Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

domingo, 22 de diciembre de 2019

Mortxe y Sarbil desde Asiain


Hoy Domingo por la mañana hemos aprovechado una "ventana" de buen tiempo para echar unas carreras por estos montes repitiendo una excursión de las pasadas navidades ¡Qué pronto se ha pasado este 2019!



Nueve locos hemos quedado a las 8 de la mañana en Asiain, junto al río Arakil. Justo cuando ya se podía ver sin necesidad de luces. La pista que discurre por la ribera derecha del río (en sentido de la corriente) estaba totalmente encharcada y rota en algunos tramos, no hará muchos días que las aguas llegaron hasta aquí arrastrando ramas y piedras. Así pues los dos primeros kilómetros, a pesar de ser llanos, han sido algo incómodos y hemos cogido con ganas la subida al Mortxe: 700 mts de desnivel que suponen la parte más exigente del recorrido.

Un selfie con Toño, Adrián, Claudio, Santi, Alejo, Eric, David y Fernando

En la cima del Mortxe (1123 mts) nos hemos hecho una fotico y sin más ceremonias hemos tirado a la carrera hacia el Sarbil, al otro lado de una alta meseta de hierba y matorral con tan solo algunas encinas y robles achaparrados. Carrera alegre pero cuidando de no resbalar en las abundantes lajas de caliza que en algunos sitios cubren el piso. El pobre Santi se ha olvidado las zapatillas en casa y las que le han dejado tienen la suela desgastada así que se nos ha quedado un poco atrás. Seguro que no le vuelve a pasar. En cualquier caso hoy ha entrenado el control de la pisada como nunca y si le ha gustado en la próxima salida nos viene descalzo... ¡¡O con unas sandalias tarahumaras!!

Por la meseta hacia Sarbil


Adrian, nuestro jabalí de Oviedo, encantado de descubrir los montes de Navarra

Aquí los pies de Toño. Allá lejos el pantano de Alloz

Arriba del Sarbil (1136 mts) o Cabezón de Etxauri hemos parado un rato porque a la puerta de la ermita el sol calentaba un poquico. A lo lejos el pantano de Alloz se ve lleno del todo y es que está lloviendo lo que no está escrito estos días. Eric nos habla de un corrimiento de tierras próximo a la cima del Cabezón que debe ser espectacular pero lo dejaremos para otra excursión.

Por último disfrutaremos -y sufriremos también- de la "interminable" bajada final por el Barranco de Arlekoa siguiendo un estrecho sendero en el bosque. Aquí Eric desplegó sus dotes como jabalí en la orientación yendo por el fondo del barranco. Desde el sendero podíamos oír las ramas que apartaba o rompía a su paso, a la misma velocidad que nosotros corríamos por un buen camino, avanzaba nuestro campeón entre la maleza, lo dicho: Un puto jabalí.

Casi todas las fotos

21 kmts. La ruta en wikiloc

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