lunes, 24 de octubre de 2011

UN PASEO POR LA SELVA DE IRATI


Un paseo que en mitad del otoño te lleva por el hayedo más extenso de la vieja Europa es una maravilla, si además te reencuentras con un amigo a quien hace demasiado tiempo que no das un abrazo... es otra maravilla.  Y si además conoces a otros dos excelentes señores como son Antonio y Pablo ¡ya son tres maravillas!

Hace ya mucho que Alberto dejó Pamplona para irse a currar a Valencia, después pasó a Teruel y ahí sigue tan contento, pues es más amigo de las ciudades pequeñas y del campo que de las grandes capitales.  Desde esa pequeña ciudad que también existe se han venido los tres en un viaje organizado para recorrer a patita la zona de Quinto Real en Navarra.  El jueves salieron de Pamplona hacia Alzuza para llegar hasta el Puerto de Erro caminando por el monte y desde allí en taxi fueron a Eugui donde pasaron la primera noche.  Al día siguiente otro taxi les subió al puerto de Artesiaga, punto de partida de su segunda jornada rodeando el Adi por su ladera norte, para bajar después por el Hayedo de Odia al Valle de Sorogáin y seguir luego hasta Roncesvalles. 

Menuda suerte han tenido con el tiempo, pues en octubre no sería raro que les hubiera pillado una semana seguida lloviendo, pienso mientras conduzco el coche en dirección a Roncesvalles el sábado por la mañana.  He quedado en pasar a buscarles para acercanos a Orbaizeta, en el vecino Valle de Aezcoa que es una de las puertas a la Selva de Irati, a donde les he propuesto hacer un buen paseo.  Hoy también ha salido un buen día pero hace frío: Cero grados marca el coche y no hay más que ver los prados de Burguete blancos de escarcha.  Pero a las 9:30 el sol ya está muy alto y la temperatura sube por momentos. 

Saludos y abrazos, presentaciones, chistes y risas... - ¡No has cambiado nada!  -  ¡Pues tú estás igual de feo que siempre! -.  Los cuatro subimos al coche con los bártulos y rumbo a Orbaizeta desde donde cogeremos la pista asfaltada que lleva al embalde de Irabia, en el corazón de Irati. 

Diez y media de la mañana en el Collado de Orión, también llamado de Ibiaga.
Alberto, Antonio, Pablo y Carlos -servidor de udes-

Paramos en el punto de Información, hay que pagar 3 euros por el coche y tras comentar nuestros planes con unos de los guardas continuamos.  Sólo unos pocos kilómetros más, hasta el collado de Ibiaga, donde se levantan las chabolas de pastores de Orion, en las faldas del Mendizar, que con sus 1323 mts es uno de los mejores miradores de Irati:  Debajo de nosotros el  mar de hayas se extiende hacia el Sur, sus aguas en olas verdes y amarillas rompen contra las Sierras de Abodi y Berrendi mientras que hacia el Este lo hacen contra las laderas del Ori, el primer dosmil viniendo desde el Cantábrico. 


Un momento mágico: Primero las escuchamos "gruir" y después las vimos volando en formación.  Las grullas venían del Norte y en la vertical de Irati dieron algunos rodeos tras de lo cual volvieron al lado francés.

Sopla un fresco aire Sur que nos obliga a ponernos algo más de ropa mientras iniciamos el descenso en busca del GR11, sendero que cruza por las faldas del Mendizar justo por encima del bosque.  En poco rato llegaremos al Puente de La Cuestión, en la muga 225, donde confluyen las regatas de Kontrasario y Eguergio.  Almorzaremos aquí, sentados al sol y a orillas del pequeño río que enseguida va a dar al embalse de Irabia.

Ahí abajo, al pie del carretil que trepa la ladera está el Puente de la Cuestión.
Muga con Francia.

Un buen sitio para almorzar
Estaríamos horas tumbados en la hierba, pero nuestro objetivo es llegar hasta el Okabe, así que recogiendo todo nos volvemos a poner en marcha para subir por un estrecho carretil a la cabaña o txabola de Kontrasario, una pequeña granja de ovejas con vivienda anexa cuya humeante chimenea señala estar ocupada.  También hay ropa tendida y niños jugando a la entrada  ¡qué magnífica casita de vacaciones en este paisaje de cuento infantil!

Txabola de Kontrasario

Continuamos el sendero pero más adelante nos despistamos y lo perdemos de vista.  No pasa nada puesto que la ruta es evidente y ponemos dirección a un collado tras el cual asoma la cima de Okabe.  El problema es que debemos hacer un largo flanqueo por una empinada ladera cubierta de helechos.  Nos damos cuenta de que hubieramos avanzado mejor por el GR, pero ya estamos a la mitad, así que no volvemos atrás.  Un último esfuerzo y llegamos al collado de Kurutzeko (Kurutzeko Lepoa).

Tres Albertos buscando camino hacia el collado


Son  casi las tres de la tarde y a pesar de que el Okabe está a tiro de piedra desechamos alcanzar su cima y a cambio subimos la montaña vecina, Auntzbide, desde la cual también podemos disfrutar de una buena panorámica.  Es una pena porque el objetivo era visitar los numerosos cromlechs que se consevan al otro lado del Okabe, pero será para otra ocasión.


