Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Agur Fernando

 Nos conocimos en Torla, en una carrera de montaña que se llama Os Foratos de Lomenás y que discurre a orillas de los ríos Ara y Arazas, por el Valle de Bujaruelo, a las puertas de Ordesa.  Tú estabas federado con el grupo Boscos de Navarra y me dijiste lo bien que conocías la zona de tus veraneos con la familia en Fragen.  Ese domingo lo marqué con buena nota en el calendario:  Buena gente, buena paliza y mejor almuerzo después en un local del ayuntamiento.   Congeniamos muy bien porque nos gustaba lo mismo:  Correr era nuestra primera afición y la segunda era correr por el monte.  A partir de ahí nos juntamos en muchas otras locuras: La primera carrera con más de 100 kilómetros fue el verano siguiente: La Calcenada da la vuelta al Moncayo desde el pueblo de Calcena. Fuimos juntos durante la mayor parte del recorrido y como salimos al atardecer nos pegamos toda la santa noche haciendo risas, andando y corriendo por los caminos de un pueblo a otro, cada uno con su avituallamiento animado por voluntarios y veraneantes.  Purujosa, Borobia, Aldehuela, Cueva de Agreda, Agramonte, San Martín de Moncayo, Lituénigo, Litago, Alcalá de Moncayo, Talamantes y... Calcena ¡¡Lo conseguimos!!  

Lo del Moncayo nos animó a otras excursiones de calibre semejante como la Ultra Trail de Guara Somontano, en Alquézar o la Canfranc-Canfranc, o la Puyada Oturia o...  Madremía ¡Cuantas carreras!

Fue por Fernando que me acerqué cada semana a la Vuelta del Castillo para correr con los Amigos de la ídem.  Esta "secta"  se compone de un grupo variopinto de locos -entre 100 y 200 señoras y señores- que cada martes y jueves, a las 8 en punto de la tarde, salen de ese parque en el centro de Pamplona para recorrer unos 8 o 10 kilómetros por los distintos barrios de la ciudad y pueblos vecinos.  No hay un itinerario establecido y los que asumen la tarea de liderar la manada encabezan el pelotón a un ritmo que va aumentando conforme pasan los kilómetros:  Al empezar todo el mundo habla y se cuenta las batallas de la semana anterior... Poco a poco aumenta la velocidad y se forman dos grupos.  En el primero se desata la locura cuando quedan 3 o 4 kilómetros y aquí ya nadie conoce a nadie, se corre como si llevaras un dorsal en una final olímpica y te la juegas cruzando semáforos en rojo para dejar atrás al adversario -que antes era un amigo-.  Si yo fuera médico se lo recetaría a todos mis pacientes.  Por cierto, creo que Fernando encabezó esta tropa durante algún tiempo hace unos años.  

Por pereza y comodidad yo solo estuve un par de años con esos sinverguenzas y continué entrenando por Zizur, donde vivo, al lado de Pamplona.  Allí me colé en el grupo deportivo Trizurko, cuyo origen se centró en el Triatlón pero que con los años se ha llenado de locos por el Trail y el barro.  Somos unos mataos y casi todos los premios que nos han dado en las carreras han sido por equivocación, lo cual no ha sido un obstáculo para cultivar amistad con otros clubes: Txurregis, Adi-Ikes, Hiru-Herris, Humi-Climas, Run-19, Tipi-Tapas, Paleos, Trote-Cutos, Txantrea...  Una comunidad como la del Señor de los Anillos pero sin Elfos, Medianos ni Enanos, solo Orcos vestidos con pantalón corto y zapatillas de colores. Los Trizurkos y Fernando hemos llegado a ser grandes amigos, puede que por el carácter algo desordenado y anarquista que nos caracteriza.  Pero sobre todo por lo torpes que somos bajando en el barro y las risas que nos echamos.

Agur, adiós, hasta luego, nos vemos, venga ya estaremos, hablamos, te llamo...  Hay muchas fórmulas para despedirnos de un amigo. No importa cuál empleemos porque sabemos que tarde o temprano volveremos a verle.  Y a ti, Fernando, también ¿Qué te has pensado?

