Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

miércoles, 31 de enero de 2018

Pedaleando por la estepa


El pasado fin de semana fui a ver a la familia en Zaragoza. Llevé mi vieja bici de monte y aproveché para hacer un par de escapadas desde casa de mis padres en el barrio de Delicias. El tiempo fue fresco, con algo de cierzo pero seco. Y eso que el Viernes cuando salía de Pamplona jarreaba, lo mismo caerían 40 litros esa jornada en la capital navarra. La lluvia me acompañó hasta Tudela pero después los cielos se fueron abriendo y las pocas nubes que había estaban enganchadas al Moncayo...

Una cuadrilla del CC MTB Lobos Zgza bajando de la Muela hacia Cadrete
 Mi primera excursión fue la tarde del Sábado. A finales de enero el día alarga y tienes luz hasta las 6 o más tarde. Así que nada más comer y superando la tentación de dormir una siesta en el sofá con la película de la tele me puse el traje de romano, casco incluido, cogí un botellín de agua, unas barritas, un par de geles y me subí a la bici. 

Por la Vía Hispanidad tiré hasta llegar a los Pinares de Venecia y por detrás del Parque de Atracciones pillé una ancha pista en dirección Sur señalizada como CR-41 (Zaragoza - Torrecilla de Valmadrid). 

El cierzo me daba de lado pero no era terrible. Cielos azules y un paisaje inmenso: a mi espalda la gran ciudad no es más que un mosaico de construcciones que se extiende en la llanura del Ebro, detrás el desierto y más allá las Sierras del Prepirineo: Gratal y Guara siempre se distinguen. El Pirineo es una difusa franja blanca pero me parece reconocer el Monte Perdido y sus tresmiles detrás del Tozal de Guara... ¡¡Me gusta este paisaje!!

Solo llegaré hasta la Paridera de Gómez, en cuyas proximidades se levanta mi viejo amigo: un pino carrasco de buen porte aislado en la llanura, centinela en el desierto de la estepa. Soberbio.

Cuatro fotos y media vuelta, que voy sin luces y no quiero apurar. En el regreso todavía me cruzo con dos ciclistas que marchan decididos hacia la Plana de María, ellos sí llevarán luz supongo.



El Domingo no madrugo mucho: a las 8 me levanto y desayuno mi café con leche con un puñado de nueces. El azúcar muy alto: 188, pero aún así solo me pongo 2 uds de novorapid. Hoy me esperan más kilómetros: he pillado la ruta de Wikiloc de Daniel Mur, quien en su blog "Crónicas Montañeras" detalla una buena excursión circular de Zaragoza a la Muela, subiendo por la parte de la Autovía de Madrid y bajando después a la Autovía Mudejar para volver por Cuarte. 

Bastante frío: unos 5 grados que con cierzo -aunque sea flojo- suponen menos grados y en bici todavía menos... ¡¡Brurrrrr!!  Pero con las tres capas que llevo y guantes gordos lo llevo bien. A las 9 de la mañana no hay mucha gente por las calles y todavía menos por el paseo que discurre a orillas del Canal. Siguiendo las indicaciones del Wiki llego al parque líneal que junto al polígono Plaza se extiende paralelo al canal. No lo conocía y alucino con la extensión verde y cuidada del que posiblemente sea el parque menos visitado y disfrutado del país: una extensión de praderas, salpicada de estanques, jardines ¡¡dos laberintos!! y caminos cuidados que lo recorren. Una oferta verde a kilómetros de la ciudad y sus ciudadanos y que seguramente ha costado muchísimo dinero. Un sinsentido porque habría bastado con cuidar un poco las orillas del canal que ya lucían un magnífico bosque de ribera antes de que los de siempre se forraran levantando polígonos y áreas comerciales sobredimensionadas.

Eso blanco en el horizonte no son nubes: es el Moncayo blanco de nieve

El parque lineal de Plaza a tope de personal

Un laberinto donde nadie se pierde porque nadie viene a este parque

Me alejo de Plaza y por la Ronda del Aeropuerto llego a la autovía de Madrid. El campo de golf de la Peñaza lleva ahí toda la vida, o al menos ya estaba cuando yo era un chaval. Hay que ser un forofo de la pelotita blanca para animarse a practicar este deporte aquí en el desierto de Zaragoza, donde cuando no te jodes de frío te achicharras de calor.

