Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

viernes, 29 de septiembre de 2017

Por la Sierra de Leyre

El próximo 21 de octubre se correrá la II Edición de la Juan Migueliz Leyre Trail: Con salida y llegada en el Monasterio de Leyre, la carrera lleva por arriba de la Sierra asomando al Norte encima del embalse de Yesa y al Sur sobre la Foz de Arbayún.  Hayedos, rasos de hierba, caos de piedras y rincones mágicos como el Paso del Oso, donde la montaña nos abre una ventana natural. ¡Qué os voy a contar si me quedé enamorado el año pasado! El día estuvo frío y desapacible con un viento helador que apenas dio tregua, pero entre la magnífica organización y el "calor" de los voluntarios todos estuvimos super a gusto.

Este Domingo 24 de septiembre no hizo frío, al contrario, fue una jornada casi de Verano y pudimos disfrutar de un día buenísimo para correr por la montaña. No eran las 8 cuando bajamos del coche en Usún, un pequeño pueblo próximo a Lumbier.  Una estrecha pista baja hasta el río Salazar. Nos lleva al conocido puente que lo cruza justo donde termina la Foz de Arbayún -como llaman aquí a las gargantas o cañones abiertos por los ríos-.

Mientras subimos al Arangoiti, dejamos Arbayún a nuestra espalda y allá lejos el Ori, donde nace el Salazar

Estamos Fernando, Alejo, David, mi tocayo Carlos Nuin y yo. Cinco campeones que pasamos a ser seis, pues un pedazo de perro nos salió al encuentro cerca del pueblo y moviendo el rabo amistosamente se puso en cabeza abriendo la marcha. Sin invitarle nos acompañó durante toda la excursión corriendo a nuestro lado todo el tiempo, sin despistarse con otros excursionistas ni sus perros que se cruzaron. No le habíamos dicho la excursión que queríamos hacer pero su instinto debió decirle que iba a ser muy chula.

En wikiloc había pescado una ruta circular que desde Usún subía al Arangoiti y por arriba de la montaña iba hasta el Portillo de la Cerrada y después a los Rasos de Bigüezal para girar a la izquierda y perder altura hacia un barranco secundario que bajaba hasta la "canaleta" una conducción de agua que recorre la Foz de Arbayun para llevar el preciado elemento hasta Lumbier.  Buena parte de nuestro paseo coincidiría con el recorrido de la Juan Miguéliz: la última parte de la subida a Arangoiti y todo lo que va por arriba de la sierra hasta los Rasos de Bigüezal.

Normalmente el río Salazar muestra unas aguas limpias y de tonos azules cuando lo cruzas en el puente de Usún pero esta mañana bajaba color café con leche, debido a las tormentas de los días pasados.  Qué agua más buena para los árboles y los prados agostados.


La subida a Arangoiti arranca desde la misma canaleta, por donde regresaremos dentro de 20 kilómetros. El sendero está bien marcado y menos mal, pues avanzamos por monte cerrado de quejigos, espinos, bojes y encinas. Más arriba en terreno más abierto y despejado perderemos el camino pero volvemos a cogerlo enseguida.  Curiosamente nos perdimos al tirarnos hacia la derecha en un claro, sin hacer caso a nuestro amigo de cuatro patas que tiraba para la izquierda. ¡Se conocía la subida!
Nieblas sobre Lumbier. Peña Izaga y la Higa se levantan próximas.

Son las 9:46 cuando llegamos a la cruz desde donde asomamos al Monasterio de Leyre, muy pequeñito debajo nuestra. Mi azúcar está en 102, comeré dos tercios de una barrita de proteína -chocolate y naranja- , nada más.  Me he sentido muy bien en la subida, señal de que mis patas se han recuperado de la Nafarroa Xtrem ¡bien! 


En los Rasos de Bigüezal escuchamos tiros de escopeta, seguramente estarán al jabalí. Menos mal que no pasamos por la zona de la batida y nos alejamos cuando giramos hacia el barranco que nos había de bajar a la Foz.  Dos kilómetros de pista asfaltada deslucieron un pelín nuestra aventura pero a la carrera solo fueron 10 minutos. Enseguida nos vimos de nuevo corriendo por una estrecha pista semiabandonada dentro del bosque. ¡¡Qué guapo!!

El perro pasó menos miedo que nosotros en ese tramo espectacular y aéreo donde la canaleta discurre por las paredes de la foz. Las aguas del río Salazar resuenan amenazadoras debajo nuestra, mejor no mirar... ¿Y esos buitres? ¡Ay madre!


Ermita de San Pedro de Usún

Un magnífico paseo de cuatro horas que te lleva por distintos escenarios: el paisaje abierto en todas las direcciones desde la cima de Arangoiti, los pequeños prados arriba de la sierra que como cuidados jardines ingleses se abren entre acebos y bojes, viejas hayas retorcidas, pinares y por fin esos últimos kilómetros dentro de la espectacular Foz de Arbayún.  ¡¡Venir a la Sierra de Leyre!!

Por error en el vídeo he puesto fecha 17 de septiembre cuando fue el 24...


Glucemias: 173 a las 5:53. 2 uds de insulina y desayuno un café con leche con nueces y almendras. 102 a las 9:46 en la Cruz de Leyre, dos tercios de barrita de proteína. 89 a las 11:48 en Usún. Desde donde fuimos a Cordovilla para almorzar una merecida jarra de cerveza y un bocadillo de chistorra -le quité la mitad del pan-.  La excursión fueron 22,52 kmts y 1340 de desnivel positivo.

Nota final: nuestro amigo de cuatro patas se quedó en Usún y no hizo ni despedirse cuando llegamos. Me pregunto cuántas veces habrá hecho la misma operación con otros grupos de montañeros...

6 comentarios:

  1. Que chula esa vuelta Carlos!!
    Y grupeta de 10 !!Envidiiiaaa!!
    Iñigo

    ResponderEliminar
  2. Cabrone posturero el perro me a pedido que le compre una mocila SAlomon un geyperman Esunto y no se cuantos titos carisimo. No volvey por aquí gentuza y si vení llevarse a mi senora y la tirei or la canaleta. Creo yo que me lo debei.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tú dale bien de pienso a ese animal que está pillando todos los puntos para Montblanc!! Conoció a una Dálmata en Txamonix y está loquito por ir allá jajajaja!!!

      Eliminar
  3. Qué cabrón el perro. Igual lo ha puesto la guardia civil que está hasta los cojones de buscar gente perdida por el monte. Saludos y a seguir disfrutando, máquinas!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Francisco!! Nos ha pasado de todo con los perros pero con este fue súper curioso: un bicho de lo más tranquilo que no se separó de nosotros. Nos dio apuro cruzarnos con más de un excursionista acompañado de su perro teniendo una pelea o algo pero apenas les prestó atención. Menos mal porque si la lía nosotros pasábamos por ser sus dueños.

      Eliminar

¡Haz un comentario!