Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

lunes, 23 de diciembre de 2013

San Donato desde Senosiáin

Subir al Beriáin (1560 mts) y asomar a la ermita de San Donato lo teníamos planeado hacía mucho los cabras de Celigüeta-Zizur, sobre todo Alejo y Santi que cada día están más enganchados al monte, también David y no digo nada de Alberto, aunque este último corre por este monte casi cada mes.  Pero el caso es que se pasó el Verano y también el Otoño sin poder encontrar el día.
  

Y por fin hoy se ha sido el día: el segundo día del invierno y en plena noche, la noche más larga, hemos quedado a eso de las 6:30 de la madrugada en Zizur, Alejo, Jorge, Fernando, Pello y servidor con Joseba que venía desde Esquíroz. En dos coches hemos ido hasta Ubani para recoger a David y a Eric que venía desde Arraiza y de ese modo los ocho nos hemos dirigido hasta Senosiain, vecino a Ollo, los dos son unos pequeños y tranquilos pueblos que a unos 560 mts se sitúan en las, aquí extendidas laderas de la Sierra de Andía.  Muy extendidas porque hay más de 10 kmts desde aquí a la cima del Monte Beriáin.  

Hacia allá hemos salido zumbando un poco más tarde de las 7 de la mañana. Noche cerrada todavía y poca luz, pero con los frontales no había problema alguno en recorrer la pista que siempre cuesta arriba nos iría elevando hacia las alturas.  ¡¡Y vaya que nos ha ido elevando!! Echar a correr así sin transición ha sido especialmente duro para mí, sobre todo al ritmo tranquilo pero sin pausa que ha impuesto la cabeza del grupo desde el principio.  

Llevo un mes corriendo lo menos posible para así superar una latosa y molesta tendinitis que se ha cebado en mi rodilla derecha, mantengo la forma a base de bici pero está claro que para correr bien hay que correr, por lo menos como corrían hoy mis compas de aventura.  Eric tampoco ha salido mucho últimamente y se ha quedado conmigo en los primeros kilómetros, después ya he ido entrando en calor y como no llevábamos dorsal la cuadrilla ha ido esperando para de ese modo llegar juntos a nuestra meta: La Ermita de los Santos Donato y Cayetano.  

Cero grados de temperatura en el pueblo que de seguro eran menos arriba, pero la ausencia de viento al menos al principio ha hecho muy llevadero el tema del frío. Sólo al llegar arriba nos ha castigado un poco el aire que venía pelado.  



Ha sido un espectáculo ver amanecer desde aquí arriba. Para ello debíamos mirar justo a nuestra espalda y así veíamos las luces de la Cuenca de Pamplona y detrás suya el negro perfil de montañas, como un diente de sierra recortado contra un cielo, primero rojo y después de todos los colores a medida que el sol, el tímido sol de diciembre se ha elevado en el horizonte.


Las borrascas del Jueves habían puesto blanca la sierra pero por suerte no había mucha nieve, y digo suerte porque en aquéllas zonas donde sí la había era muy fatigoso progresar.  Diez kilómetros y setecientos metros marcaba mi cacharro cuando hemos llegado arriba.  Dentro de la ermita hemos parado lo justo para echar un trago y comer alguna barrita.  Mi glucemia: 70, una cifra baja pero no alarmante, y normal si tenemos en cuenta que no he tomado absolutamente nada en toda la subida.  ¡¡Si no podía ni hablar!!




El Moncayo también blanco, se levantaba hacia el Sur mientras que al Oeste los rayos del sol iluminaban las nevadas crestas de Aitzkorri, encima de Zegama ¡¡Precioso!!  



La bajada ha sido divertida por lo menos al principio: para subir habíamos buscado la proximidad de la cornisa que cae encima de Uharte Arakil pero bajando nos hemos tirado más por el centro de la vaguada y ahí teníamos más nieve y hemos metido la pata hasta muy arriba en alguna que otra ocasión. Muy gracioso si no te ocurría a ti, claro. 

Más abajo y al coger de nuevo la pista de regreso al pueblo nos hemos separado en dos grupos, yo me he quedado atrás con Joseba, Fernando y Pello y no es que fuéramos despacio pero nuestros amigos del grupo A debían ir como cohetes porque los hemos perdido de vista. Entonces en un momento dado mi rodilla me dado un pinchazo y un crujido muy feo (y doloroso) y casi he tenido que parar, después he visto que podía seguir corriendo pero muuuuy despacio y de ese modo hemos proseguido los cuatro.  

Como además nos hemos despistado en un desvío en lugar de aparecer en Senosiain nos hemos presentado en Ollo. Ningún problema porque ambos pueblos están a unos 500 mts el uno del otro.  A las 10:30 creo que ya estábamos todos, es decir algo menos de 3 horas y media de excursión navideña, pero algunos craks de la partida podrían haber bajado de las tres horas, como ya han echo en la maratón ¿eh Alberto?

Sólo me queda desearos que paséis estos días en la mejor compañía y que entréis bien en el próximo Año Nuevo ¡¡Viva el 2014!!  Para mí pido una rodilla nueva, ASICS, Salomon, Nike...  pero que me dure otros 50 años  ¡¡Ja,ja,ja,ja!!


Itinerario de subida

De azul la subida y de rojo la bajada, se observa
el punto donde despistamos el desvío.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena Carlos por esta preciosa ruta , ideal para ir cerrando el año . Un año largo que, a causa de la intensa actividad, suele dejar alguna "factura". La pagamos, nos recomponemos un poco, y a por el próximo! El Moncayo, en la cercanía, tiene menos nieve de la que se adivina desde tu predio. Mal para esquí de travesía. Salud y montaña, tocayo.

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    1. Muchas gracias campeón!!! Espero tener suficiente "cash" para liquidar las facturas de la rodilla, jejeje. Yo creo que el precio será 1 mes sin ponerme las zapatillas, a ver si es verdad. ¡¡Que tiemble la bici!! ¿Y tus tablas? ¿Ya están tetemblando? Porque anuncian nieve!!!! ¡¡Feliz Navidad!!

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