Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

sábado, 26 de octubre de 2013

I Hiru Mugak

Mendi Lasterketa, Carrera de Montaña.  Primera edición y la Federación Navarra la ha elegido para el Campeonato Navarro de Carreras por Montaña.  No ha sido mala idea a juzgar por la buena organización y el magnífico recorrido que nos ha llevado por las pistas y senderos de la siempre poco conocida Sierra de Alaitz. Cuando hablamos de montes y bosques de Navarra, la mayoría pensamos en  Urbasa y Aralar, en los montes del Baztán, Quinto Real, Irati, Belagua... y muy pocas veces hablamos de la Sierra de Alaitz, tan visible desde la capital navarra, cosida por molinos arriba y comida por las canteras en sus laderas, rodeada de carreteras, autopistas y además por el Canal de Navarra... ¡¡Pobre Sierra de Alatiz!!

 ¿Pobre? Nada de eso, venir y "perderos" por sus senderos dentro de bosques de encinas, robles y hayas,  por los sombríos pasillos de boj y ganar altura hasta asomar a los altos y  admirar un horizonte de montañas y valles, pueblos y caminos...  Comprobaréis una riqueza natural a la altura de espacios con mucha más fama y renombre,  pero en pocos sitios tan cercanos os parecerá estar tan lejos.

No tenía nada claro participar en esta prueba porque desde Guara venía arrastrando molestias en la rodilla derecha. Cómo sería la cosa que la semana anterior no salí a correr un sólo día, cambiando mis rutinas corricolaris por la bicicleta y la máquina elíptica del gimnasio. Gracias a eso llegué al Sábado 26 de octubre y me levanté dispuesto a correr esta última prueba del calendario navarro de carreras de montaña.

Antes pasé a recoger a Tedy Garzón a quien felicité por sus últimas hazañas: tercer puesto en la Subida a la Cruz -Galdames-, a menos de un minuto del campeón Ionut Zinca ¡¡no está nada mal!!  Así habla que te habla de carreras y carreras llegamos en un bolero a Untzué, donde la organización nos indicó el aparcamiento en un prado próximo al pueblo. Al bajar del coche los dos miramos a la Peña encima nuestra, porque la excursión que nos tenían preparada pasaba por ella, era la última tachuela a dos kilómetros de la meta ¡¡ay que daño nos iba a hacer!!

Público en la cima de la Peña de Untzué
(foto de Ainara Landa)

Txurregis, Adi-Ikes, Celigüetas de Zizur, Humiclimas,  Manttales de Bera, amarillos de Peralta y muchas camisetas más entre las dos pruebas: la popular de 15 kmts y la oficial de 21,5 kmts.  Con el amarillo de Celigüeta estamos Miguel, David y servidor. Nos hacemos una foto con Salgado el veterano de Altsasua, ¡qué tío! después del verano a tope que se ha metido con ultras y pruebas de todas clases aquí está , más pincho que un ajo y dispuesto a correr como si tuviera las patas de un chaval de 15 años. Me sacará casi 20 minutos... También saludo a Txus Unsión, otro veterano de los grandes, ha venido con una costilla rota fruto de una mala caída.  Por eso será que sólo me sacó 10 minutos en meta...  Mucha gente, unos 250 corredores entre las dos pruebas.

Miguel, Salgado, David y Beltxun
Aunque el cielo está muy cerrado y deja escapar algunas gotas, la temperatura es más bien alta para la fecha, correré en tirantes y no pasaré gota de frío.  Salimos a las 9:30, primero un poco para arriba y enseguida para abajo, dejando el pueblo detrás nuestra para meternos por un estrecho valle que por detrás de la Peña de Untzué nos adentra en la montaña, en la Sierra de Alaitz.  He salido bastante atrás y aún así me adelantan muchos corredores -será que van a la corta-, pienso para consolarme.  Pero lo cierto es que me cuesta mantener un ritmo que hacía días no cogía, uf, uf...

Tras cuatro kmts de pista cogemos un sendero y podemos decir que es cuando empieza la prueba: cuestas durillas que subimos andando que alternan con cortos llaneos y buenas bajadas donde nos lanzamos cada uno según quiere arriesgar.  Muchos rincones bonitos, casi siempre dentro de la espesura del bosque.

Después de un largo descenso nos vemos corriendo por el Valle de Elorz, por encima de Gerendiain. Enfrente nuestra la Sierra de Tajonar y hacia el Oeste el Perdón-Erreniega. Hemos pasado al otro lado de Alaitz y ahora tocar volver ¡¡y subir!!  Buenas sensaciones subiendo: no dejo de alcanzar corredores y eso siempre anima. Iré un rato con Martín Tirapu, que sin bajar el ritmo me señalará algunas setas que asoman junto al sendero. Si llevara una cesta no dudo que las cogería ¡menudo pájaro! hoy acabará doblemente contento porque su hijo, Javier, hará un magnífico tercer puesto.


El recorrido es muy ameno y variado: atravesamos claros en el bosque para volver a entrar en la oscuridad de los árboles en varias ocasiones, bajamos por una larga pista con piso irregular donde hay que poner los cinco sentidos para no darte un tortazo y sin darnos cuenta (casi sin darnos cuenta) llegamos al kilómetro 18 de la carrera, al pie de la Peña de Untzué. Un vaso de acuarius, un cacho de plátano y para arriba. Sigo fuerte y continúo pillando corredores, adelanto a Pinillos -Humiclima- y le pregunto si le pasa algo porque normalmente anda en los primeros puestos. - ¡No he pegado golpe en todo el Verano!- me dice, - y como además he salido fuerte ahora me toca pagarlo -.  Bueno, en esta última subida lo pagamos todos, porque con los kilómetros que llevamos y lo escarpado del terreno...  Llegamos arriba como zombies ¡madre mía!



Mi tiempo en meta: 02:50:44, clasificaciones aquí.   Algunas fotos mías y prestadas aquí.

Una carrera preciosa, bien marcada -aunque algunos de los primeros tuvieron algún despiste-, y sobre todo muy interesante para, junto con la Media Maratón de la Higa de Monreal, conocer estas montañas que como ya he dicho antes, tenemos bien cerca de casa.

Si queréis otra visión de la carrera también podéis asomar al blog de Christian Pau que participó en la popular y lo cuenta mucho mejor que yo.


La carrera en mi Garmin



4 comentarios:

  1. Tiene buena pinta, lastima que coincide con la carrera de Torla. Un saludo

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  2. Cada vez hay más carreras en el calendario, pero esta es montaña-montaña, muy bonita, variada y entretenida.

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  3. Inagotable corredor, de ahí el nombre, que tan atractivamente describes recorridos y sensaciones. Haces fácil que parezca sencillo seguirte. Salud y Montaña, Carlos.

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    1. Gracias tocayo!! Seguro que tú también te estás inflando de patear el monte "cazando" postales de Otoño... ¡¡Salud para cansar montañas!!

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