miércoles, 22 de junio de 2011

Lakuntza - Aralar 2011

Desnivel acumulado: 2308 mts
Distancia: 28,5 kmts
VIII Edición de esta Carrera de Montaña magníficamente organizada por el Club Zalabarte de Lakuntza. El domingo 19 de junio amaneció un día espléndido, con un cielo azul totalmente limpio de nubes que llamaba la atención después de los días anteriores en los que parecía que habíamos vuelto al mes de marzo.  Quienes participaron en la Marcha de Montaña de Aralar el día anterior sufrieron un tiempo bastante regular: chubascos y txirimiri alternaron en una jornada fresca con nieblas en los altos que no dejaban ver más allá de la nariz.  Alguno de ellos estaba también el domingo en la plaza del ayuntamiento de Lakuntza dispuesto a estirar las piernas otra vez, hablo de José Antonio Salgado, ese fuera de serie que la semana anterior también encadenó dos super-carreras: Canfranc-Canfranc y Guara.  Sin comentarios, bueno sí: ¿Dónde están los límites?  La respuesta es que no hay, si algo te gusta, te entusiasma, adelante sin miedo.

Y después de estas chorradas filosóficas que tenía hoy en el bolsillo entraremos en harina:  La mañana estaba fresca a eso de las 7:50, cuando Edorta me recogió en Zizur y fuimos juntos hasta Lakuntza en unos 20 minutillos.  Tiempo de sobra pues para recoger el dorsal, saludar a los compañeros de armas y ultimar preparativos.  Por allí estaban, Nerea Amilibia, Salgado como ya he dicho, Jone Peláez y su amante esposo que también correría con ella (eso es amor), Alberto Vela y Angel de Adi-Ike, Fernando Zaratiegui -colega de la Vuelta del Castillo-, José Antonio Beriain, Iñaki, Javier, Iñigo y Miguel de Humiclima, Javier de Hiru-Herri...  Ya somos todos amigos.

Mi glucemia a las 8:40 es 121, así que caen dos pedazo de plátanos.  Después un masajito de Radio-Salil en los gemelos, unas carreras y listo en la salida cuando dan las 9:30.

Los primeros metros son cuesta abajo pero no nos engañamos y mantenemos un galope tranquilo, enseguida toca enfrentar la parte más dura de la carrera: La subida a Guardetxe son casi 600 mts de desnivel en muy pocos kilómetros.  El sendero asciende de forma continuada entre el bosque y hay contados rellanos donde podemos correr.  El corazón se nos sale por la boca y todo el aire es poco para enviar oxígeno a los músculos que se rebelan a nuestra exigencia.  Alberto ha desaparecido delante en los primeros metros, siguiendo a Nerea y a Alicia; Zaratiegui me ha pasado también un poco después, Iñaki lo mismo, aunque he podido ir con él bastante rato antes de quedarme atrás... ¡¡¡Uffff !!! ¿Cuándo llegamos a Guardetxe?   Pues pronto, porque ahora ya podemos correr un poco bajo un alto bosque de hayas, un par de toboganes y finalmente una bajada en fuerte pendiente a la carretera.  Ya estamos en el primer avituallamiento:  Dos vasos de agua, dos de isostar, como dos cuartos de naranja y agarrando dos trozos de plátano echo a correr por la ancha pista que se interna en el bosque de nuevo.  Qué oscuro está bajo las hayas... y que bien podemos correr porque ahora viene un buen rato de llaneo e incluso bajamos un poco.   Eso sí, el corazón sigue saliendonos por la boca porque nadie quiere ceder puestos.  Al adelantar a un corredor éste me dice: -¡qué envidia me das!-   Me vuelvo un poco y le contesto que todavía queda muuucha carrera y que luego será él quien adelante. 

