Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

martes, 27 de abril de 2010

IV Carrera por Montaña de Talamantes

Domingo 25 de Abril, me levanto a las 5:40 ¡¡Ufff!! Mi glucemia 152, en fin... Me pongo las 4 uds de novomix 30 y a desayunar: Un zumito de naranja, cubo de café con leche y 2 tostadas con aceite que me obligo a tragar pues no tengo casi hambre ¡Normal a estas horas! Tras recoger la cocina y ultimar detalles, son las 6:50 cuando salgo con el coche de Zizur Mayor y confío en llegar con tiempo de sobra.

Amanece pronto a finales de abril, neblinas y calimas ocupan el valle del Ebro, y sólo cuando paso de Tudela por la carretera nacional comienzo a vislumbrar el Moncayo (2315 mts): Los circos de su vertiente norte todavía conservan bastante nieve, pese al calor de los últimos días. Distingo el principal de San Miguel por donde discurre la subida desde el Santuario, su vecino de San Gaudioso y después el de Morca, los tres miran hacia el Noreste, motivo por el cual la nieve se guarda más tiempo, al abrigo del cierzo. ¡¡Cuántas excursiones de chavales al Moncayo desde San Martin o Agramonte y desde Vera!! Incluso hace nada, en octubre 2004, disfruté de una quedada con amigos de El Atleta: Javiere, Corretechos, Mina, Carmen, Skyrunner, Ppong, Gandalf e Hiper (Estos dos últimos corren por el cielo ahora): Saliendo desde el Santuario fuimos flanqueando la montaña hacia el Collado de Bellido para desde ahí tirar a la cima siguiendo la línea de cumbres. Una buena jornada montañera que terminamos con una comida en la hospedería del Santuario. Memorable.

Con todo me queda mucho monte por andar en esta Sierra y hoy precisamente pisaré por primera vez su sector Sureste que se presenta apartado y separado de la montaña principal y con alturas bastante por debajo de los 2000 metros, pero con un relieve más bravo, formado por Muelas o Peñas, que asemejan Torres como las de Herrera y con barrancos espectaculares como el de la Covachuela. Un paisaje más duro y descarnado, estepario en su parte superior, que esconde bellos pinares de repoblación así como vestigios del antigua encinar-quejigar en el fondo de los valles y en su piedemonte. Conocer un poco mejor esta Sierra, es uno de los motivos para participar en esta carrera. Maravillado por un paisaje que anuncia la Primavera, recorro los últimos kilómetros de la estrecha carretera local que desde Ambel me lleva a Talamantes, agarrando fuerte el volante mientras de reojo vislumbro los profundos barrancos a mi derecha primero y a la izquierda después, hasta que tras doblar una curva descubro este pequeño pueblo que en la actualidad no alcanzará los 30 habitantes. Una hora 40 minutos desde Zizur-Pamplona.

Tras dejar el coche en un aparcamiento que quizá sea la única superficie llana en muchos kilómetros a la redonda incluyendo el pueblo, me acerco al polideportivo de la localidad en cinco minutos de cuestas y callejones que me sirven para entrar en calor. La organización despliega un trabajo increíble para tratarse de una zona tan poco poblada y todo funcionará a las mil maravillas no sólo en la recogida del dorsal sino en los avituallamientos y puestos de control que más tarde podré comprobar. Mi glucemia 148, así que beberé un poco de Acuarius.

