Estoy en el Repelao, en los cajones de salida, muy cerquita del Santuario de Covadonga. Veinticinco corredores por cajón. Me he sentado en el suelo porque todavía faltan veinte minutos para las 12 de la noche de este Viernes 11 de junio y con mi dorsal 352 creo que saldré unos 15 minutos más tarde, no sé, a ver. Hace una noche muy buena pero me he puesto el chubasquero porque hay niebla y humedad, me lo quitaré cuando den la salida. No veo a ningún pipiolo por aquí: Todos los corredores alrededor mía tienen pinta de tipos duros, muchos de ellos veteranos y con las patas duras de subir y bajar canales por estos Picos. Pocas bromas. Dónde me he metido...
¡Control de material! Comprueban que llevamos la manta térmica, chubasquero y móvil, también nos señalan en el dorsal si llevamos o no bastones, casi todos llevamos. Como para no, con los más de 6500 mts de desnivel positivo que tenemos por delante ¡Y otros tantos negativos!
Música de gaitas asturianas, gritos de ánimo del público, aficionados y familiares que han venido para despedir a los más de cuatrocientos locos que en varias tandas iremos saliendo por la carretera que sube a los lagos de Enol. Las 00:14 en mi reloj ¡¡Y nos vamosssss!!
A los quinientos metros me veo el último de mi grupo ¡¡Ufff!! La gente se ha tirado a correr a un ritmo de la leche, el motivo será no pillar tapones cuando dejemos la carretera dentro de dos kmts y nos metamos en sendero, no sé, pero yo es que no puedo correr a esa velocidad, dónde me he metido...
Adrián nuestro amigo asturiano del Trizurko, me había insistido en que no me despistara para llegar dentro de tiempo al primer control en Vega de Enol, cerca de los lagos. Dos horas y media para 10 kmts y 1090 mts de desnivel no son una barbaridad y en mi caso fue una hora cuarenta y cinco minutos por caminos y algo de barro en algunos sitios localizados, en uno de los cuales casi dejo una zapatilla... Cogiendo a unos y siendo adelantado por otros pero más animado viendo detrás mía una larga hilera de luces.
En ese primer avituallamiento tomo dos vasos de acuarius y arranco a correr. A correr sí, porque nos vienen casi tres kilómetros por pistas, llanos e incluso alguna bajadica. Menos agobiado que en la salida y con el motor diésel caliente alargo la zancada ¡¡Por debajo de 6 min el kilómetro!! Ni Kipchoge...
Y empieza la aventura: Dejamos atrás las montañas de vacas con sus prados, bosques y lagos (que por cierto, tendré que volver para verlas) y ascendemos por un sendero que nos lleva a la montaña pura y dura. Arriba veo unas lucecitas que me asusto de lo altas que están pero caigo en la cuenta de que son estrellas ¡¡Menos mal!! La niebla se ha disipado o se ha quedado abajo y va haciendo más fresco.
Voy ganando confianza, asciendo sin pausa, despacio y a mi ritmo. Un grupo numeroso y compacto de unos 12 elementos me da alcance pero no me importa, les veía venir desde hace un buen rato y les ha costado pillarme. Les daré paso y me pondré a su cola consiguiendo no quedarme descolgado. Todos vamos en silencio, aquí no habla ni Dios, como para contar chistes estamos y yo menos porque hace rato que me noto un dolorcillo en el culo: El piramidal del glúteo derecho que quiere dar problemas. Pues estamos jodidos con lo que falta...
Pasamos un pequeño nevero y vemos otros próximos. Este año hay menos nieve y además ante la previsión de altas temperaturas la organización nos ha dejado prescindir de los crampones ¡¡Medio kilo menos ahí es nada!! Al principio pensaba que era mejor con poca nieve pero después vi que los neveros pueden facilitar la marcha, bajando e incluso subiendo si tapan una pedrera inestable.
