Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

martes, 10 de agosto de 2021

Circular a Ordesa y Bujaruelo


Gran Circular mejor dicho, pues no queremos ser modestos con nuestra excursión de ayer Domingo 8 de agosto. Fueron algo más de 42 kilómetros por el Paraíso los que recorrimos  Paski, Oscar, Fernando, Javi, Alejo, Carlos, Borja y yo -Carlos Bis-.  Ocho afortunados jabalís a quienes se nos alinearon las estrellas para, una vez más, triunfar como titanes. -Repito que no queremos ser modestos-.

La idea inicial era coger el autobús de Torla a la Pradera para empezar allí la excursión pero entre que llegamos tarde al bus de las 7:00, que el siguiente salía 30 minutos después y que nos va la marcha más que a un tonto un pirulí echamos a correr hacia el Puente de la Glera y por el Camino de Turieto nos quitamos el frío de la mañana en los 7 kilómetros que por la ribera del Arazas nos llevaron al Valle de Ordesa.  Qué maravilla correr agrupados nosotros solos entre los pinos, abetos y hayas del bosque, escuchando el estruendo del río en las cascadas de Molineto, Torrombotera y Abetos... ¡¡Y el tiroriro-tiroriro de Alejo, que tenía aliento de sobra para marcar el ritmo del grupo y cantar los grandes éxitos de los autos de choque de su barrio!!  - ¡Que te calles pesao!-  Pero ni caso...

Pues eso, que llegamos tarde al bus con todo lo que habíamos madrugado: Excepto Borja y Fernando que habían dormido en Torla, los demás pasamos la noche en Sabiñánigo, en el Albergue Pirenarium, donde por muy buen precio alquilamos una habitación con literas.  Nos levantamos a las 5:30 para quitarnos las legañas, desayunar y ultimar preparativos.  Con todo el equipo dispuesto salimos pasadas las 6:00 para recorrer los 40 kmts hasta el parking de autobuses en Torla, a donde llegamos solo con cinco minutos de antelación y entre aparcar y peinarnos perdimos el bus dichoso.  ¡¡Mejor!! ¿No somos unos campeones? ¡¡Pues vamos corriendo a Ordesa pasando de buses, mascarillas y turistas!! ¡¡Vamoooosssss!!!!

Puente de la Glera. Borja a tope y Oscar ídem


Río Arazas


Estamos en el paraíso y allí arriba está el Tozal de Mayo

Una hora más tarde estábamos subiendo a Carriata.  Hasta aquí habíamos ido corriendo o caminando a buen ritmo según la pendiente pero ahora apretamos los dientes en el sendero que, primero por bosque y más arriba entre arizones en flor y rocas nos elevaría mil metros.  Paski se puso aquí a tirar del grupo de tal forma que la cháchara cesó por completo y ni Alejo tuvo aliento para cantar más canciones. 

Oscar venía preocupado por los patios de los que había oído hablar pero ya le dijimos que si estaba al corriente en el pago del seguro de vida no debía preocuparse.  Nos reía las bromas pero bajito porque de reojo miraba las paredes que encima nuestra, cerraban el paso sin mostrar acceso posible.

Pero había acceso, de hecho dos.  Paski, Carlos, Borja y Fernando tiraron por las clavijas y los demás lo hicimos por la Fajeta.  Yo conocía ambos caminos y preferí el segundo porque exigía menos gimnasia pero patio, lo que se dice patio... Había por todas partes. ¡¡Cuidadín!!

Las paredes nos cierran el paso arriba ¿O no?

Oscar "capturó" a este Sarrio curioso

Javi se encamina a la Fajeta

En la Fajeta

¿Por dónde subimos?

Borja subiendo las Clavijas de Carriata 

Arriba de las paredes nos reagrupamos y dejando la cima del Tozal de Mayo a nuestra izquierda pusimos la vista en la Faja de las Flores, ya muy próxima.  Parece imposible, pero allí teníamos un paseo alucinante volando mil metros por encima del valle... ¡¡Yupiii...!! 



Javi más feliz que una perdíz

Fernando, otro que tal

Un paseo por las nubes...

Un paseo que nos llevó de las alturas de Carriata a las de Cotatuero, a donde asomamos para ver que los tresmiles estaban tapados por las nubes, aunque pudimos vislumbrar la escupidera del Perdido en algún claro... Será para otra ocasión.

