Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

jueves, 23 de agosto de 2012

Carrera por Montaña el Ultimo Bucardo



I Edición de esta bellísima carrera que discurre por la Sierra de Manchoya y que sube hasta el Pilupín desde Linás de Broto.  Estas montañas siempre las hemos mirado de reojo cada vez que nos hemos comido el Puerto de Cotefablo para ir a Ordesa.  Y digo de reojo porque si conduces no puedes despistarte un segundo de las tropecientas curvas que retuercen la carretera para subir y bajar el puerto.     En estas cimas ya estuve hace muchos años con mi amigo Felipe de Sabi.  Fue una excursión preciosa en una mañana de mayo y disfrutamos con las formidables vistas de las paredes y cimas de Ordesa: La Brecha de Roldán se veía cubierta de nieve y hielo por la tormenta de la noche anterior y parecía que podías tocar el Monte Perdido.  Por supuesto el paisaje en las demás direcciones era igualmente espectacular: Sierra de Guara al Sur, Oroel, Telera y Collarada hacia el Este...   Un horizonte de montañas.  

Muchos años desde entonces y gracias a que los amigos de Linás se han lanzado con todo el entusiasmo del mundo en una organización perfecta he podido volver a recorrer los cordales de esta Sierra.

Sierra de Manchoya y Pilopín desde encima de Torla
que se ve debajo nuestra.  El Manchoya es la primera punta de
la izquierda y el Pilopín es la punta de la derecha (bajo la nube más gorda)
La foto es de mayo 2010.

Desde Pamplona partíamos a eso de las 6:40 de la mañana del domingo tres Amigos de la Vuelta del Castillo:  Arturo Rubio, Fernando Zaratiegui y servidor  de ustedes hacia Linás. Confiábamos en dejar atrás las altísimas temperaturas que llevábamos sufriendo desde el viernes.  Sólo el día anterior habíamos alcanzado 40,3 grados con los que se igualaba la más alta registrada en la capital navarra en no sé cuántos años.
Cuatro campeones de la Vuelta del Castillo: Juan Martín Tirapu,
 Carlos servidor de ustedes, Arturo Rubio y Fernando Zaratiegui

Al llegar a Linás poco antes de las 9 de la mañana comprobamos que allí, a más de 1200 mts de altitud habían podido dormir mejor que nosotros, pues se respiraba bastante más fresquito.  Nos indicaron la dirección de un extenso prado para aparcar y nos dirigimos a la casa donde la organización repartía los dorsales.   Nos encontramos con otro amigo de la Vuelta: Juan Martin Tirapu que venía desde Jaca, así como con Samuel, de Sabi y con Victoriano, Miguel Angel, Pantoja y Jorge de Zaragoza  ¡¡esos Sarrios!!   Y con Antonio Sanz, también de Zaragoza, pero que lleva alguna semana de vacaciones en Benasque, ¡y bien que se le notó con el tiempazo que hizo!  Cómo no, ha venido Ramón -Monrasin- el mejor reportero del mundo mundial, que tras saludar al personal no perderá tiempo y subirá al Pelopín para sacarnos nuestra peor cara con su cámara.   Muchas caras conocidas: Teresa Forn, Isabel San Juan...  ¿y ese no es Raúl García Castán?  ¡¡Sí!!  El campeonísimo de las carreras por montaña ha dejado sus montes de Segovia para acercarse al Pirineo Aragonés ¡¡muy bien!! Raúl descubrirá las montañas más bonitas y demostrará que sigue en buenísima forma entrando en meta con más de 11 minutos sobre su perseguidor  El Habib Bouali que no está cojo ni mucho menos...  Yo entraría una hora más tarde haciendo un tiempo de 03:12:03 ¡¡¡ ufffff !!!

Miro mi glucemia: 108 a las 9:01, así que me bebo medio litro de Isostar fresquito y 5 minutos antes de la salida un té caliente con azúcar obsequio de la organización ¡¡muchas gracias!!

