Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

jueves, 1 de julio de 2010

¡¡Qué caloooooorrr...!!

Bueno, pues eso que ya ha llegado el Verano. Hace dos semanas nos parecía que este año se pasaría de largo, pero no señor, ya lo tenemos aquí y ha venido para quedarse unos días, una temporadita. No me quejaré aunque ahora mismo sean casi las doce de la noche y el termómetro marque 28 grados en la calle. Pensaremos en el frío que hemos pasado este invierno y sobre todo disfrutaremos tirándonos a la piscina después de bajar sofocados del Perdón, ¡¡qué gozada amigos!!

Estamos en esos días líquidos y maravillosos, promesa de viajes, de encuentro con los amigos, con la familia, de planes nuevos, de vida en definitiva. El otro día me despedía de mi hijo mayor que se iba unos días a Zarautz con unos amigos. Viéndole subir al autobús, con esa alegría y esas ganas de divertirse que se tienen a los 17 años, me embargaron distintas sensaciones: Felicidad de ver a los hijos crecer y volar sólos y nostalgia de mis andanzas con esos mismos años. Sentimientos encontrados, una sonrisa de melancolía y un pálpito en el corazón pensando en los próximos retos.

Y hablando de lo que viene me acabo de apuntar a la Zumaia Flysch Trail, el próximo 11 de julio, una carrera de 27 kilómetros rompepiernas entre Deba y Zumaia, en la Costa Vasca, por un paisaje de acantilados salvajes como en muy pocos sitios de nuestra geografía quedan, y como muestra echarle un ojo a este vídeo.

Bueno y espero que no nos siente mal este paseo porque el siguiente finde vendrá Isaba: ¡¡La Camille Xtreme!!

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