Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

martes, 26 de abril de 2011

Montes de Maria: Barranco de la Canal

Domingo 24 de abril,  a las 8:10 llego con el coche a María de Huerva.  Sólo me ha llevado 10 minutos desde casa de mis padres en Zaragoza, donde estoy pasando estos días de Semana Santa.  Está nublado y la temperatura es agradable, unos 15 grados.  En la mochila llevo el medidor de glucosa, litro y medio de agua con Powerade, barritas de cereales, de fruta y pastillas de glucosa, además del móvil y de la cámara de fotos.  Voy solo y ello me permite disfrutar del paseo como si fuera una aventura, sobre todo porque sólo he estado por aquí una vez: En febrero pasado quedé con una cuadrilla del Club Sarrios-Zaragoza y con ellos descubrí este paisaje semidesértico, similar al que puedes encontrar en Bardenas, Monegros o cualquier otro rincón próximo al Valle del Ebro.



Así pues, en los primeros metros de carrera todo me es familiar: vuelvo a pasar junto a la estela esculpida en la piedra y el bisonte "dibujado" en una gigantesca losa.  Las nubes cubre el cielo como he dicho y ello pone un punto de misterio al paisaje.  Además las lluvias que han caído estos días le dan a la tierra un tono más oscuro, muy distinto al blanco deslumbrante que los yesos lucen normalmente.  Pasado el bistonte continúo barranco arriba mirando de reojo otros cañones secundarios así como las crestas o sierras que los delimitan.  En ocasiones el barranco de la Canal se estrecha de tal forma que a uno le parece estar en la Sierra de Guara o en una garganta pirenáica.  El pasillo se retuerce y cambia de dirección, va ganando altura y la vegetación se va haciendo más espesa: Aliagas, romeros, sabinas y pinos además de carrascas y coscojas se alzan a uno y otro lado.   Al doblar un recodo llego a una bifurcación, dos estrechos pasillos continúan a izquiera y derecha y tras dudar un poco tiro por el ramal derecho que me parece el principal.  Dos minutos más tarde una poza de agua obstruye el paso y aún cuando no parece complicado salvarla vuelvo sobre mis pasos para seguir por el pasillo izquierdo.  Por este no encuentro mayores problemas y puedo proseguir subiendo un buen rato hasta que más arriba decido salir por una especie de senda a mi derecha que, a juzgar por las huellas ha sido hecha por el paso de motoristas.  El sendero parece seguir la curva de nivel y permite correr a buen ritmo por la parte superior de la ladera.  Un espeso bosque de pino carrasco cubre esta zona y detrás se pueden ver los gigantescos molinos con las aspas quietas, pues el aire está totalmente en calma.  Eso y que cada vez las nubes son más oscuras me alarman un poco.  Además mi móvil se ha quedado sin cobertura y no sé si ese ruido detrás de unas coscojas no será un jabalí.  ¡¡Qué miedo!! 

Con las nubes cubriendo las Planas de María y la amenaza de la lluvia no tenía sentido prolongar la ruta por lo que desandé el camino y volví a María por el mismo sitio.  La suerte quiso que aún cuando me detuve para hacer algunas fotos, el agua no empezara a caer hasta llegar al pueblo, eso sí a chorros, pero cuando quise mojarme ya estaba en el coche.   Como curiosidad al volver a Zaragoza, allí estaba todo seco y no fue hasta la tarde que otra tormenta regó con abundancia la ciudad.

Afotos aquí.




Está claro que en esta región hay muchas otras rutas por barrancos, laderas y crestas que ofrecerán mil y una perspectivas.  Un lujo a tiro de piedra de la gran ciudad.  ¡¡Volveré!!

Glucemias: Domingo a las 6:51_223, me pongo 4 uds de novorapid y desayuno café con leche, dos tostadas y puñado de almendras. Al llegar a María a las 8;:09 tengo 111 por lo que antes de echar a correr tomaré una barrita de cereales y una pastilla de glucosport. A las 9:31 estoy en la parte más alta de mi recorrido y tengo 79,  iniciaré el regreso dando buenos tragos al camel con isotónico y comiendo barritas de vez en cuando.  Al llegar a casa no miro cuánto tengo pero me como un bocadillo de queso riquísimo ¡¡mucho mejor que las barritas!!

La próxima aventura será durilla:  La Marcha de Montaña de las Tres Ermitas.  No es una carrera, pero desde hace unos años cada vez más gente se la toma como tal, enfrentando sus 55600 mts y 3000 mts de desnivel positivo en plan competitivo.
Mi intención es llegar al final haciendo un buen tiempo pero de forma que a la semana siguiente pueda correr la Media Maratón de Zaragoza a buen ritmo.   ¿Lo conseguiré?

Nota: Este mismo domingo que yo estuve por Zaragoza, en Pamplona mis colegas del club Celigüeta-Atletismo Zizur y otros amigos quedaron con Ricardo Abad para acompañarle en su Maratón nº 206.  Se fueron hasta Roncesvalles desde donde salieron para recorrer 44,5 kmts hasta Pamplona.  ¡¡Enhorabuena campeones!!  En su entrada del lunes, Ricardo se quejaba de las secuelas de tantas subidas y bajadas -sobre todo bajadas- que le dejó el itinerario, a pesar de lo cual se echó la maratón 207 a las piernas, lo mismo que seguramente hoy habrá hecho con la nº 208.  ¡¡Muchísima suerte y a por las quinientas!!

2 comentarios:

  1. Buenas sensaciones de aventurero sentirías por esos recodos del camino. A ver si la próxima vez que te adentres por esa zona te puedo acompañar. Suerte por esas ermitas!!!

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  2. Desde luego que fue una aventura: No vi un alma y excepto el graznido de una pareja de cuervos, el canto de las perdices y otros pajarillos, el silencio fue total. Además, en el fondo del barranco el móvil no pillaba cobertura y arriba las nubes cada vez se veían más negras...

    Y como tú bien sabes esta zona tiene cien sitios para conocer: las crestas que asoman a la parte de Botorrita prometen vistas de tres estrellas y la ribera del Huerva también guarda rincones para disfrutar, no dudes que te daré un toque cuando vuelva por ahí. ¡¡Un abrazo!!

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