Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Aventura en Alaitz


A las 8 de la mañana estábamos Santi, Alejo, Joaquín y servidor de ustedes en Untzué, allí nos hemos encontrado con Joseba. Cuatro grados de temperatura y el cielo cubierto, el viento de norte pega fuerte en el pueblo así que nos echamos a correr por la pista en dirección al monte con ganas de entrar en calor.  Nuestra idea para este Domingo, mi idea, es seguir el recorrido de la carrera por montaña Hiru-Mugak en la que participé a finales de Octubre.

En mi Garmin había guardado el trayecto de esa prueba y después de echar una ojeada a las instrucciones decidí que no sería muy complicado seguir la ruta. En la pantalla del reloj una bonita flecha me iría señalando el rumbo a seguir, ¿qué más hace falta?  Muchas cosas: conocer algo la ruta -la había hecho hacía unas pocas semanas-, recordarla - ufff, lo intentaré-, tiempo despejado - nubes bajas, ay, ay, ay...- y echarle un par - ¿miedo yo?-.  ¡¡Vamos allá!!

Mis cuatro colegas de aventura eran totalmente ajenos a todo eso que acabo de poner y echaron a correr pista arriba con alegría, yo que era el guía cerraba la carrera por la sencilla razón de que mi caja no daba más. En las últimas semanas justo mantengo la forma a base de elíptica y bicicleta debido a una latosa tendinitis en mi rodilla derecha que por ahora voy manteniendo a raya pero que de vez en cuando como hoy me da algún toque doloroso: leves pinchazos que no me impiden correr pero me advierten que no debo pasarme de listo.

Los primeros cuatro kilómetros son fáciles, ¿quién se va a perder en una pista?  En cualquier caso hay algún cruce pero la flecha de mi cacharro señala claramente la dirección correcta. Esto está chupao me digo, pero nada más empezar el sendero tenemos el primer contratiempo cuando observo que la señal de navegación gira indicando que vamos en dirección opuesta.  -¡¡Chavales, media vuelta !!- grito a los colegas, que obedientes me siguen unos metros para abajo hasta dar con un ramal de sendero que habíamos dejado a nuestra derecha.  Ok, estaremos atentos.

No habrá muchos más problemas mientras cogemos altura y empezamos a pisar nieve en el bosque de robles, hayas y avellanos que todavía conservan bastantes hojas, con el verde de los bojes y el blanco de la nieve tenemos una estampa muy bonita.  El frío viento que nos pega es un aviso de que ya hemos llegado a uno de los techos de la ruta, ahora toca bajar al valle de Elorz ¿por dónde?  De nuevo toca desandar unos metros para encontrar un claro entre los arbustos por el que bajamos y que por cierto, tenemos la suerte de que es nuestra ruta.

Más abajo salimos a una pista por la que tomamos dirección a Gerendiain, en el valle de Elorz. Debajo nuestra el canal de Navarra rompe la naturaleza del paisaje con sus líneas rectas.  Recuerdo el avituallamiento próximo al pueblo desde donde la carrera proseguía por sendero hacia el alto de la sierra. Paramos a echar un bocado y unos tragos. Joseba está fuerte, el tío se metió ayer 30 kmts por el Perdón con la cuadrilla de Adi-Ikes pero hoy no se queda atrás.  Joaquín ha empezado con algo de prevención porque es un poco novato en esto del monte pero está disfrutando, lo mismo que Santi y Alejo que llevan más de un año viciados del todo. En fin, cinco cabras locas disfrutando.

Proximidades de Gerendiain

Busco el sendero para subir pero no hay forma, la flecha de mi cacharro se vuelve loca y me avisa de que hemos perdido el trayecto ¡pues vaya! retrocedemos 300 mts por la pista hasta una senda que antes habíamos despreciado, tomaremos por ella y ganaremos altura hasta entrar de nuevo en la niebla. Adelantamos a una familia de excursionistas, uno de ellos va en manga corta, ¡qué valiente! porque lo cierto es que hace bastante rasca.