Saludos a los amigos de Zaragoza y Huesca: Sarrios, Grupo de las 7:45, Peña Guara, Samuel de Grupos de Montaña de Sabiñánigo, Mariote (no Jamuro) que es uno de los organizadores y enseguida nos encontramos en la línea de salida esperando el pim pam pun. ¡¡Adelante!! Grita alguien, y sin cohete alguno salimos en apretado pelotón por las estrechas calles del pueblo, por las cuales bajaremos hacia la zona de huertas en el fondo del valle. Una vez allí cruzaremos el regacho e iniciaremos la primera subida de la jornada, que se me hace dura, muy dura. Pienso que no he entrado aún en calor y que le pillaré el rollo, pero lo cierto es que mis piernas no van al ritmo que me gustaría. Aprovecho algunas fotos para tomar aliento y de paso haré un bonito reportaje desde dentro de la carrera.
Vamos tomando altura y Talamantes se ha quedado muy, muy abajo. El panorama es completo desde el Moncayo a las Peñas de Herrera delante suya y el pueblo de casas blancas en el fondo del valle. Hacia el Norte veríamos hasta el Piri si no fuera por la bruma. Nubes de evolución se van formando aquí y allá. Son casi 600 metros los que nos comemos en esta primera ascensión hasta el Monte de la Tonda, una bajada algún llaneo y otra subida, fuerte también pero más corta que la primera para acercarnos al collado de Valdelubia, desde donde bajaremos a Talamantes por un pequeño valle cubierto por un frondoso pinar de repoblación, algunas encinas y robles rompen la monotonía y es una delicia correr al resguardo del sol. El descenso discurre al principio por una pista que más abajo abondaremos, pasando a un estrecho sendero donde podremos correr a todo lo que nos dan las patas. En las proximidades del pueblo unas chicas nos van tomando el dorsal y me dicen que voy en el puesto 33, no está mal me digo, pero lo que no sé es que queda lo peor...

Avituallamiento servido por unas chicas super-simpáticas a quienes confieso que bien a gusto me quedaría en el pueblo, tomaré un vaso de acuarius y dos trozos de plátano que iré comiendo poco a poco. Nos alejamos otra vez en dirección al monte, hace rato que voy en compañía de un corredor del Equipo Sarrios Zaragoza que ya se conoce la carrera y me señala monte arriba la parte superior del famoso Cortafuegos cuya subida empieza ya mismo; podemos distinguir a algunos corredores, muy pequeñitos, muy lejos y muy muy altos ¡¡Madre mía!! Nos llevará 25 minutos culminar esta tercera "trepada", donde no echamos las manos pero nos falta poco, pues los kilómetros se acumulan y comienzan a pasar factura. Con todo para mi lo peor vendrá después, cuando tras acabar la subida pillemos una larga pista que nos hará ir dando vuelta a la parte superior de la sierra, para rodear las Peñas de Herrera. En el avituallamiento de esta zona, beberé agua y comeré un par de trozos de naranja, un poco antes he comido una barrita de las mías pues me notaba demasiado fundido, no fuera a ser que estuviera bajo de azúcar, pero ni por ésas: Mis piernas no podían correr y cuando lo conseguían era como si no avanzara o en todo caso lo hiciera a cámara lenta. Me van rebasando corredores que sí consiguen correr, entre ellos una chica que luego quedará en tercera posición.

Bueno, no sé cuántos cientos de kilómetros han sido pero ya estamos detrás de las Peñas, ahora dejamos la pista y por un sendero que todavía sube un poquico nos acercaremos a sus paredes para cruzar un portillo por el cual pasamos a la otra vertiente que mira a Talamantes muy abajo y muy lejos todavía. Adelanto a dos corredores, uno de ellos anda regular y se queja de la rodilla, en la subida no llevaba mal ritmo pero bajando sufre bastante, les animo y luego aviso en el siguiente control aunque estamos lejos de cualquier pista.
El sendero baja en cómodos zig-zags y puedo volver a corretear -casi se me había olvidado-, en unas piedras está Ramón, disfrutando de este buenísimo día y haciendo fotos a todos los que pasamos ¡¡Venga que ya estás!! me anima. ¡¡Estoy fundío del todo!! Le confieso, y prosigo la carrera que nos meterá en Valdeherrera, un estrecho valle por cuyo fondo cantan las aguas frías y limpias que asoman de la montaña. El terreno no es difícil pero hay algunos pasos que requieren atención: Escalones rocosos, piedras sueltas y afiladas, se alternan con tramos de sendero excelente donde puedo correr a mayor velocidad. Está todo muy húmedo y en una zona encharcada me embarro a tope, pero unos metros más adelante aprovecharé el cruce de la regata para "lavar" mis zapatillas: El agua fría me sienta de maravilla y con buenas sensaciones después de 28 duros kilómetros entro en el pueblo ¡¡Y aquí llega Caaaaaaansamontañas!! Grita el speaker en los altavoces, qué bien suena oye.