Entramos en una especie de estrecho rocoso y el trote da paso a un atento caminar, trepando un par de escalones por las piedras.   Volvemos de nuevo a correr, más despacio porque toca subir de nuevo, hace rato que llevo a un corredor detrás, le hago señas para que pase si quiere pero me dice que no, que va de cine detrás mía y que si no le importa ahí se queda.  No me importa todo lo contrario, porque curiosamente, mi desconocido compañero de carrera no para de proferir exclamaciones y juramentos para vencer su agotamiento a las que yo respondo con palabras de ánimo.  El resultado es que ver a alguien que jura más que yo me crece un poco y me noto mejor -curioso-.   Al cruzar una regata le digo que enseguida llegamos al siguiente avituallamiento y que ya podremos ver el techo de nuestra carrera: la cima de Irumugarrieta.  ¡Hostia puta! - grita el colega al iniciar la última trepada antes de asomar a los rasos de Aralar.  Justo allí tenemos el segundo avituallamiento donde beberé dos vasos de isostar y agarraré otros dos trozos de plátano.  Llega Angel de Adi-Ike, que va un poco jodido porque ayer estuvo echando un partido de fútbol, pide reflex y se lo echa en el muslo. 
Foto Organización: Corriendo hacia Irumugarrieta seguido de mi "pupilo"

Pero mi colega y yo nos vamos, toca enfrentar la última parte de la ascensión que nos llevará por los extensos puertos de la sierra, donde caballos, vacas y ovejas pastan tranquilamente todos los días, todos los días excepto los domingos como éste que una cuadrilla de locos corren por la hierba...

Foto organización: Angel, con la camiseta blanca de Adi-Ike
Foto Organización: Edorta el tercero del grupo.

Angel nos adelantará llegando a las cercanías de Irumugarrieta, el techo de la Sierra.  - Voy reservón, que voy un poco jodido- nos dice, pero el caso es que tira para adelante y en la clasificación veré que ha llegado 9 minutos antes que nosotros, ¡menudo pájaro!

Foto de la organización: Cima de Irumugarrieta
Hay que echar las manos a las piedras en la última trepada, una alambrada nos señala la caída casi vertical que tenemos hacia el norte, donde la Sierra se precipita en el abísmo de las Mayoas. Un voluntario super voluntarioso nos ofrece su mano para superar el último peldaño, ¡A todos y cada uno!  Se lo agradezco efusivamente al tiempo que me despido tirando para abajo pues aunque el día es magnífico y las vistas desde aquí son insuperables, no hemos venido a disfrutar del paisaje.  Bueno sí, pero corriendo...

Corriendo despacito en estos primeros metros de la bajada pues la caliza asoma por todas partes en forma de cuchillos y nuestras piernas no llevan coraza  ¡cuidado!  Más abajo ya podemos acelerar pues enseguida nos encontramos de nuevo en las extensas campas herbosas de la sierra.  Siempre decimos que lo bueno de esta carrera es que cuando llegas a la cima de Irumugarrieta no queda sino bajar pero siempre hay toboganes con pequeñas subidas que cuando llevamos unos kilómetros se hacen duras de pelar.  Pero ¡cómo corremos sobre la hierba en esos largos descensos!  Después viene alguna subida, vale, pero enseguida bajamos otra vez y así llegamos a la chabola de pastores donde todos los años un animado grupo de voluntarios se monta una barbacoa de cuatro estrellas, también hay una mesa con vasos de agua e isostar, naranjas y trozos de plátano, pero ¡cómo huele lo que se está asando! nos invitan a algún trozo de pan de chistorra pero ahora que tenemos que volar no es el momento, después sí que lo pillaríamos a gusto. 

Seguimos volando y los kilómetros pasan rápido hasta llegar al último avituallamiento (1 vaso de agua y otro de isostar) antes de la bajada, la brutal bajada por el bosque hasta el fondo del valle.  Dejamos atrás la inmensidad luminosa que son los pastos de la sierra y nos internamos de nuevo en la oscuridad del bosque, cuesta acostumbrar la vista a la poca luz -al menos a mi-, y por ello aún miramos con más atención donde ponemos los pies en el descenso.  Y es que entre las hojas abundan las ramas y las piedras, al acecho de nuestra zapatilla, que si no pisa bien nos provocará un retortijón o algo peor. 

