Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

lunes, 20 de agosto de 2018

Circular al Bartolo y a la Atalaya

Desde Villarreal de Huerva

Villarreal es el pueblo de mi madre, allí pasé algún Verano de niño con mis padres, hermanos y primas pero siendo más mayor empecé a currelar y al llegar las vacaciones me quedaba en Zaragoza, de modo que las visitas se fueron espaciando. Eso sí, al San Bartolomé -o Bartolo que le dicen en el pueblo-, he subido pichicientas veces. La primera vez con mi tío Justo y mis primas cuando no tendría ni 12 años y ya después de mayor, que me gustaba correr por el monte aunque entonces no le llamábamos Trail Running.

Una de las cosas que más me gusta de correr allí es el intenso aroma de las plantas y arbustos que abundan entre las coscojas y las carrascas -encinas-, que son los árboles más comunes. Están el tomillo y el romero pero sobre todo predomina la jara -aquí llamada estepa-, planta que puede levantar hasta un metro de altura y que, por lo menos la especie que crece en estos montes es resinosa y muy aromática, de tal modo que la suela de mis zapatillas conservan su buenísima olor durante meses, aún lavándolas.  Pero sobre todo si te sales del camino también encuentras endrinos, espino o rosal silvestre y zarzas por doquier, así que mucho cuidado si te aventuras entre las carrascas: por muy espaciadas que las veas no pienses que entre ellas hay vía libre y fácil, puedes salir arañado hasta las orejas...

Hoy Domingo aprovechando que me había acercado al pueblo para abrazar a mis padres he tirado por estos montes pensando en currarme el último entreno "fuerte" antes de los 109 kmts que me esperan en Chamonix el próximo 29 de agosto. TDS tic tac tic tac...

Desde arriba de San Bartolomé hacia Teruel: allí lejos nace el río Huerva...

El día ha salido fresco pero sabía que acabaría pasando calor: no he pillado cortavientos y todo el rato he ido en tirantes. ¡Me he quemado los hombros!

En la cima hay ruinas de una paridera -casa de pastores-.  La llanura que divisamos es el Campo de Romanos y allí abajo están Villarreal y Mainar, muy próximos entre sí. Perdón pero debo corregir: los restos corresponden a la antigua ermita de San Bartolomé. Y por cierto que en las faldas de este monte, próximo a Villarreal está la ermita de Nuestra Señora del Rosario, en perfecto estado de conservación y junto a una zona de recreo con buenas vistas sobre la llanura.


El San Bartolomé tiene 1304 mts. Pertenece a la Sierra del Peco que se levanta modestamente sobre la llanura del Campo de Romanos: Villarreal está a 867 mts de modo que no hay grandes desniveles.


Bajando del Bartolo me he acercado a un monte próximo: el Picacho de Villarreal, más conocido como el monte de Las Antenas, desde que hace más de 20 años levantaron varios postes de telefonía en su cima.  Cuando me acercaba he levantado un bando de perdices que han echado a volar con el carectirístico ¡Brurrrrrr! producido con su enérgico aléteo.

El Bartolo desde las Antenas

Allá lejos a la izquierda se levanta la Atalaya. También vemos la vía del tren, la carretera nacional y la autovía

Allí abajo está Cerveruela

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Desde las Antenas he vuelto sobre mis pasos hasta el Portijuelo, y de ahí he tirado hacia Cerveruela, un pequeño pueblo a orillas del río Huerva. El descenso discurre por el Barranco de Badules y cuenta con rincones casi selváticos donde las encinas se aprietan aprovechando el abrigo y humedad que proporciona la orientación. Mientras corría por esta zona he ido dando voces pues en una ocasión me encontré de morros con un jabalí y no tuve narices de proseguir la excursión...


Barranco de Badules

Pico de las Antenas desde Cerveruela

Cerveruela. En la fuente he rellenado mis bidones y me he remojado la cabeza.


Río Huerva en Cerveruela
Cerveruela es un pueblo muy bonito y pintoresco junto al río. El conjunto urbano está bien cuidado, sus casas siendo sencillas forman un conjunto uniforme, no hay estridencias que rompan el estilo y en cada rincón se observan detalles que dicen mucho y bien de sus vecinos. Me han dicho que hay un restaurante así que me lo apunto para visitar de dominguero.

Desde aquí había pensado tirar de regreso a Villarreal pero aunque el sol ya calienta (son casi las 11), pega un leve cierzo que refresca la excursión y me animo a acercarme a la Atalaya, que con sus 1237 mts es el único que compite aquí con el Bartolo.

La Atalaya está más alejada de Villarreal así que mi excursión conseguirá otra estrella. Al acercarme cambia un poco la vegetación: aquí llegaron nuestros abuelos con los ingenieros forestales y se liaron a plantar pinos. Muchos de los cuales no acaban de desarrollar en una zona que no es la suya. Por cierto que el único incendio que recuerdo en esta región fue aquí, en los años 90. En los putos pinos.

Matorral cerrado de jaras bajo los pinos

Algunas encinas -o carrascas-  nos recuerdan que estas no son tierras de pinares


El sol pega lo suyo a las 12 y media. Menos mal el cierzo.

