Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

lunes, 13 de junio de 2022

Por encima de las nubes. Travesera 2022

Me gusta escribir porque de los sueños apenas recuerdo unos momentos en el momento de despertar por las mañanas y la Travesera es eso:  Un sueño feliz y una pesadilla al mismo tiempo, alegría y momentos de euforia seguidos de miseria, de soledad y amistad, rivalidad y camaradería en el maravilloso escenario de los Picos de Europa. Por encima de las nubes.

¡¡Qué suerte conseguir dorsal otra vez para esta carrera!!  El año pasado pude terminarla llegando a Arenas de Cabrales entre los últimos participantes y fue alucinante. No me lo creía.  Lo conseguí gracias a Aitzol con quien compartí la excursión a partir de Collada Bonita y también por David, Alejo, Adrián y Dani, mis amigos Trizurkos y Txurregi que me achucharon bajando hacia Jitu Escarandi a la carrera para poder pasar el control por los pelos...  Y lo conseguimos TODOS.  Aquella noche dice Alejo que no dormí, que caí "muerto" en la cama hasta resucitar al día siguiente. 

Con Iñaki, María y Jorge poco antes de salir

De nuevo me veo en el Repelao, junto al Santuario de Covadonga, esperando a la salida. Aquí están también María e Iñaki de A4XKM y Jorge de TRAIL RUN 19, que como yo también vienen desde Pamplona. Comentamos la buena noche que hace: Un pelín de niebla que apenas se nota pero muy buena temperatura y nada de viento.  Ellos saldrán en los primeros "cajones" y yo más atrás, en el nº 8.  No les veré el pelo hasta meta por supuesto porque son unos campeones y harán un carrerón, de hecho María será la tercera chica en la absoluta y primera veterana. Enhorabuena!!!  Pero no corramos, que tenemos unas horas por delante...

Aitzol también participa este año y ya me había dicho que salía en el cajón 9. Me doy la vuelta y ahí veo un tío alto que levanta la mano mirándome en la oscuridad ¡Es él!.  Nos damos un apretón de manos a través de la cinta que nos separa. Un saludo lleno de calor y complicidad después de un año ¡Qué alegría!  Mi giputxi favorito está fino, fino...  No ha echado un gramo el pájaro.  -¿Y tus amigos?- me pregunta, -¿También han venido contigo este año?-  ¡Qué va!- le contesto, -Este año estoy solo, solito, ninguno ha podido pillar los tres días libres necesarios, ¡Qué pobres!-.  

Volvemos a nuestro puesto, seguros de encontrarnos en la carrera y por fin, después de la música de gaitas asturiana, a la una de la mañana en punto empieza la fiesta

.  Cada quince segundos salimos una tanda de corredores y por fin llega mi turno. ¡¡Vamosssssssssss!!

El espiker es un crack y nos mete toda la caña del mundo cuando echamos a correr por la carretera.  ¡Ay! a los quinientos metros me da un pinchazo la rodilla derecha y tengo que echar a andar. No me preocupa y confío en que sea debido a la espera de pie, parado en la salida.  Un minuto y retomo la carrera más despacio, me alcanza la siguiente tanda de corredores y proseguimos por la carretera mirando el santuario iluminado a nuestra derecha.

Es solo un kilómetro y medio de asfalto hasta el sendero, que ahora con más pendiente asciende por el bosque.  Enseguida el primer tapón, corredores nerviosos que juran, otros que bromean y los más callados, pensando en lo que tenemos por delante, ¡Madre mía!

Al menos tenemos tres atascos y por fin podemos progresar a ritmo continuado cambiando posiciones según la fuerza y ánimo de cada uno.  Casi todo el mundo tira de bastones pero yo todavía los tengo guardados, voy más cómodo sin preocuparme por cómo los llevo y dónde los pongo ahora que vamos tan apretados.  Si la cuesta se pone jodida apoyo manos en rodillas y para arriba.

La niebla moja doblemente cuando agitamos las ramas y hojas a nuestro paso.  Llegamos al primer avituallamiento en el Lago Enol y tras comer un plátano y un vaso de coca-cola echo a correr los tres kmts de pista que  nos llevan a la primera subida gorda.  Aquí sí pillaré los bastones y con los brazos nuevos podré tirar con fuerza de ellos subiendo a buen ritmo.  En la pista he alcanzado a mucha gente y me anima comprobar que nadie se acerca por detrás mientras que sí consigo acercarme a grupos por delante mía.  Esto marcha...

...Hasta que deja de marchar: Todavía no hemos llegado arriba cuando pierdo mis fuerzas.  No me detengo pero he subido pulsaciones y necesito más aire para continuar.  El azúcar lo llevo bien, a las 4:25 está en 99 pero me noto como si fuera menos.  Tomaré un gel y media barrita pero aún así a las 5:28 bajaré hasta 79.  Además también me duele un poco el estómago y aunque consigo beber solo me ha entrado esa media barrita. Dos horas más tarde pararé a mear por primera vez y notaré una mejoría, ¡Era eso, agobiado con la carrera ni me había acordado de hacer pis!



