No hemos tenido que madrugar mucho, pues en veinte minutos por la autovía Pamplona-Vitoria nos hemos plantado en Uharte Arakil, a los pies de nuestra montaña preferida. Santi, David, Tedy, Iñigo y yo, cinco Trizurkos muy pequeñitos bajo los paredones de su cara norte, blancos por las borrascas de hace unos días. Precioso, pero no le hemos dado importancia a la nieve ya que la mañana no es fría, sopla viento de sur y además el sol está dando en las laderas por donde asciende nuestra ruta. ¡¡Vamos!!
La primera parte de la subida discurre por el mismo sendero que va el Km Vertical, la especialidad preferida de Tedy. Yo no lo conocía y me gusta mucho pues vamos por un viejo bosque de robles entre regatas por las que el agua baja alegre y cantarina. Mucho más bonito que la pista a la cual terminamos saliendo más arriba. No iremos mucho rato por ella, enseguida proseguimos por el camino normal que sube al Portillo de Uharte y la pendiente va siendo más fuerte. Pronto nos vemos sudando bajo las hayas. ¡Quién tenía frío? Arf, arf!!!
Mis compas dejan que vaya primero y como siempre me pasa en esos casos me exijo mejor ritmo del que llevaría atrás. Iñigo me piropea comentando lo bien que voy y es cierto que me noto buenas sensaciones después del paseo de ayer con la bici hasta el Puerto de Etxauri. Pero ellos van mejor, puedo oírles hablar y contar chistes tranquilamente, como si estuviéramos andando por la Plaza del Castillo...
Por cierto que el mejor crono de nuestro amigo Tedy ahí está en 46 minutejos ¡¡qué tío!! El campeón ha pasado delante hace rato y pese a no llevar bastones pisa la nieve con seguridad. Con seguridad pero con cuidado pues aunque en el valle la temperatura rondaba los 9 grados positivos aquí arriba el rehielo de las anteriores jornadas la mantiene medio helada en los sitios donde había sido pisada antes. Saliendo fuera del sendero pisamos nieve costra donde las zapas rompen y agarran bien. Esto está chupao!!
¿O no está chupao? Pues no, no tanto y más arriba la cosa empeora cuando el camino asciende en diagonal por las extensas laderas al pie de las paredes superiores. La inclinación es mucha y si resbalas no hay bosque que frene la caída. ¡¡Cuidado!!
Foto Iñigo Fernandez Mendibe |
Foto Iñigo Fdez Mendibe |
En ese mismo momento vemos que el sendero tan aéreo tampoco nos gusta. Iñigo mira la ladera que a nuestra derecha sube hasta arriba: el viento se ha llevado allí mucha nieve y solo queda una poca entre la hierba. Nos propone tirar por derecho y sin pensarlo un segundo comienza a trepar ayudándose de las manos. En un momento le vemos casi arriba desde donde grita para que le sigamos. Este pajaro tiene el culo pelao de escalar cascadas de hielo, como las de Peñaforca la semana pasada y lo que a él le cuesta 5 segundos a nosotros nos costará un poco más.
David será el siguiente en subir, seguido de Tedy, después voy yo y detrás mía viene Santi. Sopla un aire terrible aquí arriba y eso junto con la nieve hace que perdamos temperatura enseguida. El cortavientos nos protege bastante pero sobre todo las manos con las cuales agarramos la hierba buscando seguridad se nos quedan heladas. Brurrrrr!!!!
David será el primero en ir tras Iñigo Foto Iñigo Fdez Mendibe |
Venga chavales!!! Foto Iñigo Fdez Mendibe |
Altos de Irumugarrieta en Aralar, blancos de nieve. |
Por fin vemos asomar a nuestro amigo y en cuanto estamos todos proseguimos sin perder un minuto hacia la ermita. Estamos helados y solo queremos correr, caminar, movernos buscando entrar en calor lo antes posible. El aire aquí arriba nos pega de espalda como siempre que viene de Sur y nos ayuda a trotar a buen ritmo. Sabemos que ha sido mala idea subir y además sin material, David por ejemplo ha dejado los pinchos en el coche y yo en casa, Iñigo comenta lo a gusto que habría subido con sus dos piolos... En fin, todo ha ido bien y ahora nos sentimos un poco más fuertes, más sabios y sobre todo más felices tan solo por estar bien. Ahora nada nos puede detener!!!
