Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

martes, 27 de marzo de 2012

Por Zegama, entrenando maratones...

La Maratón de Zegama es a las carreras de montaña como la Behobia a las de asfalto en cuanto al sensacional ambiente que se respira por el numeroso público que se agolpa al paso de los corredores.  Exagerando un poco también podría sumar más de 20.000 corredores de no ser porque la organización limita a 450 el número de dorsales.  De ese número la mitad está reservada por la organización así que sólo 225 salen al "mercado libre".  Son tantos los mortales que aspiran a una plaza que el tema se resuelve mediante sorteo y sólo  los agraciados pueden inscribirse abonando religiosamente el precio de 60 euracos.

Yo he tenido la suerte de correr esta maratón en dos ocasiones:  En 2008,  los 42 kilómetros con 5472 mts de desniveles acumulados me llevaron 6 horas y 21 minutos, por un terreno muy embarrado a causa de las tormentas de los días previos y que también amenazaron la prueba aunque al final hubo suerte y tuvimos cielos azules.  En 2009 rebajé el crono un poquillo consiguiendo hacer 5 horas y 54 minutos, en esta ocasión el barro no fue problema pero sufrí muchos calambres en las piernas y tuve miedo de no poder terminar.

En 2010 no me apunté ¡y menos mal! porque si me toca la fortuna hubiera tenido que vérmelas con la nieve y el frío en una jornada muy, muy dura en la que muchos corredores se retiraron.  Tampoco me apunté en 2011 ni este año...  Es que Zegama da muuuucho miedo.

En éstas que la semana pasada,  Alberto Vela -mi vecino y compañero de muchas aventuras-  me manda un mensaje al móvil:  "¡¡me ha tocado dorsal para Zegama!!".   El tío más contento que unas castañuelas me propone acercarnos el domingo  por allí para hacer el recorrido.  La organización tiene totalmente señalizado el itinerario de la maratón así que a una hora de casa tenemos todo preparado para darnos una buena paliza, y sobre todo Alberto quiere saber a qué va a tener que enfrentarse.  El campeón navarro veterano de carreras de montaña le tiene mucho respeto a esta maratón, ha corrido muchas pero le falta ésta, de la que tanto ha oído hablar.  Pues nada campeón, déjame pensarlo un poco y te digo si me animo...

¿Qué hago?  Llevo casi todo febrero y este mes de marzo como en un laberinto con una latosa tendinitis rotuliana que no acaba de desaparecer.  Cierto es que ya casi no me molesta, que el pasado fin de semana con San José -festivo en Navarra- tuvo tres días y me los pegué sin salir al monte, encerrado en el gimnasio con mi amiga la Elíptica, esa máquina horrible, tan aburrida que te hace añorar la Cinta, otra máquina puñetera.  Un amigo dice que parecemos hámster corriendo en la rueda de la jaula  ¡y cuánta razón tiene!  Pero si caes con una lesión te pierdes un poco en un laberinto:  es malo parar del todo -pero hay que parar-, es bueno fortalecer los cuádriceps -pero no hay que pasarse-, es mejor correr por el monte -pero todavía no-, es bueno ponerse frío, es bueno hacer bicicleta, es bueno...

¡Alberto, cuenta conmigo y que sea lo que Dios quiera! - le contesté, confirmando que el domingo a las 6:30 -de la hora nueva-  estaría con el coche debajo de casa para salir pitando hacia Zegama.

Y así fue, me levanté a las 5:15 ¡¡qué horror!!  a ver qué glucemia tengo... 161, bueeno.  Me pongo 4 uds de insulina y desayuno un tazón de café con leche, dos tostadas y frutos secos.  Ya tengo casi todo preparado: la mochila con 1 litro y medio de isostar, bocata de jamón, barritas energéticas, cacahuetes, el medidor, el chubasquero, un boli de insulina... ¿me dejo algo?  seguro que sí, y lo peor es que no podremos contar con puestos de avituallamiento.

A las 8:00 en Zegama tengo 155 de gluclemia, me como un plátano y estoy listo para acometer la empinada rampa de cemento por la que ganamos más de 200 mts de desnivel en menos de medio kilómetro.  ¡¡ufff !! y lo que nos queda...  Eso sí, el día ha amanecido espléndido y la Sierra de Aizkorri está preciosa con una poca de nieve adornando sus cimas.





