CANSAMONTAÑAS: Una vueltica por Alaiz

Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).

¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?

El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

domingo, 18 de febrero de 2024

Una vueltica por Alaiz

Amanecer desde casa. Peña Izaga y la Higa en el horizonte.

Desde Tiebas, al lado de su castillo, o lo que queda, hay un parque y un aparcamiento donde hemos quedado a eso de las 8:30 tres mosqueteros: Tedy, Nacho y servidor de ustedes. Para los tres era la primera vez que subíamos a la Sierra por aquí, por un sendero casi vertical que en menos de dos kilómetros nos sube más de 500 metros de positivo hasta arriba.

Pasaremos bajo un arco de piedra o puente, cueva, como queramos llamarlo y ganaremos las alturas enseguida para disfrutar de buenísimas vistas sobre la Cuenca de Pamplona. Muy bonito sendero entre carrascas, bojes, madroños y quejigos, el paraíso de los jabalís que hoy se verá amenazado por una batida de cazadores.

Nosotros pasaremos entre los cazadores apostados con sus chalecos de color naranja y vigilando las laderas al otro lado de la sierra. Como todavía no han empezado y además nuestra ruta rodea la zona de la batida no hay peligro para nadie. Proseguimos por toda la cuerda de cimas que pasando de los 1100 mts de altitud nos lleva en dirección norte por un laberinto de bojes y hayas siempre entretenido para correr.

Después habríamos bajado por sendero en dirección a Unzué, pero con los cazadores en el bosque decidimos tirar a la carrera por la pista principal. Al ser cuesta abajo nos comemos 4 kilómetros a 4 minutos y poco el km ¡¡Madre mía!! Yo no hago más que resoplar pero mis compañeros no dejaron de hablar ni un momento ¡¡Qué fuertes estáis!!

Después de rompernos las patas con la carrera y 400 mts de altura más abajo, cerca de Unzué, cambiamos de dirección para regresar a lo alto de la sierra y bajar por el camino del principio. Casi otros 400 mts para arriba ¡¡Arf, arf!! Para tirarnos montaña abajo como jabalís... ¡¡Correr que los cazadores están arriba!!

Un entreno guapo, guapo.