Visible desde todas partes: El Ori domina la región.
Emprenderemos el regreso en esta ocasión por el GR11 que nos lleva por los altos de la Sierra de Urkulu -no confundir con el otro Urkulu en cuya cima se levantan restos de una torre de homenaje atribuída a los romanos-.  Caminaremos por la vertiente Norte de la montaña y disfrutaremos también de la inmensa extensión de pastizales, sin un sólo árbol que contrasta radicalmente con la vertiente Sur de la vieja Navarra.  El bosque de Irati también se extiende por el lado francés pero en esta parte no hay el menos vestigio:  Todo es hierba para el ganado.

Volvemos por arriba de la Sierra de Urkulu


Volveremos a pasar por la txabola de Kontrasario y otra vez espantaremos a las ovejas ¡beeeeeee...!  Al llegar a La Cuestión, dudamos entre continuar el GR11 subiendo las laderas de Mendizar o rodear por Irabia, la segunda opción son más kmts pero no tiene cuestas y además nos descubrirá rincones nuevos de modo que nos decidimos por el rodeo.




Por la pista, cerrada a los vehículos con una barrera, nos encontraremos con bastantes excursionistas que al igual que nosotros aprovechan el buen tiempo para recorrer y fotografiar un paisaje de otoño que a estas horas de la tarde tiene un punto de melancolía.  Los 10 kmts hasta el coche no se nos hacen largos pues vamos hablando y parando a menudo a observarlo todo.  ¡Pablo! Las setas que vimos puede que fueran Ilarrakas, excelentes para comer pero también es muy posible que fueran otras parecidas y muy tóxicas, hicimos bien en dejarlas.  Además de setas y moras, también vimos avellanos creciendo apretados junto a las regatas, algún acebo y por supuesto hayas, miles de ellas, así como algunas plantaciones de alerces que todavía se veían verdes, en un mes se verán amarillos.

Al bueno de  Alberto le pedimos que nos deleitara con alguna cancioncilla, más que nada para ver algo de lluvia, pero nuestro amigo se hizo mucho de rogar y sólo se arrancó con estrofas de canciones de misa.  ¡¡Esperamos un Cédé para poder apreciar el Bajo más grave de Teruel!!

Todas las fotos aquí.

Glucemias:

La noche anterior a eso de las 11 me pongo las 8 uds de lantus (+- 24 de horas de efecto).  Como siempre.
7:31 antes de desayunar: 124, me pondré 3 uds de novorapid y tomaré un café con leche con dos tostadas hermosas de queso y mermelada.
12:35 antes de almorzar en La Cuestión: 164, me pondré 2 uds de novorapid y comeré un bocata de jamón y otro de queso (medianos los bocatas), también echaré cuatro tragos a la bota de vino.
16:12  hemos vuelto de nuestro intento al Okabe y otra vez estamos cerca de La Cuestión, un poco más abajo de Kontrasario:  51, me tomaré un kit-kat que me da Pablo, una barrita de frutas aptonia-decathlon, una manzana y 2 pastillas de isostar.  No noto ningún problema.

viernes, 7 de octubre de 2011

III Ultra Trail Guara Somontano (Epílogo)

Llegamos al PC nº 9: Mesón de Sevil.  Es una especie de caserón en lo alto de la sierra -unos 1300 mts-.  A pesar del frío que hace las tres chicas del control no están dentro de la casa, donde nos habían dicho que podríamos calentarnos en el fuego de la chimenea, no señor, están en la "calle" y nos aplauden y animan a limpio grito al llegar.  Si Lucas y yo pensábamos que nos iba mucho la marcha, a estas chicas también; porque estar ahí al sereno repartiendo caldos y bebidas a una cuadrilla de locos con luces en la cabeza y a las 2 y pico de la mañana... tiene mucha tela.  Y es que además se lo están pasando bien.  Bueno, y nosotros.   Me tomaré tres caldos riquísimos que me sientan de maravilla y nos despedimos de nuestras benefactoras poniendo rumbo al siguiente Puesto de Control en la Virgen de la Viña.

Son unos 10 kmts de bajada lo que tenemos y seguimos andando, a buen paso pero andando.  Si estuvieramos más fuertes echaríamos a trotar y podríamos abreviar esta larga aventura, pero Lucas bastante tiene con los pies y yo no me fío nada de mis fuerzas si echo a correr.   Conforme bajamos la temperatura va subiendo un poco, menos mal porque arriba ha habido momentos que hemos pasado frío.  Vemos luces de otros participantes delante nuestra, están muy lejos y no conseguimos acercarnos.   Casi no hablamos pero puedo oir a mi compañero suspirar resignado casi a cada pisada, yo lo llevo mejor y únicamente noto molestias en el hombro dcho.  una tontería...

Paramos un momento para que Lucas pueda vendarse un poco el pie que peor lleva, algo parece que le alivia y continuamos.  Son casi las 4 creo, cuando llegamos al C.P. nº 10.  No hay nadie, pero han dejado varias garrafas de agua.  Bebemos un poco y seguimos hacia Radiquero ¡no pueden quedar más de 15 kmts!  pensamos en eso y en que la única subida son sólo 150 mts entre ese pueblo y Alquézar.  ¡¡Animo!!