Unas nubes de calor dejan caer unas gotas pero no nos asustamos.  Ojalá cayera un aguacero que buena falta le hace al monte...  Pero ya se han disipado cuando a las 9:30 salimos a la carrera desde el pueblo.  ¡¡ánimo valientes!!   La temperatura no es muy alta todavía y además vamos a la sombra... y además vamos cuesta abajo.  Un par de minutos hasta cruzar el río y emprender un suave ascenso por una pista.  A los cinco minutos sudamos como ceporros pero nadie se queja, ¡no queda tela ni nada!  Voy cómodo dentro de un grupo de corredores, todos hemos encontrado nuestro sitio y no hay cambios de posición. En esto que me encuentro con Pantoja, que tiene molestias en el tobillo y deja aquí la carrera ¡qué mala suerte!  de todos modos se subirá al Pelopín para animarnos. ¡qué tío!

Kilómetro 5, avituallamiento líquido, sólo agua ¡pero qué rica! dos vasitos y adelante.  Me ha pasado una chica de pelo rubio y corto a la que tomaré de referencia unos minutos,  más arriba empieza un sendero y la podré adelantar pues consigo mantener un ritmillo decente en la subida, a ver cuánto aguanto corriendo, me digo, animado con las buenas sensaciones que pese al calor noto en piernas y caja.  La catalana Teresa Forn me sigue de cerca y no tarda mucho en pasar delante mía.  El sendero que discurría por una sombría selva nos ha llevado hasta uno de los contrafuertes del Pelopín: El Serrato de Yosa y ahora continuamos subiendo por un terreno más puñetero, una especie de escalera de  losas en las que es muy difícil mantener un ritmo uniforme.  Todos caminamos agachando la cabeza salvo en algunos rellanos donde corremos unos metros.

Parece que vamos a seguir subiendo así hasta la cima de Pelopín pero entonces un desvío nos lleva de nuevo para abajo.  Otra vez nos metemos en la oscuridad del bosque y podemos disfrutar de un largo descenso por un estrecho sendero que traza varias zetas en la ladera.  El piso es bueno y se puede correr muy a gusto, me sorprende alcanzar a Teresa y me pondré delante suya hasta llegar abajo, donde paramos un segundo en el avituallamiento líquido y sólido:  Trozo de melón, dos de naranja y dos vasos de acuarius y seguimos corriendo.  A los pocos metros un corredor cae al suelo cuan largo es, me paro y le ayudo a levantarse, pero no le hace falta y los dos seguimos a toda pastilla.

A toda pastilla hasta que enfrentamos la larga subida al techo de la carrera:  Tenemos 700 mts de desnivel hasta la cima del Pelopín.  El bosque se queda debajo nuestro y no hay sombra que nos resguarde del sol, ya muy alto en el cielo, pero afortunadamente un fresco viento de Sur nos aliviará durante toda la subida.

Muy, muy arriba hay unos voluntarios que nos ofrecen agua, trago dos vasos sin respirar ¡¡muchas gracias!!  Teresa llega detrás mía y les pide la botella, aquí todos sufrimos el calor y la sed.

Estamos muy altos y mirando hacia atrás contemplo unos segundos las montañas de Ordesa, la calima y el contraluz no dejan que se vea muy bien, pero ahí está la Brecha y todos los tresmiles: desde el Gabieto hasta la Punta de las Olas.  Precioso.

Tan bonito como llegar a la cima y recibir los ánimos de Pantoja, Ramón y los voluntarios del puesto de control.  Nos indican que ahora viene una bajada y que pongamos cuidado para no rompernos nada.  ¡¡Vale!! ¡¡hasta luego!!

Es un placer tirarse por estas laderas de tasca donde, efectivamente hay que tener cuidado con los escalones y agujeros que la hierba no deja ver, pero donde nos recuperamos del durísimo esfuerzo de la ascensión y podemos coger un poquico de velocidad.  El paisaje es soberbio y mientras saltamos y corremos podemos admirar toda la muralla de la Sierra Tendeñera, una verdadera pared que delante nuestro se levanta por encima de los 2800 mts.

