lunes, 31 de mayo de 2010
I Trail San Cristóbal-Ezkaba
Primera edición de esta carrera, nueva en el calendario y que este año ha sido Campeonato Navarro Individual.
Son las 7:30 de la mañana cuando nos encontramos en la panadería de Zizur los cuatro colegas de Aratrónika que vamos a ir a esta carrera: Martin, Santi, Alberto y servidor. Los dos primeros correran la popular de 17 kmts y 580 mts de desnivel junto con Imanol que irá directamente mientras que Alberto y yo cómo no, iremos a la larga: A la de 34 kilómetros y 1360 mts de desnivel. Todos andamos nerviosillos: Martín y Santi porque va a ser su primera carrera de montaña, ya saben lo que es correr por San Cristóbal, porque justo ahí celebramos la Navidad hace dos años, pero lo que es una carrera carrera todavía no, por eso llevan las últimas dos semanas subiendo y bajando el Perdón una vez y otra y otra... Bromeamos comentando lo buenas que están algunas peregrinas y que debe ser por eso que no salen de la ruta jacobea... Alberto éstá bastante más tranquilo, lleva un buen montón de kilómetros en sus piernas además de largos de piscina y buenas caminatas de propina así que por lo que a fondo se refiere, los 34 kilómetros de hoy sólo serán un aperitivo. ¿Y yo? Pues un poco más nervioso que de costumbre, mi última carrera de monte en Talamantes resultó más dura de lo previsto y lo pasé regular en su segunda mitad, puede que fuera por estar incubando el catarrazo que me cayó encima al día siguiente y que me tuvo una semana con antibiótico. Después también lo he contado por aquí, la Media de Pamplona en la que fui de más a menos, sufriendo como un perro y hasta hoy después de dos semanas en las que sí he entrenado con fundamento, pero esta última semana a pesar de no haberme dado mucha caña sentía las piernas un poco... ¿Pesadas? ¿Duras? Peor aún: ¿Cansadas? ¡¡Hay que nerviosssss!!
Después de unas bromas y algún despiste con los coches llegamos a Ansoáin (430 mts): Hay que distinguir el pueblo viejo, pequeñito y que está situado en las faldas de la montaña y la urbanización pegada a Pamplona, ambos separados por la carretera de circunvalación o variante que rodea la ciudad. San Cristóbal se levanta casi encima nuestra hasta los 895 mts. Nos ponemos a la fila para recoger los dorsales en las puertas del ayuntamiento y enseguida llegamos a la mesa, donde nos piden el DNI o la tarjeta de federación a cambio del número y el chip que como novedad no va sujeto a la zapatilla sino a la muñeca: En los controles habrá encargados de insertarlo en un aparato e ir tomando nuestro tiempo de paso, como va con una goma elástica todo irá bastante rápido.
Nos encontramos con Alvaro Rodriguez o Alroba para los colegas de carreras, ha venido desde Burgos con la family con muchas ganas de correr aquí, en la que casi fue su montaña iniciática junto con la Higa de Monreal: Cuántas veces las habrá subido y bajado cuando vivía en Pamplona hasta hace un par de años que nos dejó... También saludamos a Juan Miguel Pinillos, a Iñaki y a Carlos de Humiclima; Mikel -Korriko- y Ander -Radagast- que ha fichado hace poco con Adi-Ike de Isaba. ¡¡Hombre Imanol!! Casi no veo al quinto miembro del equipo, nuestro super-triatleta más conocido como el Globos. Nos juntamos una buena cuadrilla de unos 300 corredores en esta mañana calurosa aquí en la plaza junto al Ayuntamiento de Ansoáin. Hace calor, comentamos mirando el cielo azul con nubes sueltas que pasan empujadas por un viento norte que aquí abajo no notamos; y pensamos en lo que se nos viene encima si el sol nos sacude fuerte ahí arriba, en el San Cristóbal de nuestros amores.
Las 9 en punto, aunque nos han puesto delante a los de la carrera larga, al final salimos todos juntos. Yo como siempre salgo con mucha alegría en cabeza de carrera (como los ciclistas), más que nada porque los primeros metros son llanitos o incluso pican para abajo. Pero sólo son los primeros metros, enseguida nos encontramos con ¡Unas escaleras! Por las que subimos deprisa (por supuesto) para acceder al puente que cruza la variante. Al otro lado giramos a la derecha tomando un sendero de reciente factura que asciende suavemente por la ladera. El sendero gira pronto a la izquierda sin dejar de subir hasta que lo dejamos cerca de Artica y enfrentamos una empinada cuesta arreglada con maderos a modo de escalones. Los de la corta llevan otro ritmo y otra alegría mientras que los demás vamos algo más "preocupados", así que muy pronto me pasan Santi, Martin e Imanol. ¡¡A por ellos!! Los camaradas de Humiclima también van pasando uno detrás de otro: Iñaki y Carlos entre ellos, como yo también van a por la larga, pero les veo fuertes. En cambio Iñigo y Oscar permanecen en la retaguardia: Siguiendo con la preparación para la Hiru-Aundiak y la Ehunmilak ¡¡Se han hecho dos horas corriendo por el monte antes de la salida!! Además llevan la mochila con 3 ó 3 kilos y medio que deberán llevar en sus respectivas ultras, madre mía ¡¡Qué tíos!!
Llegamos a una pista que llaneando a media ladera bajo un alto bosque de pinos se dirige a la derecha del monte (hacia la Chantrea), es casi un kilómetro de carrera cómoda hasta dar un giro de casi 180º y enfilar otra pista hacia el norte en franco ascenso.
Voy manteniendo el ritmo de carrera y ganando confianza pues siento que mis piernas responden como es debido en estos primeros kilómetros, pero toco madera pues queda muuuucha carrera. Y china-chana vamos subiendo, sudando a tope la pendiente pero sin sufrir calores pues la orientación y los árboles nos resguardan de un sol que por otra parte se va ocultando a ojos vista detrás de las nubes, cada vez más gordas y numerosas. Nuevo giro y nos encontramos ya muy cerca de la cima, donde se levanta el fuerte de Alfonso XII, subida muy fuerte por bosque y salimos arriba trepando por una rampa ¡¡Ya estamos arriba!! Avituallamiento y control de chips. Dos trozos de plátano un trago de Acuarius y ahora toca dar la vuelta a los fosos del fuerte para coger la bajada hacia la Chantrea por el sendero que tántas veces hemos pasado entrenando. Es una bajada preciosa por el bosque donde podemos coger buena velocidad sin mayor riesgo. Salimos del bosque y en un control tomamos caminos distintos según la prueba: Los de la corta tiran para la derecha y nosotros seguimos para abajo ¡¡Bieeeen!! O mal, porque luego tocará subir más...
Mi carrera me lleva por la orilla de un trigal cuando oigo detrás mia: ¡¡Carlitos, que te pillooooo!! - Es Alberto (Gares), que me sigue de cerca. Juntos vamos durante los siguientes kilómetros que nos llevan por el Ezkaba-Txiki, por una zona poco conocida y muy bonita entre encinas y robles, al Sur la ciudad con sus barrios y desarrollos industriales al Norte la montaña navarra, el valle del río Ulzama punteado de pequeños pueblos. Ruido de coches o rumor del viento en el bosque según la senda nos lleva por una u otra vertiente. Me gusta.
He dejado atrás a Alberto y comienzo a adelantar a otros corredores que acusan los kilómetros. Una hora y 43 minutos al pasar por el kilómetro 17, empieza la subida para lo que otra vez tomamos la pista norte. Muy buenas sensaciones en las piernas y sigo adelantando gente, empiezo a coger confianza y me acuerdo de lo mal que andaba por las pistas de las Peñas de Herrera, en la Carrera de Talamantes, hace casi un mes... Hoy es un día distinto y casi disfruto subiendo estas cuestas. Paso junto a Carlos Arteta - Ratón- que me anima asegurándome un buen puesto en Veteranos -Yo estoy fundido, no he hecho kilómetros- me dice y su expresión muestra el castigo físico que lleva, le deseo suerte y tiro para arriba. Volvemos a la zona debajo del fuerte a pocos metros de altura de la cima y miro el sendero de ascenso cuando en el control me dicen que nada de subir ahora, que para abajo, que ya subiremos después y bastante más ¡¡Ay, ay! No me acordaba de la subida del cortafuegos...
Efectivamente bajamos un montón de metros por sendero bastante técnico que nos lleva por el lomo Oeste de la montaña. El corredor que me precede tropieza y grita de dolor: El tobillo le ha hecho una mala jugada y es que aquí no puedes despistarte un segundo. Compruebo que puede continuar y le adelanto deseándole suerte y mucho ánimo que va a necesitar pues nos quedan todavía 10 kilómetros y...
La brutal subida del cortafegos, que se compone de dos largos tramos con un descanso entre ellos.
Al pie de cada subida unos voluntarios nos ofrecen botellas de agua que nos vienen de maravilla. Está totalmente nublado y menos mal, porque esta subida con un sol de justicia sería la repera. Manos a las rodillas, agachamos la espalda y tiramos de riñones montaña arriba, paso a paso, metro a metro.