Radiquero se hace querer:  Hace mucho rato que vemos las luces del pueblo, al principio estaban a nuestro nivel y muy, muy lejos; luego hemos bajado a un barranco y las veíamos encima nuestra, después desaparecieron ocultas por la siguiente elevación...  y así una hora y casi otra más.  Yo sólo pienso en pillar la cama aunque sólo sea un par de horas, la intención que teníamos los tres de Pamplona era estar de vuelta en casa para mediodía, de modo que a las ocho y media como tarde habrá que levantarse.  Eso es lo que me fastidia de echar tantas horas, que cada minuto más tarde en llegar será un minuto menos de camita  ¡ay mi camita! 

Las cinco de la mañana cuando entramos en Radiquero -CP nº 11 ¡¡ y último !!-, todo está en silencio salvo por unos perros que deben llevar toda la noche ladrando.  En la plaza están dos chicos de Lleida con quienes compartimos cena en la noche del viernes -hace siglos-.  Uno de ellos es Emili -¿se escribirá así?- que nos ofrece chocolate.  No está caliente pero sabe buenísimo. Nos despedimos y con algo más de ánimo enfrentamos nuestra última etapa.

Toca subir por pista -150 mts de desnivel-, la pendiente es pronunciada pero llevamos buen ritmo tirando de bastones.  Nada más salir del pueblo Lucas me dice que tire para adelante y que pase de él, que lo lleva muy mal y no me quiere fastidiar.  - ¡Pero tío si ya no queda nada! - me opongo.  Pero insiste y comprendo que le debe comer la moral pensar que por su culpa yo haga un sólo minuto más de carrera.  Además si le duelen los pies como creo que le tienen que doler, no le debe apetecer hablar ni con su sombra.  En fin, le deseo mucho ánimo y con un ¡hasta luego en la meta! tiro para arriba un poco más rápico dejándolo atrás.  ¡¡Animo que ya estamos!!

Al llegar al alto no le llevo ni 200 mts de ventaja, me alegro de ver la luz de su frontal ahí cerca y subiendo.  Yo comienzo una bajada también por pista y viéndome bien echo a correr alcanzando a cuatro colegas que iban delante.  Ellos van andando y al llegar a su altura les saludo alegre con un - ¡venga que ya estamos!-.   Y es que ya estamos:  Al tomar un sendero a la izquierda en seguida avistamos las luces de Alquézar, ¡madre mía!  ¡Ya estamos! 


El sendero traza algunos zig-zags montaña abajo y no tardo nada en llegar a las primeras casas.  Las cintas señalan unas escaleras que recuerdo haber subido en la segunda pasada de la carrera.  Llego a un aparcamiento y no veo más cintas... Me da igual y tiro por donde primero me parece, el caso es seguir bajando para llegar a la plaza que está ahí mismo.

Y por fin llego a la plaza, ahí está el arco de meta delante mía...  Pero ¿por dónde tiro? ¿por la derecha o por la izquierda?  Finalmente me acerco a las vallas y dos chicos de la organización me indican que debo cruzar el arco para fichar.  ¡Al final he entrado al revés!  Pero no importa:  Son las 6 y un minuto del domingo y tengo más de 2 horas para dormir después de 21 de paseo.  ¡¡Bieeeeeennnnn!!

CLASIFICACIÓN

Al poco llegaron también los otros cuatro corredores -por el camino correcto, no como yo-, y un minuto más tarde Lucas, con dos cojones y medio, no ¡¡ con tres y medio!! Me imagino cómo habrá sufrido los primeros metros de bajada a Alquézar, con todas las piedras de la pista y del camino después. Lo sé porqué le he visto los pies. Pero también sé que desde Rodellar se había propuesto llegar y que con su pedazo de coco y su corazón tiene que haber muy pocas cosas que no pueda conseguir este hombre. 



La mejor fotografía de la carrera:  En la meta con Lucas del Club 7:45

Uno de los organizadores, Arcadi creo, nos felicitaba calurosamente y nos ponía un pedazo de medalla guapísima al cruzar el arco de meta -o al descruzarlo como yo-.   Sensacional y tremendo su trabajo, a ellos todavía les quedaban algunas horas más para dar por terminada esta aventura pero ahí estaban: En todas partes para animarnos, cuidarnos y felicitarnos  ¿qué más podíamos pedir?  ¡Ah sí, unos bocatas y algo de beber!  Pues ahí teníamos:  Queso, chorizo, lomo, bebidas...  De todo. 
Tras comer y beber algunas cosillas me tomé la glucemia y estaba en 280 ¡Aivá!  Menos mal que en la mochila tenía el novorapid: 2 uds y listo.  Todavía comí un par de mini bocatas de propina y finalmente me despedí de todos los amigos para irme a dormir.  ¡¡Gracias y hasta pronto!!

Lo peor de todo es que aún siendo Alquézar un pueblo pequeñito, tuve que dar dos o tres vueltas por sus calles hasta que encontré la pensión...  