Hace más calor, el viento no nos alivia ahora, bien porque nos da a la espalda o por que vamos al abrigo de una ladera, el caso es que hoy nos vamos a poner muuuuy morenos.

Otro avituallamiento sólido y líquido, el plátano no me apetece y me tiro a la naranja y al melón, un vaso de agua otro de acuarius y patas para qué os quiero.  ¡¡Adios!!

No todo va a ser bajar hasta Linás, nos quedan algunos kilómetros y sufriremos en dos o tres toboganes.  Al enfrentar una subida de 200 metros hay dos voluntarios provistos de botellas de agua ¡buena idea!  un buen trago y para arriba. - ¿Es esta la última subida? - pregunto esperanzado.  - ¡No, todavía tienes otra! - me contestan.  En fin, vamos allá.  Cabeza gacha y manos a las rodillas...

Podemos escuchar al espiker en la meta de Linás, aclamando a cada corredor que termina la carrera.  Pero a nosotros todavía nos quedan 5 kilómetros.  Teresa Forn me ha adelantado en una bajada y ya no la pillaré hasta la meta donde me sacará 2 minutos.  Hablando con ella me explicará que en el primer descenso, donde la adelanté, iba reservando.  Chica lista y una campeona por cierto que hace unas semanas se las vio con el Ultra-Trail de Emmona.

Muchísimo calor en los últimos dos kilómetros en los que todos buscábamos el agua.  Pero para mí casi mejor, porque sé lo malo que es llenarse el estómago de líquido, algo que no puedes evitar cuando la boca está seca como la mojama.  Aguantaremos.

Y llegaremos al pueblo, cuyas calles están muy animadas pese a las altas temperaturas, chicos y mayores nos animan aplaudiendo y batiendo cencerros pero...  Pero dejo de correr porque hay una cuesta para arriba con la que no puedo.  Sé que sólo pueden faltar 200 metros y apretando los dientes logro correr unos metros.  Sólo unos metros porque el corazón me estalla.  Otra vez echaré a andar y sólo conseguiré correr en los últimos 10 metros antes del arco de meta.  ¡¡Todo sea por la foto!!

Lo mejor vendría después, con el buenísimo ambiente de voluntarios, público y corredores, más animado aún con el almuerzo ofrecido por la organización en el que no faltaba de nada.  Hubiéramos podido perdonar la comida porque había de todo: cerveza, refrescos, tortillas, chorizo, patatas fritas, frutos secos, ensaladilla rusa, tomates, pepinos...  de todo, de todo.  Pero la comida no la perdonamos, vean sino las fotos más abajo...

El spiker de la carrera fue también un verdadero campeón, le podíamos oir desde
la cima de Pilopín y durante toda la bajada.  Estuvo varias horas y no dejó de animar desde
el primero al último de los corredores.  ¡¡¡ Bravo !!!

Todo el pueblo volcado en esta jornada festiva.
Ahí arriba está nuestra montaña preferida.

¡¡ Qué banquete!!  ¡¡Muchísimas gracias!!

Buen humor, chicas guapas y simpáticas y Ambar 2, la mejor cerveza
del mundo.  ¿qué más queremos?

Ramón "entrevistando" a la campeona Teresa Forn

En la foto no caben más campeones:  ¡¡Y yo feliz entre Pilar Prades y Raul García Castán!!  

Pudimos felicitar especialmente a nuestros colegas veteranos:  Jesús Sánchez -Samuel-, Victoriano Arazo y !!Fernando Zaratiegui!!, Primer, segundo y tercero de su categoría.  Felicidades sobre todo a Fernando, que a pesar de los problemas que tuvo con sus zapatillas, llegando casi cojeando, consiguió pillar ese merecidísimo tercer puesto.  ¡¡Bravo campeón!!