Mi tiempo: 3h 37 minutos. Glucemia al llegar a meta: 197, muy alta pese a todo el ejercicio realizado.

Mis afotos aquí.

martes, 20 de abril de 2010

Osan Cross Mountain


Con este nombre, podríamos pensar que nuestra carrera se ha celebrado en los USA, allá en las Montoñas Rocosas, en territorio indio y más concretamente de los indios apaches, pero no. Este domingo 18 de abril, nuestra afición/locura nos llevó a Huesca, al pequeño y singular pueblo de Osán, al ladico de Sabiñánigo en el Valle del Rio Basa, un valle tranquilo mientras no abran la esperada carretera que por el túnel de Fiscal nos ahorrará el puerto de Cotefablo para acceder al Valle del Ara desde su vecino del Gállego.

Alberto, Mikel, Iñaki y servidor en un coche y Tedi por su propia cuenta hemos salido desde Zizur Mayor y Pamplona a eso de las 6:50 de la mañana, prontico pero un poco tarde para un viaje de algo más de 1h y media. Llovía un poco por Lumbier pero el cielo se ha aclarado conforme llegábamos a Sabiñánigo, desde allí en 5 minutos y siguiendo a tres o cuatro coches con nuestro mismo destino, hemos llegado al pueblo subiendo por la estrecha carretera. Unos voluntarios nos han guiado hasta el aparcamiento improvisado en una finca cercana. Nos quedaba algo más de media hora para las 9 así que lo primero era coger el dorsal. ¡¡Horror!! Una fila bastante larga que avanzaba despaaaaaaacio, despaaaaacio, nos ha tenido 20 minutos de espera para recoger el preciado número, así que ha sido pillar las bolsas y salir corriendo para cambiarnos y prepararnos. Menos mal que la organización ha decidido retrasar la salida hasta las 9:30 porque sino era imposible. En fin, que otra vez tenemos que salir media horica antes para evitarnos nervios.

No me tomado la glucemia, pero sí un plátano porsiaca (más vale salir alto ¿Verdad?). El calentamiento ha consistido en correr desde el aparcamiento a la zona de salida, donde nos hemos ajuntao con los casi 300 espartanos en espera de la señal. 5 minuticos saludando a Manumar, Ramón (Monrasin), que no corría pero estaba con su cámara, Ambargreen, Topete a quien le he dado recuerdos de Oscar, con quien compartió algún kilómetro en la Ultra de Guara, Cafuu, Reburún (que está intratable - ¡Cómo corre el jodío!); Victoriano y su buen humor, Samuel nuestro anfitrión y organizador y tantos amigos de ésta y otras carreras.

