Eso fue hace doce meses, claro, y desde entonces han pasado muchas cosas. La artroscopia de menisco en mi rodilla derecha el pasado febrero me hizo descartarla totalmente pero... Pero mi recuperación fue muy buena, en cuatro días estaba caminando largos paseos y después vinieron excursiones en bici a las que siguieron salidas por el monte. Empezé a correr, tranquilo al principio, luego más vivo, hasta casi recuperar los ritmos que tenía antes de la intervención. Con todo eso y los malos amigos que le lían a uno, aquí estamos otra vez en Leitza, con un cielo azul y un pedazo de sol que nos garantizan una jornada espectacular. ¡¡Vamosssss!!
Pero no las tengo todas conmigo, ya sé que es un clásico en nuestro mundillo de locos repasar en la línea de salida todas las lesiones, molestias y problemas que padecemos, a pesar de los cuales y como somos tan chulos salimos hacia la meta. Juro que en mi caso era así: en la última excursión ya os hablé de unos pinchazos que sentía en la rodilla, además de eso empecé la semana con una contractura en la espalda muy molesta y dolorosa que hizo pasar las preocupaciones por la rodilla a un segundo plano. Por suerte y con la ayuda de mi fisio - ¡¡Gracias Ohiane!!-, el Viernes ya casi estaba recuperado y cuando me levanté ayer a las cinco de la mañana estaba listo para comerme los 65 kmts y 3500 mts de positivo acumulado de esta durísima prueba.
Desde Zizur salimos 5 Trizurkos: Alberto, Santi, Alejo, David Senosiáin y yo. Un Adi-Ike: David Salinas y el bueno de Txitxo a quien no se le ha ocurrido otra cosa para despedir su soltería y al que no tardaremos en fichar para el equipo.
Txitxo, Yo, Santi, David Salinas, Alejo y David Senosiáin agachado. |
La carrera sale a las 8:00 pero llegamos con tiempo de sobra para echar un café y saborear el ambiente: saludamos a Antonio, Imanol, Ismael y a Edorta del Txurregi, a Oscar de Humiclima y poniendo cara de campeones nos situamos bajo el arco de salida, en primera línea. Por ahí andan Xabier Zarranz, Aitor Iraizoz y Alberto Goñi. También veo a Fernando Zaratiegui bastante atrás y metido en medio del mogollón, le echo un grito deseándole una buena carrera, pero seguro que no le hace falta porque cada día está más fuerte.
Menos mal que no es una carrera de asfalto de 10 o 21 kmts porque saliendo entre los primeros nos habrían pisoteado. Salimos a buen ritmo por las calles de Leitza y tras dar una vuelta por el pueblo enfilamos una pista forestal que nos lleva hasta la primera ascensión de la jornada. Casi todos mis compas van pasando delante mía, no hay problema, el objetivo es llegar ¡¡casi nada!!
Cuando cogemos el sendero no se produce tapón alguno, el terreno está seco y progresamos bien montaña arriba hacia los bosques que cubren todos y cada uno de los montes que rodean el pueblo.
Bastones en mano empleo a fondo brazos y hombros para que la rodilla sufra lo menos posible y me alegro de no notar molestia alguna. ¡¡Bien!! Enseguida estamos bajo los árboles, caminando y trotando por el sendero según subimos o llaneamos. Sólo se escuchan nuestros jadeos, el ruido de los bastones y la charla de David Salinas (no puede ser otro) que algunos metros por delante camina junto a Santi. Conmigo está Edorta y con él empiezo a correr cuando el monte desciende hacia Pagozelai, el piso está perfecto para trotar con buen ritmo y es una gozada ¡¡Vamossss!!.
Es entonces que siento unos fuertes pinchazos en la rodilla que van a más hasta que detengo la marcha y me echo a un lado para dejar paso al resto de corredores. Pienso que no queda mucho para el primer avituallamiento y que allí me retiraré. No hay prisa y aprovecho para echar un pis. Después pruebo a trotar y no noto molestia, ¡¡coño pues vamos allá!!. Me han pasado pichicientos pero no importa, sólo he perdido tres minutos que no son nada en esta aventura. Además enseguida alcanzo a Salinas y a Santi que se han parado un poco, les comento mis penas pero también mi alegría de poder seguir y con ellos llegaré al avituallamiento donde también están Alejo y Senosiáin. Alberto va por delante, así que somos cuatro trizurkos los que comensamos el descenso a Arribe.