¡¡Y por fin encaramos de nuevo la última rampa que sube al fuerte!! Bastante público en esta parte que nos jalea dando ánimo, de tal forma que me entusiasmo y subo corriendo. Trago de acuarius y un trozo de plátano, qué rico, para salir pitando a dar otra vez la vuelta al fuerte. El viento es más frío y noto unos calambres que me quieren venir a las patas, esto me pasa por hacerme el chulo me digo, pero veo que no soy el único perjudicado: Un corredor se hace a un lado para estirar los gemelos con gesto dolorido, vamos que lo de los calambres es una epidemia. Continúo corriendo pero braceando con más energía para ayudar a las piernas y así consigo llegar de nuevo a las antenas de la cima desde donde enfrentamos la última bajada a meta. De nuevo el bonito sendero por entre el bosque cruzándonos ahora con más gente que aprovechando la mañana disfrutan también de este rincón verde. Y así salimos a la pista donde los del control nos desvían a la derecha por la pista horizontal en dirección a Artica. Cuidadín con las profundas rodadas y el barro que acecha en su fondo, sólo quedan 4 kilómetros. Bajada por el sendero de los escalones de madera: Uno, dos, tres, cuatro... catorce, quince... ¡Ya estoy casi abajo! ¡Sólo quedan 3 kilómetros! Ha salido el sol y ahora nos pega a tope pues el bosque se ha quedado arriba y vamos por los senderos nuevos que discurren por encima de la variante. Ruido de coches, ruido de altavoces en meta y ... siento que no puedo más: El estómago como vacío así que temiendo un bajón doy buena cuenta de un gel, pero me da casi lo mismo, me he vaciado y mi correr va flojeando. No se trata de una hipoglucemia, lo sé, sino de 33 kilómetros de castigar al cuerpo. ¡¡Sólo un kilómetro!! Me tocan el culo ¡¡¿Qué hostias?!! Es Alberto - ¡Maricón!- le grito conforme me adelanta, cómo le envidio pues le veo fresco como una rosa - ¡Dále caña tío! - le animo también, pues lo maricón, digo lo cortés no quita lo valiente. Me pasan también dos o tres corredores más cuando llegamos al puente de la carretera. Otra vez bajamos las escaleras ¡¡Me duele todo!!, a continuación las calles de la urbanización y por fin la plaza del ayuntamiento con el arco de meta. ¡¡Tres horas 27 minutos!!
Allí está Ignacio -Ezkaba- con Bitori y con sus chavales: Martin y Ainhoa, que han venido a ver el ambiente y a los viejos amigos. Con todos disfrutamos de un excelente avituallamiento - almuerzo y de todos los servicios de la organización de esta bonita carrera, una carrera que espero repetir el próximo año. ¡¡Y por cierto que he quedado 2º veterano!! ¡¡El abuelerío triunfa señores!!
Algunas afotos aquí. La de la pista norte es de sergioicewol -Google Hearth- La del cortafuegos es del Diario de Navarra.
lunes, 24 de mayo de 2010
Peña Izaga, la montaña que renace.
Foto Diario de Navarra:
El 23 de julio de 2009 un intenso viento sur -bochorno-, azotó el norte de Navarra resecando todo a su paso. Los restos de un pequeño incendio causado por una tormenta eléctrica el día anterior se convirtieron aquella tarde en un fuego totalmente fuera de control que arrasó monte y fincas de cereal en torno a la Peña de Izaga. Yo volvía hacia Pamplona desde Sabiñánigo, después de pasar el día con Jesús Sánchez -Samuel- en el Balaitus y al pasar el Puerto de Loiti me asusté ante la visión de la inmensa humareda oscura que salía de la montaña donde tantas excursiones y entrenos había disfrutado.
Este fin de semana aproveché la mañana del domingo para volver por sus caminos y comprobar de paso si la naturaleza se estaba recuperando. El verde de los campos cultivados y las nuevas hojas que la Primavera ha hecho brotar en árboles y arbustos me ofreció una imágen llena de esperanza: Peña Izaga se recupera de sus heridas.
Son las 10 menos cuarto cuando aparco el coche junto a la bonita fuente de Ardanaz (630 mts), mi glucemia: 239, tras atarme las zapatillas y ajustar la mochila inicio mi carrera saliendo a la carretera local, que pasando junto a Reta me lleva a Zuazu después de 2 kilómetros y medio. Desde allí una empinada pista forestal trepa hasta la ermita de San Miguel (1230 mts), a tan sólo 15 minutos andando de los 1360 mts de la cima.
Sudaré la gota gorda debajo del pedazo de sol que luce en un cielo azul, sin una nube. Afortunadamente podré disfrutar de algún rato a la sombra del bosque, pues la zona por la que discurre esta primera parte del recorrido se salvó de las llamas. No obstante más arriba, al pasar a la otra vertiente que mira a Idocin, al Sur de la sierra podré contemplar bastante extensión de monte quemado. Los negros esqueletos de bojes y quejigos se extienden por las laderas que caen hacia Monreal. Aquí y allá la hierba que brota pone un poco de verde entre el gris y junto con algún árbol aislado que retoña, permite pensar en una pronta recuperación del monte.
La pista muere junto a la Ermita y emprendo la subida final por el sendero que entre bojes lleva a la cima, la pendiente es aquí más empinada pero consigo mantener el movimiento de carrera hasta arriba. Son las once de la mañana y mi glucemia está en 50, así que le doy un buen meneo al Acuarius y me como un par de barritas. La posición del sol y la calima no deja ver los Pirineos, pero algunas siluetas se adivinan allá hacia el Nordeste. Sí puede distinguirse la Cuenca de Pamplona y el lejano San Cristóbal, por cuyas laderas espero correr este próximo domingo. Otros excursionistas disfrutan también de esta montaña y tras los saludos de rigor inicio el descenso a la carrera. En la ermita me encuentro con unos ciclistas que subían detrás mía por la pista: - ¡No te hemos podido coger! - me dice uno bromeando. - No me extraña nada -le contesto, -Es mucho más duro subir en bici que andando o corriendo-, y les comento que hace años subí también en bici y me pasó gente andando, no sólo por la pendiente sino por el mal firme de la pista, bastante pedregoso en casi todo el recorrido.
Me despido y a continuación tiraré por detrás de la ermita para coger el sendero que baja hacia Ardanaz. En esta parte el incendio ha terminado con buena parte de un maduro bosque de bojes, algunos de más de 5 metros de alto. Formaban verdaderos túneles de vegetación pero ahora sólo quedan los esqueletos. Triste visión también la de hayas y robles quemados, pero unos metros más abajo compruebo aliviado que la mejor zona del bosque se pudo salvar, especialmente el rincón que puede verse en la foto de aquí al lado, donde el sendero traza una revuelta al pie de unas paredes. Poco después dejaré el desvío que lleva a Reta y proseguiré hasta llegar a Ardanaz, a donde llegaré poco antes de las 12 del mediodía. Mi glucemia. 50 ¡¡Otra vez!! Dos manzanas y un buen trago de Acuarius solucionarán el bajón, pero mucho mejor será el pollo asado en casa con la family.
Fotos de mi paseo aquí.
El 23 de julio de 2009 un intenso viento sur -bochorno-, azotó el norte de Navarra resecando todo a su paso. Los restos de un pequeño incendio causado por una tormenta eléctrica el día anterior se convirtieron aquella tarde en un fuego totalmente fuera de control que arrasó monte y fincas de cereal en torno a la Peña de Izaga. Yo volvía hacia Pamplona desde Sabiñánigo, después de pasar el día con Jesús Sánchez -Samuel- en el Balaitus y al pasar el Puerto de Loiti me asusté ante la visión de la inmensa humareda oscura que salía de la montaña donde tantas excursiones y entrenos había disfrutado.
Este fin de semana aproveché la mañana del domingo para volver por sus caminos y comprobar de paso si la naturaleza se estaba recuperando. El verde de los campos cultivados y las nuevas hojas que la Primavera ha hecho brotar en árboles y arbustos me ofreció una imágen llena de esperanza: Peña Izaga se recupera de sus heridas.
Son las 10 menos cuarto cuando aparco el coche junto a la bonita fuente de Ardanaz (630 mts), mi glucemia: 239, tras atarme las zapatillas y ajustar la mochila inicio mi carrera saliendo a la carretera local, que pasando junto a Reta me lleva a Zuazu después de 2 kilómetros y medio. Desde allí una empinada pista forestal trepa hasta la ermita de San Miguel (1230 mts), a tan sólo 15 minutos andando de los 1360 mts de la cima.
Sudaré la gota gorda debajo del pedazo de sol que luce en un cielo azul, sin una nube. Afortunadamente podré disfrutar de algún rato a la sombra del bosque, pues la zona por la que discurre esta primera parte del recorrido se salvó de las llamas. No obstante más arriba, al pasar a la otra vertiente que mira a Idocin, al Sur de la sierra podré contemplar bastante extensión de monte quemado. Los negros esqueletos de bojes y quejigos se extienden por las laderas que caen hacia Monreal. Aquí y allá la hierba que brota pone un poco de verde entre el gris y junto con algún árbol aislado que retoña, permite pensar en una pronta recuperación del monte.
