas justas ¡¡Otro que tendrá que venir el año que viene!!



 

Después de Coll de Ladrones donde siempre procuro "recargar las pilas" comiendo y bebiendo lo mejor posible viene la parte más dura y crítica: la subida a la Raca, encima de Astún. Para mí es la más dura porque todavía queda mucha carrera y es aquí donde compruebas si estás fuerte, si tienes el día o no lo tienes. Si has sabido planificar la temporada y los entrenamientos, las patas estarán fuertes y podrán enfrentar los casi mil metros de desnivel sin problemas. Y la caja conseguirá abastecer de oxígeno al motor.  Si no... toca sufrir.



Las montañas de Candanchú con el Pico de Aspe miran al pobre
Cansamontañas que se arrastra montaña arriba. Foto de Ainara Landa ¡¡Gracias!!

Sufrir y mucho es lo que hice, deteniendo mi marcha hasta en tres ocasiones, tratando de recuperar pulsaciones. El sol de un magnífico día de verano también hacía lo suyo pero no era gran problema gracias a un leve viento que cuanto más arriba estábamos más fresco sentíamos. Eso sí, en la cima agradecí el agua que me ofrecieron los voluntarios, hasta cuatro vasos me bebí ¡¡qué rica!! ¡¡Gracias, muchas gracias!!  

Bajar de la Raca es más duro y técnico que de la Moleta y además llevas más kilómetros. El recorrido va fuera de senderos por las empinadas pistas de esquí de la estación de Astún y hay que prestar atención en pisar bien, pedreras al principio, hierba después, hasta llegar al fondo del valle. Aunque es final de verano todavía puedes chapotear un poco en el arroyo. Yo meteré los pies a gusto en el agua, con zapatillas y todo, ya se secarán. Llevaba las plantas de ambos pies escocidas y a punto de ampolla, por eso me alivia mojarlos en el agua fría y seguiré sin problemas.

En Somport tenemos el segundo avituallamiento líquido y sólido. Me sorprendo cuando Alejo me saluda, no había hecho ni verlo. - ¿Pero qué haces aquí?- le pregunto alucinado. 

- Nada, que me he dado un galletón en Coll de Ladrones - me contesta señalando sus heridas en un codo y las dos rodillas. - Además he sufrido un golpe en la cadera y me duele el copón, lo dejo aquí- me dice convencido y resignado a un tiempo. 

También está aquí David Ferrández, que ha venido de espectador junto con su family ¡¡enhorabuenaaaa!! para animar a todos y en especial a su hermano que también corre la larga. 

Foto cortesía de David Ferrández
El chaval de Jaca con quien había empezado la subida a la Raca sale por delante de mí pero antes me enseña sus zapatillas a las que ha metido la tijera recortando la punta. En la última bajada le hacían daño las uñas de los pies y ni corto ni perezoso ha encontrado la solución: ¿zapatillas pequeñas? se les corta un cacho y que los dedos de los pies sean libres, ¡¡madre mía!! Sebastián Pérez conseguirá terminar la carrera y no, no se le metieron piedras en las zapatillas me dijo.

Salgo hacia Candanchú, para enfrentar la ultima subida de la jornada. Es mediodía y el sol pega fuerte, pero el suave viento sigue dando un pequeño alivio ¡menos mal!  Una zona preciosa de prados y bosquetes hasta llegar a los hoteles de la Estación. ¡¡Qué feas son todas las estaciones de esquí!! 

Toca subir pista arriba la ladera del Tobazo, unos 400 mts de desnivel que se hacen muy penosos con todo el castigo que llevo. Pero aquí es la cabeza la que está bien, es la última etapa y aunque sea a rastras que termino el paseo. 

Alcanzo a un chico de camiseta blanca, es Javier Oteiza, de Pamplona. No nos conocíamos personalmente todavía pero sí veníamos cruzando mensajes en la aplicación Garmin. Está pasándolo mal con unas molestias en los isquios y sufrirá lo suyo para terminar esta excursión, pero lo conseguirá ¡¡Enhorabuena campeón!! No quiero ni imaginar lo duro que se le tuvo que hacer bajar los 8 kmts de zig-zags desde el collado de Estibiella a Canfranc. Mucho mérito, de verdad. 

Tanto mérito como Carlos Irujo, mi tocayo de Pamplona que conseguirá un merecido primer puesto de veterano en la modalidad B. Como Juan Ondiviela y Victoriano Arazo, de Zaragoza, dos grandes de la montaña que sí saben gestionar y planificar sus entrenos y que harán excelentes cronos. Tan buenos como el de Christian Pau apasionado de la montaña, la fotografía y de correr ¡¡pero cómo corre!! Lo mismo que José Antonio Salgado, el veterano campeón de Alsasua que hoy sufrirá más que otras veces pero como casi siempre me sacará buena ventaja en la meta ¡¡qué campeón!!

Un montón de campeones los que estuvimos de excursión en Canfranc el sábado 13 de septiembre.

Javier Oteiza bajando a Canfranc

Juan Ondiviela llegando a la Raca

Christian Pau

Victoriano Arazo

Antonio Soria

Sebastián Pérez, ahí todavía tenía las zapatillas completas..

Iñaki Ruiz y José Luis Ferrández

Joxan Salgado

Mis afotos de la excursión aquí

Mis glucemias: 170 en la salida, me como un plátano.  130 en la cima de la moleta a donde he llegado sin tomar nada, bajando iré bebiendo isostar del camel y en Coll de Ladrones sacaré 120 mg de azúcar en sangre, tomaré medio bocata de jamón york, un huesito y una coca-cola de medio litro y arriba de la Raca tengo 80 mg.  Sólo bebo agua y trago a duras penas una barrita energética de chocolate y caramelo, muy rica pero costosa de tragar. En Somport tengo 130 de nuevo y me sacudo 1/2 litro de cocacola y un bocata. Al llegar a Canfranc saco 135. Bien.  En la mochila llevaba un litro de isostar que me ha durado hasta la Raca, allí he cargado agua y he seguido tomando pastillas de sales, cinco durante toda la carrera que me han ayudado a no sufrir calambres musculares.