Y felicidades a Raúl García por supuesto y a El Habib Bouali y Roberto Prades, los tres campeones en la Absoluta.  Y a las chicas más valientes: Isabel San Juan, Pilar Prades y Teresa Forn.  Y a los 77 campeones que llegamos a la meta.  Todos disfrutamos de una jornada de cuatro estrellas con la gente de Linás y con sus montañas.  ¡¡Muchísimas gracias !!

En el albergue El Ultimo Bucardo de Linás comimos de MARAVILLA

¡¡¡¡ Cómo estaba el ternasco con patatas !!!!

Mi glucemia en meta a las 13:10__ 136 , así que me puse morado comiendo y bebiendo.  Antes de la comida me puse 6 uds de novorapid y en casa a las 20:31 tenía 102.  ¡¡¡Bravo!!!

En la página de la carrera tenéis todas las fotos y vídeos de la jornada.  Pero sobre todo es chulo ver cómo sube Raúl Gª Castán:






martes, 14 de agosto de 2012

Bisaurín desde Lizara


En estos días de Agosto el cielo nocturno nos regala con las Perseidas:  La lluvia de estrellas fugaces también llamada Lágrimas de San Lorenzo, que no son  otra cosa que cachos de trozos de cometas que al pasar por el exterior del Sistema Solar son desprendidos por la acción del viento solar  ¡¡viva la wikipedia!!

Al igual que el año pasado mi hijo y yo  hemos intentado observar este precioso fenómeno y para ello subimos el viernes por la noche a lo alto del Perdón.  Había sido un día de calor - se superaron los 40º en Pamplona-  y allí arriba, donde el monumento a los peregrinos el termómetro del coche marcaba 27 grados de temperatura a las 11 y media de la noche.  ¿Vimos estrellas fugaces?  No, tan apenas podíamos distinguir la constelación de la Osa Mayor y unas pocas más debido a la contaminación lumínica de Pamplona y la calima que cubría el cielo.
Sin querer me salió una foto artística: Sergio y los "muñecos" salen bien iluminados por el flash
 mientras que las luces de Pamplona aparecen movidas por el tiempo de exposición.

Pero confiamos en que la noche siguiente sí podríamos ver un cielo estrellado de los buenos:  El Sábado por la tarde salimos desde Zizur con rumbo al Refugio de Lizara, en el Pirineo Aragonés.  En la Cuenca de Pamplona empezaba a refrescar un poco después de la enésima ola de calor de este Verano, el mercurio señalaba 27 grados en la ventana de casa, pero en Yesa marcaba 35 y en Puente la Reina de Jaca ¡¡37 grados!!  Madre mía qué calor...

En Puente la Reina dejamos la carretera principal para coger la comarcal que conduce a Echo.  Sin llegar a esa bella localidad cogimos otro desvío en Aragüés del Puerto y continuamos la estrecha carretera hasta el final de la misma, a 1505 metros de altura en el Refugio de Lizara.  27 grados a las 6:30 de la tarde, 10 menos que en Puente la Reina.


Mi primera intención había sido ir a Panticosa para dormir en el nuevo refugio de Bachimaña, pero en pleno agosto estaba completo.  Casi mejor, pues en Lizara puedes llegar con el coche hasta el mismo refugio y eso  hace muy cómodo planificar cualquier excursión.  También estaba concurrido por grupos de excursionistas y montañeros, entre ellos un par de grupos que estaban haciendo la Senda de Camille.   En la cena compartimos mesa con una pareja de navarros que esa jornada habían venido desde el cercano refugio de Gabardito haciendo cima en el Bisaurín.  También había dos chicas de Donosti que al día siguiente se dirigían a Estanés y frente a nosotros un chico de Bilbao -Bilbo- quien junto con su pareja estaba pasando unos días de vacaciones:  Venían de Bujaruelo donde habían conocido el Valle de Otal y ascendido al Taillón entre otras excursiones; y al día siguiente querían subir el Bisaurín.

