domingo, 31 de mayo de 2020

Lerín Trail

¡¡Carlos el Domingo vamos a Lerín que Iñigo nos tiene preparado un entreno chulo por donde va la carrera de Los Pinares!! - me soltó Alejo el otro día.  Me apunté sin pensarlo porque esa carrera era la siguiente en la que iba a participar después de la de Aibar y la Galar...  Iba a ser el Domingo 22 de marzo y por supuesto se canceló con el Estado de Alarma en el que todavía nos encontramos, ahora estamos en la fase 2 pero entonces estábamos en la Fase Fin del Mundo Quietos en Casa.

El Cross Pinares de Lerín son dos pruebas de 5,2 y 12,3 kmts a elegir.  He participado al menos tres años en la larga y me gusta mucho porque es una prueba corredera (genial para asfalteros) que discurre por pistas y sendas de tierra de buen piso, en la que puedes estirar las patas a todo lo que te da la caja. Hay una pequeña subida (mal para asfalteros) pero que solo son 80 mts de desnivel en cuatro saltos que diría Kilian Jornet...

Pues eso, que hoy hemos ido a Lerin con muchas ganas de correr por esos pinares que se levantan entre fincas de cereal en esta zona de la Navarra Media tan distinta de la verde y más alta del Pirineo... David, Alejo y yo hemos salido a las 7 de la mañana y en unos 40 minutillos estábamos en este pueblo famoso por sus vinos, sus espárragos y su... San Silvestre, entre otras cosas. Allí hemos echado un café mientras esperábamos a Iñigo y Jaime -su hermano-, que no han tardado en aparecer.

Saludos con el codo y la mirada, los ojos brillando por la alegría de encontrarte con buenos amigos que comparten afición: Sudar como ceporros en pantalón corto ¿Qué otra cosa es mejor? Solo una: El almuerzo que nos promete Iñigo después de la excursión, así que con ese premio en perspectiva hemos iniciado un trote a ritmo tranquilo por un camino junto a las huertas en la ribera del río Ega.

La mañana fresquita, ideal a esta primera hora de un día que luego será caluroso.  Dejamos el camino ancho junto a las huertas y nos tiramos entre campos de trigo y cebada, todavía verdes.  El campo está precioso y con el rojo de las amapolas solo nos falta la compañía de Heidi, ¡El abuelo soy yo! bromeo a mis compañeros... ¡Y Alejo será el perro Niebla!, no porque sea tan grande como un San Bernardo sino por lo perro que es en las bajadas, que se tira como un misíl sin tener miedo de tropezar... ¡Qué envidia nos da!

Alejo se ha subido a una palomera para hacernos la foto: Iñigo, detrás suya Jaime, David y servidor todavía con buena cara...

Caminos dentro del pinar

Estamos disfrutando, yo un poco menos que mis compis porque esta es mi primera semana de "correr-correr": Cuando nos dejaron salir de casa y hacer deporte a principio de mayo, el gemelo de mi pata derecha se fastidió el primer día y me pasé a la bici y a caminar hasta que el Miércoles de esta semana subí a Peña Izaga.  Mi primera salida montañera me dejó los cuádriceps con agujetas de libro, de libro gordo, pero aún así ayer me metí una vuelta con la bici por el Perdón en la que me pasé de kilómetros. Me pasé digo porque hoy me noto cansado.

Para mi sorpresa no obstante, consigo mantener el ritmillo de Iñigo dentro del grupeto, subiendo y bajando por los estrechos senderos que tan pronto nos llevan a cruzar una finca como se meten entre bosques de pinos, subiendo y bajando, subiendo y bajando...  Casi todo el rato a la sombra.

La pista que sube al cementerio es larga y cuesta arriba, muy tendida pero larga, larga, y cuesta arriba... Aquí nos pega el sol aunque todavía no molesta, además enseguida nos vemos corriendo de nuevo a la sombra del pinar, por el orillo de un extenso campo de trigo y ganando altura sobre un paisaje que se pierde a lo lejos en un mosaico de verdes claros y oscuros...

Ganamos altura de nuevo por una especie de cortafuegos hasta una pista que me suena: Es por donde volvemos en los últimos kilómetros del Cross.  Ahora en sentido contrario llegamos al "escalón" que en la carrera se sube pero que ahora bajamos.  Mis cuádriceps se resienten pero no les hago caso...

Al llegar abajo Iñigo no nos lleva por el itinerario del Cross que es más por pistas sino por un subi-baja entretenido de senderos en los que hasta yo puedo alargar la zancada en los descensos, la sensación de piernas cansadas ha desaparecido y viendo que llevamos casi 13 kmts me las prometo felices (nos habían dicho que serían 15 más o menos).

Pero eso era un cálculo aproximado, muy aproximado: Al salir a una pista que finaliza en el pueblo, nuestros anfitriones nos señalan una sierra de pinos encima nuestra: La yesera, por donde discurre la carrera Ibaigorri de BTT y en la que nos prometen un infierno de al menos tres toboganes cañeros totalizando más de 300 mts de positivo acumulado.

Mis patas dicen que sí pero mi caja ya no da más y llegaré arriba caminando.  Mis compas de excursión se detendrán en dos o tres ocasiones a esperarme  y no será hasta la bajada final que podré tomar la carrera decentemente.

Y tanto que peligro... ¡¡Socorro no puedo máaaaas!!

Solo queda bajar, pero no me tengo en pie ni para la foto...

La excursión en mi Garmin

Lo que yo esperaba: 12 kmts y doscientos mts de desnivel postivo

Lo que nos han preparado: 18,45 kmts y 526 positivos

-¿Os ha gustado la carrera?- Nos ha preguntado el bueno de Iñigo llegando al pueblo... - ¡Una puta mierda, no vengo más!- Le he contestado sofocado...  Pero juro que volveré y muy pronto: Es un recorrido súper-guapo y dentro de una semana mi cuerpo sí lo podrá disfrutar.

Lo que sí hemos disfrutado ha sido el super almuerzo en el Restaurante la Cadena, donde nos hemos puesto hasta arriba de huevos fritos, panceta y chistorra. Dos botellas de litro y medio de agua mineral, unas jarras de cerveza para mis colegas y una copa de vino para mí.  ¡¡Olé, olé!!

¡¡Un placer Iñigo y Jaime, muchas gracias!!  ¡¡Y que envidia de caminos y senderos para entrenar cambios de ritmo!! Casi os los cambiamos por el Perdón, jejeje

Mis glucemias ha sido lo que mejor ha ido esta mañana: 88 a las 6 de la mañana, dos uds de novorapid y he desayunado un café con leche y unas almendras. 97 a las 7:48 en Lerín donde he tomado un café largo de agua. 98 a las 9:31 cuando hemos empezado la yesera y me he venido abajo... 78 veinte minutos más tarde cuando no podía con el alma y al sentarnos a almorzar tenía 90.  No me he puesto insulina porque no he probado el pan y he mantenido buenos controles hasta las 14:30 cuando me he levantado de la cama en casita... Es que he llegado muerto matao...

Esta vuelta voy a repetirla lo más pronto que pueda porque es cojonuda.  Pronto estaré en Lerín de vuelta...


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