9:30 y hemos salido corriendo por las calles del pueblo saliendo en seguida (5 segundos) a los campos vecinos. Un apretado pelotón de corredores que se ha ido estirando en la primera parte de la carrera: Una sucesión de pequeñas subidas y bajadas, llaneos y cruce de barrancos por las faldas de la montaña en dirección a Yebra de Basa. Casi siempre por senderos estrechos donde era muy difícil coger posiciones. Aquí he ido mucho rato con Tedy, quien normalmente debía haber estado en las primeras posiciones y por eso creo que ha hecho un crono algo peor que el año pasado. Para mí en cambio salir despacio siempre me favorece, pues no me sé regular. De ese modo he llegado muy bien al barranco encima de Yebra, por donde asciende el viejo camino de los eremitorios. Al principio ves muy, muy arriba la cascada, parece pequeñita y piensas en lo mucho que falta para llegar. Pero estos senderos están muy bien hechos, pues son por donde antaño subían el ganado a puerto y también por donde caminaban en procesión religiosa a Santa Orosia, así que subes sin darte cuenta. Más arriba cruzamos el rio a la orilla y la ascensión prosigue por la ladera derecha, enseguida te ves corriendo hacia el salto de agua y no tardas en pasar por debajo de la cascada. Las salpicaduras no sientan mal pues a esta altura de la carrera vamos empapados de sudor. Dejamos atrás este precioso rincón que es la seña de identidad de la comarca y la carrera y proseguimos la ascensión por una larga faja de hierba inclinada, que discurre ya por la parte superior de la pared. En esta zona comparto la galopada con un corredor del Club de las 7:30 y pese al esfuerzo cruzamos algunas palabras: Me invita a unirme a su cuadrilla que todos los fines de semana quedan a esa hora (7:30) en la pasarela de la Expo, en Zaragoza. Suelen correr por el parque de la Expo, por Juslibor, etc... -¡¡Qué bien vais, que podéis hablar y todo!!- bromea otro corredor, y no le falta razón pues aunque la pendiente se ha suavizado, la ascensión no ha terminado.


Ahora sí, por fin superamos la cornisa y asomamos a puerto, unas carreras rápidas por la hierba, entre bojes y llegamos a la Ermita de Santa Orosia. Avituallamiento: Medio vaso de Isostar y dos trozos de plátano que me llevo para no perder tiempo. Los iré comiendo a la carrera, primero masticas, haces la papilla y vas tragando poco a poco, con cuidado de no atragantarte, porque no me paro por nada ni por nadie. La zona por la que vamos ahora estaba nevada el año pasado y no es que fuera muy costoso avanzar, porque la huella nos la habían hecho los primeros, pero por la hierba se va bastante más rápido. Llegamos a un puesto de control y justo ahí se termina la meseta por la que vamos: Las laderas cubiertas de pinos, bojes y quejigos se precipitan sobre el valle, 700 metros más abajo están primero Isún y luego Osán. Un sendero limpio y bien trazado nos dará 100 vueltas y revueltas, bajando metro a metro la montaña para acercanos a estos dos pueblos. Bajo rápido, con confianza, los pies no me dan ninguna molestia y piso con comodidad, alargando la zancada en las rectas, cogiendo velocidad, para frenarme al llegar a cada curva, donde tras unos cortos pasos saldré de nuevo, explosivo, enfilando de nuevo otra recta hasta la siguiente curva... Y así muchas veces hasta llegar abajo y ver que la pendiente da paso a una corta sucesión de toboganes, donde todavía puedo mantener la velocidad, sobre todo porque he pillado de referencia a un "Sarrio" e intentaré reducir los metros que nos separan.

Pasamos Isún sin pararnos ni a mirar el avituallamiento y seguimos la "persecución" hasta la meta. En las primeras calles de Osán están Pili y Felipe, mis amigos de Sabi, un segundo para saludarles y que me tiren una foto cómo no, y apreto el ritmo para enfilar los últimos metros hacia el arco de meta, como los críos je, je... Manumar lleva un rato aplaudiendo a los que vamos entrando, el muy fiera ya se ha cambiado y todo.

Muy buena carrera para pillar confianza en las bajadas y abrir la caja para las subidas.

Las migas buenísimas, la cerveza ídem . La camiseta negra con motivos blancos y detalles fosforitos es muy chula. El paisaje es precioso. Y de la gente del Serrablo qué voy a decir: Sois los mejores.
En nuestra expedición sólo Tedy y un servidor nos hemos quedado sin regalo: En el sorteo han tenido suerte los novatos que venían por primera vez: A Alberto le ha tocado una camiseta técnica del Ultra Trail de Aneto (Quería hacerla este año pero ahora lo mismo pasa, total, ya tiene camiseta...) A Mikel un mp3 para el coche (aunque lo que más le ha gustado ha sido encontrar la cartera ¿Verdad?) y a Iñaki una mochila bastante maja para ir al gimnasio (Iñaki si no vas al gimnasio regálamela).
Mi tiempo: 1h 49 min 21 sg. Tras 17 kilómetros y 1000 mts de desnivel positivo.