En el Colláu del Jou Santo, a 2098 mts de altura, un voluntario nos anima y nos desea fuerza. -¿Bajamos ya para Caín?- le pregunto, -¡Todavía no, ahora tenéis un rato de subi-bajas y en dos kilómetros empezaréis la bajada! ¡Cuidado!-. Y así es, tiraremos dos kilómetros cruzando neveros para arriba y para abajo asegurando el paso con facilidad en una nieve que se deja pisar ¡menos mal! Llevo los pies fríos y no quiero pensar en cómo sería con más nieve, más frío o incluso con lluvia...
Empieza la bajada a Caín: Canal de Mesones ¡Madre mía! Un negro abismo que supone el descenso más bestia de la excursión. Las señales triangulares de peligro se suceden cada dos por tres indicando las zonas de ídem. Yo me tiro camino abajo a todo lo que puedo que viene a ser la cuarta parte de rápido que el montón de corredores que corren como cabras, tienen que ser de la zona o es que han entrenado estos descensos ¡Qué cabro... qué tíos!
A pesar de ir despacio y con precaución de pronto se me va el pie y acabo con el culo con el suelo cambiando las molestias en el piramidal por un agudo dolor en el hueso del ídem, además en la caída se me sube el gemelo de la pata izquierda. Por cierto que los cuádriceps hace tiempo que me están dando señales e incluso los tendones en los tobillos parecen querer saltar de su sitio. Sí que estoy bueno... Tomaré unas pastillas de sal y de magnesio y poco a poco reanudo la bajada. La rabia de verme como estoy me servirá para poner más atención.
Un chico se lamenta de que se la ha roto la zapatilla y yo me digo que vaya bajadica le espera, pero es una cabra del lugar y aún así me deja atrás mientras le dice al compañero lo a gusto que se va a echar una cerveza en Caín.
A las cinco y pico todavía voy a mitad de la bajada. El horizonte delante nuestra se empieza a pintar de rosa y a cada minuto que pasa se nos va mostrando un escenario más guapo: Montañas todavía oscuras, niebla en el valle y la hilera de lucecitas blancas y rojas bajando por la ladera. ¡¡Guapo!!
A las seis estoy en Caín, no nos dejan pasar al avituallamiento porque está petado de gente. Mientras esperamos rellenamos de agua los flases y yo aprovecho para mirar el azúcar: ¡238! me extraña porque en toda la noche solo he tomado 2 vasos de acuarius, unas nueces con pasas y un gel. Me pongo 2 uds de rápida y en el avituallamiento como una empanada de atún, frutos secos a discreción, jamón y dos vasos de café caliente (sin azúcar por supuesto). Echaré a la mochila otro cacho de empanada y un Bony, un pastelito que no comía desde que era un crío, allá por el siglo XX... Nos viene ahora la etapa más dura: La Canal de Dobresengos, que con más de 2000 mts de desnivel nos llevará al Refugio de Urriellu a los pies del Picu...
Recogeré los bastones porque el principio de la Canal tiene alguna trepada. Más arriba el camino mejora y volveré a utilizarlos pues son una ayuda terrible: En cada escalón de este sendero me ayudo de hombros y brazos notando como disminuye la carga en unos cuádriceps que si saltan me pueden dejar tirado. Vuelvo a mirar el azúcar, han pasado 40 minutos y quiero ver cómo ando ¡¡282!! Debe ser la emoción de Dobresengos, suputamadre, me pongo otras dos uds de rápida. Y para arriba.
Pasos expuestos donde han puesto cuerda, menos mal. Un chaval se ha parado junto al camino para comerse un bocata. Yo haré lo propio un poco más arriba pues a las 8 de la mañana tengo 135 y bajando ¡¡Qué vivan la empanada de atún y el pastelito Bony!! Todavía quedan dos tercios de etapa...