Nos levantamos a las 8:30 tal y como teníamos previsto y tan pronto como desayunamos Fernando, Trinaranjus y servidor pusimos rumbo a Pamplona a donde llegaríamos sobre las 12.  Por eso no pudimos quedarnos a la entrega de premios, pero no quiero terminar sin felicitar con toda la alegría del mundo a mi amigo Alvaro - Alroba -  que se proclamó el campeón de esta durísima aventura.  ¡¡Enhorabuena monstruo!!  Ya me contó Fernando que vio a tu familia pegando brincos como loca cuando anunciaron que llegabas en primer lugar.  Menuda alegría ¿Eh Paloma?  menudo papá ¿eh Iñigo?.   También enhorabuena para el 2º clasificado y para el 3º Gorka Blanco, de Basauri, un tío de lo más majo que te puedes encontrar en una Calcenada o en una UTGS

Felicidades a todos los que salimos a las 9 de la mañana del sábado 1 de octubre, llegáramos o no a la meta.  Fernando:  Estoy seguro de que hubieras hecho un tiempazo de no ser por la tontería del isquio, no pasa nada, el año que viene ya tienes claro a qué carrera ir  (cuenta conmigo también).  ¡¡Tiembla Alroba!!

_____ MIS AFOTOS DE LA UTGS____


Reflexión final:
No penséis que al terminar una Ultra vais a ser otra persona o que vais a encontrar el sentido de la vida, no señor, yo al menos soy el mismo cantamañanas cansamontañas de la semana pasada o del mes pasado.  Pero eso sí:  Si con 96 kmts y cinco mil y pico de desnivel positivos de excursión me ha salido este rollo patatero  ¡que tiemble Tolstoi cuando termine una de 166 kmts que yo me sé, porque su Guerra y Paz va a parecer un tebeo!

jueves, 6 de octubre de 2011

III Ultra Trail Guara Somontano - Parte II (Versión Extendida)

Ultimos rayos del sol iluminando los Pirineos.
Son más de las 7 de la tarde cuando subo toda la Costera que desde el fondo del Mascún me lleva a la parte superior de la sierra.  El pueblo abandonado de Otín está a unos 1000 mts de altitud, pasaré junto a sus casas hundidas y vacías, mirando de reojo por puertas y ventanas y pensando en lo durísimo que tuvo que ser vivir aquí y en tantos pueblos de montaña como este.


Continúo por los viejos caminos hacia Letosa, antes de llegar alcanzo a dos corredores y juntos llegaremos al Control de Paso nº 6. Allí unos voluntarios que han llegado en todo terreno nos ofrecen agua. - Animo que en Bellostas podréis tomar caldo caliente y lo que queráis -, nos animan. Son unos 10 kmts hasta allí y antes de llegar tendremos que enchufar las luces frontales ya que en unos minutos pasamos a la noche más oscura: La luna es sólo una rayita en el cielo y las estrellas, aunque llenan el cielo no dan ninguna luz. La temperatura está bajando, pero el buen ritmo de nuestra marcha nos permite seguir en manga corta. Mis compas de fortuna son de Zaragoza y Jaén respectivamente, son muy majos y en los próximos kilómetros no paramos de hablar ni un instante. Creo que los tres estamos como regaderas, sobre todo el andaluz, que se atizó el viaje ayer hasta Rodellar, donde él y su novia encontraron alojamiento más barato que en Alquézar, hoy se mete la paliza y el domingo, uséase dentro de unas horas le toca volver. Lo que se dice un finde intenso vaya.

A todo esto llevamos un rato siguiendo las luces de otro corredor, bajamos por una pista forestal y reparamos en que hace un rato que no vemos señales.  Continuamos un poco más y al cabo paramos, antes de darnos la vuelta vemos volver al corredor que nos precedía.  ¡¡Nos hemos pasado algún desvío!!  Por suerte no son ni 500 mts los que tenemos que desandar hasta que llegamos al desvío correcto, hay plásticos pero no los habíamos visto.  Habrá que poner más atención.

Me suena el móvil, les digo a mis colegas que sigan que ya les pillo porque tengo que rebuscarlo en la mochila -es curioso pero ya nos habían dicho que tendríamos cobertura en casi todo el recorrido-.  Es Fernando Zaratiegui, que ya está en Alquézar y me pregunta cómo lo llevo.  Le confirmo que sigo en marcha después de recuperarme y que aprox llegaré sobre las 5 de la mañana má o meno. 

Ahora voy solito y bajando un poco más escucho el rumor del agua.  Toca volver a cruzar el Isuala, cosa bien fácil pues aquí no es más que un arroyo entre las piedras.  Me dirijo a la cinta que mi frontal ilumina al otro lado y a continuación busco la siguiente sin encontrarla.  ¿Qué hago?  Miro hacia uno y otro lado y nada.  Intuyo como un sendero que trepa la ladera entre los bojes y tiro para arriba unos metros.  No me fío pues lo que parece un sendero podría ser un camino de ganado que no lleva a ninguna parte o simplemente eso, un terreno despejado.  El caso es que más arriba tampoco veo cintas de plástico por lo que bajo de nuevo hasta el río.  Lo descruzo y desde el otro lado me parece ver unas luces lejanas en la dirección lógica, tiene que ser Bellostas. Cruzo otra vez y de nuevo llego a la cinta de antes. También veo una marca de GR, pero no veo más señales.  Doy voces y soplo el silbato pero nadie contesta, mis colegas no me oyen debido a lo accidentado del terreno.  Tiro de nuevo para arriba, progresando sin problemas pero no me fío de continuar en plena noche sin un camino claro.  ¿Qué hago? 