Sigo pedaleando y llego al polígono Centro Vía. Poco a poco gano altura hacia la Muela. Siempre siguiendo las indicaciones del Wiki voy cogiendo desvíos y por una bonita pista me interno en un estrecho valle poblado de pinos por el que sigo subiendo. Me detengo a hacer unas fotos. Dos chicos bajan con la bici a toda pastilla, saludan y me preguntan si todo está bien ¿quién dijo que los ciclistas son menos enrollados que los runners?  -¡Todo bien, gracias!- les contesto y prosigo para superar la última parte de la ascensión que me lleva a la urbanización de La Muela. El que fuera el pueblo más rico de Aragón y de este país que creo recordar se llama España. A casi seiscientos metros de altitud, elevado sobre el valle del Ebro es un sitio privilegiado para el cierzo y cientos de molinos se levantan en todas las direcciones. 




Un trago de agua, una barrita de proteína y un puñado de almendras. Ahora toca disfrutar una larga bajada por las estepas que caen sobre el valle del Río Huerva. Las pistas llevan hacia María, Cadrete o Cuarte dependiendo del ramal que elijas. Al detenerme para estudiar el mapa me alcanza una cuadrilla de beteteros que como yo han empezado el descenso. Les hago una foto y charlamos un poco. -¡Las rutas chulas son las de Mimosin69!- me dicen, señalando a uno de los suyos entre risas. Pero también conocen las de Danielmurmarin, que es la mía. Ellos van hacia Cadrete y tiraré detrás suya un par de kilómetros. 

Gente maja y peligrosa los del Club Ciclista MTB Lobos Zgza

Después prosigo en soledad por un territorio que se me antoja la última frontera del Oeste. Entre tomillos, esparto y romero la estepa se extiende en todas las direcciones. Un atormentado relieve de redondeadas colinas solo interrumpido por el valle del río Huerva y sus huertas, la autovía a Valencia, la línea férrea, pueblos y fábricas que desde aquí arriba apenas se ven. Al otro lado el desierto se prolonga y se eleva hasta la Plana de María: otra Muela erizada de molinos de viento. Viento. Cierzo...

60 kmts de ruta circular y chula, muy chula. Un lujo a las puertas de la ciudad.

Seguiremos metiendo kilómetros de bici pensando en el gran objetivo del año: la TDS (Sur les Traces des Ducs de Savoie) 121 kmts de Courmayeur a Chamonix alrededor del macizo de Montblanc.

Tic Tac Tic Tac Tic Tac Tic Tac !!!!!!!!!!!

miércoles, 10 de enero de 2018

Nos gusta la nieve


... Cuando la vemos caer tras  los cristales de la ventana de casa, calentitos, con la nevera repleta y sin la preocupación de tener que salir para ir a trabajar. Nos gusta ver todo cubierto de blanco: las calles, los bancos, los coches, los árboles... Adornados con el vestido nuevo del Invierno y formando un paisaje de postal que siempre nos deja con la boca abierta. Y más cuando donde vivimos no es un fenómeno habitual sino más bien raro, ocasional, fugaz...

Pero este Invierno parece de esos que nos contaban los abuelos: fríos y blancos. Todavía era Otoño cuando a primeros de diciembre el Perdón se cubrió de nieve y aprovechando la festividad del miércoles día 6, Tedy, Alejo y servidor nos acercamos hasta Galar para echar un ojo al recorrido de la próxima Galar-Trail. Ya se había ido mucha nieve pero el frío continuaba y por eso casi no pisamos barro en todo el recorrido ¡que viva el hielo!

Miércoles 6 de diciembre, 8 de la mañana, 6 grados bajo cero

La nieve aún cubría alguna ladera

Ultima subida de la Galar: Palomeras. Peña Izaga y la Higa a la derecha. Al fondo los Piris

Aquí un selfie con Alejo y Tedy

El día de Reyes volvimos a ver la nieve en Pamplona y comarca ¡y de qué manera! Puede que cayeran 50 litros en forma de agua y nieve a lo largo de toda la jornada.  Al día siguiente Domingo había quedado con David, Tedy, Alejo y Dani para repetir el recorrido de la carrera de Galar: se trataba de "quemar" el turrón y el roscón de reyes siguiendo el itinerario de nuestra carrera preferida.