¡Qué duro! Hay ratos en los que puedo mantener un tipi-tapa continuo pero cuanto más arriba estamos más veces necesito parar... Me alcanza un grupo y el último me quiere animar: -¡Venga, sube al tren de la bruja, que llevamos buen maquinista!- Pero solo podré ir con ellos unos metros, uffff...
Más sales, más magnesio y un gel. También devoro una bolsita de pasas y nueces. Tengo 95 de azúcar y son las 9:37. Ya estamos muy altos en una región de montañas, crestas y paredes grises. Más grises aún con las nubes que se agarran y tapan las alturas... No sé si podré ver el Picu, pero ahora es lo que menos me importa. Creo que me he quedado el último, pero no, porque allí abajo veo subir a dos o tres elementos... ¡Ostras! ¿No serán los escobas? No, no lo son, pero no deben andar lejos...
Horcada de Caín ¡Por fin! ¿Por ese nevero hay que bajar? ¿Y por ese también? ¡Que me matoooooo! En una de las palas la pendiente es tal que bajamos con el culo, menos mal que llevo mallas piratas... Un hombre acompañado de un perro que ha subido a animar y disfrutar de la carrera se tira a la carrera por la nieve sin importarle la inclinación ni el peligro, está en su elemento y ni siquiera lleva bastones, no le hacen ninguna falta...
Con la gimnasia de la nieve mi cuádriceps izquierdo dice que ya le vale. Por suerte me alcanzan dos voluntarios que han pasado la noche aquí arriba y uno de ellos me ofrece una rociada de Réflex. Me da un chufletazo en ambas piernas y ¡Oye, que me los arregla! Gracias a este campeón podré subir una pechada de 50 mts que tenemos antes de la última bajadica al refu.
Bajadica en la que me vengo arriba contemplando el Picu, el Naranjo de Bulnes o como queráis llamar a ese pedrusco grande y gris que se levanta vertical sobre la Vega de Urriellu. Se está despejando y el panorama es verdaderamente soberbio. Ahí está el refugio.
¡¡Carlooooossss!! Mis colegas gritan al verme llegar, los pobres llevan un montón de rato jodidos de frío aquí arriba, han subido desde Sotres para animarme y al mismo tiempo comerse una excursión de tres estrellas por esta región fantástica de montañas salvajes. Alejo, David, Dani y Adrián van a disfrutar como niños y yo casi también. Casi, porque mi excursión empezó en Covadonga, un poco más lejos...
Adrián es nuestro amigo asturiano que está currando en Navarra hace dos años y hemos fichado en el Trizurko. Está super feliz de enseñarnos su tierra y más todavía viendo que todavía puedo arrastrarme en esta aventura, la más dura que yo recuerdo por cierto. Alejo, David y Dani, como yo, no conocíamos aún estas montañas y hoy nos bautizamos juntos en la religión de las paredes calizas, las canales y los abismos ¿Qué mejor paraíso para cuatro Trizurkos y un Txurregi?
Adrián, Dani, Aitzol, servidor, Alejo y David |
Son las 11:26 y tengo 156 de azúcar, así que me pongo 2 uds de rápida para devorar un plato de ensalada de garbanzos, dos vasos de caldo, chocolate y unos cacahuetes. Tras de lo cual continúo el paseo que nos lleva ahora a la Collada Bonita para lo que ascenderemos unos 400 mts.
Pronto sabremos porqué la llaman así, las vistas del Picu son guapísimas desde allí arriba, aunque eso sí, hay que ganárselas porque al menos para los traveserus, los últimos repechos se hacen muy duros.
La bajada hacia Vega de Sotres no nos la regalan, tramos delicados al principio donde la organización ha puesto cuerdas y en los que se forman pequeños atascos. ¡Cuidado con tirar piedras! Después el terreno se deja hacer un poco más pero sin bajar la guardia pues no deja de ser alta montaña.