Mucho menos barro que el año pasado sí, pero el terreno es algo técnico e igualmente hay que andarse con ojo. Santi y yo nos vamos quedando atrás y llegaremos solitos al "fondo" de la carrera: Arribe, a 222 mts. De aquí a Gaintza habrá unos cinco kmts de llaneos y cortos toboganes por buenos caminos, cruzando regatas y entre verdes fincas. Hace calor pero vamos a la sombra de los árboles: fresnos, castaños, robles... Sólo el cielo azul pone otra nota de color en este bello paisaje verde.
Me está dando un pajarón así que empiezo a beber largos tragos del camel. Llevo barritas pero no quiero comer porquerías estando tan cerca del avituallamiento. En el depósito he echado isostar y dos tabletas de cafeína, espero que con eso pueda llegar.
Y llego, pero justo, justo... Santi me saca casi cinco minutos y ya no le veré el pelo. No importa, yo me tiro al avituallamiento: frutos secos, gominolas, powerade, plátano, naranja... creo que doy tres vueltas al circuito y es que ahora viene la parte más dura, el kilómetro vertical que nos sube a Irumugarrieta, así que con dos puñados de gominolas y frutos secos en cada mano inicio la subida. Vamosss!!!!
Creo que me he recuperado porque mantengo el ritmo dentro del grupo donde estoy, mucha gente por delante y por detrás mía, no conozco a nadie pero me parto con unos vascos que llevan la siguiente conversación: - ¡¡Mecagüendiosss!! ¡¡Miras en el diccionario la palabra cuesta y te sale estoooo!! - exclama señalando la pedazo de ladera que tenemos por delante. Algunas nubecillas agarradas a la cima de las Malloas no ocultan la altura de nuestro objetivo. Vamossssss !!!
En una fuente hay voluntarios dando vasos de agua, les daría un abrazo pero voy empapado, ¡¡qué rica!! Milla Ezker !! Uffff... qué duro se hace pero por fin llego arriba. - ¡¡Cansa!! - me animan, es Jorge -Thor Txone- que nos hace un reportaje a todos los que pasamos por aquí, qué campeón, fijo que el próximo año se apunta...
Se me quieren subir los gemelos, los cuádriceps, hasta los abdominales se me acalambran, me cuesta llevar a cabo la gimnasia necesaria para bajar el pedregal de afilada caliza que nos separa de los verdes rasos de la sierra, pero por fin llegaré y podré trotar.
En el avituallamiento del km 24,5 -Unagako Putzua- me hago un control de glucemia: 90 -hora: 12:15- ¡¡perfecto!! Pero muy justo para seguir la excursión, así que me lanzo de nuevo a las mesas: cuatro o cinco trozos de naranja, los mismos puñados de frutos secos: nueces, almendras y uvas pasas, dos vasos del líquido azul de Powerade, agua... ¡¡Gominolas!! Y nos vamooooosssssss
Albi, kilómetro 27, aquí fue donde nos cortaron el año pasado. Miro de reojo a toda la gente congregada en la carretera que está animando, nadie me pide el dorsal pero porsiaca aprieto el ritmo y continúo hacia San Miguel.
Ufff, menuda cuesta arriba tenemos, por suerte estamos en el bosque, creo que el 90% de la carrera discurre bajo los árboles y es una suerte porque un día como hoy el sol calienta lo suyo. Hay un corredor parado ¡¡ Es Alberto!! Está estirando las piernas, me dice que está muy jodido, que ha tenido una bajada de tensión y que se retira. Le ofrezco sales pero ya ha tomado -yo llevo tres pastillas y tomaré otras tres para prevenir los calambres-. Le animo como puedo y juntos continuamos, me pide que le saque el mp3 para darse marcha con los ACDC y parece que le funciona porque me quedaré atrás incapaz de seguir su ritmo...