La pista muere junto a la Ermita y emprendo la subida final por el sendero que entre bojes lleva a la cima, la pendiente es aquí más empinada pero consigo mantener el movimiento de carrera hasta arriba. Son las once de la mañana y mi glucemia está en 50, así que le doy un buen meneo al Acuarius y me como un par de barritas. La posición del sol y la calima no deja ver los Pirineos, pero algunas siluetas se adivinan allá hacia el Nordeste. Sí puede distinguirse la Cuenca de Pamplona y el lejano San Cristóbal, por cuyas laderas espero correr este próximo domingo. Otros excursionistas disfrutan también de esta montaña y tras los saludos de rigor inicio el descenso a la carrera. En la ermita me encuentro con unos ciclistas que subían detrás mía por la pista: - ¡No te hemos podido coger! - me dice uno bromeando. - No me extraña nada -le contesto, -Es mucho más duro subir en bici que andando o corriendo-, y les comento que hace años subí también en bici y me pasó gente andando, no sólo por la pendiente sino por el mal firme de la pista, bastante pedregoso en casi todo el recorrido.
Me despido y a continuación tiraré por detrás de la ermita para coger el sendero que baja hacia Ardanaz. En esta parte el incendio ha terminado con buena parte de un maduro bosque de bojes, algunos de más de 5 metros de alto. Formaban verdaderos túneles de vegetación pero ahora sólo quedan los esqueletos. Triste visión también la de hayas y robles quemados, pero unos metros más abajo compruebo aliviado que la mejor zona del bosque se pudo salvar, especialmente el rincón que puede verse en la foto de aquí al lado, donde el sendero traza una revuelta al pie de unas paredes. Poco después dejaré el desvío que lleva a Reta y proseguiré hasta llegar a Ardanaz, a donde llegaré poco antes de las 12 del mediodía. Mi glucemia. 50 ¡¡Otra vez!! Dos manzanas y un buen trago de Acuarius solucionarán el bajón, pero mucho mejor será el pollo asado en casa con la family.
Fotos de mi paseo aquí.
domingo, 16 de mayo de 2010
San Donato y San Miguel: Beriain y Aralar
Domingo, 16 de mayo, Racu, Gares y servidor hemos quedado para darnos un buen tute montañero que nos llevará a dos montañas emblemáticas de Navarra: El Beriain (1493 mts) cerca de cuya cima se sitúa la ermita de San Donato y San Cayetano y la Sierra de Aralar, en cuyas alturas se levanta el Santuario de San Miguel (1242 mts). El punto de partida será Uharte Arakil (470 mts) localidad situada en mitad de la Sakana: Valle o más bien corredor natural que de Oeste a Este comunica las tierras alavesas con la Cuenca de Pamplona. El río Arakil que nace al otro lado del Aratz, en tierras de Alava, se hace más río con las aguas procedentes de Urbasa, Andía y Aralar; dirigiéndose hacia Este para verter su caudal en el Arga, muy cerca de la capital navarra. Bosques de robles y hayas, trepan las laderas de estas sierras y lucen todas las gamas del verde a mediados de este mayo que más parece marzo.
Hoy para variar amanece lloviendo y con 9 grados de temperatura en Zizur Mayor. Mi glucemia: 202 a las 5:45 de la mañana, si es que madrugar tanto no es bueno. 4 uds de novomix 30, un buen desayuno y repaso mi equipaje: Mochila con Camel Back portando 1 1/2 litro de acuarius, barritas, gluco-sport, dos plátanos, un sandwich de jamón york y queso; chubasquero, guantes, buff... Ropa para cambiarme después, espero no dejarme nada.
A las 7 nos encontramos con Racu en la salida de Zizur y los tres en un coche partimos hacia Uharte Arakil. Sigue cayendo una chispa de agua pero confiamos en que la cosa mejore. Media hora escasa y llegamos a nuestro punto de partida para comprobar que sigue lloviendo débilmente y que las nubes tapan nuestros dos objetivos; vienen empujadas por un viento frío que sopla desde Aitzkorri y comentamos lo dura que va a ser la Carrera de Montaña por excelencia que hoy se celebra en Zegama.
Y sin más conversaciones salimos corriendo por las desiertas calles del pueblo hacia nuestro primer objetivo: San Donato. Decidimos el orden poniendo en primer lugar la subida más dura, pues el camino que supera las paredes de la Sierra de Andía lo han debido trazar unos locos montañeros, que no ganaderos ni gente normal que habite estos pueblos. Los primeros metros son por pista y cuesta arriba por supuesto, pero la pendiente todavía nos deja trotar a ritmo, enseguida tomamos una senda entre magníficos robles centenarios y Racu nos comenta que por aquí discurre el Kilómetro Vertical a San Donato, una de las pruebas del calendario navarro de Carreras de Montaña. Tras pasar junto a una cantera, el sendero se deja de miramientos y tira para arriba con tal inclinación que debemos proseguir caminando, pues ninguno de los tres nos apellidamos Mejía o Jornet, es decir somos gente corriente sin parientes en el Olympo.
Adelantamos a tres montañeros y enseguida salimos del bosque metiéndonos directamente en las nubes, en la niebla, o en lo que queráis, pero vamos que no vemos ni torta cuando traspasamos el Puerto de Uharte (1376 mts), ya arriba de la Sierra. El viento sopla más fuerte y más frío aquí arriba. Racu, que se ha hecho este paseo muchas veces emprende la carrera decidido por mitad del raso y le seguimos sin pensarlo. Mis dos compas se han puesto el chubasquero pero yo que lo llevo arrollado en la mochila decido aguantar hasta la ermita, tampoco me pongo los guantes pero llega un punto que no puedo más y le pido a Gares que me los saque del bolsillo de atrás. Sólo hago un par de fotos pues tengo los dedos totalmente helados. Nieve reciente cubre las laderas próximas a la ermita, que "agachada" en estos rasos resiste valiente todo lo que le echen. Son las 9 de la mañana.
Dentro no hay nadie, cosa rara para ser domingo. Cinco minutos para comer medio bocata y una barrita (mi glucemia: 65), así que también buenos tragos de acuarius. Se está bien al abrigo del aire, y eso que no hay calefacción. El edificio tiene dos estancias: El refugio donde estamos, con algunas mesas y una chimenea, aunque no hay leña en las cercanías y la ermita propiamente dicha, que está detrás de una puerta cerrada con llave, puede verse un Cristo sencillo y un pequeño altar para oficiar misa. Hace un par de años que reconstruyeron este edificio y de momento se conserva en muy buen estado pese a los vendavales que con seguridad asolarán estos altos.
El regreso al pueblo será por el mismo sitio. Pese a la niebla, Racu nos lleva directos al Puerto de Uharte que traspasamos, para bajar con cuidado la primera parte de un sendero aéreo, donde todas las piedras resbalan. Así pues despacico y con cuidado, hasta que llegamos al bosque donde Racu se nos pierde a la carrera. Nos cruzamos con un nutrido grupo de excursionistas que nos saluda animado y con un poco de sorna a la vista de nuestras prisas: - ¡¡Correr que ese otro os lleva dos minutos!!-. Nos provoca uno de ellos señalando camino abajo.
A las 10 estamos en Uharte, Gares se echa un trago en la fuente y me da tiempo de mirar de nuevo mi azúcar: 82, no está mal, pero con la subida que nos espera me trago una barrita de frutas sin respirar y le doy un par de chupetones al Acuarius del camel-back.
Ahora tiramos calle abajo hasta cruzar el rio Arakil por un viejo puente de piedra accediendo a la pista encementada que asciende al Santurario de San Miguel de Aralar. Trotaremos por ella menos de un kilómetro y enseguida saldremos a un camino bastante embarrado que más arriba nos interna en un precioso bosque de hayas. El Sol que ha salido un rato, se ha vuelto a esconder y una lluvia intensa nos "refrescará" la subida..
Este sendero es mejor que el de San Donato, pues asciende en bien trazados zig-zags, no obstante Racu que vuelve a liderar la marcha, nos mete por todos los atajos que va encontrando, por lo que al final la subida es casi igual de dura. Llevamos ya mucho tute y sin pensarlo doy buena cuenta de un gel energético para ciclistas (dice contener taurina) que me proporciona una buena sensación de estómago caliente y lleno
Deja de llover cuando llegamos al Santuario, junto al templo románico del Siglo XI, se levanta un gran edificio hospedería-albergue donde propongo echar un café, pero tanto Racu como Gares tienen un poco de prisa y casi no me dan tiempo de hacer cuatro fotos. Cae el otro medio bocata y una barrita de cereales que me pasa Racu, después para abajo como cohetes. El terreno nos permite correr con más seguridad y comprobamos que las piedras, al contrario que sus vecinas del Beriain, agarran bastante pese a estar mojadas igual que ellas. Son poco más de las 11:30 cuando llegamos al pueblo. Cuatro horas para una doble y magnífica excursión, que irá muy bien a nuestras piernas de cara al próximo Trail San Cristóbal Ezkaba.
