Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Glicorrelatos

¿Glicoqué? Glicorrelatos, son relatos cortos, máximo 150 palabras y todos tienen el mismo inicio: "Llevo muchas noches sin dormir.."  Hemos juntado veintinueve y todos ellos están relacionados con la diabetes, porque quienes hemos participado en esta dulce empresa vivimos con esta enfermedad. Los unos como pacientes y otros como padres y madres (sobre todo madres) de niños que la sufren, algunos desde los primeros meses de vida.  En nuestros microrrelatos, perdón glicorrelatos, encontraréis rabia y tristeza  pero sobre todo mucho amor y mucha, mucha esperanza.

Comentar que aunque en principio me dio pereza apuntarme a esta aventura, finalmente sí lo hice y salió un cuento... ¿cómo decirlo? en un tono positivo y vital (no es el único).  Chapucero y con algún fallo que no he querido corregir, pero que quiere poner una nota alegre.  Se lo quiero dedicar a Naiara y a su madre Lourdes, que están pasando momentos muy duros.  Ojalá que pronto tengan también muchas notas alegres que les curen la tristeza de estos días.



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