Lo que sí podíamos ver eran las otras cumbres de la región y sobre todo la mítica Brecha de Roldán a la cual algunos asomamos el año pasado desde Gavarnie.  Hoy lo haríamos desde la vertiente Sur, dejando atrás Cotatuero, el Circo del Descargador y la Plana de San Fertús, o como se llame esa llanura irreal mitad verde y mitad desierto gris que se extiende bajo las paredes del Casco y la Torre de Marboré.  

Nos fuimos cruzando con más grupos de montañeros, muchos franceses, pero normalmente nuestra excursión discurría en soledad.  A veces distinguíamos otros grupos delante o detrás nuestra pero lo dicho: Nos sentíamos solos en un mundo de otro planeta. De colores grises y blancos, los colores de la caliza.  ¿Y eso que parecen trozos de madera pegados a la roca?  Paski pensaba que eran corales fósiles, de cuando esto era el fondo del mar ¡¡Menos mal que de eso hace millones de años!!



Alejo nos sacó esta foto. Todos atentos menos yo que me estoy haciendo las uñas...

Borja se lo está pasando grande.  Al principio le habíamos reñido por la velocidad que llevaba en los primeros kilómetros. Se defendió alegando que la fuerza que tenemos al comenzar hay que aprovecharla pero finalmente se adaptó perfectamente a nuestra marcha.  Los nervios le queman las piernas pensando en su próxima cita con las 100 millas de Chamonix, ¡¡Tranquilo que lo harás de cine campeón!!  Nuestro speaker preferido lleva todo el Verano preparando a tope su gran objetivo y después de hoy solo le quedará echar cuatro carreras, soltar patas y comer dos buenas paellas para llegar listo a la salida.

Lo mismo Javi, que calladico, calladico hizo un tiempazo en los 130 kmts de la BUTS Gasteiz-Iruña (Antsoain) hace dos semanas. Carrerón que seguro repetirá en la 4K de Tena dentro de tres semanas. Desde que va al gimnasio a hacer cosas raras que se dicen en inglés no hay quien le tosa a este campeón...

Como su amigo Fernando que se ha sumado a la excursión y que irá como un tiro hasta la meta, con fuerza y destreza incluso para retar a Alejo en las bajadas. Ahí es nada.

Oscar no tiene que demostrar nada pero hoy se bautizará por segunda vez en las paredes y los patios expuestos sin que le tiemble el pulso.  Ya lo ha hecho otras veces, como en la Travesera hace tres años, pero allí no tenía mérito porque los peores pasos fueron de noche y no veía los abísmos... Eso nos dice y se queda tan ancho.  Por cierto que también va a Tena, ¡¡Y a la 8K nada menos!!

Mi tocayo Carlos es el culpable de que estemos aquí disfrutando como locos. Propuso el recorrido inicial -que ahora estamos modificando a nuestro antojo-,  resolvió el problema del toque de queda encontrando cama en Sabiñánigo y como siempre ha traído su sonrisa, calma y toda la paciencia para manejarnos un poquico sin que nos demos cuenta. ¡¡Eres un artista!!

Bueno, el verdadero culpable de que nos hayamos juntado ocho cabras para gozarla hoy es Alejo, con quien siempre tienes garantizado el buen humor, risas incluídas. Con eso y su gran corazón es el agente responsable de todas las reuniones y la chispa que enciende todas las hogueras. Alejo for president!! 

Pero el mejor Paski, que con sus "five-fingers" se comerá está excursión con todas sus piedras, pedruscos, prados de hierba, ramas, ramitas y troncos, ortigas y margaritas.  Nosotros también pero con zapas provistas de suela ¡¡Nada que ver!! Además y como un campeón en orientación que es, no dejará de leer el recorrido en los mapas que lleva colgados ayudado por la brújula ajustada a su muñeca.  Hoy no nos perdemos.

Y subimos casi a la Brecha, la cual dejamos a nuestra derecha para tirarnos en dirección al Taillón. Esto tampoco estaba dentro del plan original pero un tresmil es un tresmil y si además supone el bautismo de Javi hay que subirlo.  Aunque esté tapado y corra un aire frío que jode.  Aunque la subida sea una romería de montañeros y turistas tanto de bajada como de subida.  Se acabó la soledad: Ahora estamos en el "Parque temático de los Pirineos" a solo dos o tres horas del aparcamiento en el Coll de Tentes, próximo a Gavarnie.