Justo entonces veo llegar la luz de un corredor que debajo mía se dispone a cruzar el río, le doy unas voces para que me espere y en un segundo estoy con él explicándole lo que me pasa.  - ¿Oye, pero tú no eres Carlos? - me interrumpe.  - ¡Lucas, cuánto me alegro! - y es por doble motivo: Porque lo veía muy justo cuando lo dejé atrás al salir de Rodellar y porque estaba a punto de pedir ayuda por el móvil. 

-Pero mira, si tienes ahí las siguientes marcas -  Y me señala unos pocos metros más allá del cauce, donde efectivamente ¡dos! cintas cuelgan anudadas en sendos bojes.  Moraleja:  Antes de seguir sin señales, dar mil vueltas alrededor de la última.

Las cintas señalan un senderete que nos llevará cuesta arriba un buen rato.  A los dos nos parece que Bellostas tiene que estar enseguida pero todavía bajaremos y subiremos un buen rato por el monte hasta divisar las dichosas luces de este pequeño pueblo, que también estaría abandonado de no ser por dos o tres ganaderos que permanecen aquí con sus animales.  Entramos en una nave donde almacenan pacas de paja, la mitad está despejada y aquí y allá hay bancos y mesas y ¡gente!  En este CP nº 7 los voluntarios nos ofrecen caldo caliente que con el frío de la noche entra de maravilla.  Beberé sólo un vaso y lo cierto es que no me apetece más.  Desde Rodellar sólo he tomado un gel de manzana y bebido 3 ó 4 tragos de isostar -que ahora me sabe bien-.  Pero lo que es comer, comer, es que no me entra nada.

Me saluda un chico que está envuelto en mantas: Javi Galve da por terminada la aventura.  Ha sido llegar aquí, parar unos minutos y al levantarse para ponerse en marcha junto con su hermano Jorge, le han dado calambres y se le han subido todos los músculos que tenemos en las piernas.  - Teníais que verme gritando de dolor ahí en el suelo -  Nos explica sonriendo.  - Y no lo entiendo porque iba perfectamente hasta aquí -.  Los de la Cruz Roja le han dado cremas y anti inflamatorios pero ni por esas y en unos minutos lo bajarán a él y a otro corredor con problemas parecidos.  ¡Qué pena!  Conozco a los dos hermanos de la Canfranc-Canfranc, son unos craks de la montaña y con todo lo jóvenes que son ya se han recorrido medio mundo.  Por su parte Jorge, había proseguido y consiguiría llegar a Alquézar sin contratiempos.  ¡Javi ya sabes lo que toca el próximo año!  A todo esto me suena el móvil:  Es Begoña que me pregunta porqué no la he llamado todavía.  - Cariño, es que todavía no he terminado, je, je...- .  - ¿Pero qué carrera es esa? -  Me pregunta  - ahora mismo la miro en internet -.   - Vale, vale, pero tranqui que mañana para comer me tienes en casa - le prometo.  Lo cierto es que en casa no me hacen mucho caso cuando voy a correr, ya he desistido de explicar cuántos kmts son una maratón o una media maratón, mi familia sólo sabe que estóy un poco pallá, algo así como los alcohólicos pero corriendo.  Bueno, la cerveza también me gusta...

Yo por suerte no estoy acalambrado ni tengo problemas dignos de mención, estoy cansado como un perro eso sí, pero ¿no es esto lo que me gusta?   Lucas en cambio anda muy preocupado con sus pies, al descalzarse comprueba que los tiene como mojados, todo arrugados y apuntando ampollas aquí y allá.  Mala cosa con lo que todavía nos queda: Casi 40 kmts.  - ¿Lucas, qué te parece si nos retiramos y nos vamos a Alquézar a dormir?-  le propongo cuando todavía no se había ido la ambulancia.  Me contesta que ni en broma, que ya se retiró el año pasado en Rodellar y que esta vez por sus huevos que termina.  ¿Cómo voy a rendirme yo que tengo los pies casi nuevos y que no me duele nada?  Os aseguro que si seguimos adelante fue por mi compañero de aventura.

Siguiente etapa: Unos 10 kmts hasta el techo de la carrera en la Sierra de Sebil, a unos 1400 mts.  Nos tocará subir bastante pero será mayormente por pistas.  La primera parte se nos hace amena pues no paramos de hablar: de carreras, entrenamientos, de nuestras mujeres, de los hijos...  En fin, de todo lo que podrían hablar dos amigos de toda la vida.  Nos habíamos visto alguna vez en  otras carreras pero sólo hace unas horas que nos hemos conocido y nos parece que llevamos toda la vida juntos.  Verdaderamente en estas aventuras y más por la noche, el tiempo se estira y todas las cosas son mágicas.  Como por ejemplo el dolor en mi hombro derecho o el cansancio profundo, casi doloroso de mis piernas... O los pies hechos polvo de mi compañero de fatigas que jura en hebreo cuando el sendero por el que vamos ahora se llena de piedras.  ¿Pero quién demonios ha puesto aquí estas putas piedras?


