Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

martes, 10 de septiembre de 2024

Peña Roya, Peña Blanca y Sabocos

 


Partimos desde arriba de los remontes en la estación de esquí de Panticosa, dejando el coche muy cerquita del Mandilar, en cuya cima están trabajando en la instalación de cañones de nieve.  Con el coche nos hemos quitado unos 600 mts positivos de desnivel por una pista forestal en la que se ven los daños causados por las fuertes tormentas de estos últimos días.  Pensaba que estaría cerrada y no daba un duro por llegar hasta arriba pero el coche de Alberto es un "todocamino" que se ha visto en peores excursiones. 

Casualmente me encontré ayer con Alberto en el gimnasio y al decirme que hoy tendría fiesta y que aprovecharía para venir al Pirineo, le propuse hacer esta excursión que había visto de David Sopuerta, un campeón a quien sigo desde hace tiempo y detrás de la cual llevaba todo el verano:  La Tendeñera es una de las sierras exteriores de los Pirineos que como la Collarada y Telera hacia el Oeste, se levanta más al Sur de la divisoria, garantizando así un poco más de sol cuando en días como hoy el viento norte aprieta las borrascas en la frontera con Francia.  De hecho podemos ver una cortina gris en el Portalet que para el mediodía llegará también aquí.  Así pues disfrutamos de una ventana de buen tiempo en nuestro aéreo paseo por arriba de la sierra.  Eso sí, la temperatura es más bien fría pese a que en el calendario todavía sea verano.  

Una marmota vigilando el ibón de Sabocos

En la Cima de Peña Sabocos, más felices que unas perdices.

Hacia el Sur: Oturia, Guara... 

Hacia el Este vemos la cima de Tendeñera, muy lejos y con una cresta muuuy fea desde aquí.

Al norte las nubes y alguna borrasca por el Portalet

La flor de las montañas

Cuando asomamos arriba podremos disfrutar del calorcito del sol bajando unos metros al otro lado, donde estaremos al resguardo del viento norte.  Un viento que tampoco fue demasiado fuerte en ningún momento y no supuso peligro en nuestra travesía.

Le tenía respeto a la "cresta", la cual y según refiere David en su vídeo, no llega a estrecharse demasiado en ningún momento, pues como mínimo presenta pasos de metro y medio de ancho.  Pasos áereos y con patio a ambos lados pero con buena roca y sin ningún problema para montañeros tranquilos y templados como nosotros, jeje...

Total, que tanto miedo a la cresta y donde peor lo pasamos fue en la primera parte de la bajada de Sabocos: Por una ladera empinadísima de roca medio rota en la parte superior e inclinadas pedreras más abajo.  Un descenso donde debes prestar atención para que un tropezón no te juegue una mala pasada.  Pero en cualquier caso hablamos de una vía normal fácil, solo que algo expuesta por su pendiente y las piedras sueltas.

Super contentos de conseguir tres dosmiles en una jornada fría y solitaria puesto que solo vimos dos montañeros que subían a Peña Roya cuando nosotros nos dirigíamos hacia Sabocos.  Habrá que volver porque estas montañas ofrecen unas vistas magníficas y tienen más rutas.

La ruta en wikiloc

Y aquí tenemos un vídeo chapucero para ver nuestra aventura.