Amanece pronto a finales de abril, neblinas y calimas ocupan el valle del Ebro, y sólo cuando paso de Tudela por la carretera nacional comienzo a vislumbrar el Moncayo (2315 mts): Los circos de su vertiente norte todavía conservan bastante nieve, pese al calor de los últimos días. Distingo el principal de San Miguel por donde discurre la subida desde el Santuario, su vecino de San Gaudioso y después el de Morca, los tres miran hacia el Noreste, motivo por el cual la nieve se guarda más tiempo, al abrigo del cierzo. ¡¡Cuántas excursiones de chavales al Moncayo desde San Martin o Agramonte y desde Vera!! Incluso hace nada, en octubre 2004, disfruté de una quedada con amigos de El Atleta: Javiere, Corretechos, Mina, Carmen, Skyrunner, Ppong, Gandalf e Hiper (Estos dos últimos corren por el cielo ahora): Saliendo desde el Santuario fuimos flanqueando la montaña hacia el Collado de Bellido para desde ahí tirar a la cima siguiendo la línea de cumbres. Una buena jornada montañera que terminamos con una comida en la hospedería del Santuario. Memorable.
Con todo me queda mucho monte por andar en esta Sierra y hoy precisamente pisaré por primera vez su sector Sureste que se presenta apartado y separado de la montaña principal y con alturas bastante por debajo de los 2000 metros, pero con un relieve más bravo, formado por Muelas o Peñas, que asemejan Torres como las de Herrera y con barrancos espectaculares como el de la Covachuela. Un paisaje más duro y descarnado, estepario en su parte superior, que esconde bellos pinares de repoblación así como vestigios del antigua encinar-quejigar en el fondo de los valles y en su piedemonte. Conocer un poco mejor esta Sierra, es uno de los motivos para participar en esta carrera. Maravillado por un paisaje que anuncia la Primavera, recorro los últimos kilómetros de la estrecha carretera local que desde Ambel me lleva a Talamantes, agarrando fuerte el volante mientras de reojo vislumbro los profundos barrancos a mi derecha primero y a la izquierda después, hasta que tras doblar una curva descubro este pequeño pueblo que en la actualidad no alcanzará los 30 habitantes. Una hora 40 minutos desde Zizur-Pamplona.
Tras dejar el coche en un aparcamiento que quizá sea la única superficie llana en muchos kilómetros a la redonda incluyendo el pueblo, me acerco al polideportivo de la localidad en cinco minutos de cuestas y callejones que me sirven para entrar en calor. La organización despliega un trabajo increíble para tratarse de una zona tan poco poblada y todo funcionará a las mil maravillas no sólo en la recogida del dorsal sino en los avituallamientos y puestos de control que más tarde podré comprobar. Mi glucemia 148, así que beberé un poco de Acuarius.
Saludos a los amigos de Zaragoza y Huesca: Sarrios, Grupo de las 7:45, Peña Guara, Samuel de Grupos de Montaña de Sabiñánigo, Mariote (no Jamuro) que es uno de los organizadores y enseguida nos encontramos en la línea de salida esperando el pim pam pun. ¡¡Adelante!! Grita alguien, y sin cohete alguno salimos en apretado pelotón por las estrechas calles del pueblo, por las cuales bajaremos hacia la zona de huertas en el fondo del valle. Una vez allí cruzaremos el regacho e iniciaremos la primera subida de la jornada, que se me hace dura, muy dura. Pienso que no he entrado aún en calor y que le pillaré el rollo, pero lo cierto es que mis piernas no van al ritmo que me gustaría. Aprovecho algunas fotos para tomar aliento y de paso haré un bonito reportaje desde dentro de la carrera.

Vamos tomando altura y Talamantes se ha quedado muy, muy abajo. El panorama es completo desde el Moncayo a las Peñas de Herrera delante suya y el pueblo de casas blancas en el fondo del valle. Hacia el Norte veríamos hasta el Piri si no fuera por la bruma. Nubes de evolución se van formando aquí y allá. Son casi 600 metros los que nos comemos en esta primera ascensión hasta el Monte de la Tonda, una bajada algún llaneo y otra subida, fuerte también pero más corta que la primera para acercarnos al collado de Valdelubia, desde donde bajaremos a Talamantes por un pequeño valle cubierto por un frondoso pinar de repoblación, algunas encinas y robles rompen la monotonía y es una delicia correr al resguardo del sol. El descenso discurre al principio por una pista que más abajo abondaremos, pasando a un estrecho sendero donde podremos correr a todo lo que nos dan las patas. En las proximidades del pueblo unas chicas nos van tomando el dorsal y me dicen que voy en el puesto 33, no está mal me digo, pero lo que no sé es que queda lo peor...
Avituallamiento servido por unas chicas super-simpáticas a quienes confieso que bien a gusto me quedaría en el pueblo, tomaré un vaso de acuarius y dos trozos de plátano que iré comiendo poco a poco. Nos alejamos otra vez en dirección al monte, hace rato que voy en compañía de un corredor del Equipo Sarrios Zaragoza que ya se conoce la carrera y me señala monte arriba la parte superior del famoso Cortafuegos cuya subida empieza ya mismo; podemos distinguir a algunos corredores, muy pequeñitos, muy lejos y muy muy altos ¡¡Madre mía!! Nos llevará 25 minutos culminar esta tercera "trepada", donde no echamos las manos pero nos falta poco, pues los kilómetros se acumulan y comienzan a pasar factura. Con todo para mi lo peor vendrá después, cuando tras acabar la subida pillemos una larga pista que nos hará ir dando vuelta a la parte superior de la sierra, para rodear las Peñas de Herrera. En el avituallamiento de esta zona, beberé agua y comeré un par de trozos de naranja, un poco antes he comido una barrita de las mías pues me notaba demasiado fundido, no fuera a ser que estuviera bajo de azúcar, pero ni por ésas: Mis piernas no podían correr y cuando lo conseguían era como si no avanzara o en todo caso lo hiciera a cámara lenta. Me van rebasando corredores que sí consiguen correr, entre ellos una chica que luego quedará en tercera posición.

Bueno, no sé cuántos cientos de kilómetros han sido pero ya estamos detrás de las Peñas, ahora dejamos la pista y por un sendero que todavía sube un poquico nos acercaremos a sus paredes para cruzar un portillo por el cual pasamos a la otra vertiente que mira a Talamantes muy abajo y muy lejos todavía. Adelanto a dos corredores, uno de ellos anda regular y se queja de la rodilla, en la subida no llevaba mal ritmo pero bajando sufre bastante, les animo y luego aviso en el siguiente control aunque estamos lejos de cualquier pista.

Mi tiempo: 3h 37 minutos. Glucemia al llegar a meta: 197, muy alta pese a todo el ejercicio realizado.
Mis afotos aquí.