En el CP nº 8 hace un frío de narices, hay dos vehículos y cuatro o cinco voluntarios:  Kike Borras parece estar en todas partes, él y dos chicas majísimas nos reciben  y nos ofrecen unas mantas mientras nos detenemos a rellenar el camel y volver a mirar los pies de Lucas, que por cierto y como era de esperar, han ido a peor.  Una moza le pone una crema que puede ayudar algo y una vez que estamos listos nos despedimos.  ¡Ah! También he mirado mi azúcar y lo tengo en 140 -muy bien- son las 00:39 del domingo. Kike nos anima prometiendo que ahora vendrán más bajadas que subidas, por mejor terreno -casi todo pistas- y que sólo tenemos 7 kmts al Mesón de Sevil.  Partimos detrás de cuatro corredores que mientras tanto habían llegado, entre ellos un navarrico de San Adrián.  ¡Buena gente!

Poco antes del CP nº 7 de Mesón de Sevil hay un mozo sentado a un lado del camino.  Nos dice que está fastidiado con el estómago pero que ya se le pasa y que tiremos para adelante.

Continuará...

miércoles, 5 de octubre de 2011

III Ultra Trail Guara Somontano


Tercera edición de la prueba pero la Primera para mi.  ¡Ay las ultras!  ¡Cuánto romanticismo alrededor de estas locuras que tienen a sus participantes corriendo horas y horas, de día y d e noche...!  Si alguna vez estás en un corro de colegas y alguno se pone a hablar de este tipo de pruebas... ¡cuidado!  porque puedes acabar apuntándonte a alguna. 

Así me pasó a mí y para preparar un poquillo el body me apunté este verano a la Calcenada.  La cosa no salió mal, aunque estuve algunos días con los pies un número más grande y unas ampollas que no veas, pero bueno, ya digo que fue bastante bien y terminamos los 104 kmts en menos de 14 horas. 

¡Venga y ahora vamos a una Ultra de las duras!  ¡Vamos a la UTGS!

Y para allá que fuimos desde Pamplona tres locos rematados: Fernando Zaratiegui, Fernando Moreno Trinaranjus y servidor de ustedes Cansamontañas.  Rumbo a Jaca pasando por el embalse desierto de Yesa -donde hace tiempo, cuando llovía, hubo agua-, después Sabiñánigo y rumbo Sur hacia Huesca, ciudad que dejamos a un lado para poner rumbo a Barbastro.  Pero sin llegar a la capital del Somontano, giramos a nuestra izquierda y por estrechas carreteras entre viñas y olivos centenarios pudimos llegar después de tres horas y media de viaje a Alquézar, un precioso pueblo lleno de historia asomado al Barranco del Río Vero.  ¿Han oído hablar de barrancos? ¿del barranquismo? ¿de barranquistas?  Pues este es el reino de los barrancos, en el corazón de la Sierra de Guara.

Recogimos los dorsales en el ayuntamiento y poco más tarde asistimos a la reunión explicativa de la carrera, en la que Kike Borrás  repasó las cuestiones más importantes, como la distancia: 96 kmts, el desnivel positivo acumulado: 5500 y pico y que podríamos contar con avituallamientos líquidos y sólidos en algunos de los puestos de control, es decir que no sería estrictamente una prueba de autosuficiencia.  ¡Ufff! Mucho mejor para mi...   En cuanto al material obligatorio nos dijo que podíamos prescindir del chubasquero porque no se preveían lluvias aunque eso sí, alguna prenda de abrigo ligera vendría bien para sobrellevar los 5 ó 6 grados de temperatura que podían registrarse por la noche, aunque el día prometía ser caluroso con 30 o más grados.

Después a cenar, no sin antes saludar a Alvaro y a Eladio que iban bien acompañados por Paloma y Conchi  ¡E Iñigo! el campeón junior de Alroba, je, je...  También nos encontramos con Borja Blanco, con quien compartimos alguna cerveza en Calcena, y con Victoriano, tan majo como siempre y dispuesto a enfrentarse a su primera ultra  ¡qué buena carrera hizo el pajáro al día siguiente!

Muy buen ambiente en la cena pese a que en el restaurante estaban desbordados, pero con todo el lío, la longaniza y las estrecheces compartimos mesa, anécdotas y risas con otros corredores y corredoras, así como con voluntarios de la organización.  Lo malo es que se hicieron las tantas y por lo menos yo estaba que me caía cuando casi a las doce de la noche nos fuimos a Casa Narbona, donde nos alojábamos.  También es verdad que había bebido más de un vaso de vino: un tinto recio del somontano que se puede codear con el mejor queroseno de la refinería.

¡Las siete! ¡Arriba! Fernando y yo nos levantamos y nos preparamos todo antes de bajar a desayunar.  Tengo 165 de azúcar, bueeeno.  Me pongo 3 uds de novorapid y después me pongo morado con dos cafés con leche, tres tostadas bien untadas de mantequilla y mermelada y un par de galletitas. 


Un rato antes de las 9 ya estamos todos en la plaza del pueblo bajo el arco de salida.  Nos encontramos más de 100 participantes de la Ultra y unos 200 de la Trail, que aunque sólo tiene 36 kmts también será una prueba dura de pelar.