Está amaneciendo ya y aprovecho para hacer alguna foto épica de la hilera de corredores por la nieve.  Al asomar a Caín descubrimos el valle cubierto por el mar de niebla con el sol empezando a asomar.  Alucinante.  


Me saluda un voluntario ¡Es Rafa! Un montañero asturiano con quien compartí la Aneto-Posets hace unos años ¡Qué alegría!  Nos damos un abrazo y me saca un par de fotos y nos despedimos con la esperanza de vernos abajo en meta.  ¡Hasta luego campeón!  Menudo crack...


Gracias Rafa ¡¡Nos vemos en las montañas!!

En Jou Santo me había alcanzado Aitzol que anda junto con Eva y Félix, estos dos son asturianos y amigos de Adrían, nuestro Trizurko de importación, jeje... Bajan mejor que yo hacia Caín pero consigo no despegarme mucho de ellos.  El descenso es brutal, el año pasado fue de noche pero hoy hemos salido una hora más tarde así que podemos ver todos los patios y caídas ¡Cuidadín!  -¿Y por aquí sube la Carrera del Cainejo?- conmigo que no cuenten...  Entramos en la niebla, más frío, más oscuro.  Aitzol dice que huele a perretxikos...

En Caín podemos comer y beber.  Me pillo un pastelito Pantera Rosa, un vaso de caldo y dos cocacolas, relleno los flases: Uno con isotónico y otro con agua. No hay que descuidarse con el líquido aquí.  Me despido de Aitzol y compañía: -Venga chavales, tiro para arriba poco a poco.  Mi pilláis sí o sí porque ando regular-.  Y tiro para arriba pensando en mi flojera y...

La Canal de Dobresengos hasta la Horcada de Caín son casi 2000 mts de desnivel.  Empezamos con unas trepadas donde avanzo con comodidad pues recordando la vez anterior he guardado los dichosos bastones.  Así tras superar dos o tres pasos delicados podemos continuar por un sendero que nos lleva de nuevo a lo alto, a la niebla donde volvemos a entrar y que  no dejaremos hasta alcanzar los 1700 mts aproximadamente de altura.  Es aquí donde vuelvo a pillar los bastones, me está gustando la fórmula de retrasar su utilización porque los brazos parecen tener más fuerza al retomarlos.  O yo qué sé, pero lo importante es que estoy subiendo con mejor ritmo este cuestarrón y de nuevo consigo ir pillando gente.  A ver si puedo llegar hasta arriba con este ritmo.


Una chica que va sin bastones pregunta a los voluntarios si tienen agua pero estos llevan la justa para ellos pues aquí todo ha de subirlo uno en la mochila.  -Tenéis una hora y media hasta Urriellu ¡Animo!- A mí apenas me quedan dos sorbos de isotónico y lo mismo de agua. No le ofrezco esa miseria a la pobre moza pero en cualquier caso es una campeona y continúa montaña arriba sin detener el ritmo.  Todos pensamos en el agua...

Se me quiere acalambrar un poco el cuádriceps izquierdo así que bajo el ritmo y tomo una pastilla de sal.  Será la cuarta o quinta que trago hoy. Entre eso y una pequeña bajada antes de la subida final se me pasa ¡Menos mal!

No hace calor, el sol está tapado por unas nubes que por ahora no son muy oscuras pero al llegar arriba del todo escuchamos algún trueno lejano, menudo ambiente... Los voluntarios hablan por radio de un corredor detenido aquí con problemas en una pierna, parece que necesitará ayuda para continuar... 




Se escapa alguna gota del cielo cuando cogemos los neveros hacia el refugio, más o menos la nieve está como el año pasado y aunque algún corredor se pone los pinchos yo paso de ellos.  Todos los llevamos porque eran obligatorios así que cada cual valora la necesidad.  Si el nevero es empinado la bajada se complica un poco pero agarrando los bastones cerca de las puntas confío en frenar los resbalones. Tampoco hay mayores peligros y que sepa no hubo ningún accidente por aquí.  

Gracias por la foto Refugio Urriellu

En el refugio coincido con mi vecino de bungalow en el Camping Naranjo de Bulnes, los dos habíamos ido caminando la noche pasada el kilómetro escaso hasta los autobuses... -¿Qué tal Enrique? ¿Cómo vamos?-  le pregunto, -Bueno, bien por ahora- me contesta tranquilo. Aquí nadie vende la piel del oso todavía... También está Félix el asturiano y compañero de Aitzol que se ha adelantado un poco.  Todos comemos, bebemos y rellenamos bidones o flases.  Por mi parte cae un plato de macarrones (los últimos que probé fueron en Aritzu, en la Nafarroa...), también bebo coca-cola y miro de reojo los pastelitos de mi infancia: Tigretones, Panteras Rosas, Bucaneros...  Me contengo porque llevo el azúcar como el perfil de la carrera, después de Caín subí a 350 y me puse 4 uds de insulina rápida para bajarlo, ahora a las 11:35 tengo 93 y seguro que me subirá por mucha Collada Bonita que les meta a las patas...