Más afotos aquí.
martes, 11 de mayo de 2010
Media Maratón de Pamplona
Foto Diario de Navarra
No sé si ya lo he dicho aquí, pero a mi me gustan todas. Las carreras quiero decir, las de monte, las de asfalto, por nieve, por trigos o por carreteras ya sean nacionales o comarcales y por supuesto me gustan las que discurren por las calles de cualquier pueblo o ciudad. Y este domingo 9 de mayo tocaba la 29ª Media Maratón de Pamplona, organizada por el Club Beste Iruña. Más de 1000 atletas inscritos y 858 llegados a meta.
Unos días antes me preguntaba una compa del trabajo qué sentíamos cuando corríamos, refiriendose a un vecino suyo totalmente viciao que no perdona un día los entrenos, y también a mi pues sabe que ando parecido. Yo le hablé de sensaciones, de lo bien que te sientes cuando tus piernas te llevan a buena velocidad al mismo tiempo que controlas la respiración y notas los pulmones llenando el pecho para después vaciarse y así una y otra vez; cuando llevas el esfuerzo un poco más allá y sientes que todo tu cuerpo funciona como un reloj: No sólo las piernas, también tu corazón, los pulmones, los brazos... cada parte de tu cuerpo y sobre todo el coco, siempre alerta y vigilando cualquier señal negativa o positiva que pueda aparecer, calculando además hasta dónde estirar todavía ese trabajo extra que le estas exigiendo. Bueno, se lo resumí un poco y no le metí tanto rollo, pero le hablé de lo bien que se siente en esos momentos estelares una pareja que baila, una cantante de ópera o el artista que da las últimas pinceladas a su obra cumbre. ¿Cómo se sentiría Miguel Angel cuando le daba los últimos martillazos a su David?
Hay por supuesto ratos horribles, de sufrimiento y dolor... de impotencia y desánimo, pero creo que la mayoría de nosotros los ponemos en un rinconcito de la memoria junto con los trastos viejos que no sirven para nada y nos olvidamos de ellos tan pronto nos recuperamos.
Mi carrera:
Desayuno a las 7 de la mañana, mi glucemia 137, me pongo las 4 uds de novomix 30 y listo. Ultimos preparativos y cuando me doy cuenta son las 8:30 ¡¡Hay madre, si la salida es a las 9:30!! Corriendo al coche y para Pamplona, sólo me cuesta 10 minutos llegar a la Vuelta del Castillo y aparco junto a la Misericordia; a 5 minutos de la Avenida de Galicia donde es la salida. Voy corriendo y directamente al Estadio Larrabide al ladito de la salida. En su pista de atletismo se sitúa la meta y a un lado de la misma me encuentro con los amigos de ANADI (Diabéticos de Navarra), que también acaban de llegar y están montando el toldo y las mesas. Para cuando tenemos todo preparado sólo quedan 10 minutos así que allá vamos Humberto, Míkel, Manu, Félix, José Antonio, Victor y servidor. Mi glucemia: 248, así que no me hace falta comer nada de nada, está claro.
Nos metemos en el mogollón de la salida: Saludo con alegría a Joaquín y a Santi de mi club Aratrónika, también veo a Félix García, excelente corredor veterano curtido en mil pruebas. ¡¡Imanol!! Nuestro último fichaje, especialista en Triatlón, que hoy tenía una prueba en Isaba pero como la han suspendido por culpa de la nieve se ha venido aquí. Ander-Radagast y Mikel-Korriko, mis colegas de montaña, que como yo tampoco se quieren perder el asfalto de Pamplona. Ahí está mi tocayo: Carlos Lizóain, un fiera del Ardoi con quien suelo correr muchos días. Javier Lansac, un benjamín que con poco más de 20 años está cada día más enganchado a este vicio y que sueña con su primera Maratón este año en Zaragoza. De mi trabajo saludo a Miguel Angel y a Carlos Vitoria, también está Iñaki de Humiclima y... Casi mil personas ligeras de ropa y cargadas de ilusiones.
No sopla nada de aire y cae una fina lluvia cuando a las 9:30 salimos en estampida calle arriba hacia Conde de Rodezno, para enseguida coger la calle Media Luna, larga y cuesta abajo hacia la Plaza de Toros y la Calle Estafeta. Estos primeros 3 kilómetros son muy cómodos y no me separo ni un metro de Santi. La lluvia cae ahora con intensidad pero no importa, estamos nuevos y sólo pensamos en correr como gamos por los adoquines del casco viejo de Pamplona. Algunos madrugadores se asoman a la puerta de los bares para ver nuestra carrera, ellos con su vaso de vino o su caña en la mano, pero ni los miramos, sólo tenemos ojos para ver dónde ponemos las zapatillas camino de la Plaza del Ayuntamiento, donde la charanga pone una nota alegre al resguardo de unos porches. La Calle Mayor pica un poco para arriba y Santi se me va yendo poco a poco ¡¡Qué fuerte estás jodío!!
Kilómetro 7, mi reloj marca un poco menos de 29 minutos, no está nada mal, pero noto que me está empezando a costar un poco mantener el ritmo. Me alcanza Joaquín y me invita a ir con él asegurándome que va muy cómodo y que piensa mantener esa marcha, que pasa de Santi a quien hace rato he perdido totalmente de vista. Pero tampoco puedo ir al ritmo del de Orkoien y "le dejo" ir calle adelante...
¡¡Coño Radagast!! ¡¡Que bien vas maricón!! Alcanzo a decirle con envidia cuando pasa a mi lado, a estas alturas me resigno a ir saludando y despidiendo a los amigos: Yo estoy en el andén y ellos asoman a las ventanillas del tren. ¡¡Adios, adios!! Ander va muy bien metido en un grupo que arropa a Sagrario Izquierdo -primera navarra- y otro chica más que no conozco. Conseguiré seguir su estela por todo Barañain, por toda esa circunvalación que rodea ese pueblo-ciudad pegado a Pamplona. Gracias a eso me animo un poco y he llego al kilómetro 11 con sensaciones decentes, pero los leves subi-bajas de Pío XII y la larguísima calle Iturrama me van castigando poco a poco. Ha dejado de llover y la temperatura se mantiene ideal para correr. Llegado a la Misericordia me alcanza otro grupeto de unos 12 corredores entre los cuales está el bueno de Félix García, - ¡Agárrate! - Me dice al pasar junto a mi, pero lo mismo, tiran para delante y me esfuerzo por no perderlos de vista durante toda la Vuelta del Castillo, hasta que se me pierden del todo en la Avda. del Ejército.
La temida Avenida del Ejército, casi toda cuesta arriba, lucho porque no me pase nadie y lo consigo, me noto vivo en la carrera, sufriendo menos que el año anterior, pero lo peor son los kilómetros del 18 al 20 por el 2º Ensanche, donde subiendo hacia la Calle Aoiz me pasan hasta los caracoles... No obstante no tiro la toalla y me voy enganchando a otros caracoles, e incluso adelanto a alguno, sí señor. Finalmente mi cuestica preferida donde los edificios inteligentes para meternos por esa calle estrecha que va a parar a la Avenida de Galicia, justo ahí oigo al del megáfono no sé qué de 1h 28 min y pienso: ¡Coño lo mismo, consigo llegar antes de que caigan los 30!
Pero ni hostias, era casi un kilómetro lo que había entre bajar un cacho de la Avda. de Galicia y entrar a Larrabide para dar la vuelta al estadio, de modo que han caído 1h 31 min y 48 segundazos, casi medio minuto más que el año pasado. ¡¡Mecagoenlaleche con la Media de Pamplona!! ¡¡El próximo año verás!!
Mi glucemia en meta: 131. Me he comido dos medio bocatas de chorizo y salchichón que no veas: Muchas gracias a Félix Irigoyen y a su hermano que tienen la mejor carne y el mejor embutido de todo Lerín. Y muchas gracias también a las voluntarias y voluntarios que han estado en las mesas de control para cuidar de la pequeña tropa de ANADI, siempre os cansáis y pasáis más frio que los que vamos en pantalón corto.
No sé si ya lo he dicho aquí, pero a mi me gustan todas. Las carreras quiero decir, las de monte, las de asfalto, por nieve, por trigos o por carreteras ya sean nacionales o comarcales y por supuesto me gustan las que discurren por las calles de cualquier pueblo o ciudad. Y este domingo 9 de mayo tocaba la 29ª Media Maratón de Pamplona, organizada por el Club Beste Iruña. Más de 1000 atletas inscritos y 858 llegados a meta.
Unos días antes me preguntaba una compa del trabajo qué sentíamos cuando corríamos, refiriendose a un vecino suyo totalmente viciao que no perdona un día los entrenos, y también a mi pues sabe que ando parecido. Yo le hablé de sensaciones, de lo bien que te sientes cuando tus piernas te llevan a buena velocidad al mismo tiempo que controlas la respiración y notas los pulmones llenando el pecho para después vaciarse y así una y otra vez; cuando llevas el esfuerzo un poco más allá y sientes que todo tu cuerpo funciona como un reloj: No sólo las piernas, también tu corazón, los pulmones, los brazos... cada parte de tu cuerpo y sobre todo el coco, siempre alerta y vigilando cualquier señal negativa o positiva que pueda aparecer, calculando además hasta dónde estirar todavía ese trabajo extra que le estas exigiendo. Bueno, se lo resumí un poco y no le metí tanto rollo, pero le hablé de lo bien que se siente en esos momentos estelares una pareja que baila, una cantante de ópera o el artista que da las últimas pinceladas a su obra cumbre. ¿Cómo se sentiría Miguel Angel cuando le daba los últimos martillazos a su David?