Entramos en la ermita donde solo hay un montañero y un perro. Un perro que no tiene dueño y que por lo visto suele subir desde Unanua acompañando al primer excursionista que pasa. ¡¡Qué cachondo!! Dentro de la ermita también hace frío, pero al resguardo del aire se está mucho mejor. Comemos algo y aprovecho para mirarme el azúcar: 114 y eso que he tomado dos geles. Tomaré otro y una porción de pan de higo. Un trago de agua y para abajo. Vamosss!!!
Bajando a Unanua nos cruzaremos con muchos grupos de montañeros que ascienden fatigosamente por esta cara de la montaña, la sur, tan abrupta como la norte pero sin nada de nieve. Son tantos los grupos de chicos, chicas, grandes y mayores caminando monte arriba que les preguntamos si se trata de una marcha organizada pero nos dicen que no.
Llegados a la fuente donde la pista y ya cerca del pueblo nos desviaremos siguiendo las indicaciones de Iñigo hacia una montaña de hierba que asciende hacia la proa del Beriain. Podemos ver las cascadas de agua que surgen de la misma roca, nuestro guía nos propone subir hasta donde cae el agua para rodear el monte por allí. Yo he dado ese rodeo en dos ocasiones pero más abajo y aseguro que es terreno más fácil pero Iñigo está entusiasmado con acercarse a las cascadas. Insiste en que hay pasos y que al otro lado lo conoce bien por las veces en que ha ascendido la grieta de Ihurbain. Pues nada, pues vamos.
El aire nos había dado una tregua en la bajada a Unanua pero ahora vuelve a castigarnos con fuertes ráfagas, hasta los bastones quieren volar y es imposible apoyarlos de modo que los llevamos en una mano como podemos. Se nos une un chico que habíamos visto arriba y que también está interesado en esta zona pero cuando llegamos a un barranco donde el agua moja la roca y resbalamos, decide darse media vuelta. Un tipo con sentido común.
Iñigo, siempre en cabeza va buscando los mejores sitios para salvar cada pedrera, cada barranco, cada cornisa... Volvemos a sentir la sensación de peligro pues algunos pasos son algo expuestos y agarramos la hierba a puñados buscando un asidero mientras los pies apoyan en la ladera de tierra. La travesía discurre por un terreno muy feo y no es hasta que nos vemos dentro del bosque que podemos respirar un poco pues aquí al menos las ramas nos sujetan con más garantía...
Más abajo incluso disfrutamos con los espinos que nos arañan brazos y piernas, cualquier cosa es mejor que las empinadas laderas al pie de esas paredes... ¡¡Qué a gusto vamos a ir mañana a trabajar!! ¡¡Vivan los Lunes!!
La ruta en mi Garmin Todas las fotos aquí |
Con permiso de mis compis de excursión quiero dedicar esta aventura a la Asociación APIER: Asociación Pro Investigación Enfermedades Raras, en lucha contra la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) que padece mi cuñado Luis Antonio. Por él y todos los que padecen esta enfermedad para que lo antes posible se encuentre un tratamiento al que puedan agarrarse, igual que nosotros nos agarramos a la hierba en esa ladera helada y empinada...
Que fotacas bonitas en San Donato, en esas circunstancias yo creo que hubiera ido un pelín acojonao.
ResponderEliminarUn saludo.
Así mismo íbamos nosotros, pero con Iñigo seríamos capaces de subir la Norte del Eiger en chancletas... Este pajaro es capaz de engañar al mismo diablo jajaja!!!!!
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