martes, 28 de junio de 2011

Camille Extreme 2011

Séptima Edición de esta carrera por montaña, que con 31.600 mts de recorrido y 4066 mts de desnivel acumulados este año prometía ser más dura por algunos cambios en su recorrido:  Menos metros por asfalto se habían de traducir en más exigencia para las piernas por aéreos senderos antes de enfrentar la ascensión a Ezkaurre y unas empinadísimas rampas para bajar a Isaba al final de todo, si además las previsiones amenazaban con temperaturas por encima de los 30 grados ¿porqué estábamos todos tan contentos y animados en el frontón de Isaba este domingo unos minutos antes de las nueve, la hora de salida?

Tedy, Alberto, David y yo habíamos salido desde Pamplona a las 6:40 para llegar a eso de las 8 a Isaba.  Una mañana buenísima con unos deliciosos 17 grados de temperatura que irían subiendo por momentos en una jornada de Sol tropical como las que no se recuerdan en el Roncal. 

Recogemos el dorsal, el chip y la guapísima camiseta conmemorativa y mientras nos preparamos podemos saludar a muchos amigos de Adi-Ike, de Txurregui, de Manttale, de Humiclima...  de Asamún, como Toño a quien este valle pilla muy cerca, hasta de Bilbao se ha venido Juan Luis -Volcán- con unos amigos que le han dejado aquí mientras subían a la Mesa de los Tres Reyes  - Tú vas a disfrutar más que ellos - le prometo, porque estoy seguro de que está fuerte y que hará un crono buenísimo; de Villanúa están mis amigos de Canfranc: los cuatro monstruos que subieron a la Raca sin parar de hablar y contando chistes, - cuidado con el calor -, les advierto - mirar que el sol del Roncal es africano... -  Exagero un poco, en plan chuleta, pero es que tengo para mí que estos cielos tan limpios y azules hacen que el astro rey pegue con más fuerza.  - ¿No llevas mochila? - Me preguntan los de Villanúa.  - No, - contesto-  la organización tiene bien cubierto el recorrido de avituallamientos e incluso te ofrecen agua en algunos otros sitios extra. 

Es por ello que sólo llevaré cuatro tabletas de gluco-sport y dos barritas en los dos bolsillos del pantalón.  Me he mirado la glucosa a las 8:17 y sólo tenía 70 así que me he comido dos plátanos y una barrita de cereales con chocolate. 

A las 9 en punto nos apretamos en la puerta del frontón y guardamos un minuto de silencio en memoria de Irene Edo, corredora de montaña fallecida recientemente en un entrenamiento.  Después la organización leyó unas emotivas palabras de homenaje a todos los voluntarios que hacen posible la carrera, más de 200 valientes y animados amigos que enseguida veremos en casi cada metro del recorrido, ofreciéndonos agua, bebida isotónica, sandía, frutos secos...  señalándonos el camino, advirtiéndonos si el terreno requiere atención, estando ahí cerca de nosotros todos el tiempo.  ¡¡Muchas gracias!!

¡¡Y vamos allá!!  Como siempre una vuelta por el pueblo, apretándonos casi en fila por las estrechas calles y saliendo por un aéreo sendero encima del río hacia Belabarce.  Pronto nos vemos corriendo por una ancha pista forestal donde ahora sí podemos ir tomando posiciones.  Me veo junto a Ander y Mikel pero me adelantaré un poco avanzando puestos ¡¡Qué ganas de correr tengo!!  Y es que esta semana sólo he salido dos días a andar en bici y uno a correr con los Amigos de la Vuelta del Castillo, así que en estos primeros metros me quiero comer el mundo...  Y me como el suelo porque justo donde termina la pista y empieza otro tramo de senda, tropezaré y caeré al suelo todo lo largo que soy. ¡No pasa nada! La rodilla un pelín tocada pero sin consecuencias, así que avanti.   No tardará en pasarme otra vez Ander, seguido de Mikel pero intentaré seguir su ritmo y no les perderé de vista hasta salir a terreno despejado en el Valle de Belabarce, donde trotamos por los verdes prados y llegamos al primer puesto de avituallamiento.  Dos vasos de agua, la mitad del segundo me la echaré por la cabeza y es que el sol se empieza a notar. 

