Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

domingo, 18 de agosto de 2019

Entrenando la Canfranc-Canfranc

Ayer Sábado 17 de agosto nos acercamos Fernando y yo a Canfranc para participar en una de las salidas que la organización de la Canfranc-Canfranc viene haciendo para mostrar el recorrido de las tres pruebas.

Allí estaba Alex Varela, presi del Club Los Arañones y director de la prueba, quien sería nuestro guía de lujo en un territorio que todavía tiene muchos caminos y rutas por descubrir, al menos para nosotros.

Nuestro amigo Alejo también nos espera allí. Está pasando unos días con la familia en Candanchú y no deja pasar una jornada sin hacer un entreno más o menos exigente. Hoy pensaba que serían 11 o 13 kilómetros y nos había dicho, si terminábamos pronto, de prolongar la excursión por nuestra cuenta. ¡¡Jajaja!!  No sabía lo que nos esperaba...

A las 8 de la mañana somos 8 mosqueteros, 9 si contamos con Trail, un galgo inglés enano al cual el nombre le va que ni pintado: ¡Qué bien se desenvuelve en el terreno este animal!. Un grupo poco numeroso pero quizás por eso más compacto y rápido. Motivo por el que Alex se animó a darnos toda la caña que quiso sin temor a llegar tarde a la comida del club, a la cual él no podía faltar.

Nuestro guía llegó a la comida, pues terminamos en 6 horas y 40 minutos. Las tres es una hora perfecta para comer ¿O no?

La pena es que todos íbamos con prisas y no echamos ni una cerveza. ¡¡Nos debemos un brindis compañeros!!

Alejo, Fernando y yo también comimos en Canfranc. Y en el mejor sitio: las piscinas públicas de la localidad donde pudimos refrescarnos y reponer fuerzas con un riquísimo plato combinado. ¿Qué más se puede pedir?

Espectaculares formas en la Canal de Izas. Detrás nuestra el Campanal de Izas

Cima do Garmo o Vértice de Anayet

Lagos de Anayet con el Midi al fondo

La bajada desde O Porté fue lo más duro. Creo que la hicimos por el recorrido del Kilómetro Vertical.

La Ruta en mi Garmin
Vídeo de la excursión

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