Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Diabetes: Seis días de control contínuo

En la última revisión que tuve con mi médico endocrino hablamos de los avances en el control de la glucemia que se están dando contínuamente y que hoy nos permiten medir nuestra glucosa en sangre con aparatitos mucho más pequeños y fiables que hace años. Cada vez estamos más cerca de disponer de un páncreas artificial que una la bomba de inyección de insulina y el medidor que ordene a la bomba según la glucosa en sangre en cada momento. La realidad es que hoy los laboratorios ya han desarrollado esa fórmula ideal y pronto muchos pacientes podremos acceder de un modo cómodo y fiable. La doctora me propuso / planteó hacer un estudio diabetológico consistente en llevar durante una semana una sonda (como un parche pequeño) que tomaría mi glucemia en sangre de forma continuada. Me pareció buena idea porque aunque más o menos llevo un buen control que me permite hacer una vida prácticamente normal, la única referencia que mi médico y yo tenemos son las 4 ó 5 glucemias que me hago cada día: Pinchando en cualquiera de los dedos de las manos -en las yemas-, pongo una gota de sangre en una tira reactiva inserta en el medidor y éste indica el valor de mi glucosa en ese momento. Pero a lo largo de las 24 horas de un día hay 1440 minutos en los cuales el azúcar en sangre sube y baja dependiendo de cuánto y qué coma y cuánto y qué actividad física realice. Es cierto que cada 4 ó 6 meses la glucemia glicosilada señala el valor promedio de los últimos 120 días, pero aún siendo ese un dato fundamental, también es importante conocer las hiper o hipoglucemias que pueda haber para tratar de mantener un valor de azúcar en sangre lo más estable posible.

Dicho y hecho el Martes 7 de septiembre estuve con una de las enfermeras de endocrinología, Mayte fue quien me puso el transmisor o sensor en el estómago, que es como un pequeño parche, me explicó que guardaría en su memoria los datos de mi glucosa durante los siguientes 6 días. Podría ducharme, correr... sin problemas; en definitiva se trataba de hacer mi vida normal. Además me dió otro medidor con el que tenía que hacerme un mínimo de 4 controles diarios, como venía haciendo hasta ahora.


Esa semana fui a trabajar, salí 4 días a correr y además, como eran fiestas en Zizur, me corrí un par de "juergas": Una cenica, dos comidas ricas y alguna cerveza cayeron. Los resultados los pude ver el Lunes a primera hora, cuando volví a la enfermería del hospital y allí los analizamos con Cristina -del equipo de enfermeras que son todas majísimas-.

Ahí tenéis mis siete dulces días, con sus subidas y sus bajadas:

Como puede verse, la línea empieza sobre las 13 horas del Martes: Discurre por debajo de 140 y por encima de 70, lo que supone un muy buen control. La bajada que se ve sobre las 20 horas se debe a que fui una hora a correr. Después viene el Miércoles día 8: A las 8 horas me meto el desyunto y subo casi a 200 para luego ir bajando a valores normales. Para cenar comí una hamburguesa del Mc Donalds y fijaros que subí por encima de 200 ¡Y eso que pedí la ensalada de la huerta en lugar de las patatas fritas!. El Jueves día 9 volvemos a ver la subida después del desayuno y una bajadilla poco más tarde de las 8 PM que coincide con un entreno de 16 kilómetros corriendo. Después también hay un subidón con la cena aunque esa noche no hubo hamburguesas.
El Viernes día 10 no salí a correr y en cambio fui a cenar a casa de unos amigos: Cuscús frío, jamón serrano, ajoarriero y flan casero, con buen vino e incluso champán y dulces, pero fíjense que la línea sube muy poco. Sábado 11: Entreno con los colegas de Aratrónika para subir al Perdón, salimos a las 8:20 y sobre las 9:00 me tomé una pastilla de glucosa, puede verse como remonto una hipoglucemia (+- 50) y sobre las 10:30 subo todavía más con el bocata que comí en casa al llegar. Comida rica del equipo ¡¡Y me olvido la insulina rápida!! A pesar de lo cual la línea roja va subiendo muy poco a poco hasta que a las 24 horas se sube a las nubes y es que estábamos de parranda por Zizur: Cayeron 3 botellines de cerveza esa tarde y peor aún, seguía sin la insulina y cené un bocadillo. Al llegar a casa sobre las 12 de la noche me puse 6 uds. de novomix-30 y la glucosa inició el descenso tal y como puede verse en las primeras horas del domingo 12. También hubo comida de fiestas y de nuevo olvidé las 3 uds de insulina rápida, así que la línea tira para arriba, después cayeron sólo 2 cañitas pero como véis la línea se dispara aún más alto.
En la tercera página podéis ver superpuestas las 7 líneas de medición correspondientes a esos 7 días. En la parte inferior hay 8 tartas, la última dice el valor medio. Todas tienen 3 colores: El blanco señala valor normal, el amarillo hiperglucemia y el naranja hipoglucemia. No me gusta la octava tarta porque hay mucho amarillo, pero si pensamos en las fiestas de Zizur y en que nunca había visto las consecuencias de un mal control, tampoco es para desanimarse. Olvidarme la insulina en casa, no ponerme la rápida en la comida, cenar comida-basura sin aumentar la dosis de insulina o andar de cervezas y patatas fritas alegremente son cosas que a partir de ahora espero corregir en alguna medida. La próxima vez quiero ver tartas con más nata blanca y menos yema tostada amarilla, je, je... Para empezar Marta me ha aconsejado desayunar menos y almorzar un poco antes para corregir esos picos mañaneros.

1 comentario:

  1. gran report!! :) genial!!! yo llevé uno también y de ahí salieron conclusiones muyyy útiles!!

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