Dejamos atrás los verdes rasos y enfrentamos la primera subida fuerte por un espeso pinar por el que iremos cogiendo altura hasta situarnos en el cordal de la sierra formada por las puntas Murúa, Garbisa e Iturburua.  Entre subidas y bajadas más de 500 mts de desnivel positivo que iremos descontando del total.  Una vez arriba podemos ver a nuestra derecha la blanca osamenta de Ezkaurre y a la izquierda las cumbres de Anie y la Mesa entre otras, que destacan por encima de los pinos, abetos, robles y hayas... esa inmensa alfombra verde oscura que son los bosques del Pirineo Navarro. 

Fotos de la organización

Segundo avituallamiento, aquí beberé dos vasos de isotónico, dos cachos de plátano y otros dos de naranja, tras de lo cual enfrentaré con buen ritmo una cuesta herbosa entre pinos.  Pasada esta cuesta corremos de nuevo por una pradera despejada, en su mitad hay un voluntario que nos informa del puesto que llevamos:  114, 115 y 116 -nos dice a los tres que vamos, - ¡a 13 minutos del primero!- Me pasa Txus Unsión -de Manttale-,  ¡Ya me cogerás después Carlos! - me dice, pero luego lo perderé de vista en la fuerte bajada que nos lleva hacia Zuriza -Huesca-. Ya soy el 115...   Distinguiremos el camping entre los árboles ahí abajo, mientras faldeamos la montaña por un sendero donde un voluntario nos pide que prestemos atención, pues la ladera es muy empinada.  Me cuesta mantener el ritmo en este tramo, sorteando árboles y piedras, en contínua tensión para no perder el equilibr io y caer rodando ladera abajo.  Llegamos al tercer avituallamiento y me detengo para recolocarme los calcetines: En los talones empiezo a notar principios de ampolla, en fin...  Mientras me aparejo las zapatillas me pasan al menos una docena de corredores, en fin...   Un trago de agua y a correr de nuevo.

Puerto de los Navarros, podría ser el Tourmalet en el Tour de Francia... o la cima de Aitzkorri en Zegama, pero no, esto es la Camille y los bosques debajo de Ezkaurre se congrega una multitud de gente animando entusiasta a su amigo, a su hermano o a su novio, a su madre y quizás también a su abuela.  Empieza una zona durísima, la más exigente para mí del recorrido.  Trepamos metro a metro por el oscuro bosque de hayas que tapiza los pies de nuestra montaña preferida, salvajes rampas de más de un 30% de pendiente que nos empiezan a pasar factura.  Algunos montañeros que ascienden con la mochila se apartan a un lado para dejarnos pasar, les doy las gracias pero dentro de mí lamento que se quiten porque prefería su paso al mío, que no sé si podré mantener hasta arriba. 

Otro avituallamiento antes de salir del bosque, bebo dos vasos de agua ¡qué rica!  Saludo a Jorge, del Deportivo Navarra, que junto con Pasqui tiran para arriba mucho mejor que yo, lo suyo es la orientación pero están fuertes en todos los terrenos ¡qué envidia!

Dejamos el bosque abajo y nos metemos en el reino de la roca, la pendiente sigue siendo muy fuerte y mirando arriba podemos ver la hilera de corredores que nos precede  ¿Estarán por ahí Alberto, Tedy, Ander, Mikel, Txus, Jorge, Pasqui... ?  Seguro que sí, o a lo mejor ya están bajando de la cima, vete a saber.