Hay por supuesto ratos horribles, de sufrimiento y dolor... de impotencia y desánimo, pero creo que la mayoría de nosotros los ponemos en un rinconcito de la memoria junto con los trastos viejos que no sirven para nada y nos olvidamos de ellos tan pronto nos recuperamos.
Mi carrera:
Desayuno a las 7 de la mañana, mi glucemia 137, me pongo las 4 uds de novomix 30 y listo. Ultimos preparativos y cuando me doy cuenta son las 8:30 ¡¡Hay madre, si la salida es a las 9:30!! Corriendo al coche y para Pamplona, sólo me cuesta 10 minutos llegar a la Vuelta del Castillo y aparco junto a la Misericordia; a 5 minutos de la Avenida de Galicia donde es la salida. Voy corriendo y directamente al Estadio Larrabide al ladito de la salida. En su pista de atletismo se sitúa la meta y a un lado de la misma me encuentro con los amigos de ANADI (Diabéticos de Navarra), que también acaban de llegar y están montando el toldo y las mesas. Para cuando tenemos todo preparado sólo quedan 10 minutos así que allá vamos Humberto, Míkel, Manu, Félix, José Antonio, Victor y servidor. Mi glucemia: 248, así que no me hace falta comer nada de nada, está claro.
Nos metemos en el mogollón de la salida: Saludo con alegría a Joaquín y a Santi de mi club Aratrónika, también veo a Félix García, excelente corredor veterano curtido en mil pruebas. ¡¡Imanol!! Nuestro último fichaje, especialista en Triatlón, que hoy tenía una prueba en Isaba pero como la han suspendido por culpa de la nieve se ha venido aquí. Ander-Radagast y Mikel-Korriko, mis colegas de montaña, que como yo tampoco se quieren perder el asfalto de Pamplona. Ahí está mi tocayo: Carlos Lizóain, un fiera del Ardoi con quien suelo correr muchos días. Javier Lansac, un benjamín que con poco más de 20 años está cada día más enganchado a este vicio y que sueña con su primera Maratón este año en Zaragoza. De mi trabajo saludo a Miguel Angel y a Carlos Vitoria, también está Iñaki de Humiclima y... Casi mil personas ligeras de ropa y cargadas de ilusiones.
No sopla nada de aire y cae una fina lluvia cuando a las 9:30 salimos en estampida calle arriba hacia Conde de Rodezno, para enseguida coger la calle Media Luna, larga y cuesta abajo hacia la Plaza de Toros y la Calle Estafeta. Estos primeros 3 kilómetros son muy cómodos y no me separo ni un metro de Santi. La lluvia cae ahora con intensidad pero no importa, estamos nuevos y sólo pensamos en correr como gamos por los adoquines del casco viejo de Pamplona. Algunos madrugadores se asoman a la puerta de los bares para ver nuestra carrera, ellos con su vaso de vino o su caña en la mano, pero ni los miramos, sólo tenemos ojos para ver dónde ponemos las zapatillas camino de la Plaza del Ayuntamiento, donde la charanga pone una nota alegre al resguardo de unos porches. La Calle Mayor pica un poco para arriba y Santi se me va yendo poco a poco ¡¡Qué fuerte estás jodío!!
Kilómetro 7, mi reloj marca un poco menos de 29 minutos, no está nada mal, pero noto que me está empezando a costar un poco mantener el ritmo. Me alcanza Joaquín y me invita a ir con él asegurándome que va muy cómodo y que piensa mantener esa marcha, que pasa de Santi a quien hace rato he perdido totalmente de vista. Pero tampoco puedo ir al ritmo del de Orkoien y "le dejo" ir calle adelante...
¡¡Coño Radagast!! ¡¡Que bien vas maricón!! Alcanzo a decirle con envidia cuando pasa a mi lado, a estas alturas me resigno a ir saludando y despidiendo a los amigos: Yo estoy en el andén y ellos asoman a las ventanillas del tren. ¡¡Adios, adios!! Ander va muy bien metido en un grupo que arropa a Sagrario Izquierdo -primera navarra- y otro chica más que no conozco. Conseguiré seguir su estela por todo Barañain, por toda esa circunvalación que rodea ese pueblo-ciudad pegado a Pamplona. Gracias a eso me animo un poco y he llego al kilómetro 11 con sensaciones decentes, pero los leves subi-bajas de Pío XII y la larguísima calle Iturrama me van castigando poco a poco. Ha dejado de llover y la temperatura se mantiene ideal para correr. Llegado a la Misericordia me alcanza otro grupeto de unos 12 corredores entre los cuales está el bueno de Félix García, - ¡Agárrate! - Me dice al pasar junto a mi, pero lo mismo, tiran para delante y me esfuerzo por no perderlos de vista durante toda la Vuelta del Castillo, hasta que se me pierden del todo en la Avda. del Ejército.
La temida Avenida del Ejército, casi toda cuesta arriba, lucho porque no me pase nadie y lo consigo, me noto vivo en la carrera, sufriendo menos que el año anterior, pero lo peor son los kilómetros del 18 al 20 por el 2º Ensanche, donde subiendo hacia la Calle Aoiz me pasan hasta los caracoles... No obstante no tiro la toalla y me voy enganchando a otros caracoles, e incluso adelanto a alguno, sí señor. Finalmente mi cuestica preferida donde los edificios inteligentes para meternos por esa calle estrecha que va a parar a la Avenida de Galicia, justo ahí oigo al del megáfono no sé qué de 1h 28 min y pienso: ¡Coño lo mismo, consigo llegar antes de que caigan los 30!
Pero ni hostias, era casi un kilómetro lo que había entre bajar un cacho de la Avda. de Galicia y entrar a Larrabide para dar la vuelta al estadio, de modo que han caído 1h 31 min y 48 segundazos, casi medio minuto más que el año pasado. ¡¡Mecagoenlaleche con la Media de Pamplona!! ¡¡El próximo año verás!!
Mi glucemia en meta: 131. Me he comido dos medio bocatas de chorizo y salchichón que no veas: Muchas gracias a Félix Irigoyen y a su hermano que tienen la mejor carne y el mejor embutido de todo Lerín. Y muchas gracias también a las voluntarias y voluntarios que han estado en las mesas de control para cuidar de la pequeña tropa de ANADI, siempre os cansáis y pasáis más frio que los que vamos en pantalón corto.
viernes, 7 de mayo de 2010
INSSPIRADOS
En mi curro tenemos una Asociación Cultural, la Asociación Leyre, que este año celebra su 25 aniversario. Gracias a las aportaciones de los socios, se ha creado una biblioteca que cuenta con miles de títulos además de películas y música. En su día había bicis, herramientas y hasta tiendas de campaña, pero hoy la actividad se centra sobre todo en mantener los libros, pelis y música más o menos al día, adquiriendo novedades mensualemente. Además se organizan cenorras y alguna excursión de ciento a viento.
A propósito del 25 aniversario, se han acordado de una especie de revista de la que distribuímos TRES números y en cuyo contenido colaboramos unos cuantos compañeros, de eso hace muuuchos años, la revista se llamaba INSSPIRADOS y ahora la Asociación quiere rememorar esos felices tiempos reeditando un ejemplar digital. Para ello me han pedido que escriba un "ladrillo" relacionado con alguna de mis aventuras montañeras y me he acordado de uno que me curré el verano pasado, donde relataba una excursión/entreno por el Pirineo Navarro.
Aquí está, me ha salido un poco largo, como todos mis ladrillos, pero se me da mal resumir:
De Irati a Belagua__ Domingo 6 de septiembre de 2009.
El 21 de junio de 1988 bajé del tren en la estación de Port-Bou (Gerona) para empezar la travesía de los Pirineos. Llegué a Hendaya el 3 de septiembre. ¡¡Setenta y cinco días subiendo y bajando montañas !! Lo que más recuerdo del que quizás sea mi mejor verano son los buenos momentos compartidos con los amigos y con otra mucha gente, gente buena, con la que crucé mis pasos, compartí itinerarios, cimas, refugios y aventuras -que las hubo-. Por supuesto guardo también en la memoria y en un cajón con tropecientas diapositivas, los bellísimos paisajes de los que siempre podemos disfrutar en estas montañas. ¡¡ Qué verano madre mía !!