Mi glucemia antes de comer: 96. Mañana os cuento la comida...

Fotos cortesía de Teito y Monrasin, más información y afotos en la página de Monrasín, aquí.

lunes, 12 de abril de 2010

Media Maratón de Bera

Un día perfecto para enfrentarnos a esta Sexta Edición de la Media Maratón de Bera, en la cual sí que subimos al Larun. La expedición la hemos formado Alberto Vela, Oscar Aguinaga, Juan Miguel Pinillos y éste que escribe. En Bera nos hemos encontrado con el resto del Equipo Humiclima casi al completo y tras recoger los dorsales hemos aprovechado para saludar a los viejos amigos, decir tintorerías y calentar (ponerlo en el orden que prefiráis). Allí estaban Korriko y Radagast o Mikel y Ander como queramos, también he podido hablar con Volcán, a quien no veía desde Zegama y que ha demostrado estar tan fuerte como entonces o mejor todávía (me ha sacado más de 10 minutos el jodío), mi tocayo Carlos Arteta (Ratón) otro Humiclimero cabricolari, el amigo Pantani del Txurregi: Los que se están currando el I Trail San Cristóbal/Ezkaba. ¡¡Qué alegría reencontrarse con tantos compañeros de mil y una aventuras...!!

El primer comentario serio ha sido la altura a la que se encuentra el pueblo de Bera: 65 metros. Los 905 metros de la cima del Larun no se ven desde aquí, pero los tenemos en nuestra cabeza... En fin, a eso hemos venido ¿No?

Mi glucemia al atarme las zapatillas: 91, un poco justico para echar a correr monte arriba, así que me he calzado dos plátanos en un momento ¡Qué ricos! A las 9:30 estábamos todos apretujados en la línea de salida, donde tras la ceremonia del Zortziko y el cohete de rigor que ha explotado muy alto en el cielo azul de esta mañana primaveral, hemos salido en tromba por las calles de este precioso pueblo. Unos cientos de metros casi llanos han dado paso enseguida a una pista de pendiente moderada la cual después se ha convertido en un sendero. La primera parte de la carrera nos llevaba hacia la cima de Manttale (576 metros) a donde hemos llegado bien, pero que bien mojados de sudor: Es curiosa la cantidad de agua que te puede salir de la cabeza cuando subes "corriendo" por estas cuestas. De Manttale hemos bajado al Puerto de Ibardin, donde se levantan docenas de ventas: Restaurantes, tiendas donde los gabachos compran licores y muñecas vestidas de sevillanas, etc... Además de gasolineras con precios sensiblemente inferiores a los del otro lado. Kilómetro 6, unos tragos de Isostar, dos trozos de plátano y piernas para qué os quiero: Uno detrás de otro, en una hilera multicolor e interminable hemos recorrido una zona de toboganes. En esta parte he adelantado a Oscar, que hoy igual que en Sara también iba cargado con los 3kg 1/2 de su mochila ¡¡Qué duro es preparar las 100 millas de Euzkadi!! El muy jodido está super-fuerte porque en cuanto ha empezado una subida me ha vuelto a pasar como un jabato.

De pronto hemos podido ver el Larun: A contraluz y desdibujado por la bruma, pero ahí estaba, alto, alto. Muy alto sobre nosotros y detrás del Larun-txiki, una punta que le precedía y a la que también debíamos subir. A nuestra izquierda se intuía la costa vasca, muy por debajo nuestra y un viento fresco nos aliviaba el sufrimiento. En esa parte la "carrera" nos llevaba por una empinadísima cuesta de hierba, en la cual todos íbamos andando, apoyando las manos en las rodillas y mirando al suelo. Concentrados en dar un paso detrás de otro al mayor ritmo posible, intentando no pensar cuánto nos dolían los muslos, los riñones y los higadillos. De reojo miras a los de delante y compruebas que van tan jodidos como tú. Te planteas bajar el ritmo para dar alivio a los músculos pero mirando atrás ves una hilera de locos que no tienen ninguna intención de darse tregua, así que desechas la idea y sigues subiendo. Tomo un gel porque creo que me hace falta, se me está haciendo duro.