Habíamos leído en un foro que el itinerario estaba señalizado con marcas amarillas y efectivamente así era, pero algo más arriba nos despistamos y tuvimos que desandar unos metros hasta dar con las señales.  Nos pasaría más veces, porque ni Alberto había metido los tracks en su Garmin ni yo recordaba exactamente cada metro de la carrera.

Aratz y Aizkorri

Encontramos nieve subiendo Aratz

últimos metros antes de la cima de Aratz.  Desde allí pudimos divisar Vitoria , al final de la extensa  Llanada Alavesa
Tuvimos más despistes antes de enfrentar la subida a Aratz, que con sus 1443 mts sería la primera cima de la jornada.  Allí me miré la glucemia: 76 (11:52 de la mañana), que levanté a base de una paquete de galletas y unos buenos tragos de isostar.  Durante toda la jornada Alberto se asombró de todo lo que iba comiendo, y es que el día anterior no corregí la insulina Lantus que me pongo -acción 24 horas aprox.- .  No me volví a mirar el azúcar en sangre hasta Zegama, a las 18:21 horas, que tenía 86  ¡¡muy bien!!   Y lo dicho, que no dejé de ingerir barritas, geles e isostar llevado por la sensación de hambre o estómago vacío que casi no me dejó en toda la jornada.

Mi rodilla se portó bastante bien, aunque de vez en cuando notaba leves pinchazos, sobre todo en las primeras bajadas, por lo que hice uso de los bastones para quitar algo de trabajo a las piernas -y a la rodilla dichosa-.   Lo mejor de todo es que ni ayer Lunes ni hoy he tenido molestias, lo mismo he curado la lesión a base de meterle caña, veremos...

La Llanada Alavesa, muy lejos y a la derecha podíamos divisar Vitoria.

Mirando hacia el Este, hacia Navarra.


Ermita y túnel natural de San Adrián

Primeros metros de la subida a Aizkorri

Paso delicado que en la carrera cuenta con cuerdas.  Por suerte la nieve no estaba dura y no resbalamos,  y es que la ladera debajo nuestra terminaba en Zegama...  unos mil metros más abajo.

Esta zona está absolutamente llena de público el día de la carrera.

Precioso panorama desde la cima de Aizkorri


Descenso a Urbia.  Esta bajada es conocida como "ostiagorri" por las muchas caídas que sufren los corredores.  Por suerte la nieve blanda se dejaba hacer y nos permitió bajar cómodamente.


Estamos completando la vuelta a las campas de Urbia, al pie de la sierra.


Bajamos hacia Zegama por los preciosos bosques de las laderas norte de la sierra

¿cuánto falta?  ¡¡ más de 12 kilómetros !!

El entreno nos llevó algo más de 10 horas, en carrera hubiéramos quedado fuera de tiempo pues el límite son 8 horas.  Claro que si descontamos los despistes, pérdidas, fotos, paradas y saludos a las chicas guapas que nos salieron al paso quizás habríamos batido el record de la prueba, que ostenta Rob Jebb con 3.54:18 que consiguió en la edición de 2005.  Eso sí, también nos conformaríamos con acercarnos al de Kilian Jornet quien ha vencido en cuatro ediciones: 2007, 2008, 2010 y 2011.

Si quieres disfrutar de un recorrido y unos paisajes sensacionales acércate estos próximos días de Semana Santa a Zegama y pruébate entrenando por el recorrido de la mejor Maratón de Montaña del Mundo.  Si tienes GPS puedes descargarte los tracks en la página oficial de la carrera, pero con cuidado y buena letra siempre cuentas con las super marcas amarillas.  ¡¡Animo!!

Y si quieres ver a los mejores corredores del mundo volando monte arriba, acércate el domingo 20 de mayo, cuando se celebrará la 11ª Edición de la Prueba.


3 comentarios:

  1. Me alegro de q te vayas recuperando. A ver si desaparecen esas molestias x completo y vuelve al 100% el Gran Carlos!
    Este año estuve a punto de inscribirme xa el sorteo de Zegama xo x fechas era imposible ... Expedición Diatlétic a Zegama en el 2013?

    Un abrazo Campeón!

    David Díaz

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  2. luego leo despacio, pero a una de estas me tengo que apuntar yo, jejeje
    SALUDOS!

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  3. ¡¡El 2013 puede ser un año perfecto para meterse los 42 de Zegama-Aizkorri sí señor!! Otra cosa es que nos toque dorsal claro... Muchas gracias por vuestros comentarios ¡¡A seguir entrenando!!

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