La Collada Bonita ¡Qué bonita es!  Pero todo lo que tiene de bonita lo tiene de dura, menos mal que son apenas 500 mts de desnivel ¡Pero tiesos!   En el grupo de corredores ya nos conocemos casi todos pues llevamos cambiando posiciones un buen rato, hay una chica catalana que antes del refugio se quejaba al compañero por la dureza del recorrido, dudaba si seguir o retirarse y le preguntó a un voluntario si se habían fumado un peta de maría el día que pensaron el recorrido de la carrera... Humor tenía, y también fuerza y coraje pues que yo sepa llegó a Vega de Sotres.  Lo mismo que Enrique, mi vecino, quien también pasó miserias acalambrado vivo tras bajar de Collada Bonita.

Con alguna cuerda para ayudar en unos destrepes fáciles, voluntarios atentos y cuidadín de tirar piedras a los de abajo perdimos altura hacia Vega de Sotres, allí abajo en la niebla.

A las 13:56 tengo 274 de azúcar y me pongo 3 uds de insulina




Ambientazo

¡¡Travesera!!  La foto derecha es de Honorino Hernández ¡¡Muchísimas gracias!!






La tormenta se quedó rondando sobre los picachos encima nuestra sin llegar a descargar pero entre las nubes de arriba y la  niebla que abajo nos volvió a refrescar llegamos a Vega de Sotres sin pasar calores, yo por lo menos.  En este avituallamiento bebí un vaso de cocacola, rellené los flases vacíos de nuevo y comí frutos secos, poca cosa.  La organización nos permitió dejar aquí los pinchos así que pudimos continuar con algo menos de peso, toda ayuda es poca para subir LA CANAL DE JIDIELLU

Con unos 1100 mts de desnivel es la última cuesta gorda, gorda...  De nuevo la niebla nos alivió y refrescó hasta unos 1600 mts  y como arriba soplaba un pelín de aire no pasamos calor, miserias todas, eso sí porque ya llevábamos un buen tute pero yo aquí subí muy, muy bien alcanzando grupos y muy animado, con buenas sensaciones.  




El avituallamiento "no oficial" de Jidiellu no faltó a su cita y los voluntarios estaban ahí, en un punto clave donde auxiliar con agua y coca-cola a los que vamos llegando.  Están a 1800 mts pero todavía tenemos 300 mts hasta los 2100 de altitud en el collado Valdominguero.   Yo llegaré arriba sin gota de agua pero una chica guapísima, simpatíquisima y que tenía una garrafa de agua me rellenó un bidón. ¡¡Un millón de gracias!!

Fotaza de José Luis Lastra, una imágen que refleja la dureza de esta última gran subida





¿Ya podemos echar a correr?  Primero pasaremos algunos campos de nieve y después sí, podremos coger ritmo de keniata montañero para llegar lo antes posible a Jitu Escarandi, cinco kilómetros de pista se hacen más cortos si puedes trotar aunque sea a  seis minutos el kilómetro...

Son las 17:38 en Jitu y tengo 66 de azúcar.  Me como un tigretón de chocolate, bebo dos coca-colas y cinco o seis trozos de melón ¡Riquísimo!  Lleno un bidón con acuarius y otro con agua. 

Y me tiro a correr montaña abajo con buen ritmo y las mejores sensaciones.  Tanto es así que los bastones, guardados desde el último nevero allá arriba en Valdominguero no volví a sacarlos ni para comerme los últimos 300 mts de desnivel positivo que quedaban. Mis piernas aguantaron cada escalón en estos últimos "toboganes" perfectamente y disfruté de cada llaneo corriendo como si la carrera hubiera empezado en ese momento.  Y me vine arriba.  Tanto que al llegar a la temida Calzada de Caoru que hoy tenía las rocas resbaladizas por la niebla bajé como un campeón sin sufrir un solo percance ¡Menos mal!  

Alcancé varios grupos aquí y por último fui junto con una chica local que también estaba loca por llegar ¡A ver si no!  Los dos recorrimos todavía algunos senderos hasta que por fin llegamos a la carretera.  Aquí traté de animarla porque le venía detrás otra moza y por último tiré a mi ritmo disfrutando de los ánimos y aplausos de todo el mundo que andaba por las calles... 

¡¡Qué gozada llegar con estas buenas sensaciones!!  TA FECHA!!!!!

Mi "Dragón Khan"

Mi azúcar a las 20:18 en meta estaba en 165. No tomé nada en la carpa de meta donde tenían de todo, hamburguesas y salchichas a la parrilla inclusive, además de fruta, refrescos, cerveza y sidra.  No tenía el estómago para nada por lo que tras un rato de charla con los amigos me piré al camping.  Allí tomé medio tetrabrick de caldo calentito y tras ponerme 7 uds de insulina lenta me acosté a dormir.  A la mañana siguiente a las 7:00 mi azúcar estaba en 100.  Bonito número...

Foto Ramón Gutiérrez ¡¡Muchísimas gracias!!


Fotos de la Organización, ¡¡Muchísimas gracias!!