A las 9 en punto, tras asistir en primera línea al homenaje que la organización ha brindado a la primera expedición vasco-navarra al Everest en 1980, hemos salido disparados a "comernos" los casi 32 kilómetros de distancia de esta durísima prueba. Como me había puesto en la cabeza enseguida comienzan a adelantarme por un lado y por otro decenas de corredores y eso que mis piernas llevan un ritmo bastante rápido al contagiarse de la velocidad de las demás. Los primeros kilómetros pasan rápido y sólo ralentizamos la marcha en algún breve repecho. Sendero y pistas forestales se suceden alternativamente hasta que llegamos a Belabarze, un verde y despejado valle que más arriba comunica con Aragón en el puerto de los Navarros. De continuar por la estrecha carretera en pocos kilómetros llegaríamos a ese puerto pero el itinerario asciende por estrecho sendero y bosque trepando hasta lo alto de una sierra en la que descuellan tres altos: Punta Murúa (1240 mts), Garbisa (1550 mts) y Punta Iturburua (1590 mts); pasaremos por las tres en un duro subi-baja entre altos bosques de pinos silvestres y verdes rasos donde pastan vacas y caballos, un precioso paisaje de alta montaña: A nuestra derecha la blanca osamenta de Ezkaurre se levanta por encima del oscuro bosque y a nuestra izquierda las cimas de Belagua, más lejanas y altas: Anie y la Mesa que todavía conservan algunos neveros. Avituallamiento en el kmt 9, dos trozos de plátano, agua y acuarius, y seguimos subiendo y bajando. Bajando ahora en picado hasta la carretera que ahora sí seguiremos hasta el Puerto de los Navarros, un kilómetro cuesta arriba donde parece que casi no corremos, hasta que nos metemos de nuevo en un sendero que a los pies de Ezkaurre discurre por entre un denso bosque de jóvenes hayas. Segundo avituallamiento: Más plátano, más agua y más isotónico; el aire todavía está fresco pero cuando salimos de la sombra bajo los árboles el sol nos avisa de lo que nos aguarda hoy: Mucho calor.
Durísima la subida por este hayedo donde cogemos altura a ojos vista y con la lengua fuera. Salgado me adelanta poco antes de salir a las piedras: ¡Otro veterano menos! -saluda con alegría- ¡Qué bien vas! - contesto con envidia sin dejar de subir pero viendo como poquito a poco el corredor de Dantzaleku Sakana, bastones en mano y a buen ritmo se va alejando montaña arriba. Paso al lado de Tedy -Racu-, que está parado a un lado de la subida, - ¿Qué pasa tío? - le pregunto preocupado - Regular - me contesta, pero ya vamos - ¿Quieres un gel? - le insisto. - No, no hace falta sigue tú-. Estamos en la parte más dura de la prueba y si no tienes el día es aquí donde pagas la factura. Continúo hasta llegar a la cima donde me saluda también el bueno de Ramón (Monrasin), hoy tenía que estar corriendo con nosotros, pero un inoportuno catarro le ha hecho cambiar de idea y en lugar del dorsal se ha pillado la cámara y la mochila y se ha plantado aquí arriba para retratarnos a todos. Sopla un leve viento fresquito aquí arriba, en los 2047 metros de la cima. A gusto me sentaría un buen rato a disfrutar de un día limpio y claro como el de hoy, en el que te parece poder tocar el horizonte de montañas y valles en los 360 grados alrededor pero lo dejaremos para otro día. Me acercaré mejor al avituallamiento y me pondré morado de rodajas de sandía, riquísima y más acuarius y más agua. Y ahora intentaremos correr montaña abajo por un pedregal infame en el que no puedes descuidarte un segundo. Sólo tenemos ojos para ver dónde pisamos, esa piedra se mueve, esa es pequeña, cuidado esa otra y así, poco a poco y casi andando perderemos altura. A Salgado ya ni lo veo, es el rey bajando y además un experto en el manejo de los bastones así que no tengo ninguna oportunidad.