Y hablando de paisajes y de jornadas inolvidables, de aquella travesía recuerdo la del 26 de agosto: La noche anterior había dormido en el Refugio de Belagua (hoy cerrado), al abrigo de un frío aire Norte que no dejó de escucharse hasta el amanecer, cuando se calmó y nos encontramos un día espléndido con un sol nuevecito y un cielo tan azul que nos hizo olvidarnos de la niebla y del frío del día anterior. Me despedí de una cuadrilla de chavales de Pamplona con los que había pasado los dos últimos días allí y proseguí mi marcha hacia el Oeste en solitario (como el Llanero de la peli ), mi objetivo era llegar a los Chalets de Irati, más allá del Ori, donde mi libro señalaba un refugio de montaña, además de un centro comercial, etc. …
Mis pasos me llevaron por encima del Cuartel de Militares al Collado o Portillo de Arrakogoiti, que me descubrió las Gargantas de Kakueta en el lado francés. En contraste con la visión de tan sombríos precipicios, el camino discurría por lo alto de una montaña amable, de formas redondeadas y sin peligro alguno. Verdes pastizales ocupaban los circos y hondonadas, y por todas partes se escuchaba la esquila del ganado: Vacas, caballos y ovejas aprovechaban la fresca y tupida hierba. En las alturas el vuelo de algunos buitres y rapaces que no sabía distinguir, proyectaba sombras que pasaban rápidas a mi lado y entonces levantaba la vista con prevención, sólo para cerciorarme de que no había ningún peligro en sus evoluciones.
Proseguí la ruta dejando a mi espalda los picos de Belagua para encarar la sucesión de sierras que forman la divisoria política y física de los dos estados fronterizos; esa línea es aquí tan clara que el montañero tiene la sensación de caminar sobre un mapa. El panorama es radicalmente diferente a izquierda y derecha (Sur y Norte) según el sentido de la marcha: Con el Ori frente a mi (el último dos mil de la cadena), a mi izquierda tenía los oscuros bosques que cubren los Valles de Salazar y Ochagavía; la vista se perdía en una interminable sucesión de sierras secundarias hasta la última línea del horizonte, donde sobresalían Peña Izaga, la Higa de Monreal, la Sierra de Alaiz, Perdón, Andía… ¡¡ Y aún más lejos y al Sur el Moncayo !! A la derecha en cambio mi vista descansaba en el verde intenso y más claro de extensos pastizales, interrumpidos sólo por pequeños bosques de hayas y salpicados aquí y allá con granjas y cubiertos para el ganado. Estrechos carretiles de montaña serpenteaban blancos sobre el verde en infinitas revueltas y en las laderas, el paso de los ganados había delineado cada curva de nivel en su tranquilo deambular de un puerto a otro. A diferencia de la vertiente navarra, hacia el Norte las montañas terminaban pronto en la llanura y el horizonte era una línea de bruma azulada que parecía el mar.
Ni a un lado ni al otro distinguía población alguna y a uno le parecía estar sólo en el primer día de la Creación.
Tal es el recuerdo que tenía de esa jornada que con el propósito de rememorarla, además hacer un buen entreno, me acerqué el pasado Verano al Puerto de Larrau. En poco más de una hora desde la Cuenca de Pamplona, llegaba a Ochagavía sobre las 7:30 de la mañana. ¡¡ Cuatro grados de temperatura !! Indicaba el termómetro del coche. Cuatro grados que pasaron a ocho al subir al Puerto de Larrau, a 1573 mts. ¿Inversión térmica? No, viento Sur.
Desde allí se planta uno en la cima del Ori en dos patadas, obligatorio abrir la boca y exclamar con admiración a la vista de la Selva de Irati, que desde debajo nuestra se pierde hacia el Oeste, oscura, interminable. Uno de los bosques de más extensión de Europa. No me encontré a nadie arriba y tras subir el primer dos mil de nuestros Pirineos retorné al puerto, para proseguir hacia Este la ruta que en 1988 hice en dirección opuesta. Pronto me quité la camiseta gorda y a pesar de un fresco aire que venía de Sur, el sol que se elevaba sobre la Mesa, Anie y Petrechema, fue calentando cada vez más.
La sucesión de lomas que componen esta ruta me permitió largos trotes en los llanos y en los descensos, pero las subidas, aún cuando eran de poca pendiente, las superé a buen paso ayudado por los bastones. El terreno es ideal para esta actividad deportiva, pero siempre conviene elegir un día con tiempo seguro, sin lluvias y sin niebla, que tan a menudo visitan estos puertos. Porque además del ejercicio físico, se trata de disfrutar con las panorámicas que van discurriendo a un lado y otro de la ruta.
Tres horas más tarde ascendía la loma final del Otxogorrigañe (1923 mts.) en su cima una montañera francesa me ayudó a distinguir los montes próximos, señalándome las dos cimas de Txardeka o Barazea, y el cercano Lakartxela. - ¿Qué tal es esa cresta? - Le pregunté, mirando al primero de doble cima - ¡Bah! Hasta los caballos pasan por ella - me dijo, dejando clara su facilidad. -Es como una acera de ancha. - . Ella había subido de la parte francesa, donde una pista deja a una hora escasa de la cima y señálándome una férula de plastico en su tobillo me dijo que se lo había roto hacía un mes y que de momento se conformaba con ese paseo.
El panorama precioso: Hacia el Sur un abrupto valle descendía y podía verse al fondo como se cerraba en un estrecho paso: La Foz de Mintxate, sobre el barranco del mismo nombre y que baja hasta las proximidades de Isaba, oculta a nuestra vista. El macizo de Ezkaurre, grande, enorme, que levanta su desolado lomo calizo por encima de las selvas de Zuriza. También se distinguen, pero más lejos el Agüerri, Acher, Bisaurín, Gamueta y Gorreta, Acherito, Petrechema, la Mesa, el Anie… ¡¡Todo!! O casi todo.
¡¡Bueno, pues vamos a seguir!! ¡¡Agur!! - me despido de mi compañera de cima, y me tiro para abajo hasta dar con el GR que me lleva al Collado o Portillo de Utururdinetako (fácil ¿Eh?). El collado está dividido por un cercado y a un lado están dos pastores en amena tertulia, sus respectivos perros juguetean en las proximidades y uno de ellos se acerca amistoso, es como Lassie el de la tele. Les saludo y me responden con simpatía, interesándose por mi excursión, no tienen prisa y lo que echan a faltar aquí arriba es más gente con quien hablar. El más mayor que rondará los 60 es español, mientras que el otro que tendrá poco más de 20 es francés y habla castellano con fluidez; está al cuidado de unas 700 ovejas pero ha llegado a llevar más del doble. Los dos duermen en sus chabolas de la montaña, aunque saben de quien tira de todo-terreno y pista arriba - pistabajo, pastorea los rebaños a base de visitas cada tres o cuatro días.
- El ganado no será suyo - Comenta con ironía el joven. Para él es importante estar encima de los animales el mayor tiempo posible. Me estaría un buen rato con ellos, pero hoy toca deporte, así que señalo al Chardeka encima nuestra y vuelvo a preguntar:
- ¿Hay buena subida? - Si, muy buena - me contesta el francés, pero la cima más alta está detrás.
- Ah sí ya la he visto desde esta otra montaña, pero me han dicho que la cresta es fácil, ¿Es así?-
- Si señor, aunque es aérea y da un poquito de miedo- Me responde sonriente.
El otro pastor le mira divertido y le pregunta: - ¿Pero tú has andado por ahí arriba?
- ¡Sí hombre, no cuesta mucho y hay buena vista! - Sonríe también el pastor joven.
Les doy un apretón de manos y me despido contento hacia mi siguiente objetivo. Son sólo 200 mts de desnivel pero la ladera aumenta su pendiente conforme subo, cada vez más inclinada, afortunadamente la hierba está seca y algunas piedras que salen aquí y allá ayudan en la trepada. Esta montaña es más abrupta que su vecina. Tras algún paso atlético que otro y cuatro resoplidos llego sin muchas dificultades a la primera cima, de 1881 mts. Desde allí puedo ver la cresta que me separa de la segunda: Es aérea pero se anda bien por ella, no es que sea ancha como una acera ni mucho menos, pero… Bueno, se deja hacer. Hay unos metros en los que se estrecha de tal forma que debo seguir por el lado francés, agarrándome bien a la cresta con las manos. El peor paso es bastante aéreo y no hay rocas a las que agarrarse, sino rododendros, unos tirones para comprobar que son seguros y están bien enraizados y continúo sin mucho problema. Eso sí, los bastones los he atado a la mochila, porque necesito las dos manos. ¡¡No creo que haya pasado ningún caballo!! Por fin alcanzo la segunda cima y respiro aliviado porque ya se han terminado las dificultades. Esta travesía no la recomiendo con la hierba mojada, ni con viento fuerte. Sólo hay una pega: Mi gemelo derecho se ha resentido en la subida y me transmite malas señales. Seguramente una leve rotura fibrilar que no tendrá mucha importancia. Pero me joroba un montón porque con esta última ascensión me había animado a acercarme también a Lakartxela. Desisto de tal propósito y desciendo la montaña para dirigirme a media ladera de vuelta al portillo anterior. Los pastores ya no están, habrán vuelto a sus faenas, de modo que continúo la marcha caminando. Me gustaría correr pero el gemelo me duele un poco más, tanto que con un pañuelo improviso una especie de media de compresión, con la que apretando bien reduzco bastante las molestias.
El sol está ahora encima de mi, son exactamente las dos de la tarde y puedo divisar el puerto de Larrau, con el túnel de la carretera y algunos coches aparcados. Me cruzo con una pareja bastante mayor -¿70 años?-, que con grandes mochilas de travesía suben fatigosamente la ladera por la que yo bajo casi silbando. Me preguntan si la HRP (Alta Ruta Pirenaica) sube todas las lomas o las rodea.
