Además está la gente: La organización, público y corredores, de los cuales muchos son ya viejos conocidos con quienes siempre es una gozada compartir una mañana de domingo. Cómo no allí estaban Victoriano, Manu y Jamuro de Sarrios Zaragoza; Toño y alguno/a más de Asamún-Valle de Hecho; Chema de Os Andarines-Aragón; José Luis y dos colegas más del Grupo de las 7:45 y gente de Navarra como el máquina de Rafa Maritxalar que con otros del equipo Manttale se han acercado para conocer esta carrera. Calentando motores he coincidido con Fernando Zaratiegui del Boscos-Navarra, resulta que teníamos amigos comunes en Humiclima y hemos estado hablando de lo que más nos gusta: Correr por el monte. El ha veraneado un montón de años en Fragen, un pequeño pueblo próximo a Torla a las orillas del Sorrosal y se conoce bien los senderos de por aquí.
A las 10 en punto ha sonado el disparo de salida ¿o cohete? y hemos salido como ídems calle abajo hasta la carretera, allí hemos seguido bajando siempre a toda pastilla hasta cruzar el rio Ara por un estrecho puente de piedra. Hasta ahí quien esto escribe corría que se las pelaba, pero en cuanto hemos empezado a subir ha sido otra cosa y primero me han pasado dos chicas, seguidas de un rosario de corredores más fuertes y rápidos que yo. Ufffff.
Pero el sendero tenía descansitos, llaneos, bajadas...¡y más subidas! Y de ese modo he acabado cogiendo mi ritmo en un grupeto liderado durante un trecho por Chema, que como tiene las piernas más largas de Zaragoza no ha esperado a nadie y se ha ido alejando sendero adelante. Detrás mía resoplaba Fernando mi colega de Pamplona, que también ha pasado delante mía aunque esta vez he podido seguir a su rueda y no le he dejado perderse.

Cruzamos el Arazas cerca del Puente de los Navarros, en el avitallamiento pillo plátano y naranja, ¿agua? no gracias, con este día nublado y fresco lo que menos tengo es sed. Las predicciones amenazaban lluvia pero de momento no cae una gota, mejor. Dejamos el sendero y corremos unos kilómetros por la pista de cemento que se introduce en la Garganta de Bujaruelo, la pendiente pica para arriba y tengo la sensación de correr a cámara lenta. Miro a dos chicos con neoprenos gastados que se están preparando para hacer algún tramo de barranco en la zona y pienso en lo fría que estarán las aguas del Ara. Otro avituallamiento, medio segundo para agarrar otro trozo de plátano y un cuarto de naranja y adelante sin bajar el pistón. Dejamos atrás la pista y de nuevo por sendero, es un tramo precioso e ideal para correr: Piso de tierra bien pisada y curvas suaves entre los bojes, que junto con hayas y abetos forman aquí un magnífico bosque de ribera. Voy detrás de tres corredores hace rato pero creo que puedo arrear un poco más: -¡A ver si puedo!- digo resoplando poniéndome delante de todos. - ¡Claro que sí! - me anima Fernando, y de ese modo paso a ocupar el primer puesto. Cruzamos el río por un puente metálico, de reojo miro a mi derecha, valle arriba y puedo admirar por un segundo una imágen de documental: El río baja roto de espuma por la corriente encajonado por una selva de árboles que ofrece todos los colores, del verde al amarillo pasando por rojos y anaranjados; los paredones que cierran el valle están cortados por un techo de nubes grises y blancas. Todo eso en un segundo y sigo corriendo al cruzar al otro lado pero ahora valle abajo: Volvemos hacia Torla. Me he alejado del grupo en el que iba y corro en solitario por la pista que discurre a este lado, nadie delante y nadie atrás a pesar de que hay largos tramos rectos. Es cuesta abajo y me lanzo a buena velocidad ¿3:50 / 4:00 min/km?. La pista dobla en ángulo recto para cruzar el río pero la carrera continúa recta por esta orilla, ahora por un sendero algo técnico que a veces vuela por estrechas fajas rocosas encima del agua ¡cuidadín! Dos guardiaciviles de montaña vigilan el tramo más delicado y me animan: -¡Vas muy bien!- pienso que se lo dirán a todos, pero lo cierto es que me hace efecto y aprieto la marcha un poco más. Me sitúo detrás de un grupo de tres corredores, durante mucho rato vamos por una zona fácil y no hay forma de echarles el guante, pero llega una zona un poco más difícil y veo que ahí estoy algo mejor, poniéndome delante.
Cruzando un prado puedo admirar todo el Valle de Ordesa que se abre justo delante ¡¡Soberbio!! Me concentraré en esa imágen para enfrentar las duras subidas que vienen ahora, a pesar de que casi podemos ver los hoteles de Torla allá lejos todavía subiremos un buen trecho por el sendero, andamos monte arriba hasta coger una especie de pista que ¿baja ya? No, todavía subirá un poco más... Podemos oir ruido de ambulancias, pienso que serán de la carrera: Bien para señalizar el paso de corredores en la carretera o peor para trasladar a algún corredor que haya tenido un mal tropiezo.
Por fin una bajada en fuerte pendiente por la orilla de unos campos ¡¡Cuidadín aquí no la

___Gracias Chema por las fotos:
Después de unas duchas en el camping disfrutamos de la comida invitados por el Ayuntamiento de Torla, donde al finalizar se entregaron los premios y trofeos. Compartí mesa con Fernando, además de con Mikel y su hija Leire, que con 12 años corrió también esta dura Media Maratón de montaña ¡¡Qué fiera!! Comentar que este año también ha corrido en Canciás y en la Boca del Infierno entre otras.
Leire se emocionó cuando la organización le dedicó unas palabras de reconocimiento y le hizo entrega de un trofeo. Su coraje y afición bien merecen nuestro aplauso. ¡¡Animo Leire!! Sigue corriendo, disfrutando de la vida y de la naturaleza como tanto te gusta...
La jornada se vio empañada por la trágica noticia del accidente sufrido por dos barranquistas en la Garganta de Bujaruelo. Tenían que ser con los que nos habíamos cruzado a nuestro paso en esa parte de la carrera. Descansa en paz Ramón Pascal.
Unas pocas fotos aquí.
Mis glucemias tirando a bajitas: A las 6:15 antes del desayuno__115; en Torla a las 9:33__46 así que me comido 1 barrita de cereales, dos plátanos y una pastilla de glucosa. Durante la carrera he comido plátano y naranja en todos los avituallamientos y al terminar, después de ducharme a las 13:00__40, han caído dos cañitas y la comida; a las 15:46 sin haberme puesto nada de insulina__169 y en casa antes de cenar___91. Todo bien menos los valores de 40, bajísimos en cualquier caso y más para salir a correr pues en un diabético tipo I, es mejor salir con 200 que con 100.