Ya veo el avituallamiento de San Miguel, pero también veo la cima de las antenas a donde tenemos que subir... En eso que la rodilla empieza a sonar como una carraca -clac, clac, clac...- no me duele pero me pone los pelos de punta. Entre eso, el calor del sol cuando salimos del bosque y el cansancio, mi moral se hunde y llego al avituallamiento muy desanimado, con la determinación de abandonar.
Allí están Iñigo, Joseba y Santi Petri que han aprovechado la mañana para entrenar un "péndulo", osea desde Uharte Arakil subir a San Donato y luego a San Miguel. Me jalean entusiasmados cuando llego y me convencen para seguir. Sobre todo Iñigo, que me habla de los macarrones en Lecumberri y del vino... - ¿Vino? - le pregunto, y me confirma que sí, que hay vino. - ¡¡Pues a Lecumberri!!
Gracias por esos ánimos Joseba, Iñigo y Santi !!! |
Me despido de mis camaradas y casi sin pensar echo a correr con la sorpresa de que la rodilla vuelve a funcionar en modo silencio y sin molestias ¡¡Biennnnn!!
Además es casi todo bajada por los magníficos bosques de hayas que cubren la sierra, una verdadera gozada porque bajo los árboles se respira un aire fresco maravilloso que me da alas.
Lecumberri está en el km 45 de la excursión, en el 38 hay un avituallamiento líquido y aprovecho para hacerme otro control: 88 -hora 14:51- así que bebo dos vasos de powerade y agarro un gel. Esta etapa se hace larga y más dura de lo esperado: bajamos de la sierra pero también hay toboganes que frenan el ritmo, así que ando y camino junto con otros corredores con quienes ya me estoy familiarizando, entre ellos uno que lleva dos palos en lugar de bastones. Los últimos dos kmts vamos por pista, llaneando y al sol, pero un leve aire de norte nos alivia el calor. Un día magnífico.
Avituallamiento de Lecumberri. Por cierto que no vi el vino... |
David y Alejo comieron una hora antes que yo ¡¡qué campeones!! |
Por fin los macarrones, osea Lecumberri. Allí está Alberto que me confirma su retirada, mis palabras de ánimo no sirven, está recuperado de sus mareos pero ha tomado su decisión. Pienso que como él sí consiguió hacer la carrera el año pasado no está tan motivado como yo, que cada vez veo más cerca mi sueño de llegar a meta. Toda la comida me entra bien y la coca cola mejor todavía, después de llenarme a tope me miro el azúcar: 85 -hora: 15:45-, ¡¡Vamosssss!!
La carrera prosigue ahora por un tramo del Plazaola, el ferrocarril que antiguamente comunicó Pamplona con San Sebastián y que ahora, abandonada la línea, se ha convertido en un precioso paseo. Como es llano se puede correr y la rodilla me lo permite ¡¡bieeennnn!! En mi cabeza está el perfil de la prueba con la última subida dura de la excursión: la Sierra de Ireber que nos separa de Leitza... Confío en poder con ella...
Al abandonar el recorrido del Plazaola y coger el sendero monte arriba veo una pareja de corredores caminando a buen ritmo: él es un barbas alto y flaco, ella es más bajita y lleva el pelo recogido de forma que el cuello lo lleva despejado. Van muy bien y no dejan de hablar algo que yo no podría, por eso pienso que son un buen gancho que me asegurará la etapa.
El camino pasa por un bosque de altos pinos pero más arriba entramos en el hayedo de nuevo, una verdadera selva que parece interminable. Alcanzaré a mis dos compañeros de etapa y seguiremos la ascensión comentando lo que nos queda, estoy tan animado que puedo hablar y todo... El mozo está "llevando" a la chica, los dos han entrenado juntos para la carrera, pero lo curioso es que ella, de Donosti, sólo lleva corriendo un año y para entrenar esta prueba, lo más que ha corrido son 47 kmts ¡¡qué tía!! Si así son las chicas de Donosti ¡cómo serán las de Bilbao! Su compañero podría ir bastante más rápido pero él ya hizo su carrera el año pasado, hoy conseguirá un magnífico entreno para la Travesera en Picos de Europa que tendrá lugar muy pronto, estoy seguro de que disfrutará como un campeón esa preciosa y dura Carrera de Montaña, de montaña-montaña.