Hemos pasado el kilómetro 20, ya queda menos pero quedan tres "tachuelas" que a estas alturas se hacen bastante duras: La Punta Godía (1763 mts), el pico Armaia (1700 mts) y Cañasillos (1646 mts) sobresalen en un largo y verdel cordal que se aleja de Ezkaurre hasta Ardibidepikua, una peña que asoma justo encima de Isaba. Coincido en esta parte con Javi San Agustín -de peña Guara-, otro veterano que también baja mejor que yo, pero hoy le cuesta adelantarme porque lleva el estómago un poco revuelto, por eso vamos juntos un rato hasta que en la segunda tachuela (Armaia), se me acalambran los cuadriceps, sobre todo el derecho y me detengo un minuto. Son muy pocos metros hasta la cima, pero subo muy mal y suerte que arriba uno de los voluntarios tiene reflex y con una buena rociada me alivia el problema. Además ahora toca bajar así que vamos para allá.
Me alcanzan Alberto -Gares- y Mikel -Korriko-, que están haciendo una buena carrera y van más frescos que yo, los tres vamos juntos a media ladera durante un par de kilómetros en esa parte antes de entrar en el bosque y donde el piso consiste en una inclinada pendiente de hierba donde los pies sufren lo indecible por la posición forzada y los muchos kilómetros que llevan de tute. También nos tiramos por rampas vertiginosas de hierba y tierra que requieren toda la atención para no echar por tierra nuestra aventura en su parte final. Pero es que ya tenemos el cuerpo para muy poquito y por eso yo al menos pillo la pista de hormigón que desciende a Isaba con bastantes ganas: El estrecho carretil que comunica el repetidor de Ardibidepikua con Isaba nos permiten bajar sin pensar en piedras, ramas ni sorpresa alguna, sólo nos dejamos caer poniendo el freno lo justo para no pasarnos de velocidad mientras rezamos para que no aparezca una ampolla en el talón o similar. Alberto me dice que en esta parte su garmin le marcó una velocidad de 3min 30 sg por kilómetro y no me extraña porque en meta me sacó casi 4 minutos de diferencia en sólo los últimos 3 kilómetros, Mikel -korriko- también entró casi un minuto antes que yo. Mi tiempo: 4 h 8 min 23 segundos de disfrute y sufrimiento a partes iguales.
La meta daba paso al frontón cubierto de Isaba, donde disponíamos de todo lo necesario para reponer las calorías quemadas: Migas, queso, jamón, frutos secos, sandía, agua, cerveza... ¡¡Cerveza!! Me bebí un botellín de San Miguel de un trago nada más llegar. Además me puse morado de agua y después de la ducha (fresquita) se me puso el cuerpo peor que regular con lo que no pude disfrutar demasiado del encuentro con los amigos: Salgado, Ramón, Manoli, Mina, Pinillos, Haimar, Iñaki, Alberto, Mikel, Ander, Toño Algueta, Guillermo... Trescientos amigos ni más ni menos. ¡¡Hasta la próxima!!
Fotos pilladas del Blog de Monrasin y de Adi-Ike. Muchas gracias por vuestro trabajo y entusiasmo.
Clasificación aquí.
Mis glucemias: A las 5:16_ 167 (antes de desayunar); 8:13_69(comeré dos plátanos); 14:02_141 (después de ponerme morado en meta)_ Actualmente me pongo 5 uds de novomix 30 en el desayuno, 3 uds. de novorapid a mediodía y 6 uds de novomix 30 en la cena.
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Todo lo bueno cuesta, te hiciste de rogar. Me ha encantado leer y ver que esta sí se parece más a la que hice yo, solo que a mi la pista de cemento no me gustó porque tenía las piernas cargadas de la cinta del gim y esto ya fue el remate. Como dominad picos y tachuelas. Lo de la bici aquí ni soñarlo, con el calor que hace te mueres, a no ser que salgas de noche. Se suple con la piscina.
ResponderEliminarNos vemos en Burgos!!!
¿En Burgos? ¿Qué hay en Burgos? ¿Una carrera?
ResponderEliminarYa he leído tus aventuras por el Monte Perdido, allí pillasteis mal tiempo y frio suficiente para aguantar todo el verano en tu pueblo ¿No?
Bueno, cuéntame lo de Burgos.