¿He dicho que hacía frío?  Pero mucho.  Nos ponemos el chubasquero y yo doy gracias por haber echado los guantes a la mochila, son finos pero me salvan la vida -digo los dedos-.  No es que estemos a bajo cero ni mucho menos pero entre la nubes que tapan el sol y el aire de Sur que aquí arriba viene helado, no sudaremos nada para elevarnos hasta los 3145 metros de este montañón.  La ascensión es un camino fácil pero duro para nuestras patas pues ya llevamos 20 kilómetros de baile.  

A mi lado Fernando, Borja, Javi, Carlos Nuin, Oscar, Alejo y Paski

Foto en la cima y para abajo a la carrera, pero con cuidado en algún tramo donde la caída nos asoma sobre el pequeño glaciar de Taillón y los neveros vecinos.  Hemos vislumbrado la gran cascada entre las nubes y los jardines de Gavarnie allí abajo, muy abajo...

Bajando del Taillón hacia la Brecha. El Casco al fondo

Dos Carlos en la Brecha de Roldán

Bajada a Serradets

La Brecha desde Serradets

Paski con sus five-fingers, sus mapas, su brújula y su sonrisa ¡¡Qué puto crack!!

Llegados a la Brecha todavía hay más gente, por supuesto. Es la una del mediodía, hora punta en la frontera. Muuucha gente. Pero todos consiguen adelantar por derecha e izquierda bajando en un pis pas al Refugio de Serradets -ya abierto-, mientras que Borja y yo, más educados, aguardamos detrás de grupos más lentos en los destrepes y neveros que interrumpen la autopista.

En el refu echamos un bocado, yo tragaré mi segundo bocata de jamón, algunas nueces, arándanos y chucherías que nos ofrece Alejo sacando un pedazo de bolsa llena de "marranadas dulces y saladas" ¡¡Qué buenas!! Mi azúcar a las 13:25 está en 150, perfecto para enfrentar lo que nos queda.

Nos queda bajar de Serradets al Puerto de Bujaruelo, corriendo a buen ritmo excepto en la zona de cascadas y arroyos que bajan del glaciar de Taillón, una zona muy delicada al principio de la estación cuando hay neveros y baja más agua todavía pero que ahora solo requiere un poco de atención y sortear a los turistas que bajan despacito. ¡Cuidado Alejo no te cargues a nadie que bastantes enemigos tenemos ya los corre-montañeros...!

Glaciar de Taillón. Arriba el Dedo y el Taillón ¡Techo de nuestra excursión!


Hacia Bujaruelo. Otal y Tendeñera frente a nosotros...

Dejaremos a nuestra derecha el aparcamiento petado de coches en el Collado de Tentes y asomaremos a Bujaruelo en el Puerto del mismo nombre.  Allá lejos y enfrente nuestra divisamos el valle de Otal y las montañas de Tendeñera y Panticosa... O las que sean.

Casi mil metros de desnivel bajamos hasta nuestro puente preferido sobre el río Ara.  Bajamos a la carrera casi todo el tiempo salvo algunos tramos guarros de piedras y pedruscos, pero el 90% del sendero fue bueno para nuestras piernas y pieses, inclusive los de Paski que siempre que podía tiraba por la hierba.  Aquí aluciné con mis compañeros viendo lo fácil y rápido que bajaban.  Solo Borja que no quería arriesgar una lesión tonta estando cerca su UTMB se quedó conmigo en la bajada...  

Calor en Bujaruelo, son las tres de la tarde y las orillas del Ara junto al puente son las piscinas públicas de la región.  Mis colegas se remojan las piernas y alguno se chapuza completo pero yo paso, todavía nos queda paseo hasta Torla y prefiero mantener las "ruedas" calientes.


Otro bocata de jamón, dátiles y más chucherías del amigo Alejo. No me miro el azúcar pero tengo hambre y sigo sin poner insulina. 

Alguien mira hacia la polvorienta pista por donde suben y bajan coches sin parar pero le tranquilizamos señalando la ribera opuesta del Ara por donde discurre un camino maravilloso.

Y así es, proseguiremos a la sombra de un magnífico bosque de abetos y hayas con la música del río Ara que al lado nuestra baja rápido y alegre a encontrarse con el Arazas en el Puente de los Navarros.

Corremos rápido en esta parte y muy animados.  Tanto que hasta yo me atrevo a liderar la marcha un rato entre las bromas del grupo, -¡Pero tío qué has comido en Bujaruelo!-  me preguntan. -¡Los chuches de Alejo!- contesto -¡Viva el azúcar!-.  La gozamos como jabalís aquí.