El día se ha despejado del todo y el sol empieza a calentar. Conforme perdemos altura va haciendo más calor y menos mal que sopla un pelín de aire fresquito que sube desde el valle. En la Collada Bonita se nos ha unido Aitzol, un vizcaíno super majo que alucina con mis compas: -¿Pero habéis venido hasta aquí para ver la carrera y animar a vuestro amigo?- Enseguida verá que con todo lo que están gozando tendríamos que cobrarles por estar aquí, jeje
Se hace muy largo bajar los más de 1300 mts de desnivel hasta el fondo del valle que siempre vemos abajo, muy abajo y muy lejos. El cansancio me está castigando a tope y no voy ni la mitad de rápido que mis colegas que se han adelantado a un ritmo que envidio... Ufff
Hace calor en la Vega de Sotres junto a las casas de los pastores está la carpa con el avituallamiento donde no tienen café pero sí Coca-cola y chocolate y empanada de atún y jamón y queso y... Tengo 80 de azúcar así que puedo ponerme las botas. Me descalzo y me siento en la hierba para comer, ¡Qué bien se está! Pero pienso en la última etapa dura que viene ahora subiendo la Canal de Jidiellu hasta el collado de Valdominguero, más de 1100 mts de desnivel por una montaña que asusta solo de mirarla.
Avituallamiento en Vega de Sotres |
Les pregunto a unos corredores que están tirados a la sombra de la carpa que cómo lo ven y me dicen que bien, que hay tiempo. Porque esa es otra: Desde Urriellu ando rozando el límite de tiempo en los puntos de control y solo tengo una hora de margen sobre el cierre, lo mismo que aquí. La retirada es algo que llevo en la cabeza desde rato, quizás desde que el sol ha empezado a castigar en esta última bajada que se me ha hecho muy, muy larga.
Pero estoy bien, cansado como un perro pero entero, me duele el culo cuando me siento pero son las patas, la caja y la cabeza lo que necesito para seguir, así que nada, ¡¡Sigo!!
Mis compañeros me esperan más adelante, no sé si pensaban en mi retirada para marchar ellos también a Sotres, muy cerca de aquí, o que me ven muy mal porque alucinan un poco con mi determinación de continuar. Sobre todo Alejo que preocupado me dice que no tengo que demostrar nada a nadie, que no pasa nada por abandonar.
Ya sé que no pasa nada si lo dejo, le digo, pero es que estoy entero y sobre todo el estómago lo tengo bien, que es lo importante para mantener una buena hidratación y asimilar los alimentos, más en mi caso con el tema de la diabetes. Y qué hostias, no tengo ninguna lesión, los cuádriceps hace rato que no me dan problema alguno y cuanto más cerca veo la meta más obligado me siento a intentarlo.
Y empezamos a subir la Canal de Jidiellu, o de Jodidiellu, como dice Aitzol que todavía andaba por aquí -al parece no tiene ninguna prisa- y continúa con nosotros. Mis amigos habían pensado la excursión de modo que también subían conmigo y al otro lado, antes de Jitu Escarandi dejaban el recorrido de la prueba para tirar a Sotres, terminando un recorrido de 30 kilometracos con más de 3000 de desnivel positivo, ahí es nada.
Tirar para arriba que esto va a ser muy jodido y no os quiero detrás a paso de caracol, les digo para que se adelanten a su ritmo. Y vaya cómo se van, igual nos sacaron 30 minutos a Aitzol y a mí en el collado.
Allá arriba hay una brecha, es el collado de Valdominguero |
Qué jodidiellus vamos los traveserus... |
De esos montes hemos bajado hace un rato |
Se hizo largo y penoso, como nos temíamos. Y eso que un pelín de aire nos siguió refrescando algo aún dentro de la canal. Los "corredores" que se habían quedado detrás nuestra vimos que empezaban a ascender también y pronto nos fueron pillando, unos antes y otros más tarde pero creo que casi todos nos alcanzaron y nos dejaron atrás. Mucho rato fuimos con una chica que también acabo tirando para arriba mejor que nosotros y por fin, cuando nos pareció que éramos los últimos, empezamos a bromear con cuál de los dos se quedaría detrás para recibir la ovación que siempre recibe el que más sufre en estas pruebas.