¡¡Y vamos allá!!  A las 9 en punto suena el cohete y salimos en estampida por las estrechas calles de Alquezar, los corredores de la Trail saldrán 15 minutos más tarde y cuando escuchamos su cohete ya hemos perdido de vista el pueblo.  Bajamos hacia el río Vero, uno de los cañones más largos de Guara, a cuyo fondo llegamos enseguida, cruzando a la otra orilla por el bonito puente de Villacantal.  Hago algunas fotos pero es complicado porque también llevo los bastones desplegados.  Me alcanza Gorka y vamos juntos un rato, después él seguirá para adelante pues lleva muy buen ritmo - quedó 3º-. 


Gorka Blanco, de Basauri.

La temperatura está bastante alta para ser las primeras horas de la mañana pero el aire todavía entra fresquito por la nariz (y por la boca).  Recorremos montes poblados de encina y de pinos, con algunas fincas de olivo en los mejores sitios.  Primer Puesto de Control con avituallamiento líquido en el pueblo de Asque, después bajamos de nuevo al río Vero, Alquézar nos mira desde arriba cuando nos metemos en el cañón por unas pasarelas ancladas a la pared, sería un bonito paseo pero vamos con algo de prisa, je, je... a pesar de lo cual tiro un par de fotos ¡es que el sito es chulísimo!


Dejaremos el cañón por un barranco secundario que en una fuerte subida nos devolverá a Alquézar.  Otra vez corremos por sus calles y pasamos por la plaza donde Paloma y Conchi me animan: -¡Venga Carlos, campeón!-.   -¡Qué, esos maridos vuestros lo mismo han pasado hace una hora !-  les contesto de buen humor.  -¡Qué va, sólo hace 10 minutos! - Me grita Paloma, pero yo no me lo creo ¡menudos bichos son esos!

Toca subir arriba del pueblo y después más arriba.  Luego un poco más alto.  El sol pega ya de lo lindo y cuando pasamos por los depósitos de agua aprovecho para remojarme la cabeza.  Me noto un poco bajo de azúcar y doy tragos al isostar que llevo en la mochila, también como una barrita de plátano -aptonia decathlón-, que se me pega en los dientes y me cuesta masticar, pero que poco a poco iré pasando. 

Poco antes de llegar al CP3 (Virgen de la Viña) me alcanza Saioa Ortiz: La valiente corredora aragonesa es la primera de las chicas y conservará ese puesto hasta la meta.  ¡¡Bravo campeona!!


En esta parte yo bajé un poco la marcha, quizás algo tarde pues no me notaba buenas sensaciones hacía rato.  No obstante en el puesto de control agarré dos trozos de plátano y seguí la carrera intentando no perder de vista a dos corredores que iban delante.  Siguiendo su ritmo pude ir un buen rato por una zona de toboganes en la que poco a poco perdíamos altura.  Nos acercábamos al cañón del Isuala.  Otra chica llega por detrás, es Mar Alsina, la que sería segunda en la clasificación.  Otra campeona cuyo ritmo pude aguantar un rato aprovechando para tirarle alguna fotillo.


¡Pero qué calor hacía! Es casi la una y veinte del mediodía y me paro a mirar la glucemia. ¡¡99!! De azúcar voy bien pero de fuerzas regular, me noto más flojera todavía que antes, a pesar de lo cual prosigo al trote pues ahora toca todo el rato bajada.  Pasamos por una zona llena de madroños que están cargados de frutos, aprovecho para comer alguno que otro ¡qué ricos saben!  eso sí, con moderación: primero por el azúcar y segundo porque según me han dicho pueden "emborrachar".  Será una leyenda urbana pero porsiaca sólo comeré 4 ó 5.


Continúo siguiéndole la pista a Mar cuando llegamos al cauce del Isuala.  Lleva un ritmo super tranquilo, pero desisto de mi persecución y acercándome al rio vuelvo a remojarme la cabeza a base de bien.  ¡qué alivioooooo...!  Aprovecharé para hacerme unas fotos con otro corredor y a continuación prosigo la marcha más tranquilo.

Ahora toca subir así que empuño los bastones con fuerza y apreto los dientes en los primeros metros de sendero cuesta arriba...  Pero no puedo.  Me paro un minuto a respirar.  Bebo un poco del isostar caliente ¡me sabe a rayos!   En marcha otra vez.  Adelanto a dos excursionistas: Una madre y su hija. Unos metros más arriba y casi de repente me invade una sensación de cansancio terrible, me siento a un lado del camino y a los dos minutos suben las dos chicas de antes, la madre me ve tan mal que me anima conque tengo el próximo control a 20 minutos.  No sé si llegaré.  Me levanto e intento retomar la marcha pero aguanto muy poco rato.  Me vienen arcadas y me tumbo en el suelo.  Echo todo el líquido que tenía en el estómago y parece que eso me alivia un poco, aunque sigo hecho polvo.  En ese rato pasan algunos corredores, entre ellos los hermanos Galve: Jorge y Javier que suben a buen ritmo y con mejor cara, se detienen para animarme: - Es todo cabeza - me dice Javier, -sí, sí, pero si estás hecho polvo estás hecho polvo...  Como puedo, despacio, consigo ponerme otra vez en marcha y continuar la subida.

