Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

jueves, 28 de diciembre de 2023

INDONESIA, VOLCÁN RINJANI

 



Jamás pensé viajar tan lejos, a un país tan lejano y distinto. Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo con sus casi 300 millones de habitantes y también el país más poblado de mayoría musulmana. Un país compuesto por más de 17000 islas, entre las que destacan Sumatra, Java (con su capital Yakarta), Célebes y parte de Borneo y Nueva Guinea.

Mi destino es Denpasar, la capital de Bali, una isla situada al este de Java que viene a ser como la mitad del tamaño de Navarra pero con una población de 4.362.700 habitantes, 6 veces y media la de Navarra. Por cierto que esta isla es una excepción pues la religión mayoritaria es el hinduismo, la cual practica el 90% de la población.  Denpasar pasa de los 800.000 habitantes, sin contar con los turistas. ¡¡Madre mía!!  Con musulmanes o hinduistas aquí el tráfico es un caos y uno tiene la sensación de que la ciudad esta al borde del colapso. Pero en el infierno de motocicletas y coches, donde la velocidad no suele pasar de 20 kmts/hora, son raras las discusiones y el timbre continuo de las motos únicamente es para avisar en los adelantamientos. ¡¡Además conducen por la izquierda!!  En cualquier caso para un recién llegado de la vieja Europa es como he dicho, el puto infierno.

El puto infierno donde vive y trabaja mi hijo Sergio desde hace más de tres años.  Estaré con él tres semanas de vacaciones, del 24 de noviembre al 15 de diciembre,  durante las que recorreremos Bali, la vecina isla de Lombok y la más alejada de Nusa Tengara Oriental, también llamada de Flores, desde donde visitaremos las islas de Komodo.  En fin lo que viene a ser el viaje soñado para mucha gente.  Excepto para mí, que con mi inglés casi olvidado de la EGB y la marca de la boina en la frente, hubiera preferido mil veces viajar a Benidorm   -"si total, las playas son todas iguales ¿No?"-. 

A Sergio le impuse solo una condición: Subir un monte por lo menos. Estas islas están plagadas de volcanes, algunos de ellos bastante altos así que vale, iremos a la playa, haremos esnorkel o como se diga y andaremos por aquí y por allá, pero tenemos que subir algún monte guapo ¿OK?

Y el chaval cumplió con su papi contratando una excursión guiada al Volcán Rinjani, que con sus 3726 mts es el segundo más alto de Indonesia.  Es un volcán activo pero desde hace años está bastante tranquilito y únicamente se ve salir un poco de humo del cráter que se levanta en el fondo de la caldera, como una isla dentro del lago que la ocupa.  La cumbre del Rinjani es lo que resta de la gran explosión que en el año 1258 reventó la montaña pudiendo ser una de las causas de la Pequeña Edad de Hielo. (Lo he leído en la wikipedia).



El taxi que nos debía llevar al hotel-rural, donde nos esperaba nuestro guía, se detuvo en este poblado típico de Lombok.  Resultó ser una especie de decorado-supermercado para vender cualquier cosa a turistas despistados, pero tenía su gracia: Quizás hace 50 años la población vivía de este modo...


Desayunando en nuestro hotel.  Allí al fondo podemos ver nuestra montaña preferida...



Con nuestro guía, Jon, un joven enamorado de las montañas.  Como curiosidad las autoridades del Parque hacen una revisión médica a todos los turistas-montañeros.  Nos tomaron la tensión, pesaron y anotaron si padecíamos alguna enfermedad.  Informé de mi diabetes sin mayor problema, más vale...

Debo confesaros que la primera etapa la hicimos ¡¡En moto!!  Hasta el primer puesto de control  teníamos dos horas a pie pero el Parque ofrecía la opción de hacerlo en 20 minutos yendo de paquete en moto de trial por el módico precio de 100.000 rupias (unos 8 euros).  Sergio no dudó en esa fórmula y si hasta entonces yo había pasado miedo con él por Denpasar, os juro que ir en una moto por los malísimos caminos de esta montaña fue mucho peor.  No veáis cómo agarraba al conductor, ya no recuerdo si le pedí matrimonio...



La mochila de Jon pesaba unos 29 kilos mientras que nosotros solo llevábamos unos 5 ó 6 con algo de agua y nuestros efectos personales...

Pero además venía con nosotros otro chico cargado con ¡¡45 kilos!! con todo lo necesario para acampar y cocinar durante los 3 días que había de durar nuestra excursión...




Sergio acertó optando por la moto en la primera etapa, llegamos de los primeros al campamento y nos libramos de una buena tormenta.

La cima del Rinjani se eleva sobre nuestro campamento situado a unos 2600 metros.  Las tormentas se sucedieron durante toda la mañana y casi toda la tarde. 

El campamento era como la ONU, estábamos españoles, franceses, italianos, australianos, coreanos, chinos y rusos, entre otras nacionalidades.


Cuando se despejó pudimos disfrutar de una vista maravillosa sobre el lago que ocupa la caldera: El Segara Anak, situado a 2000 mts de altura.  El atardecer no lo olvidaremos nunca...

Tampoco nos olvidaremos de que ese día nos levantamos a la 2 de la mañana: Tras desayunar y preparar las cosas salimos hacia las 3 para poder llegar a la cima al tiempo de amanecer.  La noche fue fría, con unos 7 grados y un fuerte viento que no dejó de soplar, lo que nos obligó a ponernos toda la ropa que teníamos.

Gracias por la foto, Jon!!!!


¡¡Conseguido!!  Jon nos regaló con una coca-cola y un paquete de galletas oreo que a mi me vinieron de maravilla pues subí con el azúcar bastante justo.  Gracias, gracias, gracias!!!



Hacia el Oeste vemos la sombra del Rinjani y a su izquierda el Monte Agung -3142 mts-, en la vecina isla de Bali. Debajo nuestra y sobre el lago se puede ver el cráter que todavía tiene actividad.

Volvemos al campamento.  Aquí Sergio optó por bajar y no continuar con el treking que nos había de llevar a pasar una segunda noche junto al lago.  Lo acepté sin mucha oposición porque sus zapatillas estaban con la suela medio suelta y yo me había quedado sin geles...  


Nuestra ruta 









 Pedazo de viaje... ¡¡Nos vemos pronto, Sergioooo!!