Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Aralar Blanco

El Domingo 17 de diciembre y coincidiendo con el Mendigoizaleen Eguna -Día de los Montañeros-, Fernando y un servidor nos acercamos a Uharte Arakil con ánimo de subir al Santuario de San Miguel y a la vecina cima de Artxueta. Las predicciones prometían una jornada sin precipitaciones y con nubes que debían abrirse conforme avanzara la jornada pero cuando echamos a andar a eso de las 8 menos cuarto el cielo estaba totalmente cubierto y caía una chispa de agua nieve. El anticiclón se había movido a una lado, nos contaron luego los expertos y ello fue la causa de que continuaran las precipitaciones que llevaban remojando el norte toda la semana. No nos quejamos pues falta hacía.

Pero un poco más de frío sí podía haber hecho porque el barrizal que encontramos en la primera parte de la subida fue tremendo. Ya nos lo conocíamos y lo habíamos sufrido en otras ocasiones pero se nos había olvidado... ¡¡menuda chocolatada!!

Conforme ganamos altura la temperatura bajó y el barro dio paso a la nieve, húmeda al prinicipio y polvo más arriba, de esa que mola, porque apenas moja y al pisarla escuchas ese ruido característico y que a mí al menos me encanta: pow... pow...  Un paisaje blanco alrededor en contraste con el intenso verde del valle debajo nuestra. Precioso.




La última parte de la subida se hizo algo penosa pero gracias a Fernando, que iba abriendo huella no podía quejarme.  Dos chicos que subían detrás también nos agradecieron el esfuerzo cuando llegamos al Santuario. Todos entramos en la hospedería, al calor de la estufa y al olor de la chistorra...  ¡¡Ummm!! Un minibocata de chistorra y una taza de caldo caliente nos entraron de maravilla y a mí, que tenía 70 de azúcar ni te cuento.  (Solo me había puesto una unidad de novorapid con el desayuno a eso de las 6 de la mañana: café con leche y cuatro nueces. Mi azúcar a esa hora: 122).


Un guiño a la mejor carrera de montaña del mundo: Galar Trail!!! Atención al 4 de marzo de 2018
 

Tras secarnos y calentarnos un poco, salimos fuera sin una idea muy clara de cómo terminar la excursión. Subir a Artxueta no nos apetecía pues seguía nevando y apenas había visibilidad. Decicimos bajar hacia Uharte pero por la carretera mejor que por el camino. De ese modo podríamos correr a buen ritmo y nos libraríamos del barro.

¡Qué buena idea!  Las ruedas de algún vehículo habían pisado la nieve de tal forma que correr por ellas era una delicia. ¡¡Y cuesta abajo!! ¡¡Yujuuu!!

Fuimos perdiendo altura hasta unos 840 mts cuando la carretera cruza el sendero GR20 de San Miguel a Etxeberri, también llamado el camino de Agiri, llamado así por un poblado del siglo XIV, ya desaparecido.  Entonces cambiamos de idea y pusimos rumbo de nuevo al santuario por el sendero.  Un bello camino por el bosque que algún año habíamos recorrido con ocasión de la Marcha de las Tres Ermitas, solo que hoy el verde ha pasado al blanco. 

J Imbuluzketa ¡¡Gracias por la fotico!!
Por supuesto que los pies los llevábamos fresquitos no, lo siguiente. Pero yo no tanto gracias a un truco: unos escarpines de neopreno a modo de calcetines, que me protegieron muy bien. Sobre todo cada vez que metíamos el pie en los charcos de agua helada entre la nieve.  Fernando no contaba con eso pero está hecho un jabalí y sus pies lo mismo porque no perdió la sonrisa en toda la mañana...

Una vez de vuelta en el Santuario, ahora más concurrido con los montañeros que iban llegando para la misa y posterior almuerzo, nos hicimos unas fotos y bajamos a la carrera por el sendero normal, el que habíamos cogido para subir desde el valle.


La ruta en mi Garmin

En resúmen algo más de cuatro horas de diversión donde nos hartamos de nieve para toda la temporada. Pero ojalá venga más y lo podamos repetir este Invierno que empezó ayer día 21 de diciembre.  ¡¡Feliz Navidad!! Zorionak!!

 
La peli de la jornada

2 comentarios:

  1. La blanca alfombra cubre la roja y ocre que le precedió. El invierno se ha solapado y dejado atrás al otoño.

    Amortiguado desplazamiento sobre el manto, bien protegidos los pies, claro, que si no el romanticismo puede devenir en reumatismo, que suena parecido pero es otra cosa.

    Feliz Navidad y buenas andaduras para 2018 es lo que te / nos deseo.

    Un abrazo fuerte.

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    1. Gracias Carlos Martos!!! Brindaremos por muchas excursiones como esta, blanca de nieve en el Invierno, verdes en Primavera y Verano, amarillas y rojas en Otoño. Un abrazo!!!

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