Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

domingo, 13 de enero de 2019

Por la Sierra de Alaitz

Para meter un buen entreno siguiendo el recorrido de la Hiru Mugak, una carrera que solo ha contado con dos ediciones -2013 y 2015-, gracias a la cual conocimos sitios bien bonitos y cerca de casa.


Todavía no había amanecido cuando hemos llegado a Untzué pero como la mitad de la cuadrilla llevaba frontal no ha habido problema en echar a correr por la pista que en dirección norte discurre por un estrecho valle. Estamos Rebeca, Iván, David y yo de los Trizurkos, junto con Fernando de los AVC, Iñigo del Lerín, Dani del Txurregi y Elvira del Tipi-Tapa. Ocho locos o mejor nueve si contamos con Duque, el dálmata de Iván, un perro fuerte y noble a quien nunca oímos un ladrido, aunque eso sí, algunas veces hay que vigilarlo cuando te adelanta por el sendero para no tropezar y acabar en el suelo.

La primera parte de la excursión son unos tres kilómetros por una pista forestal entre fincas. Aunque la pendiente es muy tendida -apenas se asciende 100 metros-, Fernando y yo nos quedamos atrás del grupo. No podemos con el ritmo que imponen nuestros compas de excursión: Fernando tiene que calentar el motor para pedirle caña y yo lo mismo, además de que esta semana me he machacado bastante y tengo las patas cansadillas... ¡¡Esperarnos!!

Con dos breves paradas para reagruparnos dejaremos la pista al final del valle para empezar la subida por un bonito sendero entre bojes, quejigos y hayas, ganando altura ahora sí, hasta asomar al otro lado de la sierra sobre el Valle de Elorz. Aquí tenemos algunas dudas pero consultando el recorrido en wikiloc pronto damos con la ruta: una bajada fuera de sendero dentro del bosque, con el piso petado de hojos, ramas en el suelo que debemos saltar y ramas a la altura de nuestra cocorota que debemos esquivar ¡cuidadín!




Como somos muy buenos conseguimos llegar abajo sin incidentes dignos de mención. Hemos llegado a la altura de Guerendiain, en el valle de Elorz. Lo dejamos debajo nuestra y encaramos la segunda subida, que también es la más dura pues tenemos casi 600 mts de desnivel hasta el techo de nuestra excursión.

Primero ascenderemos a los 973 metros del Alto de la Cruz y en la subida, entre los bojes, adelantamos a un numeroso grupo de montañeros -lo menos 50-, que también han querido mojarse un poquico con la niebla que tapa los altos de esta sierra.




Vídeo de Dani Salinas: 



Una vez arriba de la Cruz perderemos una poca altura hasta un bonito claro entre las hayas y proseguiremos al trote por un sendero a media ladera dentro del bosque. Esta parte es la más bonita y disfrutona pues enseguida volvemos a ganar altura hasta llegar arriba del todo y alcanzar la cima del Carrascal -1155 mts-.  Encontramos nieve en buena parte del recorrido ¡se nos había olvidado! Pero con todo lo bonitos que son estos altos, el aire pega fuerte y tan pronto como podemos nos tiramos para abajo buscando el resguardo.

Detalle de nuestro despiste para bajar a la pista. Debímos haber bajado a la pista un poco antes...

Tuvimos otro despiste para bajar a la pista que nos había de llevar al valle y no quedó otra que arañarnos las patas con las zarzas y los bojes hasta que dimos con ella. La anécdota de la jornada fue ver al bueno de Dani hablando con el móvil con su casa para completar la inscripción en la Galar-Trail: Justo a las 11 se abrían las inscripciones y es sabido que vuelan en menos de una hora así que teníais que ver a nuestro amigo saltando matas y destrepando sin quitarse el móvil de la oreja...

También tuvimos dudas y casi tiramos por la pista del centro de la imágen, que también nos habría llevado a meta pero dando más vuelta...

Pero la anécdota con mayúsculas fue nuestra tercera y última subida: Casi llegados a Untzué, nuestra ruta subía a la Peña del mismo nombre y con los kilómetros que llevábamos se nos hizo dura no, lo siguiente. A todos menos a Elvira que a las 12 debía estar en Olite para participar en una "Scape-Room" o como se diga, por lo que ella tiró directa al coche que solo estaba a cinco minutos.  Como yo solo pienso en correr y mi inglés es de pena le entendí que se iba a una Sky-Run, que yo relacionaba también con correr por el monte y claro no me entraba en la cabeza cómo después de la paliza por el monte se podía meter en otra. Mis compas me han aclarado qué es lo del Scape-Room pero vaya, después de nuestra excursión a mí solo me apetece comer y echarme al sofá. ¡Eres una fiera Elvira!

Los demás sufrimos como perros para comernos los 300 mts de desnivel hasta arriba de la peña. Algunos pasos de trepada cuentan con cadena y hoy vienen muy bien ya que la roca está mojada y resbala un poco.
Un selfié con Iñigo arriba de la Peña de Untzué

Una vez arriba solo teníamos dos kilómetros de correr monte abajo por buen sendero y en 15 minutos nos vimos en meta ¡Bieeeennn!  Unas cervezas y un vino en la sociedad del pueblo nos sentaron divinamente.
La ruta completa en mi garmin o si prefieres en wikiloc

Mi azúcar muy bien: 120 al levantarme a las 6 de la mañana. 2 unidades de novorapid con un café con leche y un puñado de almendras y con un cacho pequeño de pan de higo he llegado abajo sin otra cosa que agua con limón. Ya en casa y después de ducharme tenía 77. ¡¡Hoy he podido comer paella sin miedo!!

2 comentarios:

  1. Que gozada de mañana. Buen recorrido, algún alcorce como es debido, dorsal para la galar, birra y a tiempo en casa. Qué más se puede pedir?

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