La cima la puedo ver un poco después, todavía muy arriba y muy lejos pero ahora la pendiente es un poco menos fuerte.  He parado un par de veces a tomar aliento, mi memoria es mala pero creo que este año me está costando más  ¡ufff!  Menos mal que pega un poco de aire, que si no...

Fotos Organización

Muchísima gente también aquí arriba animando  ¡Que día para disfrutar de esta cima!  En la Mesa distingo un pequeño nevero, también queda alguno en los Alanos y Pedraforca, allá en Ansó (Huesca), pero son más pequeños que otros años.  El viento viene de allí ¿o es sur?  Vete a saber, pero qué bueno sabe aunque vamos en tirantes.  Paso por el control y me acerco al avituallamiento, comeré dos o tres cachos de sandía, beberé dos vasos de isotónico, otros dos de agua...  ¡Qué tíos!  Todo esto lo han subido aquí a la espalda.  ¡Muchas gracias!  ¡Nos vemos en Isaba!
Fotos organización

Otro voluntario me señala el camino a seguir, un extenso pedregal que en suave pendiente desciende al sur de la cima.  Nos pide precaución pero en mi caso no es necesario, no tengo ninguuuuna prisa, y es que además de que se me da fatal este terreno, me cuesta echar a correr:  llevo días con el ciático incordiando en mi pierna derecha y ahora me he enfriado un poco y me tira.  Poco a poco, las piedras son menos feas, mi pierna entra en calor y mis pasos serán más rápidos.  Todavía no lo llamo correr pero voy cogiendo un poco de ritmillo  ¡Venga que sólo faltan 10 kmts!  - me digo para animarme, porque delante mía empieza una especie de valle rocoso donde temo no llegue a dar viento y me ase a la plancha.  Por suerte no es así, el aire sigue pegando y además lo paso enseguida.   Bajando unas rocas me encuentro con Aldapa, que me saca unas fotos y me anima, pero le digo que voy fastidiado y que hoy me basta con llegar.  Al poco decido parar otra vez para estirar los calcetines, a ver si ese pico en el talón no se convierte en una ampolla.  Me cuesta atarme las zapas, se me acalambran los muslos al estar quieto ¡Ay, ay, ay!  Mientras siguen pasando corredores, entre ellos la veterana Irene Sarrionandía, seria y concentrada en su menudo cuerpo de atleta, sin pestañear siquiera mientras salta de piedra en piedra, montaña abajo. 

Reanudo la carrera y observo que en esta parte, la más comprometida, no hay ninguna zona sin la presencia de voluntarios, visibles con sus camisetas naranjas fosforito. 

Las peladas y blancas paredes de Ezkaurre van quedando a nuestra espalda y enfilamos camino hacia Punta Godía  primera de las tres pequeñas cimas del cordal herboso por el que discurrirá la última parte de nuestra penitencia.  Hay algunos pinos salpicando la cima de la primera, que es la más alta.  Los miro de reojo mientras corro por la hierba pues todavía vamos de bajada, después el terreno se pone horizontal, aún puedo correr... Pero luego empieza la subidica ¡¡ufff!!  No pega nada de aire ahora y tengo la boca seca pues desde la cima no he bebido nada.  Un corredor delante mía se para a estirar los gemelos, sufre intensos calambres y no puede dar un paso.  Muy cerca hay dos voluntarios y uno de ellos sacará un spray de reflex que como agua de mayo paliará el problema.  Yo también le pido un poco en los cuádriceps, que no hace mucho también me estaban incordiando a mi.  De ese modo podemos superar la cumbre e iniciamos la aproximación a la siguiente.  Otra vez me cuesta volver a corretear, aunque hay buen terreno de hierba en bajada y es que el ciático sigue haciendo la puñeta. Por suerte el aire nos vuelve a pegar, algo es algo.

