Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

martes, 14 de agosto de 2012

Bisaurín desde Lizara


En estos días de Agosto el cielo nocturno nos regala con las Perseidas:  La lluvia de estrellas fugaces también llamada Lágrimas de San Lorenzo, que no son  otra cosa que cachos de trozos de cometas que al pasar por el exterior del Sistema Solar son desprendidos por la acción del viento solar  ¡¡viva la wikipedia!!

Al igual que el año pasado mi hijo y yo  hemos intentado observar este precioso fenómeno y para ello subimos el viernes por la noche a lo alto del Perdón.  Había sido un día de calor - se superaron los 40º en Pamplona-  y allí arriba, donde el monumento a los peregrinos el termómetro del coche marcaba 27 grados de temperatura a las 11 y media de la noche.  ¿Vimos estrellas fugaces?  No, tan apenas podíamos distinguir la constelación de la Osa Mayor y unas pocas más debido a la contaminación lumínica de Pamplona y la calima que cubría el cielo.
Sin querer me salió una foto artística: Sergio y los "muñecos" salen bien iluminados por el flash
 mientras que las luces de Pamplona aparecen movidas por el tiempo de exposición.

Pero confiamos en que la noche siguiente sí podríamos ver un cielo estrellado de los buenos:  El Sábado por la tarde salimos desde Zizur con rumbo al Refugio de Lizara, en el Pirineo Aragonés.  En la Cuenca de Pamplona empezaba a refrescar un poco después de la enésima ola de calor de este Verano, el mercurio señalaba 27 grados en la ventana de casa, pero en Yesa marcaba 35 y en Puente la Reina de Jaca ¡¡37 grados!!  Madre mía qué calor...

En Puente la Reina dejamos la carretera principal para coger la comarcal que conduce a Echo.  Sin llegar a esa bella localidad cogimos otro desvío en Aragüés del Puerto y continuamos la estrecha carretera hasta el final de la misma, a 1505 metros de altura en el Refugio de Lizara.  27 grados a las 6:30 de la tarde, 10 menos que en Puente la Reina.


Mi primera intención había sido ir a Panticosa para dormir en el nuevo refugio de Bachimaña, pero en pleno agosto estaba completo.  Casi mejor, pues en Lizara puedes llegar con el coche hasta el mismo refugio y eso  hace muy cómodo planificar cualquier excursión.  También estaba concurrido por grupos de excursionistas y montañeros, entre ellos un par de grupos que estaban haciendo la Senda de Camille.   En la cena compartimos mesa con una pareja de navarros que esa jornada habían venido desde el cercano refugio de Gabardito haciendo cima en el Bisaurín.  También había dos chicas de Donosti que al día siguiente se dirigían a Estanés y frente a nosotros un chico de Bilbao -Bilbo- quien junto con su pareja estaba pasando unos días de vacaciones:  Venían de Bujaruelo donde habían conocido el Valle de Otal y ascendido al Taillón entre otras excursiones; y al día siguiente querían subir el Bisaurín.

¡¡El Bisaurín!!  El jefe de la región con sus 2670 mts., es el gigante a quien sólo hacen sombra tres grandes picos: La Llana del Bozo, la Llana de la Garganta y el Aspe, ninguno de los tres le pilla, aunque al último sólo le faltan 30 metros.  Eso sí, al Aspe es mejor dirigirse por el vecino Valle de Aísa.

Nosotros también queríamos ir al Bisaurín, ese gigante bonachón a cuyos pies dormiríamos aquella noche.  ¿Vimos estrellas?  ¡¡Nooooo!! somos unos gafes y a las 11 de la noche desistimos de nuestros objetivos astronómicos:  unas nubes altas cubrían el cielo y aunque dejaban ver algunas estrellas, el resultado no era nuestro soñado cielo nocturno limpio y deslumbrante, ese abismo celeste al que te parece que puedes caer cuando lo miras.  Esa noche, lo mismo que en Madrid o en Pamplona, las estrellas se olvidaron de salir.  Eso sí, Sergio afirma que vio una fugaz, y puede ser que la viera...