¡¡El Bisaurín!!  El jefe de la región con sus 2670 mts., es el gigante a quien sólo hacen sombra tres grandes picos: La Llana del Bozo, la Llana de la Garganta y el Aspe, ninguno de los tres le pilla, aunque al último sólo le faltan 30 metros.  Eso sí, al Aspe es mejor dirigirse por el vecino Valle de Aísa.

Nosotros también queríamos ir al Bisaurín, ese gigante bonachón a cuyos pies dormiríamos aquella noche.  ¿Vimos estrellas?  ¡¡Nooooo!! somos unos gafes y a las 11 de la noche desistimos de nuestros objetivos astronómicos:  unas nubes altas cubrían el cielo y aunque dejaban ver algunas estrellas, el resultado no era nuestro soñado cielo nocturno limpio y deslumbrante, ese abismo celeste al que te parece que puedes caer cuando lo miras.  Esa noche, lo mismo que en Madrid o en Pamplona, las estrellas se olvidaron de salir.  Eso sí, Sergio afirma que vio una fugaz, y puede ser que la viera...

Durante el desayuno volvimos a coincidir con  la pareja de Bilbo que también quiere subir al Bisaurín.  Como casi todo el mundo, quieren subir por la vía más normal que va directa desde el refugio al Collado de Foratón para desde allí ascender a la cima por la vertiente Sur de la montaña.  Mi idea en cambio es subir por el lado Norte, pasando por la Plana de Mistresa, donde se deja la ruta hacia el ibón de Estanés.  Hace unos 15 años que subí por allí con unos amigos en una fría jornada de noviembre en la que las nubes tapaban las cimas y no nos dejaron ver nada.  Así que en cierto modo hoy también será mi primer Bisaurín.  Como en aquella excursión la bajada quiero hacerla por el Sur, una excursión circular vaya...

A Javier y Nahia, como se llaman los bilbainos, les gusta eso de subir por un lado y bajar por otro.  Siempre es más bonito y conoces mejor la montaña.  Sergio les ofrece unirse a nosotros y dicho y hecho, nos preparamos y salimos juntos a eso de las 8:40 de la mañana.  Un poco antes y por el mismo camino han salido las dos chicas de Donosti que van a Estanés, pero no las pillaremos.
Sergio, Javier, Nahia y servidor de ustedes.

A quien sí veremos será a otros tres "giputxis" de Lasarte que han parado a echar un bocado junto a la "Pagoda", que es como llamo yo a un refugio de pastores que hay a una hora de camino.  Son dos chicos y una chica, montañeros veteranos que también van hacia Estanés.  Nos ponen los dientes largos con una botella de Txakolí que afirman llevar en la mochila y es que anoche en la cena no nos dieron ni un vaso de vino y claro, tenemos un mono...  Nos harán una foto de grupo junto a la "Pagoda" y proseguiremos juntos hasta Plana Mistresa, donde nuestros caminos se bifurcan.

Los llanos de Plana Mistresa son uno de esos rincones escondidos llenos de encanto, que la montaña nos regala como premio al esfuerzo de la excursión.  Imaginamos que la pradera por la que discurre nuestra ruta estará inundada a principios de verano, pues aquí vendrá a parar el agua del deshielo de todas las laderas y barrancos que nos rodean.  Un precioso escenario natural que podemos disfrutar en soledad.  Observamos que hacia Estanés asoman jirones de niebla desde el Valle de los Sarrios, lo que para nosotros es una bella estampa de alta montaña será un fiasco para los amigos de Lasarte, pues seguramente Estanés estará totalmente dentro de esa niebla.


A continuación entraremos en el reino de la roca:  proseguimos nuestra excursión por el estrecho valle que asciende hacia un alto collado entre Bisaurín y el Puntal de Secús.  No es difícil seguir el itinerario marcado por los mojones o hitos de piedra que los montañeros han ido dejando en este laberinto de bloques.  Más arriba cruzaremos el lecho seco del barranco y seguiremos por la ladera opuesta, pero enseguida volveremos a cruzar para emprender la subida definitiva.