Y es que Aitzol estaba decidido a no dejarme, o a que yo no le dejara a él, no sé. Mis amigos le habían dicho que yo tenía diabetes y entre eso y la foto que nos habíamos hecho arriba como gesto de apoyo a los enfermos de ELA y especialmente a nuestro gran Alberto Armendáriz -Txapela-, es que le teníamos encantado y él a nosotros, todo hay que decirlo porque como ya he dicho es un tío majísimo.
En fin Aitzol, que te quiero mucho, casi tanto como a los voluntarios que cerca de la collada de Valdominguero improvisaron un avituallamiento que a muchos nos salvó la vida. Porque cuando llegas arriba casi no te queda agua y ellos la tenían y ¡latas frías de coca-cola! Madre mía, qué bien me sentó una lata de la chispa de la vida que bebí en dos tragos... Con eso y cuatro resoplidos más llegamos a la brecha que antecede al collado, un sitio super jodido con trepadas, no difíciles pero muy puñeteras a esas alturas de partido para dos pobres traveserus como nosotros ...Por seguridad la organización había dispuesto, también aquí, varios tramos de cuerda que nos ayudaron mucho a superar dos pasos cabrones.
Diréis qué bien que habíamos conseguido la última etapa de desnivel gordo. Pero no, los voluntarios de la organización y nuestros groupies más fan y entusiastas, nos achucharon con que solo teníamos 40 minutos para llegar a Jitu Escarandi, el siguiente y último punto de control. Gracias a dios, teníamos por delante un tramo no muy salvaje por el que pudimos caminar a toda leche e incluso correr en las bajadas tendidas. Tres kilómetros de buena senda primero y cuatro después por una pista, siempre cuesta abajo para poder volar a menos de 6 minutos el kilómetro... Y con Dani, David, Alejo y Adrián venga a gritar venga, venga y venga ¡¡Vamooooosssss!!
Todavía íbamos por el sendero muy arriba cuando pasamos junto a dos corredores sentados a un lado del camino, uno de ellos estaba fastidiado y echándolo todo. El pobre hasta se disculpó. Vimos que estaba bien acompañado y deseándole una pronta recuperación proseguimos nuestra carrera de los autos locos sintiéndonos muy afortunados de poder continuar la aventura.
A unos tres kilómetros del control nos despedimos de mis compañeros que aquí dejaban la pista para tirar por un sendero hacia Sotres, una despedida apresurada y la promesa de que aún fuera de tiempo nos veríamos en Arenas de Cabrales. ¡¡Hasta pronto y gracias campeones!! Con vosotros hemos disfrutado más y casi hemos olvidado las miserias de esta salvaje aventura...
Aitzol y yo seguimos corriendo -juro que corríamos- y conseguimos llegar a Jitu Escarandi con más de 20 minutos de ventaja sobre la hora de cierre (hay que tener en cuenta que los dos habíamos salido 15 y 20 minutos más tarde de las 0 horas en el Repelau).
Tengo 188 de azúcar (aaay la chispa de la vida...) Repongo agua fresca, como una empanada, unos frutos secos y todavía bebo un vaso de coca-cola (más chispa). No me pongo insulino y confío en quemarlo todo en los casi 15 kilómetros que nos quedan, con 375 mts de subida y 1560 mts de bajada. Son casi las seis cuando los escobas nos guiñan el ojo y nos dicen que arreemos. A todo esto no éramos los últimos y todavía han llegado cinco chicos detrás nuestra.