Durante el desayuno volvimos a coincidir con  la pareja de Bilbo que también quiere subir al Bisaurín.  Como casi todo el mundo, quieren subir por la vía más normal que va directa desde el refugio al Collado de Foratón para desde allí ascender a la cima por la vertiente Sur de la montaña.  Mi idea en cambio es subir por el lado Norte, pasando por la Plana de Mistresa, donde se deja la ruta hacia el ibón de Estanés.  Hace unos 15 años que subí por allí con unos amigos en una fría jornada de noviembre en la que las nubes tapaban las cimas y no nos dejaron ver nada.  Así que en cierto modo hoy también será mi primer Bisaurín.  Como en aquella excursión la bajada quiero hacerla por el Sur, una excursión circular vaya...

A Javier y Nahia, como se llaman los bilbainos, les gusta eso de subir por un lado y bajar por otro.  Siempre es más bonito y conoces mejor la montaña.  Sergio les ofrece unirse a nosotros y dicho y hecho, nos preparamos y salimos juntos a eso de las 8:40 de la mañana.  Un poco antes y por el mismo camino han salido las dos chicas de Donosti que van a Estanés, pero no las pillaremos.
Sergio, Javier, Nahia y servidor de ustedes.

A quien sí veremos será a otros tres "giputxis" de Lasarte que han parado a echar un bocado junto a la "Pagoda", que es como llamo yo a un refugio de pastores que hay a una hora de camino.  Son dos chicos y una chica, montañeros veteranos que también van hacia Estanés.  Nos ponen los dientes largos con una botella de Txakolí que afirman llevar en la mochila y es que anoche en la cena no nos dieron ni un vaso de vino y claro, tenemos un mono...  Nos harán una foto de grupo junto a la "Pagoda" y proseguiremos juntos hasta Plana Mistresa, donde nuestros caminos se bifurcan.

Los llanos de Plana Mistresa son uno de esos rincones escondidos llenos de encanto, que la montaña nos regala como premio al esfuerzo de la excursión.  Imaginamos que la pradera por la que discurre nuestra ruta estará inundada a principios de verano, pues aquí vendrá a parar el agua del deshielo de todas las laderas y barrancos que nos rodean.  Un precioso escenario natural que podemos disfrutar en soledad.  Observamos que hacia Estanés asoman jirones de niebla desde el Valle de los Sarrios, lo que para nosotros es una bella estampa de alta montaña será un fiasco para los amigos de Lasarte, pues seguramente Estanés estará totalmente dentro de esa niebla.


A continuación entraremos en el reino de la roca:  proseguimos nuestra excursión por el estrecho valle que asciende hacia un alto collado entre Bisaurín y el Puntal de Secús.  No es difícil seguir el itinerario marcado por los mojones o hitos de piedra que los montañeros han ido dejando en este laberinto de bloques.  Más arriba cruzaremos el lecho seco del barranco y seguiremos por la ladera opuesta, pero enseguida volveremos a cruzar para emprender la subida definitiva.

Nuestra montaña preferida se deja subir por una abrupta garganta en una sucesión de fáciles trepadas por buena roca.  Sin darnos cuenta, pronto nos vemos tan altos como la cima de Secús y empezamos a disfrutar de un horizonte espectacular:  Un interminable mar de nubes se extiende al Norte de la cordillera y las montañas más conocidas sobresalen a modo de islas.  El Midi, el Anayet, Balaitus, Infiernos...  Vignemale, Monte Perdido, Tendeñera...  todos los colosos pirenaicos se distinguen perfectamente sobre el blanco oceáno de nubes.




Todavía nos queda un poco para la cima, pero no tenemos prisa y nos sentamos en una terraza herbosa para echar un bocado mientras contemplamos el panorama.  El día es magnífico y aunque el sol luce con toda su fuerza un leve viento de Norte nos refresca agradablemente.

Un último repechón por el lomo herboso de la montaña y enseguida nos vemos andando por una larga cresta redondeada y fácil que nos conduce a la cima principal.  Dominamos el horizonte en todas las direcciones:  Hacia el Este la Collarada, al Sur la Sierra de Guara y también distinguimos Peña Canciás y Oturia, y la Peña Oroel y San Juan de la Peña y ...  ¿aquéllo azul puede ser el pantano de Yesa?  El refugio de Lizara se distingue debajo nuestra, muy, muy debajo, mil ciento y pico metros más abajo.  Pequeñito, pequeñito.

Hacia el Oeste hay una extraña línea oscura de nubes en mitad del cielo pero debajo suya podemos ver cerca nuestro el Castillo de Acher y más lejos el Petrechema, la Mesa, el Anie...  Al Anie quieren ir al día siguiente Javier y Nahia y por eso miran un poco moscas ese mar de niebla que en la zona de Larra traspasa la divisoria fronteriza y puede hacer peligrar cualquier excursión.