Veremos tu sonrisa cada vez que miremos las nubes agarradas arriba de la Sierra de Aralar o en el Beriain,  encima de Uharte Araquil. Nos brillarán los ojos igual que a ti cuando nos saquen la cerveza y el plato combinado de huevos con chistorra... Pero antes, lo mismo que tú: Sudaremos como ceporros durante 20, 40, 60 kilómetros o los que hagan falta para llegar a la meta de nuestra excursión.  Nos dolerán las patas, los pies y las rodillas en los últimos kilómetros.  Apretaremos los dientes, lo mismo que tú, para aguantar toda nuestra miseria.  Sucios de barro. Cansados o peor aún: Agotados.  Pero felices.  Más felices que unas perdices.

Vamos a seguir subiendo contigo a los molinos del Perdón, al Fuerte de San Cristóbal y a la ermita de Izaga.  Iremos a Monreal para hacer dos subidas y bajadas hasta arriba de la Higa.  Desde Zubiri nos perderemos en los hayedos de Quinto Real para subir corriendo al Adi, volar después por encima de Saioa, bajar hasta Lantz y regresar a las orillas del Arga pasando por Baratxueta.  Ya sabes que ahora en Otoño los árboles están preciosos y las regatas bajan alegres con toda el agua de las últimas semanas.

Por Quinto Real

Cima de Bisaurin

Cima del Adi

"...Mientras corro, tal vez piense en los ríos. Tal vez piense en las nubes. Pero, en sustancia, no pienso en nada. Simplemente sigo corriendo en medio de ese silencio que añoraba, en medio de ese coqueto y artesanal vacío. Es realmente estupendo. Digan lo que digan."

Haruki Murakami_ De qué hablo cuando hablo de correr.

martes, 8 de agosto de 2023

Peñaforca, no es una excursión fácil.


 En wikiloc la mayoría de las rutas a esta montaña la definen como excursión difícil.  Nosotros seguimos esta de "Nuestras Escapadas en Furgo" pero haciendo la parte de arriba en sentido contrario.

Peñaforca es el centinela del Valle de Hecho y con sus 2390 mts el jefe de la región, dominando toda la Sierra de Alano.  Desde su cima se divisa desde el Ori hasta la Collarada, pasando por las cumbres de Larra-Belagua en Navarra a las de Oza en Aragón.  Y el Midi, cómo no, allá en la vecina Francia.

En definitiva tienes que ir a Peñaforca.

Yo estuve hará mil años (bueno, solo 25) con Felipe y Jose Mari, subiendo toda la cara Sur desde el Refugio de Reclusa, en un valle secundario al de Hecho.  Recordaba una subida muy tiesa con alguna piedra que otra (muchas) pero sin apenas complicaciones.

En esta ocasión subiré con Diego y sus amigos Mario, Jorge, Alberto y David.  Contamos también con Pablo que irá en bici hasta el Camping de Isaba, donde hemos reservado una habitación en el albergue.  Subimos el Viernes por la tarde a dormir y así el Sábado no tenemos que madrugar mucho para subir al monte, mientras que nuestro ciclista favorito volverá a casa dando pedales por los puertos de la zona completando así dos días de actividad a tope, ¡Menudo campeón!


Pablo con Mario y Diego en el Puerto de las Coronas. El de la bici se nos escapó en la bajada y no lo pillamos hasta Burgui...

En el camping de Isaba hace fresco y llueve un poco cuando llegamos a eso de las 8 de la tarde. Nos instalamos en la habitación y sin perder tiempo encendemos el fuego en la barbacoa para nuestra cena: Muslos deshuesados a la parrilla made in David ¡¡Riquísimos!!  No os contaré las miserias que pasamos pasa hacer la brasa con una leña húmeda que se resistía a arder, turnándonos con el abanico para avivar unas llamas miserables. Como había cerveza y buen humor no fue tan duro ¡¡Y lo conseguimos!!  Entre el pollo que salió riquísimo y la ensalada nuestra cena alcanzó las tres estrellas michelín y de propina sumamos cafés, helados y algún chupito de pacharán en el bar...  ¡Qué más se puede pedir! 