Mi compañero -que mirando la clasificación veo que se llama Juan Carlos-, continúa detrás y cada vez jura más alto y más seguido, hemos llegado abajo y ahora viene lo más duro: Unos tres kilómetros llaneando que si hace calor acaban por agotarle a uno.  Pero hoy tenemos un día genial, pues el aire todavía tiene un poco de frescor y nos alivia de los rayos del sol.  Hay un puesto con avituallamiento líquido donde sólo beberé agua y como me noto bien aumentaré el ritmo para dar alcance a dos corredores que nos han adelantado un poco antes, uno de ellos es Txus Unsión -de Manttale-, un veterano de Bera duro de pelar, pero también acusa los kilómetros y le echaré el guante al llegar al puente que cruza el Arakil.  Lakuntza está ahí arriba, a menos de un kilómetro ¡pero cuesta arriba!

Mantendré un ritmo mediano toda la subida hasta la meta salvo los últimos metros en los que avivaré la marcha porsiaca me pillan.  Mi tiempo: 02:55:00   __ Clasificación

22 segundos menos que en 2009.  Más viejo pero más rápido  ¡¡No está mal!! 

Este domingo nos las veremos en Ezkaurre, la Camille Extreme celebra su séptima edición y gracias a Adi-Ike estaremos otra vez en Isaba para sufrir y DISFRUTAR.

5 comentarios:

  1. Qué chula esta y a la Camille ...no me he apuntado, qué lástima, con la fantástica organización...
    Ahí tienes que correr un poco por mi, que me da mucha envidia.
    Algo de reflejos y ahí hubiese estado, saluditos, ¿Te has visto en el video de la Moleta?

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  2. Buenas carreras te estás pegando!! Vendrás a Boca o te coincide con alguna otra??

    A seguir dándole a la zapatilla.

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  3. como cuentas... un día de lujo (sol y fresco al mismo tiempo), yo tambien disfrute mucho mucho, lo de sufrir... ya no va conmigo, jajaja
    SALUDOS!
    Edorta
    nota. suerte el próximo domingo en Isaba.

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  4. Aúpa Edorta, qué majo sales en la foto ¿Eh? Y creo que también en alguna más, échale un ojo a la web de la carrera. Hiciste muy buena carrera creo yo, si te vicias al sado-maso tienes un futuro prometedor aquí. ¡Que no que es bromaaaaa! Estaremos en contacto.

    Manu, ya lo siento pero después de Isaba, descansaré alguna semanica, así que ni Boca ni Collarada... En una semana marcho de vacances a las Galicias y luego haré alguna excursión con el chaval, ya lo iré contando. ¡¡Un abrazo y no dejes de machacar!! Te queremos ver siempre arriba ¿Ok?

    ¡Manoooooliiiii! Sólo pido poder subir Ezkaurre como tú subiste la Raca, uséase rapidito y con alegría, je, je... Me comeré un plato de migas por ti ¿Vale? Pocas porque me suben mucho el azúcar, je, je...

    Carlos-Cansamontañas (no sé que pasa que no puedo firmar mis comentarios)

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  5. Qué caloruzo os ha hecho, espero que la hayas disfrutado, todo el día en cuerpo y alma en La Camille, bueno también un poco en La Travesera... te he pegado un par de gritos cuando pensaba que podrías estar subiendo al Ezkaurre, espero que te hayan llegado en forma de brisa fresca... y qué bien este año sin pistorro de cemento.
    Son fantásticos en Isaba, la bordan. Yo me quedo con los glúcidos de las migas para el domingo que viene.
    Un abrazo, espero tu crónica.

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