- Esta debéis subirla, pero las siguientes que son más altas se rodean, veréis las marcas rojas y blancas - Les digo. Son franceses y no consigo entenderles de dónde han salido -creo que de Chalet Pedro, en la zona francesa de Irati-, pero sí el destino: Quieren llegar al refugio de Linza, en Zuriza. Son bastantes kilómetros con esas mochilas y ese calor, pero pienso que todavía quedan más de 6 horas de luz y que pueden llegar, aunque será una paliza. Me despido deseándoles “Buena Marcha”.
A las tres llego al coche. Los 21º de temperatura en el Puerto pasan a 25º en Ochagavía y a 29º en Pamplona. Todavía tengo tiempo de darme un chapuzón en las piscinas de Zizur.
¡Una excursión para repetir cien veces más. La próxima espero que sin “lesiones”.
Más afotos aquí.
A propósito del 25 aniversario, se han acordado de una especie de revista de la que distribuímos TRES números y en cuyo contenido colaboramos unos cuantos compañeros, de eso hace muuuchos años, la revista se llamaba INSSPIRADOS y ahora la Asociación quiere rememorar esos felices tiempos reeditando un ejemplar digital. Para ello me han pedido que escriba un "ladrillo" relacionado con alguna de mis aventuras montañeras y me he acordado de uno que me curré el verano pasado, donde relataba una excursión/entreno por el Pirineo Navarro.
Aquí está, me ha salido un poco largo, como todos mis ladrillos, pero se me da mal resumir:
De Irati a Belagua__ Domingo 6 de septiembre de 2009.
El 21 de junio de 1988 bajé del tren en la estación de Port-Bou (Gerona) para empezar la travesía de los Pirineos. Llegué a Hendaya el 3 de septiembre. ¡¡Setenta y cinco días subiendo y bajando montañas !! Lo que más recuerdo del que quizás sea mi mejor verano son los buenos momentos compartidos con los amigos y con otra mucha gente, gente buena, con la que crucé mis pasos, compartí itinerarios, cimas, refugios y aventuras -que las hubo-. Por supuesto guardo también en la memoria y en un cajón con tropecientas diapositivas, los bellísimos paisajes de los que siempre podemos disfrutar en estas montañas. ¡¡ Qué verano madre mía !!
Y hablando de paisajes y de jornadas inolvidables, de aquella travesía recuerdo la del 26 de agosto: La noche anterior había dormido en el Refugio de Belagua (hoy cerrado), al abrigo de un frío aire Norte que no dejó de escucharse hasta el amanecer, cuando se calmó y nos encontramos un día espléndido con un sol nuevecito y un cielo tan azul que nos hizo olvidarnos de la niebla y del frío del día anterior. Me despedí de una cuadrilla de chavales de Pamplona con los que había pasado los dos últimos días allí y proseguí mi marcha hacia el Oeste en solitario (como el Llanero de la peli ), mi objetivo era llegar a los Chalets de Irati, más allá del Ori, donde mi libro señalaba un refugio de montaña, además de un centro comercial, etc. …
Mis pasos me llevaron por encima del Cuartel de Militares al Collado o Portillo de Arrakogoiti, que me descubrió las Gargantas de Kakueta en el lado francés. En contraste con la visión de tan sombríos precipicios, el camino discurría por lo alto de una montaña amable, de formas redondeadas y sin peligro alguno. Verdes pastizales ocupaban los circos y hondonadas, y por todas partes se escuchaba la esquila del ganado: Vacas, caballos y ovejas aprovechaban la fresca y tupida hierba. En las alturas el vuelo de algunos buitres y rapaces que no sabía distinguir, proyectaba sombras que pasaban rápidas a mi lado y entonces levantaba la vista con prevención, sólo para cerciorarme de que no había ningún peligro en sus evoluciones.
Proseguí la ruta dejando a mi espalda los picos de Belagua para encarar la sucesión de sierras que forman la divisoria política y física de los dos estados fronterizos; esa línea es aquí tan clara que el montañero tiene la sensación de caminar sobre un mapa. El panorama es radicalmente diferente a izquierda y derecha (Sur y Norte) según el sentido de la marcha: Con el Ori frente a mi (el último dos mil de la cadena), a mi izquierda tenía los oscuros bosques que cubren los Valles de Salazar y Ochagavía; la vista se perdía en una interminable sucesión de sierras secundarias hasta la última línea del horizonte, donde sobresalían Peña Izaga, la Higa de Monreal, la Sierra de Alaiz, Perdón, Andía… ¡¡ Y aún más lejos y al Sur el Moncayo !! A la derecha en cambio mi vista descansaba en el verde intenso y más claro de extensos pastizales, interrumpidos sólo por pequeños bosques de hayas y salpicados aquí y allá con granjas y cubiertos para el ganado. Estrechos carretiles de montaña serpenteaban blancos sobre el verde en infinitas revueltas y en las laderas, el paso de los ganados había delineado cada curva de nivel en su tranquilo deambular de un puerto a otro. A diferencia de la vertiente navarra, hacia el Norte las montañas terminaban pronto en la llanura y el horizonte era una línea de bruma azulada que parecía el mar.
Ni a un lado ni al otro distinguía población alguna y a uno le parecía estar sólo en el primer día de la Creación.
Tal es el recuerdo que tenía de esa jornada que con el propósito de rememorarla, además hacer un buen entreno, me acerqué el pasado Verano al Puerto de Larrau. En poco más de una hora desde la Cuenca de Pamplona, llegaba a Ochagavía sobre las 7:30 de la mañana. ¡¡ Cuatro grados de temperatura !! Indicaba el termómetro del coche. Cuatro grados que pasaron a ocho al subir al Puerto de Larrau, a 1573 mts. ¿Inversión térmica? No, viento Sur.
Desde allí se planta uno en la cima del Ori en dos patadas, obligatorio abrir la boca y exclamar con admiración a la vista de la Selva de Irati, que desde debajo nuestra se pierde hacia el Oeste, oscura, interminable. Uno de los bosques de más extensión de Europa. No me encontré a nadie arriba y tras subir el primer dos mil de nuestros Pirineos retorné al puerto, para proseguir hacia Este la ruta que en 1988 hice en dirección opuesta. Pronto me quité la camiseta gorda y a pesar de un fresco aire que venía de Sur, el sol que se elevaba sobre la Mesa, Anie y Petrechema, fue calentando cada vez más.
La sucesión de lomas que componen esta ruta me permitió largos trotes en los llanos y en los descensos, pero las subidas, aún cuando eran de poca pendiente, las superé a buen paso ayudado por los bastones. El terreno es ideal para esta actividad deportiva, pero siempre conviene elegir un día con tiempo seguro, sin lluvias y sin niebla, que tan a menudo visitan estos puertos. Porque además del ejercicio físico, se trata de disfrutar con las panorámicas que van discurriendo a un lado y otro de la ruta.
Tres horas más tarde ascendía la loma final del Otxogorrigañe (1923 mts.) en su cima una montañera francesa me ayudó a distinguir los montes próximos, señalándome las dos cimas de Txardeka o Barazea, y el cercano Lakartxela. - ¿Qué tal es esa cresta? - Le pregunté, mirando al primero de doble cima - ¡Bah! Hasta los caballos pasan por ella - me dijo, dejando clara su facilidad. -Es como una acera de ancha. - . Ella había subido de la parte francesa, donde una pista deja a una hora escasa de la cima y señálándome una férula de plastico en su tobillo me dijo que se lo había roto hacía un mes y que de momento se conformaba con ese paseo.
El panorama precioso: Hacia el Sur un abrupto valle descendía y podía verse al fondo como se cerraba en un estrecho paso: La Foz de Mintxate, sobre el barranco del mismo nombre y que baja hasta las proximidades de Isaba, oculta a nuestra vista. El macizo de Ezkaurre, grande, enorme, que levanta su desolado lomo calizo por encima de las selvas de Zuriza. También se distinguen, pero más lejos el Agüerri, Acher, Bisaurín, Gamueta y Gorreta, Acherito, Petrechema, la Mesa, el Anie… ¡¡Todo!! O casi todo.
¡¡Bueno, pues vamos a seguir!! ¡¡Agur!! - me despido de mi compañera de cima, y me tiro para abajo hasta dar con el GR que me lleva al Collado o Portillo de Utururdinetako (fácil ¿Eh?). El collado está dividido por un cercado y a un lado están dos pastores en amena tertulia, sus respectivos perros juguetean en las proximidades y uno de ellos se acerca amistoso, es como Lassie el de la tele. Les saludo y me responden con simpatía, interesándose por mi excursión, no tienen prisa y lo que echan a faltar aquí arriba es más gente con quien hablar. El más mayor que rondará los 60 es español, mientras que el otro que tendrá poco más de 20 es francés y habla castellano con fluidez; está al cuidado de unas 700 ovejas pero ha llegado a llevar más del doble. Los dos duermen en sus chabolas de la montaña, aunque saben de quien tira de todo-terreno y pista arriba - pistabajo, pastorea los rebaños a base de visitas cada tres o cuatro días.