En la cima nos alcanzaron tres franceses que llegaron por nuestra misma ruta y también coincidimos con otra pareja de vascos que había subido por el Sur.  Muy poca gente para ser un Domingo del mes de agosto.  Mejor así -nos dijimos - las muchedumbres de otras cimas más famosas no nos hacen ninguna falta...

Cuatro fotos, un poco de agua y para abajo, sopla mucho viento y no queremos enfriarnos, ya encontraremos un sitio más abrigo durante el descenso.

La bajada por la via más normal nos resultó muy puñetera, todos menos Javier dimos con nuestros huesos en las duras piedras, sin mayores consecuencias, pero fue motivo más que suficiente para que pusiéramos toda la atención del mundo en la empinada pedrera.  No teníamos ninguna duda:  Subir por el otro lado era mucho mejor y más bonito que por esta cara, donde nos imaginábamos una ascensión larga, aburrida y muy penosa.


Cara Sur de Bisaurín, ¡¡menuda subidica!!  nos cruzamos con un grupo
que empezaban la ascensión ¡¡a la una del mediodía!!

Bajamos hacia el collado de Foratón, enfrente nuestra el Puntal Alto de lo Foratón
primera cima de la Sierra de Gabás (2161 mts)  le echamos el ojo como un recorrido  ideal
para corretear: buen piso de hierba y buenas vistas.  Lo apuntamos.

Durante la bajada pudimos ver el vuelo de una pareja de buitres, pero cuando  uno
de ellos pasó más cerca me pareció que podían ser quebrantahuesos.
  En el refugio me confirmaron que estas aves nidifican en la zona.


La excursión terminó tomando un refresco en el refugio.  Sergio y yo nos despedimos de Javier y Nahia, nuestros compañeros y amigos de aventura esta jornada, con cuya buenísima compañía hemos multiplicado por cuatro el placer de esta excursión.  ¡¡¡ Hasta pronto amigos!!!  ¡¡Nahia, a ver si nos vemos en la Hiru dentro de dos años!!  ¡¡Nos tocará entrenar duro, pero seguro que lo conseguimos!!

Todas las afotos aquí.  


6 comentarios:

  1. Amigo Carlos, doy fe de que el domingo pasado no fue el día con cielos más claros de todo el mes de agosto. La misma bruma que malmetió vuestra astrología nocturna me impidió a mi ver, que no hollar, el pico de Petrechema y la Gran Aguja de Ansabere (esta tan sólo la vi desde su vecina, que pisarla, ni esta vez ni otra futura). El verdor de Francia se fundamenta en la pertinaz bruma y humedad de que disfruta.
    Otra vez será. Mientras tanto, salud y montaña.

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    1. Efecto Foehn se llama ¿verdad? una puñeta si te pilla dentro pero muy bonito si estás por encima como nosotros el domingo. Ya nos fijamos que por Petrechema al ser menos altas las montañas la niebla pasaba la frontera... ¡¡ánimo porque todavía quedan algunos días en los que ver fugaces!!

      En cuanto a la Aguja de Ansabere yo tampoco pienso en ella mientras no tenga un helicóptero, je,je... ¡¡Salud y muuuuucha montaña!! que es lo mejor del mundo.

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  2. por suerte, espero que tengamos muchos días (e incluso años) para disfurtar de la montaña, el cielo y todo nuestro entorno, ya que para diario... ya tenemos cemento y hormigón de sobra...
    por cieto, para un futuro, seria un placer tenerte como "guia" y acompañante de aventura... ;)

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  3. Bien dicho Edorta, y gracias por lo que me toca pero te anticipo que soy bastante despistes y pierdo la ruta cada dos por tres, je,je... eso sí, garantizo diversión. ¡¡Buenas vacaciones!!

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  4. Qué mejor compañía para salir al monte que con Sergio!! Que no lo deje....ni te deje mientras tengas fuerzas y que eso sea por muchos años. A seguir apurando el mes de agosto amigo.

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    1. Sí señor, el lunes tenía agujetas hasta en las orejas pero ya se le han olvidado... Este domingo toca carrerica en Linás de Broto, espero que el mercurio tenga piedad y no suba demasiado. Un abrazo!!!!!

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