En ésas estaba, cuando me ha pasado primero Iñaki de Humiclima, después Mikel y enseguida también Ander, qué jodidos: Subían andando como yo, sólo que iban más fuertes y más rápido. ¡¡Un poco más!! Subimos al Larun-Txiki (704 mts) y una bajada nos permite recobrar el aliento, pero muy poco, sólo unos cientos de metros nos separan de la última cuesta, la buena, la de la cuerda famosa. La ladera está en sombra y el aire frío contribuye a darle más ambiente y dureza a esta zona. Hay que levantar mucho la mirada para ver arriba una especie de ciudad, como un nido de águilas que se levanta justo encima. Pero ya está muy cerca y eso nos anima. Ahora ya no vamos por una cuesta sino por una escalera de gigantes a cuyos escalones echamos las manos cada dos por tres para seguir trepando. En uno de esos "peldaños" demasiado alto, dos voluntarios se ocupan de darnos la mano a cada uno de los corredores para ayudarnos a subir. Me toca el turno y me levantan de un tirón. -¡¡Echarme más brazos!! - Suplico riéndome - ¡¡Así subo a donde haga falta!!-. Pero ya queda muy poco, a nuestra derecha una cuerda hace de quitamiedos pero no hago ni tocarla pues el terreno es casi mejor que en la primera parte de la subida.

¡¡Ya estamos arriba!! Podemos ver algunas nubecillas volando a nuestra altura, la pequeña ciudad que veíamos desde abajo se compone de algún bar, la estación del tren cremallera de Sara y algunos otros edificios, familias y grupos de excursionistas pasean disfrutando del paisaje y supongo que también con nuestra película. Una carrerita por la alfombra de control de paso, unos vasos de isostar, una naranja, tres trozos de plátano y para abajo como una flecha. La primera parte del descenso es una pista de cemento que tendrá un 30% de inclinación. Nos cruzamos aquí con un ciclista que sube los últimos y durísimos metros de su escalada: Su cara es una mueca de rabia y sufrimiento, se aferra al manillar balanceando el cuerpo con su pedaleo ¡¡Qué monstruo!! ¡¡Qué riñones!! Lo cierto es que anima ver semejante esfuerzo y mis piernas se lanzan ladera abajo por la pista adelantando a otros corredores, en éstas paso a Ratón -¡Coño, si lo había dejado atrás en la primera parte! ¿Cuándo me has pasado? -.

Las piernas y los pies sobre todo sufren lo suyo en la bajada: Los muslos piden descanso y duelen tanto o más que en la subida, los pies subiendo no los notaba y ahora las plantas me arden y si tropiezo ni pensar en las uñas... Pero mis Trabuco nuevecitas me van como un guante y lo voy soportando aún cuando la pista está llena de piedras sueltas. Más abajo nos meteremos en un sendero y primero por rasos de hierba, por bosque después seguiremos perdiendo altura a la carrera (ahora sin entrecomillar). Seis kilómetros todavía para meta, me veo fuerte y uno a uno voy rebasando corredores. Veo a Iñaki unos 50 metros por delante, pero renuncio a pillarle porque baja tan lanzado como yo. A unos dos kilómetros la bajada se convierte en llano durante unos metros e incluso pica un poco para arriba y es aquí que paso junto a Mikel -¡Pero tío, que ya estamos!- Le animo. ¡¡He pinchao!!- Me contesta sonriendo, porque Mikel siempre sonríe, aún cuando está jodido. Llegamos a la carretera y ya no bajamos más, ahora sólo hay un kilómetro a la meta: Primeras calles de Bera, llevo buen ritmo: Quizás menos de 4 min por kilómetro, que no está mal después del tute de ahí arriba me digo. No está mal, no señor y por fin torcemos una esquina y estamos en la meta, dos corredores se paran para pillar a los hijos y entrar con ellos bajo el arco y ello me permite entrar justo detrás de Iñaki, je, je... 5 segundos más tarde: 2h 17 min 35 segundos. ¡¡Qué carrera!!

