Desde el refugio de Belagua
¡¡Qué bien hemos estado el fin de semana en Belagua!! Hace muchos, muchos años que pasé en él dos noches cuando realicé la travesía de mar a mar... Poco después cerró y tras una reforma que ha mejorado mucho las instalaciones el único refugio de montaña guardado de Navarra, también llamado Angel Olorón está de nuevo a nuestra disposición. Hace poco cumplió 50 años.
Este Viernes 23 de julio llegamos allí 6 Trizurkos, dispuestos a "quemar" todos los montes de Belagua. En Pamplona y sobre el mapa habíamos recorrido dos o tres rutas subiendo y bajando hasta cinco cimas: La Mesa, Petrechema, Acherito, La Pakiza, Txamantxoia... Todas ellas podían caer en una sola jornada, dura y kilométrica pero perfectamente posible saliendo desde allí para volver a última hora del día a cenar y descansar. ¡Qué fácil se recorren los mapas con el dedo...! Iván y Jorge no lo veían claro y a nuestra idea inicial fuimos añadiendo variantes y modificaciones: Olvidarnos del Acherito que quedaba muy a desmano... Bajar al refugio de Linza para reponer líquidos (agua y cerveza), comer y descansar antes de retomar la excursión... O simplemente ver nuestras posibilidades sobre la marcha, que finalmente fue lo que hicimos.
El calor de Pamplona y el de Isaba que está en fiestas se ha quedado abajo en el fondo del valle porque aquí a 1428 mts, la niebla que ha rebasado la divisoria refresca y humedece los puertos ¡¡Volvemos a tener frío!! Bueno, un poquico...
Estamos David, Alejo, Adrián, Jorge, Iván y yo que compartimos habitación con un chico de Vizcaya, callado y tranquilo y con otro de Albacete que está haciendo la transpirenaica en bicicleta de carretera. Juan Carlos que es como se llama nuestro cicloturista, lleva algunas jornadas por el Pirineo francés y se le nota que tiene ganas de hablar con gente: Mientras cenamos nos cuenta el frío y miserias que ha pasado en esta jornada, además de hambre porque no había calculado bien la etapa. Para él ha sido un milagro encontrarse con el refugio cuando ha pasado la frontera en la Piedra San Martín. Es feliz con la cena, con las cervezas, con la tarta de chocolate que se regala de postre y sobre todo con las risas que nos echamos todos en la mesa contando cada uno sus aventuras. -Lo que no sé si roncaré un poco esta noche- nos dice, -con el frío que he pasado hoy-. -Tú tranquilo-, contesta Alejo mirándole serio -que tenemos cinta aislante...-. El de Vizcaya nos miraba y creo que sonreía. Al día siguiente quería hacer una pedazo de ruta también y había pedido el desayuno para las 4 de la mañana. ¡Un tío valiente!
Nosotros y creo que todo el mundo desayunamos a las 6:30 en el comedor. Yo había llevado nueces y avellanas pero no me resistí a probar un trozo de bizcocho casero riquísimo ¡¡Ay señor!! De reojo miré las tostadas de pan que mis compañeros devoraban con mantequilla y mermelada o con aceite y tomate además de queso pero con tres cafés manchados de leche supe contenerme. Y con tres unidades de insulina novo-rapid, claro.
|
Salimos a las 7:10 el sol no ha salido todavía |
|
Bajamos a Eskilzarra siguiendo la GR12 |
|
El refugio se queda detrás nuesta, en la falda de Lakora |
|
Rincones mágicos |
|
El Txamantxoia a nuestra derecha |
|
Pakiza Linzola |
|
Detrás y debajo nuestra queda la Hoya del Portillo de Larra |
|
Desde la falda de la Mesa buscamos una ruta hacia Petrechema sin bajar a la Hoya de la Solana |
|
En la cima con David, Alejo, Adrián, Iván y Jorge. Detrás se ve el Anie |
|
Castillo de Javier |
|
Primera vez que veo un lirio blanco (Iris latifolia) |
|
Ultimos metros a la cima de Petrechema |
|
Al bajar de Petrechema constatamos que todo Larra está seco. Hemos calculado mal nuestras reservas de agua y con un sol que nos machaca decidimos regresar por la ruta más corta. |
|
Suerte que casi todo el camino de regreso nos dio aire de cara... |
|
¡¡Queremos agua!! |
|
¡¡Y cerveza!! |
Mis miserias no fueron por falta de agua sino por una bajada de azúcar que no vi llegar. Bueno sí que la noté pero a cuatro kilómetros de la meta no quise tomar geles ni barritas y pensando en un bocata y una cerveza fresca en el bar del refugio proseguí la marcha hasta que hice plof (o casi plof). Tuve que devorar las chuches que llevaba Iván y las dos barritas energéticas que guardaba para emergencias para salir del apuro. ¡¡Ay señor, señor!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Haz un comentario!