La última etapa es muy bonita pues discurre entre bosques y prados abiertos con vistas de película hacia las montañas que hemos dejado detrás nuestra. El Picu destaca inconfundible. Me liaría a sacar fotos pero no está la cosa para relajarse. No señor, aunque mi compañero de sudores no deja de hablar y contar películas de lo humano y lo divino, de esto y de lo otro. Se entusiasma tanto que hasta se detiene para contar esto o aquello. Y yo venga a decirle que tire, que tire y que se deje de charlas, que ya hablaremos abajo cuando lleguemos, que nos van a pillar los escobas y si no, nos va a pillar la hora...
Aitzol ya tiene una Travesera en sus patas y me asegura que esta la tenemos, que en cuanto lleguemos a la calzada de Caoru que ya es nuestra. Yo le digo que sí, que muy bien pero en una de esas miramos atrás y vemos tres camisetas amarillas que se acercan ¡Pies para que os quiero! Los trescientos y pico metros de la Sierra Portudera los hicimos con la lengua fuera. Y por fin llegamos arriba donde un voluntario nos prometió que íbamos bien y que teníamos la meta a solo 7 kmts.
Los que habéis hecho alguna Travesera ya lo sabéis y a los que no, os lo digo yo: La Calzada de Caoru solo tiene de calzada 10 metros, el resto es una senda un poco ancha compuesta de una sucesión de piedras, pedruscos y pedrolos, cada uno de su padre y de su madre y donde uno debe poner toda la atención del mundo para no dejarse la cabeza. Aitzol baja mucho mejor que yo, podría correr a menos de cinco min el kilómetro pero insiste en que estamos juntos en esto y que le importa un pimiento llegar en tiempo a meta. -¡Con mis sobris hacemos un juego que consiste en ir saltando de piedra en piedra! ¡Y no veas qué pronto le pillan el truco y cómo corren!- me dice. -No si yo también le pillaría el truco y correría a menos de cuatro por kilómetro pero con la paliza que llevo...- le contesto todo agobiado. El valle todavía se ve muy abajo...
Aún y todo pasamos a otros dos veteranos que todavía iban más jodidos que nosotros, pero ni eso me animó... Un voluntario nos dio números: Tenéis 30 minutos para 5 kilómetros, y seguimos corriendo, digo arrastrándonos cuesta abajo. A todo esto de vez en cuando miraba el móvil para ver el tiempo y en una de esas se me había manchado toda la pantalla con chocolate de un trozo que había puesto en el mismo bolsillo. No veas con qué facilidad saltaba las piedras y daba lametones al móvil al mismo tiempo. Por fin lo tuve limpio y pudimos comprobar que íbamos a llegar de sobra a la meta.
Llegar a la carretera y correr hacia el pueblo recibiendo los aplausos de todo el mundo que salía a nuestro encuentro y de cada coche que nos cruzábamos fue todo uno. Pasando junto al restaurante San Telmo donde comimos el Viernes, alguno se levantó y dejó su cena para gritarnos y darnos la enhorabuena, y por fin llegar a la meta donde estaba la cuadrilla ya fue la rehostia ¡¡Ta fechaaaaaa!!
Ta fecha!! Aúpa Txapela!!!!!!! |
Qué peli más guapa!!! |
Finalmente no fuimos los últimos, todavía llegaron cinco corredores más a meta y por cierto, al último le dieron y le dimos un aplauso de la hostia, qué envidia nos dio jejeje.
Muchísimas gracias a todos los que han hecho posible este Pedazo de Carrera, para mí la más dura y salvaje de las que he hecho hasta ahora. Gracias a esa organización que ha trabajado y peleado por sacar esto adelante, a los voluntarios que lo viven más aún que los participantes y a todos los que amáis la montaña.