- El ganado no será suyo - Comenta con ironía el joven. Para él es importante estar encima de los animales el mayor tiempo posible. Me estaría un buen rato con ellos, pero hoy toca deporte, así que señalo al Chardeka encima nuestra y vuelvo a preguntar:
- ¿Hay buena subida? - Si, muy buena - me contesta el francés, pero la cima más alta está detrás.
- Ah sí ya la he visto desde esta otra montaña, pero me han dicho que la cresta es fácil, ¿Es así?-
- Si señor, aunque es aérea y da un poquito de miedo- Me responde sonriente.
El otro pastor le mira divertido y le pregunta: - ¿Pero tú has andado por ahí arriba?
- ¡Sí hombre, no cuesta mucho y hay buena vista! - Sonríe también el pastor joven.
Les doy un apretón de manos y me despido contento hacia mi siguiente objetivo. Son sólo 200 mts de desnivel pero la ladera aumenta su pendiente conforme subo, cada vez más inclinada, afortunadamente la hierba está seca y algunas piedras que salen aquí y allá ayudan en la trepada. Esta montaña es más abrupta que su vecina. Tras algún paso atlético que otro y cuatro resoplidos llego sin muchas dificultades a la primera cima, de 1881 mts. Desde allí puedo ver la cresta que me separa de la segunda: Es aérea pero se anda bien por ella, no es que sea ancha como una acera ni mucho menos, pero… Bueno, se deja hacer. Hay unos metros en los que se estrecha de tal forma que debo seguir por el lado francés, agarrándome bien a la cresta con las manos. El peor paso es bastante aéreo y no hay rocas a las que agarrarse, sino rododendros, unos tirones para comprobar que son seguros y están bien enraizados y continúo sin mucho problema. Eso sí, los bastones los he atado a la mochila, porque necesito las dos manos. ¡¡No creo que haya pasado ningún caballo!! Por fin alcanzo la segunda cima y respiro aliviado porque ya se han terminado las dificultades. Esta travesía no la recomiendo con la hierba mojada, ni con viento fuerte. Sólo hay una pega: Mi gemelo derecho se ha resentido en la subida y me transmite malas señales. Seguramente una leve rotura fibrilar que no tendrá mucha importancia. Pero me joroba un montón porque con esta última ascensión me había animado a acercarme también a Lakartxela. Desisto de tal propósito y desciendo la montaña para dirigirme a media ladera de vuelta al portillo anterior. Los pastores ya no están, habrán vuelto a sus faenas, de modo que continúo la marcha caminando. Me gustaría correr pero el gemelo me duele un poco más, tanto que con un pañuelo improviso una especie de media de compresión, con la que apretando bien reduzco bastante las molestias.
El sol está ahora encima de mi, son exactamente las dos de la tarde y puedo divisar el puerto de Larrau, con el túnel de la carretera y algunos coches aparcados. Me cruzo con una pareja bastante mayor -¿70 años?-, que con grandes mochilas de travesía suben fatigosamente la ladera por la que yo bajo casi silbando. Me preguntan si la HRP (Alta Ruta Pirenaica) sube todas las lomas o las rodea.
- Esta debéis subirla, pero las siguientes que son más altas se rodean, veréis las marcas rojas y blancas - Les digo. Son franceses y no consigo entenderles de dónde han salido -creo que de Chalet Pedro, en la zona francesa de Irati-, pero sí el destino: Quieren llegar al refugio de Linza, en Zuriza. Son bastantes kilómetros con esas mochilas y ese calor, pero pienso que todavía quedan más de 6 horas de luz y que pueden llegar, aunque será una paliza. Me despido deseándoles “Buena Marcha”.
A las tres llego al coche. Los 21º de temperatura en el Puerto pasan a 25º en Ochagavía y a 29º en Pamplona. Todavía tengo tiempo de darme un chapuzón en las piscinas de Zizur.
¡Una excursión para repetir cien veces más. La próxima espero que sin “lesiones”.
Más afotos aquí.
domingo, 2 de mayo de 2010
¡¡Quieto paráo!!
Buen título para resumir esta semana: Quieto y parado, sí señor. Desde el lunes de la semana pasada hasta el Sábado que fuimos a la comunión de un sobrino, no he pegado golpe deportivamente hablando, nada de correr, ni gimnasio, casi casi ni andar, vamos, bueno el Jueves y el Viernes los consabidos paseos de bici de casa al currelo y viceversa, pero esos no los cuento nunca, total no llega a 20 minutos cada trayecto. Pues eso, que he estado malico y mi médico -mi sra. médico- me ha dado antibiótico ¡¡8 días!! Menudo rollo, porque a los pinchazos y la pastilla que suelo tomar se ha sumado la pastillica de amoxicilina cada 8 horas y con lo mal que llevo tomar nada y lo despistado que soy... Pero me lo he tomado muy en serio y no se me ha pasado ni una sola pastilla, este Miércoles espero terminar las 24 pastillicas de marras y dar por superada esta crisis que me ha tenido tosiendo, echando mocos, con fiebre los primeros días, etc... Además el azúcar lo tenía disparado y tuve que aumentar las unidades de insulina: En el desayuno de 4 uds de Novomix 30 pasé a 6 y en la cena de 5 uds a 6 también. Además la Novorapid, que llevo dos meses poniéndome en las comidas 2 uds la subí al doble, a 4. Lo que haga falta, porque este próximo Domingo 9 de Mayo tengo la Media Maratón de Pamplona, la cual me gustaría correr decentemente.
Por eso el Domingo por la mañana salí por Zaragoza y me curré la vuelta del Meandro de Ranillas -el de la Expo-. El día anterior habíamos estado en la comunión de mi sobrino Fran (¡¡ Enhorabuena Campeón!!), y aunque siempre se come y se bebe un poco más de lo normal, tampoco nos pasamos mucho de forma que estaba con ganas, me salieron 53 minutos desde casa de mis padres (Monsalud), y tuve buenas sensaciones, ¡¡Claro, después de 6 días de fiesta!! La carrera me sirvió para terminar de despejarme y esta tarde me he currao 42 minutos de cinta en el gimnasio, he ido de menos a más, desde 4:48 hasta 4:15 má o meno y al final han salido 9 kilómetros. Creo que esta semana si salgo otro par de días a corretear podré afrontar los 21 kilómetros del Domingo decentemente.
En Aratrónika me han picao con Santi y con Joakín, pero creo que pasaré, ayer se arrearon 43 minutazos en la Carrera de Mutilva (11 kmts de subi-baja) y si en ese trazado han bajado de los 4 minutos/kilómetro, son capaces de irse a 1 hora 24 minutos en la Media, y eso para mi es muuuucho tomate. Mejor me picaré con Javi Lansac: El año pasado corrimos juntos la segunda parte de esta Media Maratón, él iba de menos a más y yo intentaba mantener el ritmo que llevaba desde el principio, al final en los últimos 2 kilómetros se me fue para delante y no pude hacer nada por seguirle, sacándome más de un minuto en la línea de meta. Ninguno de los dos conseguimos bajar de la hora treinta, pero este año ambos vamos un poco mejor ¡¡Qué emoción!!
A primeros de Febrero conseguí hacer 1h 28 min en Granollers y semanas más tarde conseguí 1h 26 min en Tudela, pero en ésta todos coinciden en que faltaban al menos 500 mts si no era alguno más, así que ahí ahí quiero moverme... ¿Dónde hay que firmar?
Por eso el Domingo por la mañana salí por Zaragoza y me curré la vuelta del Meandro de Ranillas -el de la Expo-. El día anterior habíamos estado en la comunión de mi sobrino Fran (¡¡ Enhorabuena Campeón!!), y aunque siempre se come y se bebe un poco más de lo normal, tampoco nos pasamos mucho de forma que estaba con ganas, me salieron 53 minutos desde casa de mis padres (Monsalud), y tuve buenas sensaciones, ¡¡Claro, después de 6 días de fiesta!! La carrera me sirvió para terminar de despejarme y esta tarde me he currao 42 minutos de cinta en el gimnasio, he ido de menos a más, desde 4:48 hasta 4:15 má o meno y al final han salido 9 kilómetros. Creo que esta semana si salgo otro par de días a corretear podré afrontar los 21 kilómetros del Domingo decentemente.
En Aratrónika me han picao con Santi y con Joakín, pero creo que pasaré, ayer se arrearon 43 minutazos en la Carrera de Mutilva (11 kmts de subi-baja) y si en ese trazado han bajado de los 4 minutos/kilómetro, son capaces de irse a 1 hora 24 minutos en la Media, y eso para mi es muuuucho tomate. Mejor me picaré con Javi Lansac: El año pasado corrimos juntos la segunda parte de esta Media Maratón, él iba de menos a más y yo intentaba mantener el ritmo que llevaba desde el principio, al final en los últimos 2 kilómetros se me fue para delante y no pude hacer nada por seguirle, sacándome más de un minuto en la línea de meta. Ninguno de los dos conseguimos bajar de la hora treinta, pero este año ambos vamos un poco mejor ¡¡Qué emoción!!
A primeros de Febrero conseguí hacer 1h 28 min en Granollers y semanas más tarde conseguí 1h 26 min en Tudela, pero en ésta todos coinciden en que faltaban al menos 500 mts si no era alguno más, así que ahí ahí quiero moverme... ¿Dónde hay que firmar?
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