Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

domingo, 21 de noviembre de 2021

Circular por la Sierra de Alaitz

 ... Con la Peña de Unzué de propina.

La mañana del Domingo ha salido bastante decente y aunque a las 8 de la mañana hacía fresquito en Unzué, enseguida hemos entrado en calor echando a correr por la pista monte arriba, primero entre huertas y fincas de cereal y enseguida entre carrascas, bojes, quejigos y más arriba hayas.  Los últimos coletazos del Otoño todavía hermosean el monte y estas excursiones, a veinte minutos de coche desde casa son un verdadero lujo.  Corriendo por los altos de la Sierra escuchamos un rumor lejano: Son los camiones que discurren por la autopista. Estamos muy cerca de la civilización pero al cabo de un rato entramos en el bosque y parece que estamos muy lejos. Muy lejos de las carreteras y de las ciudades, en montañas lejanas...

La grupeta ha sido buena: David, Alejo, Borja, Sonia, Aitor, Dani y servidor de ustedes.  Todos más fuertes que el vinagre, menos yo que he sufrido una leve pájara arriba del todo, cuando todos corrían como cabrones sin importarles la roca mojada que resbalaba un montón, o las piedras y ramas traidoramente escondidas bajo las hojas.  ¡¡Que me matoooo!!  Dos geles y una bolsita de nueces con pasas de arándano me han devuelto las fuerzas que necesitaba para bajar de nuevo al valle con mis compas y volar por la pista a cuatro y pico el kilómetro.  ¡¡Yujuuuuu!!   Por cierto, Dani y David que se habían quedado rezagados, nos alcanzaron sin problema poniendo las patas a tres y pico el kilómetro. Qué cabrones!!

Medio en broma medio en serio, cuando estábamos arriba comentamos añadir la Peña de Unzué a nuestro paseo, pero algunos no se enteraron, como Sonia, que lo dio todo corriendo por la pista y le sentó como un tiro echar camino arriba hacia la Peña, cuando teníamos la meta a menos de quinientos metros.

Solo eran trescientos metros de desnivel hasta la cima de Peña Unzué, pero se hacen duros después de 14 kilómetros de monte arriba y abajo.  Pero la subida es chula y en cuarenta minutillos más dimos por terminada la aventura.  Para tripitir cuando queráis.

Desde Orrontz nuestra primera cima, corremos hacia la siguiente: Carrascal
y después tiraremos a Alaitz. Puedo equivocarme...
Delante nuestra pero más lejos se levanta la Higa de Monreal

Borja me enseña sus dominios...

Muestrario de zapas. Todas limpias porque hay poco barro todavía.

Borja disfrutó por estos rincones donde todavía no había estado...

Dani haciendo el indio para sus followers

Rincones escondidos

Vamos Aitor!!!!

No es la cima de Urkulu, es Peña Unzué


Desde Peña Unzué podemos contemplar todo nuestro recorrido


Ultimos metros a la carrera ¡¡Qué gozada!!


Nuestra montaña preferida totalmente cercada y medio comida por la civilización: Molinos, canteras y autopistas se la comen y rodean... 

Dieciséis kmts y casi mil de positivo acumulado

Mi diabetes y yo

Esta pasada noche me ha pitado la alarma por una hipo y he aprovechado a comer un pequeño trozo de bizcocho (juro que era un trozo pequeño).  Como podéis ver me ha subido el azúcar a las nubes para después bajar a 166, a eso de las 6:15 cuando me he levantado.  Como casi siempre mi desayuno ha sido un café con leche con unas almendras, la leche no es leche, sino una "bebida de almendras con cero de azúcar".  Con eso y dos unidades de insulina rápida "novorapid" ya estaba listo.

Como he dicho al llegar arriba de la sierra, cuando ya llevaríamos 50 minutos de excursión me he notado flojeras y he tomado un gel.  Y veinte minutos después otro.  Y al rato las nueces con arándanos.  El azúcar no he hecho ni mirarlo y como enseguida me he notado recuperado ya no he tomado nada más hasta terminar.  A las 10:49 en Unzué tenía 105.  Muy bien.  


El problema es que a las 11:30 nos hemos plantado en el mostrador de la panadería Zabaleta, en Noain, donde hacen las mejores tortillas de patata del mundo (o al menos de Navarra) y me he pedido un pincho con su trozo de pan.  Eso sí para beber un café solo americano sin azúcar por supuesto. Pero da igual: La tortilla de patata y el pan es a la diabetes como una bomba.  Llevaba la insulina pero la había dejado en el coche, así que he tardado media hora en ponerme 3 uds de novorapid.  Poca insulina porque a las 13:46 tenía 269 mg/dL de azúcar en sangre ¡Madre mía!

Pero bueno, para comer un pollo asado con verduras y una copa de vino me he puesto 4 uds más y a las 16:22 estaba en 98.  Ahora son las 20:22 y tengo 112 así que ya hemos recuperado los valores correctos.  Prometo no comer más pinchos de tortilla, ni pan, ni trozos de bizcocho, ni...

... Pero siempre nos quedará el jamón.  Cinco Jotas, de Teruel, del Eroski o del Mercadona.  ¡¡No todo está perdido!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Haz un comentario!