Siguiente cima: Pico Armaia.  No tiene pinos y es un poco menos fuerte de subir que la anterior -creo-, pero mis piernas están peor y debo trazar varios zig-zags para superar la cuesta de hierba, una ladera que podría subir corriendo de no llevar la paliza que llevo, pero bueno, lo importante es que no me de un calambrazo que me caiga al suelo y toco madera  mentalmente.  Al llegar arriba un voluntario me anuncia la proximidad del siguiente avituallamiento -me debe ver muy jodido-.  Efectivamente un poco más abajo hay un grupo de chicos con una mesa de camping llena de vasos de agua, coca-cola y acuarios ( o lo que sea)  pillo una coca-cola pero está super caliente y tras beber un poquillo lo vacío disimuladamente, después bebo un vaso de agua,  que casi no me entra tampoco y me despido dándoles las gracias.  La siguiente cima es la menos dura de las tres y mirando el reloj veo que enseguida llevaré cuatro horas de carrera.  ¿Podré terminar antes de 5 horas?  Me pongo ese objetivo para volver a correr cuando el terreno lo permite de nuevo, y vaya si lo permite porque la bajada es de esas que si te caes no dejas de rodar hasta abajo del todo...  Cuidadín  ¡ay qué daño me hacen los pies!  Estoy flanqueando una empinadíma ladera de hierba y en la estrecha senda no cabe ni la zapatilla por lo que es más seguro pisar fuera, los pies se retuercen y sufren ¡ay que me caigo!  Casi, pero no...

Vuelvo a entrar en el bosque, ahora voy sólo, hace rato que he perdido de vista al corredor que tenía delante y tampoco veo a nadie por detrás.  Pero no me preocupa, el camino está perfectamente señalizado y además llego a otro avituallamiento.  Sólo les queda agua pero lo cierto es que no me entra más que medio vaso, y no será porque no tenga la boca seca... Me concentro para respirar sólo por la nariz aunque me cuesta por el esfuerzo que exigen los kilómetros.  Hace mucho calor, me detendría pero pienso que entonces aún hará más calor, así que sigo corriendo...  En un recodo me cruzo con Raúl y con Javi -de la organización-, suben con varias botellas de agua para proveer el puesto que he dejado atrás  - ¿qué tal vas?  Me pregunta Raul . - ya puedes ver - le digo con cara resignada, - sólo quiero llegar a Isaba, nada más- .  - ¡Guarda fuerzas para el tubo por el que tienes que bajar! - Me advierte Javi, y me pasa una botella a la que sólo doy un pequeño sorbo.  -¡Gracias, hasta luego! - me despido prosiguiendo la carrera, y pensando preocupado en la última bajada:  Ya no será por la pista de hormigón sino por el bosque y la organización advirtió que podía ser más duro...

Llego a la pista de hormigón y me tiro por ella siguiendo las señales ¿y el camino?  Será más adelante, pienso, pero casi me entran dudas porque se me hacen largos los más de 600 mts de duro hormigón, y eso que es bajada...   Por fin, en una curva veo que las señales me meten al bosque.  ¡Qué oscuro y qué bien se está!  Voy por un buen sendero, ancho y fácil, por donde correr es casi una delicia  ¿y la bajada?  Enseguida me encuentro arriba de una especie de "tubo" vegetal, empinadísima rampa de tierra, hojas y barro por donde me tiro sin pensármelo dos veces. 

Bajo y bajo, metros y metros sin ver el final.  Alcanzo a un corredor que se ha parado: Se masajea los muslos totalmente acalambrados y me dice que está jodido.  No veo forma de ayudarle, yo mismo estoy roto aunque mis piernas aún resisten, le doy ánimo, que ya nos falta muy poco y que baje despacio (¡qué remedio!).  Prosigo la bajada y enseguida entre las copas de los árboles veo unos tejados ¡Tiene que ser Isaba!  ¡Si, es Isaba!  Por suerte, la especie de tobogán por donde bajaba desemboca en la pista debajo del pueblo y a tan sólo 500 mts del frontón ¡de la meta!