Para terminar, no querría pecar de materialista pero tenemos que subrayar el exquisito trato que nos ha dado la organización: Además de una camiseta técnica super-chula, en la bolsa del dorsal venían un par de calcetines cojonudos y una vez en meta nos han entregado otra bolsa con productos Martiko: Patés, Confit de pato... Pimientos rellenos, Muesli o algo parecido y ¡¡Hasta un reloj!! Plastiquero pero molón. Encima en el sorteo de regalos me ha tocado una caja de Vinos Iñurrieta ¡¡Olé!! Además y tras la entrega de premios hemos pasado al frontón cubierto donde había preparado un almuerzo de aúpa: Tortilla de patata calentita, chorizos, morcilla (riquísima), fritos (buenísimos), mejillones, jamón... Con bien de sidra y vino para remojar. Total que al final hemos comido en Bera.

Mi glucemia después de ducharme: 66, he resistido la entrega de premios con un trago de Acuarius hasta que he cargado pilas con el almuerzo. Al llegar a casa: 153. Un café y con Begoña y su family hemos pasado una tarde estupenda en el campo, cerca de Meoz. Un Domingo para recordar.

jueves, 8 de abril de 2010

Qué bien se está de fiesta

Ya lo creo, 5 días seguidos de fiesta dan para muchas cosas, pero sobre todo hacen que las 24 horas del día sean casi del todo nuestras. Para salir a correr todos los días, para estar con la familia, para dormir más, para ver alguna peli, para ver la procesión del Viernes Santo en Zaragoza, que es larga como la pasión por cierto -y nunca mejor dicho-, para... Para casi todo.

El primer día como sabéis, Jueves Santo, estuve dando una vueltica con Alberto por la Trinidad de Irurzun, un paseo que resultó ser bastante corto, pero bueno, fue una horica de montaña, que apunto como entreno.

El Viernes Santo fuimos a Zaragoza por la mañana, pero como me levanté pronto, pronto, aún me curré una hora y media por el Perdón, subiendo hasta los molinos desde Galar y bajando por Zariquiegui, mi vuelta normal. Al llegar a casa una ducha rápida y tras ultimar los últimos detalles del equipaje (¡¡Horror!!) , montamos en el coche y pusimos rumbo a la capital del Ebro. Como siempre mi madre nos tenía preparada una comida de chuparse los dedos, la clásica de Semana Santa: Garbanzos "de ayuno" y un bacalao con tomate que no me sale a mi ni con la enciclopedia del Arguiñano. Josefina ¡¡Twenty points!! Esa tarde estaba muy buena de temperatura y en la Plaza de Salamero asistimos al paso solemne de no sé cuántas cofradías que con el sobrecogedor estruendo de los tambores desfilaron por las calles de la ciudad. Tengo recuerdo de mis años de estudiante, cuando en las frias tardes de enero, febrero y marzo escuchaba desde la habitación el lejano sonido de esos tambores, procedente de algún colegio o polideportivo, donde se reunían los cofrades para ensayar. Aún amortiguado por la distancia y las ventanas era un trueno interminable y repetido que me acompañaba amistosamente en mis ratos con los libros.