Hace un mes escribí a la organización para ceder mi dorsal a otro corredor puesto que no me veía capaz debido al famoso virus que me tuvo jodido más de diez días en casa. Si ya llegaba falto de entrenos a esta durísima prueba, pillarme el bicho fue el remate, pero tuve la suerte de superar la infección sin secuela alguna. Menos mal que la organización había cerrado el plazo de anulación y me contestó que ahí tenía la bolsa, que hiciera lo que quisiera. ¡¡Y HE DISFRUTADO!!
eh! el "cabrón" de Aitzol te esprintó en meta, jajajaja como debe de ser, amigos durante 21 horas, que en los últimos 100 metros no hay amistades que valgan, ajajajaj
ResponderEliminarCarlos, eres un auténtico CRACK, si con mayúsculas. grande! enorme!!
Mi compa de excursión podía haber llegado una hora antes pero hablar y echar risas le puede tanto como correr, jeje. Eso sí, en esa recta de meta las patas pensaban por sí mismas y le llevaban a mejor ritmo...
EliminarElizalde qué bien me conoces, claro, no me gusta llegar el último¡;) no vaya a ser que me quedase sin birra! jajajaj
ResponderEliminarCarlos, yogurin, tienes un merito de la ostia y la primera vez que pisabas Picos! Grande¡¡ Un placer compartir esos momenticos!
Esos momenticos es lo que nos queda en la memoria y por eso nos gusta meternos en estas batallas. Te seguiré la pista campeón, a ver si de mayor puedo bajar las calzadas como tú, jajaja!!!!
ResponderEliminarMe ha encantado el relato, ni si quiera parece real 😂😂.
ResponderEliminarTengo foto vuestra en la meta con la camiseta del ela, ahí estábamos, disfrutando. Gracias por casi hacerme correr contigo.
Gracias a tí campeón!!! Corramos con las piernas o con la mente, somos felices y estamos vivos...
EliminarGRANDE!!! Enorabuena tanto por la carrera y por la cronica tan chula. Ahora recuperar y a por la siguiente =)
ResponderEliminarSaludos
Gracias Oscar!!! No sé si estoy recuperado pero mañana tengo un dorsal para correr en Villava, ¡¡Ay madre...!!
EliminarEnhorabuena supercampeon.... no hay que te doblegue...grande, grande grande. Y lo mejor es que disfrutes como un niño.
ResponderEliminarEn otoño espero que nos veamos en alguna de estas
Gracias tocayo!!! En Otoño todos calvos y sin dientes jajaja!!! Que eso está muy lejos...!!! Fuera de bromas, si no conoces la zona de la Bal'de Onsella en las Altas Cinco Villas de Zaragoza, puedes inscribirte a la No Hay Pitera, 21 kmts super bonitos y kañeros. Anímate!!
EliminarNo suelo leer la mayoría de las crónicas de carreras que veo por las redes, pero hay algunas que te "tocan" el alma y te emocionan. He disfrutado leyéndote y me ha parecido impresionante tu relato y tu "aventura". Me alegro un montón que lo hayas conseguido y, para mí, sois unos fenómenos, los mejores. Chapeau por Aitzol por acompañarte sin importarle un pepino el tiempo. Os lo dice alguien que ha ganado cuatro veces la Travesera.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario Salva, me haces feliz como a un niño y lo mejor de todo: Me animas a intentar tres Traveseras más. Si las completo estaremos iguales jajaja!!! Un abrazo y que vivan la aventura y las montañas!!!
Eliminar¿que día es la de "no hay pitera"?, es que estoy saliendo de una lesión con la que llevo un año, y necesito estar en una mínima forma aceptable
ResponderEliminarCuatro de septiembre, no es Otoño pero casi... Ánimo!!!
ResponderEliminarSiempre serás el puto amo. Mil Gracias por tus crónicas!!!
ResponderEliminarMil gracias a tí campeón!!! Eres mi fan nambar uan, que lo sepas. Un abrazo!!!
ResponderEliminarIm-presionante.
ResponderEliminarAlu-Cinante. He alucinado con la grandiosidad de estas montañas... Tengo que volver ya!!!!
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