Por pedir Pablo habría pedido que Alberto no roncara tanto aquella noche, cuando nos levantamos a las 7:30 de la mañana nos lo encontramos en el piso de abajo tirado en el suelo y envuelto en una manta ¡Qué noche la de aquél día! Pero con 29 años no pasa nada si te levantas con el cuello dolorido ¿Verdad?

Un desayuno opíparo y tras despedirnos de Pablo los demás subimos a los coches para dirigimos al Parking de Tacheras, donde empieza nuestra aventura.







El día ha salido fresco y despejado, con un cielo azul de postal.  Una postal preciosa con el verde de las hayas, un bosque precioso debajo de la pared blanca y alta, muy alta de los Alanos, una muralla infranqueable salvo por una brecha que podemos adivinar: El Paso de Tacheras nos permite franquear el muro y asomar al otro lado, a un valle escondido de extensos pastizales. Un paraíso verde donde los rebaños de ovejas deben pasar todo el verano, comida no les falta.  

Una vez arriba en el valle nos alcanzaron dos grupos de montañeros. Nosotros hicimos un alto para tomar un bocado y comprobamos que también se dirigían hacia nuestra montaña preferida, al Este, donde esta se levantaba alta, muy alta y empinada.

Y proseguimos el camino, ¿Había dicho que estábamos en un valle de verdes prados?  Eso fue al principio, pronto nos encontramos avanzando sobre un caos de piedras, pedruscos y pedrolos, un karst como el de Larra, o el cualquier otra región donde la piedra caliza reina, con simas profundas y grandes bloques donde hacer equilibrios y gimnasia artística para progresar.  Y así llegamos al final del circo debajo justo de la Peña Forca, cuya cara norte era una pedrera a la cual nos dirigimos  después de algunas dudas, pero Alberto lo tenía claro siguiendo el track del wikiloc en su móvil así que nada, ¡Vamos allá!  Solo fueron 200 metros de desnivel pero se hicieron un poco penosos con la famoso técnica de "un pasito parriba y dos patrás"...





Pero llegamos arriba y en dos trepadas fáciles nos vimos en la cima ¡¡Conseguido!!  Hay un chico que ha subido por el tubo de Lenito que nos hará una foto de grupo ¡¡Gracias!!  Después se marcha y la montaña es toda para nosotros.  Disfrutamos del paisaje en todas direcciones: Casi vemos el Moncayo allá al sur y el Castillo de Acher ahí cerca, y el Bisaurín, y la Collarada y...  Debajo nuestra el valle de Hecho se estira en dirección Sur hacia la Canal de Berdun y San Juan de la Peña. ¡Qué altos estamos!

Nos hemos puesto el chubasquero pues el viento norte pega fuerte pero al sol buscamos un abrigo y podemos almorzar a gusto. Impresionante el bocata de salchichas con queso que se cascaron David y Jorge, casi tan impresionante como el de pechuga de pollo que se había preparado Diego o los de yo qué sé que tenían Mario y Alberto, ¡Cómo comen estos chavales!  Mi bocadillo de jamón serrano era de juguete al lado de los suyos pero también me supo gloria.

Miramos de reojo la cresta cimera que en dirección Oeste será nuestro camino para regresar y justo por allí, en una punta casi tan alta como en la que nos encontramos,  vemos asomar dos montañeros. Son un chico y una chica acompañados de un pastor alemán.  Desaparecen durante un rato detrás de unas rocas y escuchamos al perro dar algún aullido lastimero: Seguro que le están ayudando en algún destrepe como así nos dirán luego cuando llegan.  Nos aseguran que el camino no es complicado, un poco entretenido pero sin más y viendo que un perro ha podido hacerlo pensamos que nosotros no tendremos más problema.  Y pará allá que vamos.