Río Ara

Caminando bajo las hayas

Corriendo entre abetos

Este valle nos suena...

Después será Alejo -cómo no- quien se ponga delante e imprima todavía más velocidad a nuestra carrera.  Llegados al Puente de Santa Elena dudamos en seguir por la pista pero Paski nos corrige y cruzando el puente continuamos por el sendero que por la otra orilla continúa hacia la Garganta de los Navarros, donde unas silgas hacen de quita miedos en un tramo rocoso que se inclina sobre el agua. Pero no tiene dificultad alguna.  Lo malo es que después viene una subidica puñetera, solo 70 mts de desnivel pero que saben mal a estas alturas.  Uffff ¿Pero no era todo bajar?

Ya casi estamos, salimos a unos prados abiertos en el bosque y frente a nosotros se abre el Valle de Ordesa ¡Otra vez! ¡Mira, allí arriba está la Faja de las Flores!  Bueno, lo miramos de reojo y apretamos a correr porque ahora sí, bajamos por fin a nuestra meta.  

Unos metros de trote por la carretera ¡cuidadín los autobuses!  Pero enseguida bajamos al río para cruzarlo por unas pasarelas metálicas y proseguimos por la orilla izquierda.  Estamos en la pista que esta mañana era el inicio de nuestra aventura. Pega el sol y hace calor pero no nos importa porque en cinco minutos nos tiraremos al agua bajo el Puente de la Glera.  ¡¡Yujuuuuu...!!

Estaba heladica...

Son las 4 y cuarto de la tarde. 42,71 kmts y 2689 mts de desnivel en el Garmin de Javi

Una verdadera gozada.            Todas las fotos (mías y de mis compis) aquí.

Mi diabetes y yo:

A menudo, cuando miro mi azúcar en sangre y saco un buen número lo muestro a mis colegas.  Un 90, un 120 y hasta un 140 son siempre una alegría.  Y casi siempre me preguntan  -¿Qué tal, está bien?- .  Ellos tienen la suerte de no saber de diabetes y no me canso de aclarar que sí, que esos números son cojonudos.  Que una persona sana siempre anda entre 80 y 120 de azúcar en sangre porque su páncreas suelta la hormona de la insulina automáticamente en función de lo que coman o beban.  No me canso de explicarlo ni me enfado porque igualmente yo, que no tengo problemas de tensión, cuando me dicen que alguien ha sacado 12/7  o 20/14 tampoco tengo ni idea de qué me hablan...

Mi hormona insulina está en los bolígrafos o plumas con las que me pincho y aunque no soy médico ni nutricionista tengo que calcular las unidades de insulina que necesito en función de lo que coma y de la cantidad de azúcar que tenga en cada momento.

El Sábado por la noche cuando cenamos en el albergue me puse 6 unidades de insulina rápida (Novorapid) y 7 de lenta (Tresiba).  En ese momento tenía mucho azúcar -208-.  Mi cena consistió en una super ensalada de lechuga con tomate y cebolla además de atún, huevo duro, fiambre de lomo, olivas y pimiento rojo.  La mujer de mi tocayo Carlos y su amiga Iran me ofrecieron un poco de su ensalada de pasta y no me resistí a darle dos o tres viajes de tenedor.  También probé la tortilla de patatas que había traído Alejo por dos razones: Llevaba toda la tarde dándonos la brasa con la dichosa tortilla (comprada) y además me encanta.  Total que estaba sosa pero aún así comí dos buenos trozos.  Finalmente había sandía y también comí algún trozo: Tres, cuatro o puede que cinco ¡¡Qué rica!!  Además Borja había traído una botella de vino del Priorato, un vino riquísimo de una bodega familiar del cual bebí un buen vaso.

Así que entre la pasta, la tortilla, la sandía y el vino metí demasiadas raciones de hidratos para las 6 uds de insulina que me había puesto. A las 23:25 de la noche, acostado ya en mi litera tenía 166 de azúcar.  No quise corregirlo poniendo más insulina y no fue una buena decisión porque con los nervios "amanecí" a las 5:20 con una glucemia de 246. 

Tres unidades de rápida para desayunar un café con leche de almendras -sin azúcar por supuesto-, un puñado de nueces y dos porciones de chocolate al 99% de cacao (sabe buenísimo cuando te acostumbras). 