Nuestra montaña preferida se deja subir por una abrupta garganta en una sucesión de fáciles trepadas por buena roca.  Sin darnos cuenta, pronto nos vemos tan altos como la cima de Secús y empezamos a disfrutar de un horizonte espectacular:  Un interminable mar de nubes se extiende al Norte de la cordillera y las montañas más conocidas sobresalen a modo de islas.  El Midi, el Anayet, Balaitus, Infiernos...  Vignemale, Monte Perdido, Tendeñera...  todos los colosos pirenaicos se distinguen perfectamente sobre el blanco oceáno de nubes.




Todavía nos queda un poco para la cima, pero no tenemos prisa y nos sentamos en una terraza herbosa para echar un bocado mientras contemplamos el panorama.  El día es magnífico y aunque el sol luce con toda su fuerza un leve viento de Norte nos refresca agradablemente.

Un último repechón por el lomo herboso de la montaña y enseguida nos vemos andando por una larga cresta redondeada y fácil que nos conduce a la cima principal.  Dominamos el horizonte en todas las direcciones:  Hacia el Este la Collarada, al Sur la Sierra de Guara y también distinguimos Peña Canciás y Oturia, y la Peña Oroel y San Juan de la Peña y ...  ¿aquéllo azul puede ser el pantano de Yesa?  El refugio de Lizara se distingue debajo nuestra, muy, muy debajo, mil ciento y pico metros más abajo.  Pequeñito, pequeñito.

Hacia el Oeste hay una extraña línea oscura de nubes en mitad del cielo pero debajo suya podemos ver cerca nuestro el Castillo de Acher y más lejos el Petrechema, la Mesa, el Anie...  Al Anie quieren ir al día siguiente Javier y Nahia y por eso miran un poco moscas ese mar de niebla que en la zona de Larra traspasa la divisoria fronteriza y puede hacer peligrar cualquier excursión.




En la cima nos alcanzaron tres franceses que llegaron por nuestra misma ruta y también coincidimos con otra pareja de vascos que había subido por el Sur.  Muy poca gente para ser un Domingo del mes de agosto.  Mejor así -nos dijimos - las muchedumbres de otras cimas más famosas no nos hacen ninguna falta...

Cuatro fotos, un poco de agua y para abajo, sopla mucho viento y no queremos enfriarnos, ya encontraremos un sitio más abrigo durante el descenso.

La bajada por la via más normal nos resultó muy puñetera, todos menos Javier dimos con nuestros huesos en las duras piedras, sin mayores consecuencias, pero fue motivo más que suficiente para que pusiéramos toda la atención del mundo en la empinada pedrera.  No teníamos ninguna duda:  Subir por el otro lado era mucho mejor y más bonito que por esta cara, donde nos imaginábamos una ascensión larga, aburrida y muy penosa.


Cara Sur de Bisaurín, ¡¡menuda subidica!!  nos cruzamos con un grupo
que empezaban la ascensión ¡¡a la una del mediodía!!

Bajamos hacia el collado de Foratón, enfrente nuestra el Puntal Alto de lo Foratón
primera cima de la Sierra de Gabás (2161 mts)  le echamos el ojo como un recorrido  ideal
para corretear: buen piso de hierba y buenas vistas.  Lo apuntamos.

Durante la bajada pudimos ver el vuelo de una pareja de buitres, pero cuando  uno
de ellos pasó más cerca me pareció que podían ser quebrantahuesos.
  En el refugio me confirmaron que estas aves nidifican en la zona.


La excursión terminó tomando un refresco en el refugio.  Sergio y yo nos despedimos de Javier y Nahia, nuestros compañeros y amigos de aventura esta jornada, con cuya buenísima compañía hemos multiplicado por cuatro el placer de esta excursión.  ¡¡¡ Hasta pronto amigos!!!  ¡¡Nahia, a ver si nos vemos en la Hiru dentro de dos años!!  ¡¡Nos tocará entrenar duro, pero seguro que lo conseguimos!!

Todas las afotos aquí.