¿Había dicho que soplaba aire?  Pues sí y bastante fuerte.  La sensación de perder el equilibrio por su culpa en alguno de los pasos aéreos por los que andamos nos puso un pelín nerviosos. Y también tuvimos dudas para salvar algunas "torres" que debíamos subir, bajar o rodear...  David iba detrás mía y me alegré de verle andar con seguridad en un terreno comprometido.  No es que fuera difícil pero había cierta exposición debido a que estábamos en una ladera muy inclinada y algo descompuesta ¡Ni hablar de echar a rodar aquí!  Alberto y Mario iban encantados de la vida, Jorge un poco más serio y concentrado pero el que llevaba cierto mosqueo era Diego, pues tiene algo de vértigo y alguna travesía la hicimos por el lado norte de la cresta con algo de patio debajo...  ¡Ay madre!

Por fin dejamos la cresta dichosa y proseguimos a media ladera por terreno cada vez más sencillo. Con hitos y hasta trazas de sendero en el pedregal. ¡Agur Peñaforca!

Sin más complicaciones bajamos al karst del principio y enseguida nos vimos de nuevo andando por los prados. A lo lejos un rebaño de ovejas ¿Cuántas habrá?  

La aventura fue eso: Una aventura llena de emociones que es lo que buscamos muchas veces y de lo que más nos acordamos después.  Somos unos campeones. 





martes, 25 de julio de 2023

Un Finde por Todo lo Alto


Pateando la región de Respumoso y la de Anayet desde Formigal, donde hemos dormido.  En estas quedadas lo difícil es buscar fecha pero una vez puesta, a nada que nos juntemos cuatro Trizurkos la diversión está garantizada, si además vienen un Txurregi, un bombero y un gallego, en lugar de cuatro somos siete -el número de la suerte-, la cosa es éxito seguro.  Y así ha sido este fin de semana con Dani, Alejo, Adrián, Egoitz, Borja y mi tocayo Nuin.  

El viernes llegamos a Formigal a eso de las 7 de la tarde, una vuelta por la urbanización para echar un ojo a bares, tiendas y gentes.  Una cerveza y regresamos para hacer la cena: Concurso de tortilla de patata que ganamos los Carlos y el asturiano por goleada, cuatro cosillas más bien regadas con sidra asturiana y si alguien quiere postre que se pille arroz con leche, ¡¡Gracias Adrián!!  Y a la camita pronto que hay que madrugar. 

¿Madrugar? Las 7 de la mañana es suficiente para tomar un café y lo que cada cual prefiere: Desde las magdalenas de Alejo a las nueces de un servidor.  Preparamos trastos y en el coche de papá, digo el de Dani, los siete nos dirigimos a la Sarra, desde donde empieza nuestra excursión.

Son algo más de las 8 de la mañana y tenemos unos 17 grados de temperatura, a estas horas ya hay movimiento de coches y montañeros, seguro que a media mañana no se podrá aparcar ¿Para cuando una regulación que ordene y facilite los accesos a este tipo de sitios?  





Nuestro objetivo principal es la Gran Facha que con 3005 mts divisamos allá lejos cuando asomamos al embalse de Respumoso.  Una hora y media de caminata cuando pasamos junto al refugio.  Lo dejamos atrás y proseguimos hasta el ibón de las Ranas y el más grande de Campo Plano.  Nos orientamos para coger el GR hacia el Collado de la Facha.  Los clásicos neveros que otros años por estas fechas tendríamos que pasar, han desaparecido sin dejar rastro y los ibones helados dejan ver sus aguas oscurar bajo un cielo tapado de nubes. Hace fresco y nos ponemos el chubasquero para acometer la subida de este tres mil, también llamado Cúspide Bachimaña. El nombre de Facha viene del aragonés Faxa (Faja) pero se imaginarán las bromas que hicimos estando en plena jornada de reflexión, víspera de las elecciones generales...  




Treinta minuticos de gimnasia desde el collado para subir arriba.  Alejo y Egoitz veinte...  Adrián y yo cuarenta. No es una ascensión difícil pero requiere prestar atención y en mi caso exigió un trabajo de brazos que terminó por cansarme pues hacía tiempo que no echaba mano a tanta piedra para subir a ningún sitio ¡Tuve agujetas dos días con el ejercicio!

