lunes, 19 de octubre de 2015

El Otoño ha llegado a Peña Izaga

Con una poca de lluvia además, para ponernos en ambiente. Y un poco de aire y frío cuando hemos llegado a la ermita Santi, Iván, Sandor y yo. Sandor es el perro labrador de Iván, un bicho tranquilo al que no le hemos oido ni un ladrido en toda la mañana. Ni siquiera cuando a la vuelta de unos bojes nos hemos dado de morros con una cuadrilla de korrikolaris -txurregis y algún run19-, que hoy también se han acercado a esta montaña para seguir el recorrido de la próxima carrera que tendrá lugar aquí el uno de noviembre.  Xabier Zarranz, Eneko Hernandez, Edorta Elizalde entre otros, se han comido 26 kmts como unos campeones, para eso han salido una hora antes que nosotros, eso sí, bien provistos de frontales porque hasta las 8 casi no se junan tres en un burro.

El Viernes lucía el sol y el Pirineo se veía claramente hacia el Este.

Nosotros no hemos querido madrugar tanto y eran algo más de las 8 cuando salíamos también desde Ardanaz con el sano propósito de sudar un poco subiendo a los 1355 mts de su cima y dar una vuelta por su lado Sur - Sudeste.  Cuando íbamos en el coche he aprovechado para pillar un recorrido de Wikilok de 17 kmts y pico de distancia y que tras subir arriba de la sierra discurría también por las otras dos cimas del lomo que desciende en dirección Sur y rodeaba después la montaña para volver a la ermita y regresar a Ardanaz por la misma ruta, la clásica de esta montaña. Su autor: Chutegui.

Las primeras cuestas nada más dejar atrás la fuente de Ardanaz siempre se hacen duras. Este mismo Viernes había subido corriendo, pero cuando he visto a Santi que andando llevaba la misma velocidad que yo, he decidido dejar la gimnasia para otro día, ufffff...  Y lo cierto es que andando iba igual de sofocado, no sé si es el resfriado que estoy casi acabando o la panzada que nos metimos ayer en la comida del Trizurko pero todo el aire que tragaba a bocanadas era poco para mantener el tipo junto a mis compis de excursión. ¡¡Esperarmeeeee...!!



El bosque de hayas que se esconde bajo las paredes en la cara norte de la montaña está precioso. Bajo los árboles sigue siendo de noche y todavía más entre los bojes que se cierran sobre nosotros como si de un túnel vegetal se tratara.  Así era hace unos años casi hasta la ermita pero en el verano de 2009 un incendio arrasó el bojedal más arriba de los escarpes y casi acabó también con una parte del hayedo.  Por eso dejamos enseguida la oscuridad del bosque y el cielo nos recibe con una leve lluvia que nos irá mojando hasta llegar a la ermita. Allí además sopla un aire bastante fresco por lo que aprovechando el abrigo de la enorme construcción nos ponemos el chubasquero y enfrentamos los últimos ciento y pico metros de desnivel hasta la cima. ¡¡Vamossss !!





Arriba todavía hacía más aire y más fresco, ni pensar en almorzar, una foto y nos tiramos para abajo pero hacia el otro lado, siguiendo dirección Sur por terreno de hierba y bojes y con la vista puesta en dos cimas que se levantan del lomo de la sierra. Algún escalón rocoso que salvamos con cuidadín pues la especie de conglomerado de piedra redonda que forma la montaña resbala especialmente con la poca lluvia que ha caído hasta ahora. Tras el encuentro con los Txurregis, que nos advierten de que el terreno no está del todo limpio proseguimos nuestra excursión. Hasta aquí hemos podido seguir las marcas de la carrera pero llegados a la segunda punta -Santa Gata-, nos tiramos a nuestra derecha para faldear las laderas que miran al valle de Elorz.

Allá van los Txurregis y los Run19 !!!








La ruta del Wikilok nos da mucha seguridad pues aquí hay muchas sendas de ganado y siguiendo las indicaciones llegamos a una pista bien marcada que casi sin bajar ni subir nos llevará por entre los bosques de quejigo que cubren esta vertiente hasta la pista que sube de Zuazu. El paseo no será cómodo pues todo el desnivel que hemos perdido tendremos que recuperarlo, pero disfrutamos de un paisaje casi salvaje y desconocido para nosotros que nos compensa del esfuerzo.


La ruta en mi Garmin 
Todas las fotos aquí

Debería ser obligatorio correr por los montes en Otoño, debería ser obligatorio sudar, resoplar, cansarse, agotarse... Debería ser obligatorio disfrutar corriendo montaña abajo.  Debería ser obligatorio ser feliz.  Dedicado a Escagüés, que seguro ha sido feliz en Echo y nos ha hecho muy felices a todos mientras ha estado con nosotros. No te olvidamos.


4 comentarios:

  1. Correr por el bosque impregnados de la humedad del otoño, envueltos por el colorido entorno, produce una sensación la mar de placentera. Salud y montaña, amigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y el aire está cargado con el intenso olor de la tierra mojada, de las hojas secas, de los hongos, de la lluvia... Qué maravilla!! Y todavía quedan días de este Otoño para disfrutar, a por ellooooosssss!!!

      Eliminar
  2. Que bonito, desde luego debe ser una delicia, buena pinta esa carrera, lástima no poder estar. Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Sí señor, es una zona muy chula y no muy conocida. Bueno, a ver cómo sale esta primera edición y si te la podemos contar para que vengas la próxima jeje

    ResponderEliminar

¡Haz un comentario!