Hacia el noroeste el Moncayo

El Bartolo parece más pequeño pero es 63 mts más alto...

Al final con tanta vuelta se me hicieron las mil y casi temí llegar tarde a comer, pero desde arriba de la Atalaya pude correr a buen ritmo casi todo el rato hasta llegar a Villarreal. Mi hermana Fina me wasapeó que estaban en la piscina tomando el sol. Salvo mi sobrina y una amiga suya nadie más se había metido en el agua pero yo disfruté de un baño que me sentó de maravilla. ¡Qué rica! Y la lata de Ambar fría que me casqué no veas...

El río Huerva desde el Puente Almada

Villarreal



Yujuuuu...!!!!!!

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Para realizar esta escursión eché mano de tres rutas del wikiloc: Villarreal de Huerva - Cerro San Bartolomé de Gorkaramburo81, Cerveruela - San Bartolomé - Ermita... de estebanpeinado y Cerveruela - Atalaya - Cerveruela de senderistadelahuecha.  ¡¡Gracias!!

Por cierto Gorka, a ver si nos vemos en Chamonix... A tí te esperan cien millas campeón, yo tengo más suerte que voy a la corta, jajaja!!!

Mis glucemias: 109 al levantarme a desayunar. Un café con leche y cinco nueces con dos unidades de novorapid. En la cima de las Antenas he comido un melocotón y subiendo a la Atalaya una barrita de fruta Aptonia-Decathlon.  Después de la cerveza en la piscina, a eso de las 2 y cuarto tenía 156 pero solo me he puesto 6 unidades de novorapid para comer un plato de alubias verdes, caracoles con ajolio y unos trozos de conejo guisado. Entre mi madre y mi tio Justo que se ha currado los caracoles he comido como un general...

sábado, 11 de agosto de 2018

Media Maratón al Pico Anayet

Subiendo por la Canal Roya y bajando por el Barranco Las Negras desde el cuello de Anayet situado entre ese pico y el Vértice Anayet (también llamado Punta O Garmo).

Hemos sido tres mosqueteros: Iván, Iñigo Macuso y servidor. Nos ha fallado Alejo que la tarde anterior quiso emular a un tal Messi con tristes consecuencias para su tobillo, por lo cual le dedicamos esta crónica, un poco por animarle y otro poco para chinchar. ¡Tranquilo campeón, para la próxima excursión te concentraremos en casa las 24 horas antes y así no habrá imprevistos!

Con Iñigo no habíamos coincidido hasta ahora y ha resultado un excelente compañero de armas.  Siendo miembro del famoso equipo "Columpios Trail" de Beriain, donde también militan pájaros como Toño Soria o Javier Sanz Oyarbide, no podía ser de otra manera.

A las 6 hemos salido de Pamplona y sobre las 7 y media dejábamos el coche en el parking próximo a la salida de Canal Roya. Mi glucemia a esa hora estaba por los suelos, así que he devorado el bocata de jamón con pan de centeno que tenía preparado y un gel antes de emprender la marcha.

Marcha ligera que poco a poco y a tramos ha pasado a trotecillo regular por el sendero que lleva al fondo del valle, a la Rinconada de Anayet.






Mis dos compis han dejado que llevara yo el ritmo de la excursión y es que todavía hay quien respeta las canas y cumple esa regla de oro que siguen los lobos y es poner al más débil en cabeza del grupo.

Y modestia a parte que hemos ido muy bien, tanto es así que adelantando a varios grupos de montañeros más arriba de los ibones de Anayet, hemos alcanzado la cima a eso de las 10 de la mañana. Mi glucemia ahí arriba 167. Unas almendras y a continuación hemos tirado al vecino Vértice de Anayet para volver al collado entre ambos y tirarnos montaña abajo por el Barranco de las Negras.
El ibón grande Anayet estaba de color chocolate suponemos que por alguna tormenta el día anterior.

Cima de Anayet (2574 mts). Con Iván e Iñigo. Detrás se puede ver el Vértice.
En el paso de las cadenas nos ha tocado esperar a la bajada.
Vértice (Punta o Garmo 2555 mts)

Volviendo al Cuello de Anayet

Ahí ha sido Iván quien ha tomado el mando siguiendo la ruta con su navegador. Al principio teníamos un buen sendero pero más abajo y siempre siguiendo el track lo hemos abandonado prosiguiendo el descenso por una empinada ladera herbosa hacia el fondo del valle al cual hemos llegado a la altura de una cabaña de pastores que se levanta cerca del puente.




Cruzando el puente hemos puesto la tercera velocidad y a buen ritmo de carrera no hemos dejado de correr hasta llegar el coche. En esa parte nos hemos cruzado con muchos grupos de excursionistas que ¡¡a las 12 del mediodía!! se dirigían hacia la Rinconada y quien sabe si también a los lagos de arriba. ¡Qué calor iban a pasar!

Mi azúcar a las 12:13 estaba en 172 y eso que solo había tomado un gel en la bajada.

En el bar la Estrella de Villanúa nos hemos parado a echar un vino (mis compis unas cervezas) junto con un pincho que nos ha sabido a gloria.

¡¡Buena excursión!! Casi 21 kilómetros, una media maratón. Garmin