Sábado 24 de septiembre. Quinta edición de la mejor carrera para conocer la Sierra de Urbasa. Con salida y llegada en Olatzagutia son 23,2 kmts de distancia y 1367 mts de desnivel positivo acumulado los que nos llevarán allá arriba de la sierra para recorrer los magíficos bosques de hayas que cubren la mayor parte de estos montes.
Ander, Tedy, Alberto y servidor vamos juntos desde Pamplona. Son las nueve menos cuarto cuando bajamos del coche junto al polideportivo de la localidad así que nos sobra tiempo para bajar a la plaza y coger los dorsales. Nos encontramos con muchos amigos y hasta algún vecino, como David Salinas; colegas del Adi-Ike como Eduardo, de Humiclima como Iñaki, José Miguel y Juan Miguel Pinillos. ¡Jone Peláez! Nuestra amiga de Alsasua que este año se ha currado la Ultra del Mont Blanc haciendo un excelente tiempo. También de Alsasua está José Antonio Salgado que correrá con nosotros pero sin dorsal porque anda mal de los pieses y sólo quiere "probarse un poco".
Buena temperatura -unos 16 grados- y el cielo cubierto, con nubes bajas que tapan la sierra. A las 10 en punto, nos apretamos tras la línea de salida y tras el ¡Pum! del cohete, arrancamos a correr calle arriba. Voy con los primeros pero aunque llevo buen ritmo en cuanto empieza la pendiente se pierden delante Ander, Tedy y Alberto junto con muchos otros corredores. A lo que llegamos al sendero creo que ya estoy en mi sitio porque deja de pasarme el personal. Nos toca sudar los más de 600 mts de desnivel hasta que llegamos al techo de la carrera y para cuando nos metemos en la niebla poco nos importa la leve lluvia que las hojas de las hayas nos regalan, pues llevamos más de 50 minutos de duro ejercicio.
Coincido con Salgado en la subida y aunque al llegar arriba paso delante suya, en la primera bajada fuerte me pasa a toda pastilla ladera abajo por el bosque, él y unos veinte corredores más ¡madre mía cómo bajan! - ¡No tenéis familia o qué! - grito de cachondeo cuando me adelantan dos, uno por cada lado. - ¡Yo sí! - me responde uno en tono alegre, al tiempo que acelera el muy jodido.
La bajada dará lugar a un largo tramo casi llano que después pasará a ser cuesta arriba, ahí "pescaré" a algunos corredores y otros me pasarán a mi, entre ellos Jose Miguel e Iñaki -de Humiclima-. La subida se pondrá más fuerte y me veré obligado a caminar, pero al paso soy más lento de modo que apreto los dientes y paso de nuevo a correr: Braceando ayudo a las piernas un poco y voy mejor -siempre que la cuesta no se ponga imposible claro-.
Llevamos ya dos avituallamientos sólidos en los que he bebido isostar y comido dos cachos de plátano. En uno de los puestos Salgado está de tertulia con uno de los voluntarios -¡qué tío!-, está tan pancho y al verme pasar se pone a correr a mi lado dándome conversación y todo: - Corriendo has recortado unos minutos, bien hecho, pero andando te vas a cansar menos en las subidas - Le contesto que puede ser, pero que andando soy una tortuga y tal y cual, a todo esto casi no puedo hablar, vamos corriendo y mientras que mi compa va tan fresco como si estuvieramos dando un paseo por el parque de la Media Luna, yo llevo un resuello que no puedo ni contestarle...
El itinerario nos lleva de nuevo a la bajada fuerte por el bosque y esta vez me noto más suelto y seguro, dejando atrás a mi compa de fortuna y consiguiendo que no me adelante ningún otro (claro que a estas alturas, los que van mejor que yo me han pasado hace rato, je, je..). Al llegar abajo pasamos junto a un corredor que se ha debido torcer el tobillo o algo peor, dos voluntarios le sujetan y lo llevan hasta el puesto de control próximo; para él se ha terminado la carrera.
Empieza un largo tramo casi llano pero con contínuos subi-bajas entre piedras y pedruscos, la piedra caliza de Urbasa está hoy muy resbaladiza y hay que poner el máximo cuidado para no romperse la crisma. No corremos, damos saltos para salvar los obstáculos que el monte pone a nuestro paso, esa especie de gimnasia me provoca un tirón en el isquio de mi pierna derecha (parte anterior del muslo) y me veo obligado a parar un poco la marcha. Me da rabia, justo entonces llevaba un rato corriendo detrás de Iñaki y los dos llevábamos muy buen ritmo, habíamos adelantado un puñado de corredores, justo los que pasan a mi lado cuando me detengo a estirar la pierna (que no la pata).
Afortunadamente ha sido sólo un aviso, otra vez me daré bien de radiosalil o réflex, pronto el terreno mejora y sin tener que dar brincos puedo volver a correr a buena velocidad. -¡Hombre Salgado!:- El tío estaba otra vez de tertulia con un voluntario, volvemos a unir nuestras zapatillas como buenos y veteranos corredores que somos y se unirá también otro de nuestra quinta que lleva mochila y todo. Los tres llegaremos juntos a la última parte de la carrera que consiste en bajar a Olatzagutia por el mismo sendero ¡eso sí, ahora cuesta abajo!
El sendero era empinado y duro de subir, igualmente es empinado ahora para bajar ¡pero más peligroso! Salgado se tropezará y dará una voltereta, pero yo voy tan atento mirando dónde pongo las zapatillas que ni me entero. Por suerte no será nada y juntos entraremos en el pueblo disputándonos la llegada a meta al sprint. Ahí no hay amigo que valga y los dos gastamos todos los cohetes en los últimos 100 metros para entrar juntos ¡qué bonitoooooo! Tiempo: 02:34:56 Siete minutos más que el año pasado ¡¡mecachis!! clasificación
Mis glucemias:
A las 6:55 antes del desayuno__153
A las 9:24 en Olazti__126, me he comido un plátano, una barrita y como Pinillos cumplía los años me ha invitado a un cortado (con azúcar) ¡¡Felicidades Juanmi!!
Después de la carrera nos hemos liado y como me sentía bien no me hecho más controles, eso sí la organización se ha portado super-bien como siempre y en meta teníamos de todo para comer y beber: Queso, chistorra, tortilla, yogures, vino, sidra, refrescos... ¡Y agua mineral! ¡Qué rica!
Este próximo sábado toca una aventura gorda: El Ultra Trail Guara Somontano. ¡¡Pobres zapatillas!! El año pasado leí la crónica de un superviviente y aunque a algunos les suene raro, el sufrimiento, el dolor, los malísimos ratos, las dudas y los miedos que su autor consigue transmitir con el relato, fueron el detonante para decidirme a participar en este tipo de historias. ¡¡Están locos estos romanos!!