Nuestra senda desemboca en un raso que cruzamos a la carrera ¡mi cacharro indica que hemos vuelto al trayecto! ¡bien! pero nuestro gozo dura muy poco porque al entrar en el bosque y proseguir montaña abajo de nuevo perdemos la ruta. Nos costará tres intentos encontrarla, primero tiramos monte abajo por el hayedo por terreno fácil y abierto pero enseguida la maleza nos cierra el paso y nos volvemos. A estas alturas nos importa un pimiento seguir fielmente el recorrido de la carrera, ya estamos satisfechos con el paseo que llevamos y nos basta con volver a Untzué por donde sea, pero necesitamos una pista, un camino o lo que sea que nos baje al valle.  

De pronto reparo en que mi cacharro no sólo me dice que he perdido el trayecto, también  informa de los metros que me separan del mismo - ¡qué listo soy! ¡sólo he tardado dos horas en enterarme! - , siguiendo sus indicaciones -ahora con más fundamento-, acabamos volviendo al recorrido -dícese trayecto- y ahora sí, ahora volvemos a la carrera.  ¡¡Venga chavales!!




El siguiente kilómetro lo haremos además por terreno nevado, menos mal que San Garmin tiene piedad de nosotros -y también la diosa Fortuna-, porque pese a lo complicado del terreno salimos con bien de la aventura yendo a parar a una pista. ¡¡Ya estamos en casa!! ¡¡O casi!!

Si alguien cree que estamos zumbados tendría que haber visto a los tres ciclistas que en ese momento subían por la pista y que siguieron monte arriba subidos encima de sus dos ruedas ¡¡qué campeones!! 



Tras saludarles y confirmar que nuestra pista bajaba hacia el pueblo nos tiramos ahora sí, corriendo a buen ritmo y disfrutando de la mejor parte de la excursión.  En un periquete dejamos la nieve y la niebla arriba y llegamos al fondo del valle.  ¿Subimos a la Peña? ¡¡Otro día!!  

Volveremos a la Sierra de Alaitz. 

Mis glucemias: 110 al levantarme a las 6 de la mañana ¡qué sueño!   260 en Untzué a eso de las 8:00.  Durante la excursión habré bebido 200 ml de isostar, comido dos barritas y un trozo de chocolate -¡gracias Joseba!-.  Finalmente en Zizur  Alejo, Joaquín y yo nos hemos entrado en un bar y mientras ellos se daban un homenaje con tortilla de patatas yo me he conformaba con un café con leche.  Así a las 13:00 en casa tenía 67, que he levantado con un plátano de la nevera. Después ha venido la paella pero eso ya es otra historia.

Todas las afotos aquí


Primer despiste: En rojo el itinerario de la Hiru-Mugak
en azul el nuestro, al llegar cerca del pueblo no encontramos el sendero
que asciende de nuevo a la sierra y tuvimos que retroceder.

En estas dos imágenes vemos el segundo despiste: Al cruzar
un prado arriba del monte, tuvimos que hacer tres intentos antes
de encontrar la ruta.

En rojo el itinerario de la Hiru-Mugak (22 kmts) y en azul el nuestro
unos 20 kmts según el polar de Santi y 18 kmts en mi Garmin,
debido seguramente a que mi cacharro se debe desconectar
en las paradas o yo qué sé...

2 comentarios:

  1. Y los mapas con la brújula? ?? Para que sirve.... me lo pones fácil figura. que bonita la nieve.

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  2. Tienes razón Eric, pero aún con mapas y brújula tampoco lo hubiéramos tenido todo resuelto, nos hacen falta algunas horas más de taller. Lo positivo es que no hubo discusiones en el equipo y pese a los despistes y rectificaciones en la ruta, no hubo nervios y el buen humor estuvo presente todo el tiempo. Eso me parece muy importante. Gracias por tu comentario, campeón!!!

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