El Sábado no madrugué demasiado y a las 9 salí de casa echando a correr hacia la Estación del Ave, desde donde tiré al Parque de la Expo para dar la vuelta completa al meandro de Ranillas, primero por la orilla del parque, metiéndome por los senderos del soto, por esa especie de selva amazónica que siempre me parecen estos bosques de ribera: Alamos, chopos, sauces, tamarices y arbustos creciendo desordenadamente que es la forma ideal en que la naturaleza hace las cosas. El Ebro discurría impetuoso, con buen caudal y sus aguas por una vez no eran de color marrón, no es que fueran las de un rio de montaña pero vaya, bajaban bastante claras. Los últimos kilómetros por la orilla exterior del meandro me llevaron de regreso al Puente del Tercer Milenio, desde donde subí de nuevo para casa de mis padres: Un poco menos de una hora.


El Domingo amanecí con una glucemia de 210, la culpa la cena de McDonalds la noche anterior, mejor me hubiera sentado un chuletón... O una ensalada, vaaaale. Pero como todo tiene remedio, además de ponerme mis 4 uds de Novomix30 de insulina, me preparé y salí disparado hacia el Ebro de nuevo, esta vez tiré por la orilla del Paseo Echegaray hacia el Pilar y proseguí por toda la ribera hasta el puente del Azud ¿Se llama así, no? Cruzándolo regresé por la otra orilla del barrio de la Jota hasta el Balcón de San Lázaro, por un nuevo camino que permite pasar por debajo del Puente de Piedra para encadenar con el parque de la Arboleda de Macanaz, después Helios y siempre siguiendo el nuevo camino de la ribera hasta la zona de la Expo para regresar cruzando el Puente del Tercer Milenio: 1h 13min.

Lunes de Pascua, de nuevo repetí el circuito del meandro de ranillas en el mismo tiempo más o menos. Buenas sensaciones a pesar de ser el quinto día consecutivo de entrenamiento corriendo, claro está que ningún día he hecho más de 1h y media. Pero bueno, las piernas han tenido movimiento todos los días: Bien.

jueves, 1 de abril de 2010

Jueves Santo - Una mañanera rápida


¡¡Y tan rápida!! Normalmente cuando decimos de hacer una mañanera pensamos estar de vuelta en casa para la comida o un poco antes, pero hoy hemos regresado para el desayuno. Ayer a última hora le planteé a Alberto -Gares-, esta excursión a la Trinidad de Erga (1098 mts), un monte que yo hacía años que no pisaba y que mi amigo no conocía. Dicho y hecho, pero como Alberto es un cagaprisas me puso hora de salida a las 7:30. Bueno pues vale, como estamos de fiesta ya echaremos siesta. Veinte minutos por la Nacional en dirección a San Sebastián y hemos llegado a Aizkorbe (569 mts), pequeño pueblo situado al pie de la montaña. La idea original era salir desde Aguinaga (528 mts), otro pueblecito que está detrás, pero nos hemos pasado el desvío y sobre la marcha cambiado el itinerario, además desde aquí la subida es sendero mientras que por Aguinaga es una pista. Bastante fresquito, unos 5 grados, pero muy soportables pues apenas sopla un poco de viento. En total casi no hemos llegado a hacer 6 kilómetros y algo menos de una hora corriendo/andando. Pero bueno, hemos disfrutado de una montaña en soledad y admirado unas vistas preciosas a pesar de que había bastantes nubes. A Alberto le ha gustado tanto que mañana tiene intención de regresar para subir otra vez desde Aizkorbe, bajar luego por detrás a Aguinaga, volver a subir y tirarse después a Irurtzun volviendo a ... Lo mismo se sube 4 veces a la cima, pero es la única forma de conseguir un buen entreno en esta pequeña pero preciosa montaña. Yo mañana iré para Zaragoza a estar unos días con la familia y espero poder salir un par de veces por el Ebro a meter kilómetros en llano, ya os contaré.

Mas afotos: http://picasaweb.google.es/karkres/TrinidadDeErgaIrurzun01042010

Glucemias de hoy: 131 antes del desayuno, y 99 al llegar a casa, como eran las 9:30 me he sacudido un señor huevo frito con dos trozos de lomo de aúpa. ¡¡Viva el colesterol!!