En Torla, cuando echamos a correr a las 7:02 tenía 275 de azúcar ¡Qué horror!  Pero no quise poner insulina confiando en que el ejercicio lo fuera arreglando.  Así fue porque a las 9:36 cuando ya llevábamos un rato de subida cañera por Carriata tenía 151 ¡¡Yupiiii!!  Llevábamos aproximadamente 8 kilómetros y 700 mts de desnivel positivo.  Solo había bebido un poco de agua.

 A las 10:40 ya habíamos dejado atrás la Faja de las Flores, nos encontrábamos sobre Cotatuero y paramos a tomar un bocado.  Tenía 89 de azúcar en sangre y comí el primero de los tres bocatas de jamón con pan de centeno que llevaba.  También comí unas nueces.

En la cima del Taillón a las 12:41 tenía 180, no me pareció nada mal.  A las 13:25 en el refugio de Serradets tenía 150 y aprovechando la parada comí el segundo bocata de jamón. Lo acompañé de unos dátiles y unas pocas chucherías de Alejo (pocas).

Después vino la carrera a toda leche bajando hasta Bujaruelo a donde llegamos poco antes de las tres de la tarde. Sin mirar el azúcar comí el tercer bocadillo de jamón y otro puñado de chucherías.  Una hora más tarde, llegando al Puente de la Glera, debajo de Torla tenía 317 de azúcar.  Si hubiera puesto 2 o 3 uds de rápida en Bujaruelo no me habría disparado de esa manera pero no quise arriesgarme a un pajarón.  Lo corregí poco después con 4 uds de insulina. 

Para celebrar el éxito de la expedición subimos a Torla y por mi parte cayó una cerveza con un pincho de tortilla de patata (rica, rica).  No fue suficiente porque de regreso a casa en la furgo de Paski me noté flojeras, a las 18:55 tenía 58 ¡¡Alejo, pásame las chuches!!  Al llegar a casa tenía 122.

Bueno, con todo este rollo que he metido solo quiero enseñaros un poco el día a día de un señor con diabetes.  Este subi-baja en las glucemias, con muchas cifras altas y alguna baja (hiper e hipos) no es lo normal en mi caso, por suerte.  Cuando hago el animalico por el monte prefiero andar alto que sufrir un pajarón pero debo reconocer que podía haber manejado mejor mi diabetes.  Seguiremos aprendiendo...   

Nota 1: En una analítica el azúcar en sangre viene indicado por la hemoglobina glicosilada que viene a ser el promedio de los 2 / 3 meses anteriores. Por debajo del 5,7 por ciento se considera nomal. Entre 5,7 y 6,4 por ciento se diagnostica como prediabetes. Cuando tienes diabetes es aconsejable no superar el 7 por ciento.  Yo saqué 6,5 en la última revisión.  

8 comentarios:

  1. Hola.

    Menuda vuelta más chula. Ese tramo entre Bujaruelo y el puente de los Navarros, me falta.

    Un saludo

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    1. Pues es un paseo precioso que va asomando al río constantemente ofreciendo escenarios que te parece andar por Canadá... Precioso en todas las estaciones pero en Otoño es espectacular. ¡¡Y el desnivel es casi cero!!

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  2. Estupendo relato y muy bien documentado.
    Enhorabuena!!

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  3. Carlos: eres un fenómeno. Se lo difícil que es controlar el azúcar en situaciones normales y cotidianas así que me imagino lo complicado que te resulta en estos casos con tanto esfuerzo físico. Sigue así campeón. Un fuerte abrazo.

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    1. Gracias Pascual, no te creas, a lo mejor es más difícil salir con amigos o familiares a cenar o a tomar un vermú y luchar con uno mismo para no picotear ese frito o ese pincho de tortilla que nos dice ¡¡cómeme!! Nuestras relaciones sociales giran demasiado en torno a la bebida y la comida y lo dicho, que es muy difícil. Tú también lo sabes. Espero verte en Longás donde también sucumbiremos delante de la paella y la cerveza... ¡¡Un abrazo!!

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  4. Qué gustazo verte tan fuerte compañero. Preciosas fotos t espectacular repor, como siempre. Los datos de azúcar me vienen de pm. Yo también prefiero andar alto por el monte. Abrazos!!!

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    1. Muchas gracias Kikote!! Con el azúcar andamos todos parecido ¿verdad? Desde luego que es mejor andar alto que no sufrir una hipo y que te de una flojera en un sitio comprometido... Lo que digo: Seguiremos aprendiendo!! Un abrazo!!

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