Son las dos de la tarde, el sol cae con toda su fuerza pero consigo seguir corriendo aún cuando el terreno se pone cuesta arriba, incluso muy cuesta arriba al entrar en el pueblo para recorrer los últimos metros antes de la meta  ¡¡Qué calooooooooor!!   Mi tiempo: CINCO HORAS.

Clasificación.

Al entrar en el frontón no puedo ni con las tabas, un chico me pide que espere mientras sale el diploma con mi tiempo y mis parciales.  Agarrado a la barandilla justico puedo coger la cartulina y dando las gracias me meto en el barullo de corredores y familiares.  ¿Dónde hay una silla?  Consigo una al lado de José Miguel -Humiclima-, que tampoco está muy "católico".  -¿Qué tal?- acierta a preguntarme.  -Ya puedes ver - contesto,  -hecho polvo, mal muy mal. -.  Y es que estoy agotado, veo a otros compañeros que están alegres, comentando la carrera, bebiendo cerveza, comiendo...     Yo tan sólo puedo beber agua, pero no acabo de recuperarme... Es la típica sensación de desgana que alguna vez he tenido al terminar una carrera, me pasó el verano pasado en San Millán, que al principio no podía probar bocado en la comida que nos dieron y que luego cuando se me pasó me comía las piedras...

Me levanto, y veo a David que ha entrado un minuto detrás mía, está contento y muy animado.  Para él esta carrera era un poco la prueba de fuego para la ultra del Aneto y ha regulado todo el tiempo para no sufrir consiguiendo terminar que era lo que quería.  Recogemos las magníficas bolsas de corredor que la organización nos ha preparado a todos (sidra, vino reserva, chorizo, conservas...)  y decidimos ir a las duchas, ya comeremos después.  Y es que yo veo las migas sin ningún interés, sigo con el estómago revuelto, tanto que al salir acabo echando todo lo que he tomado en la carrera, TODO, TODO.   

Mis amigos se preocupan pues saben de mi diabetes pero cuando puedo coger el medidor veo que tengo 194, así que no hay miedo de Hipoglucemia.  Les tranquilizo, que ya me ha pasado otras veces y tal, pero insisten en que me vean los de la Cruz Roja.  Se acerca un chico y le explico que ya estoy mejor después de vaciar el estómago y que me voy a duchar.  - Vale, pero danos un toque si te sientes peor ¿O? -  Me advierte.  - Vale, no te preocupes - Le prometo, y me voy con David a las duchas. 

Me cuesta quitarme los pantalones pues los cuádriceps se me acalambran, pero por fin lo consigo y el agua templada de la ducha me deja de maravilla ¡qué bueeeeeenaaaaa!

Por allí está Iñaki - también de Humiclima- que tampoco lo ha pasado muy bien hoy, somos muchos los que hemos sufrido más que otras veces y es que ha sido un día muy duro de calor.  Pero en fin, es lo que tocaba ¿No?

Al salir de las duchas me tiro en la hierba y me vuelvo a poner malo  ¡ufff!  Vuelta a echar el estómago ¡pero si no quedaba nada!  Sí, todavía quedaba algo... 

Al lado está Volcán, le hago una broma pero casi ni contesta, me parece que también está tocado como yo...  También hay un tercer chico tumbado que por lo visto tiene la tensión un poco baja.   Se acerca una chica de la Cruz Roja y nos mira las constantes:  Yo estoy bien de pulsaciones, la tensión un poco baja pero es normal después de la paliza ¿No?  El azúcar lo tengo en 170  - sigue alto-.    Volcán en cambio lo tiene muy bajo y como también echa todo lo que bebe no puede pensar en arreglarlo con coca-cola así que hablan de ponerle un suero de glucosa.  ¡Mecachis la mar! Y yo que le había dicho que iba a disfrutar... 

Pero qué leches, no sabéis lo precioso que estaba el monte...