Es curioso que casi siempre nos organizamos para ir juntos en un coche o en dos a lo sumo, pero este domingo pasamos de todo y como Galar lo tenemos a tres kilómetros de casa fuimos cada uno en nuestro propio Rolls Roice. En Zizur todavía quedaba bastante nieve pero no había helado y era más agua que otra cosa de modo que no lo pensé y enfilé la carretera hasta el pueblo vecino.

Galar estará 50 metros más alto que Zizur, no sé, pero entre eso y que está en las faldas del Perdón resultó que sus calles estaban a tope de nieve. Tan pronto dejé la carretera local que estaba totalmente limpia y entré en las primeras calles del pueblo me encontré con todo el piso cubierto de nieve salvo las rodadas de otros vehículos por las que procuré llevar mi cacharro sin desviarme un centímetro. Al llegar al punto de encuentro en la última calle ví a mis colegas haciendo extrañas maniobras con los coches y a Tedy que provisto de una pala despejaba un trozo de nieve.

Para aparcar el coche me eché a un lado de la calle. Dejar las rodadas y perder tracción fue todo uno y no fue hasta que vino Tedy con la pala y empujamos entre todos que no pudimos aparcarlo sin que estorbara el paso. No bien terminamos con mi coche llegó Alejo y se repitió la situación. Menos mal que éramos cinco machotes y en cinco minutos estuvimos listos. Eso sí: Dani y Tedy ya tenían los pieses helados. ¡¡Vamos a correr!!

Alejo, David y Tedy. Al fono viene Dani que como lleva ruedas de invierno no ha tenido ningún problema.
La primera parte de la carrera sale de la última calle de Galar por una pista que sube directa al monte pasando por el depósito de aguas. La pendiente no es muy fuerte al principio pero poco a poco va aumentando hasta casi un 25% o más antes de internarse en un bosque de quejigos. Normalmente y como somos mucho fuertes podemos correr en toda esta pista pero hoy con toda la nieve es imposible. Los 15 cmts que había al principio pasan a más de 50 en muchos sitios y nos las vemos y deseamos para avanzar en fila india, alternando el primer puesto por el esfuerzo adicional que requiere abrir la huella. Somos los primeros excursionistas de la jornada y no será raro que también seamos los últimos pues el cielo está cubierto y cae una chispa de agua nieve. La temperatura está en unos cero grados, ni frío ni calor (jijiji).

En este banco se aprecia bien el espesor de la nieve. ¡¡Alejo qué haces, no te sientes, espera que haga la fotoooo!!




 
Al entrar en el bosque pensábamos que nos hundiríamos menos pero no fue así y llegados al desvío donde la carrera continúa por un sendero desechamos la idea de meternos pues los bojes y arbustos hundidos bajo el peso de la nieve lo habían cerrado casi por completo. Ya sabemos lo que es arrastrarse bajo las ramas así que ni lo pensamos y continuamos pista arriba hasta llegar a una finca donde dimos por terminada la aventura.

Bajar a la carrera haciendo el indio fue una gozada y no recuerdo haberme reído tanto en todo el año, claro que de este 2018 solo llevamos 7 días...  Ver a Tedy cogiendo carrerilla para echarse de cabeza a la piscina, digo a la nieve o al bueno de Alejo tirarse de espaldas y verle desaparecer no tiene precio. ¿Cuántos años tenemos?  No importa, nuestras risas son el mejor remedio para el frío y el cielo gris.

¡¡¡ Al agua patos !!!

Llegados al pueblo Tedy y David, que aún no habían sudado bastante, decidieron volver a subir y allí nos despedimos, ellos para arriba otra vez y nosotros a la pala para sacar los coches. Y lo conseguimos, menos mal. Todavía teníamos mucha mañana de Domingo por delante: Dani y Alejo fueron con sus chavales al Sadar para disfrutar de la victoria de Osasuna y yo para casa a ponerme guapo que mi hijo mayor cumple 25 años y lo vamos a celebrar. ¡¡Felicidades Diego!!

Foto de familia