De regreso al collado y tras echar un bocado rápido nos tiramos hacia el otro lado, subiendo una pedrera que al Norte nos condujo al Pico Aragón -2919 metros-, yo aquí me retrasé del grupo porque no me daba la máquina más, pero conseguí llegar a tiempo al selfie de la cima ¡¡Gracias equipoooo!!  Los picos de Cambalés y la Pequeña Facha se levantaban vecinos a este, pero por unanimidad decidimos que estábamos cansos de piedras y emprendimos la bajada.  Nos conducía Alejo pero se portó bien y no nos perdió.  Todo lo contrario y además nos llevó a un laguito super chulo donde aprovechando que el sol asomó por entre las nubes hicimos una parada para comer y rellenar agua.

Mis compis esperando a Cansamontañas.  Detrás mía la Gran Facha.

Cima del Pico Aragón

El país de los ibones, presidido por el Balaitus

Un buen sitio para almorzar








De vuelto a Respumoso paramos a echar unas coca-colas y decidir como finalizar la excursión: La idea original era regresar por Musales para meter un poco más de desnivel pero salvo Borja y Egoitz los demás prefirieron hacerlo por el mismo camino del Paso del Onso.  Yo me uní al grupo de Musales porque es territorio 8K: Una subida tendida donde puedes ir a ritmo tirando de bastones y una bajada super guapa al otro lado para correr si tienes patas.  El año pasado en la 8K tenía poquísimas patas a esas alturas y no lo pude disfrutar, pero hoy sí y lo cierto es que no nos costó mucho a los tres mosqueteros que tiramos por ahí:  En menos de una hora nos encontramos arriba de la Forqueta de Ibonciecho, junto al Musales, donde charramos un poco con unos chavales bien majetes que hasta nos invitaron a un trago de vino.  Nos despedimos de ellos deseándoles buena noche por allí arriba, donde querían dormir y nos tiramos para abajo a la carrera siguiendo las pichicientas zetas de sendero al principio y pista después que atajamos por caminos en el bosque hasta la Sarra.  ¡¡Qué cerveza más buena!!




En mi Garmin salieron 35 kmts y casi 2600 mts de desnivel, sin duda fue un buen entreno para Egoitz y su 4K de Tena y para Borja en su UTMB de Chamonix ¡¡Suerte pajáros!!  La ruta en Wikiloc


El domingo por la mañana solo quedamos Dani, Borja, Adrián y yo pues los demás se fueron a primera hora nada más desayunar.  Nosotros decidimos que ya que amanecíamos en Formigal, con tantos montes cerca de nosotros, bien podíamos hacer un entreno rápido como recovery: Subir a los ibones de Anayet desde Portalet se nos antojó ideal. Desde los 1700 mts del parking de Formigal en Portalet solo teníamos 700 mts positivos a la cima de Espelunciecha, el mejor mirador del Anayet, de sus ibones y ¡¡La Canal Roya!! La excursión fue muy guapa y nos dio la oportunidad de disfrutar de estos paisajes que no hace ni cuatro meses corrían un peligro serio de sufrir la herida de carreteras, teleféricos y vete tú a saber qué más daños.  La estación de esquí de Formigal acerca sus garras muy cerca pero la Canal Roya sigue por ahora libre y esperando ser declarada Parque Natural. Una protección que también serviría para regular la acampada libre en la zona de Anayet donde vimos docenas de tiendas de campaña, ¿Cuántas habrá dentro de dos semanas en pleno agosto? Qué difícil es todo cuando las autoridades miran por los intereses de cuatro empresarios listos antes que por los de todos...








Nuestra ruta en wikiloc

Conflictos aparte, disfrutamos como digo de una mañana genial y tras nuestra excursión todavía nos dimos un baño en las piscinas de Formigal y terminamos comiendo en el Molino de Escuer con Pedro y María que venían de dar una vuelta al Midi.  ¡¡Un gran fin de semana!!