Imágenes de la Camille Extreme 2008
Una hora después parábamos en Yesa y una Coca-Cola me dejó como un reloj.  En Pamplona y en Zizur Mayor el termómetro marcaba los 36 grados.  ¡Cayeron tres cervezas esa tarde!

Gracias Alberto, Tedy, David, Javier...  Por preocuparos y por estar ahí.

8 comentarios:

  1. "madre del amor hermoso" esto es lo que exclame cuando vi la clasificación y te vi a ti (carlos) marcar un crono de CINCO HORAS. Yo que tengo un nivel "similar" al tuyo, ya me dije, "que bien" hice en no ir, jejeje
    Estoy convencido que es una carrera preciosa, pero... aun no me he quitado la "L" del todo y... meterme en semejante y con el calor que hizo el domingo... como que no.
    Bueno campeón! me alegro que la terminas y recoperases (mas tarde que pronto) pero recuperado, jeje
    ¿en la próxima nos vemos? talvez kmvertikal de Uharte Arakil ¿????
    QUIEN SABE, jejeje
    SALUDOS TITAN!!!

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  2. Vaya paliza Carlos! Enhorabuena Crack!!!

    En un comentario del blog de Bea ya le dije q había q modificar la clasificación de tipos de diabetes y añadir un nuevo tipo. Tendríamos los tipo 1, tipo 2, Lada y ... vosotros 2!!!

    Yo tengo facilidad xa acabar las carreras como tú en esta ocasión y nunca he tenido una hipo, siempre he estado alto. No sé q tipo de mecanismo se activa en el cuerpo cuando nos ponemos así.

    A descansar y a pensar en la próxima!

    Saludos,


    David Díaz (Diatlétic)

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  3. Carlos, te voy a mandar 10€ para que te compres dos bocatas de tortilla y un arroz con leche, que te me estás quedando en los huesos!!!!
    ¿Pero qué tiene esto que a pesar de acabar hechos polvo seguimos y seguimos.....?
    Un abrazo y a recuperar todo lo perdido.

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  4. Un abrazo, estás fuerte, eres uno de los supervivientes de las carreras de esta semana.
    Ale... Super-Carlos!

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  5. Conviene desdramatizar un poco mis crónicas y sobre todo aclarar que mi mal cuerpo al llegar a meta es por varias causas, como son la vaguería, molestias en pieses y lo del ciático, por todo lo cual no he metido los entrenos suficientes esta temporada. Debería haberme pensado más el inscribirme a esta carrera, pero me podía el vicio y el poco fundamento y ¡hala! De cualquier forma como bien dice Manoli soy un superviviente que consiguió llegar a la meta -y no todos lo hicieron-, ahora bien, si un helicóptero en la cima de Ezkaurre me hubiera ofrecido bajar a Isaba me lo habría pensado muy poco -y habría subido-.
    ¡Manu! Tú sí que tienes vicio... ¡Y poderío! Sigue así que este año vas a hacer historia campeón!!!!!
    En cuanto a los niveles altos de glucosa aún después de la paliza, tengo comprobado que siempre los tengo si voy mal -uséase sufriendo-, porque si voy bien, por mucha paliza que lleve saco unos controles de libro. Lo mismo que tú en tu excursión por Cavals des Vents, menuda gozada...
    ¡Edorta, el próximo año te quiero ver en Isaba!

    Carlos-Cansamontañas

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  6. Super-Manoli ¡Tú sí qué estás fuerte! Seguro que habrías hecho buena carrera ¡máquina!

    Carlos-Cansamontañas again

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  7. Carlos, eres un crack , te admiro mucho. A ver si en un par de añitos estoy para correrla. nos veremos por alli.

    Un abrazo!!

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  8. Carlosssssss donde estassssss??????
    Los amigos de la Vuelta del Castillo te reclaman para entrenar.
    saludos y abrazos campeón.
    Txema y compañia

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