Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

miércoles, 10 de enero de 2018

Nos gusta la nieve


... Cuando la vemos caer tras  los cristales de la ventana de casa, calentitos, con la nevera repleta y sin la preocupación de tener que salir para ir a trabajar. Nos gusta ver todo cubierto de blanco: las calles, los bancos, los coches, los árboles... Adornados con el vestido nuevo del Invierno y formando un paisaje de postal que siempre nos deja con la boca abierta. Y más cuando donde vivimos no es un fenómeno habitual sino más bien raro, ocasional, fugaz...

Pero este Invierno parece de esos que nos contaban los abuelos: fríos y blancos. Todavía era Otoño cuando a primeros de diciembre el Perdón se cubrió de nieve y aprovechando la festividad del miércoles día 6, Tedy, Alejo y servidor nos acercamos hasta Galar para echar un ojo al recorrido de la próxima Galar-Trail. Ya se había ido mucha nieve pero el frío continuaba y por eso casi no pisamos barro en todo el recorrido ¡que viva el hielo!

Miércoles 6 de diciembre, 8 de la mañana, 6 grados bajo cero

La nieve aún cubría alguna ladera

Ultima subida de la Galar: Palomeras. Peña Izaga y la Higa a la derecha. Al fondo los Piris

Aquí un selfie con Alejo y Tedy

El día de Reyes volvimos a ver la nieve en Pamplona y comarca ¡y de qué manera! Puede que cayeran 50 litros en forma de agua y nieve a lo largo de toda la jornada.  Al día siguiente Domingo había quedado con David, Tedy, Alejo y Dani para repetir el recorrido de la carrera de Galar: se trataba de "quemar" el turrón y el roscón de reyes siguiendo el itinerario de nuestra carrera preferida.

Es curioso que casi siempre nos organizamos para ir juntos en un coche o en dos a lo sumo, pero este domingo pasamos de todo y como Galar lo tenemos a tres kilómetros de casa fuimos cada uno en nuestro propio Rolls Roice. En Zizur todavía quedaba bastante nieve pero no había helado y era más agua que otra cosa de modo que no lo pensé y enfilé la carretera hasta el pueblo vecino.

Galar estará 50 metros más alto que Zizur, no sé, pero entre eso y que está en las faldas del Perdón resultó que sus calles estaban a tope de nieve. Tan pronto dejé la carretera local que estaba totalmente limpia y entré en las primeras calles del pueblo me encontré con todo el piso cubierto de nieve salvo las rodadas de otros vehículos por las que procuré llevar mi cacharro sin desviarme un centímetro. Al llegar al punto de encuentro en la última calle ví a mis colegas haciendo extrañas maniobras con los coches y a Tedy que provisto de una pala despejaba un trozo de nieve.

Para aparcar el coche me eché a un lado de la calle. Dejar las rodadas y perder tracción fue todo uno y no fue hasta que vino Tedy con la pala y empujamos entre todos que no pudimos aparcarlo sin que estorbara el paso. No bien terminamos con mi coche llegó Alejo y se repitió la situación. Menos mal que éramos cinco machotes y en cinco minutos estuvimos listos. Eso sí: Dani y Tedy ya tenían los pieses helados. ¡¡Vamos a correr!!

Alejo, David y Tedy. Al fono viene Dani que como lleva ruedas de invierno no ha tenido ningún problema.
La primera parte de la carrera sale de la última calle de Galar por una pista que sube directa al monte pasando por el depósito de aguas. La pendiente no es muy fuerte al principio pero poco a poco va aumentando hasta casi un 25% o más antes de internarse en un bosque de quejigos. Normalmente y como somos mucho fuertes podemos correr en toda esta pista pero hoy con toda la nieve es imposible. Los 15 cmts que había al principio pasan a más de 50 en muchos sitios y nos las vemos y deseamos para avanzar en fila india, alternando el primer puesto por el esfuerzo adicional que requiere abrir la huella. Somos los primeros excursionistas de la jornada y no será raro que también seamos los últimos pues el cielo está cubierto y cae una chispa de agua nieve. La temperatura está en unos cero grados, ni frío ni calor (jijiji).

En este banco se aprecia bien el espesor de la nieve. ¡¡Alejo qué haces, no te sientes, espera que haga la fotoooo!!




 
Al entrar en el bosque pensábamos que nos hundiríamos menos pero no fue así y llegados al desvío donde la carrera continúa por un sendero desechamos la idea de meternos pues los bojes y arbustos hundidos bajo el peso de la nieve lo habían cerrado casi por completo. Ya sabemos lo que es arrastrarse bajo las ramas así que ni lo pensamos y continuamos pista arriba hasta llegar a una finca donde dimos por terminada la aventura.

Bajar a la carrera haciendo el indio fue una gozada y no recuerdo haberme reído tanto en todo el año, claro que de este 2018 solo llevamos 7 días...  Ver a Tedy cogiendo carrerilla para echarse de cabeza a la piscina, digo a la nieve o al bueno de Alejo tirarse de espaldas y verle desaparecer no tiene precio. ¿Cuántos años tenemos?  No importa, nuestras risas son el mejor remedio para el frío y el cielo gris.

¡¡¡ Al agua patos !!!

Llegados al pueblo Tedy y David, que aún no habían sudado bastante, decidieron volver a subir y allí nos despedimos, ellos para arriba otra vez y nosotros a la pala para sacar los coches. Y lo conseguimos, menos mal. Todavía teníamos mucha mañana de Domingo por delante: Dani y Alejo fueron con sus chavales al Sadar para disfrutar de la victoria de Osasuna y yo para casa a ponerme guapo que mi hijo mayor cumple 25 años y lo vamos a celebrar. ¡¡Felicidades Diego!!

Foto de familia

2 comentarios:

  1. Da gusto veros hacer el ganso!!! Feliz año, calamar!!!

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    1. Gracias Francisco!!! Feliz Año para tí también y para todos los gansos del mundo!!!

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