Salimos del bosque a un extenso claro de verdes prados, el paisaje es precioso, una postal. Hemos ganado bastante altura pero todavía nos faltan 500 mts de desnivel hasta coronar una cima de piedras que divisamos delante nuestra. Hay un avituallamiento que no dejamos pasar, - ¡¡Hombre Coca-Cola!! - exclamo señalando unos vasos, pero me dicen que no, que es café. Beberé un vaso, está caliente y azucarado, en su punto ¡¡riquísimo!! Con eso, con dos vasos de agua y otros dos del famoso líquido azul continuamos para arriba.
Coronamos y pasamos al otro lado para proseguir por el alto de la sierra hacia otra que se levanta delante nuestra y erizada de molinos. ¿Y Leitza? debajo nuestra vemos un valle con caseríos y fincas de labor pero no hay ningún pueblo. Es igual, el terreno es magnífico para echar carreras por los senderos que cruzan los rasos de la montaña, llaneamos y bajamos para volver a subir un poco y así una serie de toboganes en los que pese a todos los kilómetros disfrutamos un trote regular. Mis compas de etapa se han quedado un poco detrás y prosigo con dos chicos de Lasarte y otra pareja. Todos tenemos el ánimo a tope, mal tiene que darse para no terminar esta aventura. Vamosss!!
Detrás del morro que se levanta al final del prado y muy abajo, está Leitza. |
En el km 60 tenemos otro avituallamiento, hasta chistorra recién hecha si queremos, pero yo no me arriesgo. Sigo con el brebaje azul, los frutos secos y los trozos de naranja. Verdaderamente es un lujo la red de avituallamientos en esta carrera, podría haber ido con las manos en los bolsillos. Casi.
Los últimos cinco kilómetros no los regalan, todavía tenemos algunos toboganes por estos altos hasta que ¡¡por fin!! vemos Leitza debajo nuestra ¡¡vamos allá!!
Bajo con un chaval jóven de Pamplona por una empinadísima ladera en el bosque, no quiero ni pensar cómo sería con lluvia, un tobogán... Hoy se agarran bien las zapatillas pero aún así damos algún traspiés, más abajo nos encontramos con otro avituallamiento líquido, ¡¡a sólo 2 kms de meta!! No lo esperábamos, pero aún así aprovechamos para echar dos tragos y comer alguna gominola, la mesa está formada por un animado grupo de chicas que se ríen con nuestras bromas y es que aquí todos llegamos felices, viendo tan próximo el final de la aventura... Seguiremos bajando a buen ritmo y el chaval me cuenta que una de las chicas lo tiene "pillado", - pues ya sabes- le digo, -para fiestas de Leitza a por ella-. - Que se va acordar de mí - me contesta - ¡¡mecachis con lo maja que es!!- . - Tranqui... - le quiero animar, - que lo mismo baja luego a meta y sí que se acuerda.-
La moza no sé si bajaría pero nosotros sí. Como balas bajamos. El último kilómetro fue una gozada: un paseo a media ladera por encima del pueblo y con la seguridad de que la última cuesta que teníamos por delante eran los escasos 100 metros de calle Elbarren que nos llevan al soñado arco de meta junto al ayuntamiento. Gora Leitzaaaaaaa !!!!!!!
Once horicas y veintisiete minutos de sensaciones, malas, regulares, buenas y buenísimas. Una carrera dura, muy dura, pero preciosa. Y la organización de diez. Milla Ezker txapeldunes!!
David Salinas hizo un carrerón, ¡¡será por el trago de vino!! |
Mis glucemias han sido de libro toda la carrera. Sólo en la salida, que tenía 84 fue un mal dato, que intenté subir tomando un gel de frutas. ¡¡Ah!! Sin olvidarme del pajarón llegando a Gaintza, que aunque no lo miré, fijo que andaba por los suelos... Pero después muy bien. En meta tenía 76 a las 7:33, por lo que pude saborear el riquísimo arroz con carne que nos tenían preparado ¡¡y una coca-cola!!
Lo mejor es que hoy Domingo no me duele la rodilla, pero aún así los próximos días me dedicaré a la bici...