Más arriba y en un alto bosque de pinos está el C.P. 4 del Collado de las Almunias.  Hay unas mesas y bastantes corredores y voluntarios sentados aquí y allá.  Me siento y un corredor me dice algo...  Le miro ¡Pero si es Fernando!   ¿qué haces ahí sentado? - le pregunto.  Atontado como estoy me sorprendo aún más viendole sentado y tan tranquilo, no parece tener ningún problema.  - ¿qué te pasa? - le sigo preguntando.  - El isquio -  me contesta señalándose la parte posterior del muslo derecho - me ha dado un tirón y no hay manera de que se baje -.   Me dice que se retira y que los otros tres corredores sentados al  lado suya también, que Fernando (Trinaranjus) casi se retira igual que ellos porque le dolía la rodilla, pero que finalmente ha seguido.

Yo le digo que también estoy para el arrastre con el estómago hecho polvo y que también me retiro.  Son las tres de la tarde y tengo claro que así no puedo seguir.  Los voluntarios nos dicen que tenemos que esperar un poco, que cuando seamos alguno más nos llevarán de regreso.  Mientras, me animo a beber un poco de agua, ¡¡sabe mucho mejor que mi isostar caliente!!  Después viene Kike Borras -organización- con frutos secos y manzanas y también me animo a comer alguna nuez y media manzana.  Parece que lo retengo y no me sienta mal... 

Fernando y otros tres corredores aprovechan que un voluntario se pira y se van con él.  Yo me quedo pues sólo hay sitio para cuatro así que me despido de ellos.  Me cambio de camiseta pues estoy empapado y a la sombra de los árboles casi hace hasta fresco.  Poco a poco me voy templando y lo cierto es que me noto mucho mejor.  Parece que se me ha pasado la mala gana.  Me tomo la glucemia: 101, fenomenal.  Kike me anima explicándome que el siguiente C.P. es Rodellar, que hasta allí tengo primero una subida pero muy tendida a la Sierra de Balcés y después media hora de bajada a Rodellar. Además a partir de ahí el calor cederá porque enseguida el sol se meterá detrás de las montañas.

No pinta mal, además alguien me ha hablado del bar de Rodellar donde más de uno se bebe una cerveza y no sé cómo de pronto me apetece a morir una caña y un bocadillo de tortilla.  ¡¡Vamos allá!!  Me despido de toda la cuadrilla de voluntarios y emprendo la subida a la Sierra de Balcés por una pista forestal bastante cómoda.  Son las 4 de la tarde.  Creo que estoy recuperado pues tirando de bastones consigo caminar a muy buen ritmo de modo que enseguida me animo y gano altura.  Fijo mi atención en un francés que ha salido unos mintos antes y pronto le doy alcance.


Desde la orilla del Isuala hasta la cresta de esta Sierra, nos comemos unos 800 mts de desnivel, puede que sea la parte más dura de la prueba y una vez arriba me noto fuerte como para bajar a la carrera por las pedreras que caen encima de Rodellar.  Adelantaré a Lucas - del Grupo 7:45 - que baja un poco mal por problemas en los pieses.  Lo dejo atrás y en cuatro patadas me encuentro en Rodellar  ¡conseguido!   Es el CP nº 5 y los voluntarios me ofrecen kas de limón y sandía .  Todo me entra bien y a la vista de ello me entro en el bar donde pido dos cañitas de cerveza, fresca y riquísima.  El camarero me regala un platerón de patatas fritas pero éstas me entran peor, comeré algunas pero el resto serán para los compas que andan por aquí.  Bueno, son más de las 6 cuando me despido de la gente y continúo la marcha, ahora hacia los pueblos abandonados de Otín y Letosa, en la región del Mascún.

Lucas y yo salimos juntos de Rodellar, pero enseguida me adelantaré y bajaré en solitario al fondo del Cañón del Mascún, en una zona donde el cauce aparece en contados trozos,  corriendo sus  aguas ocultas bajo las piedras.  El itinerario nos lleva junto a unas paredes que son escuela de escalada, varios grupos de chicos se ejercitan con las cuerdas y aunque no me hacen mucho caso al pasar, después demuestran no estar tan despistados pues me gritan para advertirme de mi error al tomar un desvío equivocado.  Menos mal porque por ahí subía hacia Nasarre y hoy no quiero hacer las Gorgas Negras...

Hoy toca conocer la Ciudadela del Mascún, por lo menos de lejos.  Es uno de los paisajes más emblemáticos de la Sierra de Guara, un lugar absolutamente mágico a última hora de la tarde, cuando parece que no hay nadie más que yo en estas montañas pues no hay otros corredores a la vista.  El sol hace ya rato que se ha puesto pero en lo alto de las paredes a mi derecha todavía llegan sus rayos poniendo notas de rojo y naranja. 



Empiezo una fuerte subida que me irá descubriendo otras perspectivas de la Ciudadela, de sus agujas o chimeneas de adas, como la Cuca Bellosta: Gigantescos pináculos de piedra que se levantan aquí y allá formando una ciudad de ciencia ficción.  Estoy disfrutando.  Quién me lo hubiera dicho hace unas horas.  Me siento feliz de estar aquí, sintiendo el cansancio de los casi 50 kmts que llevo en las piernas, pero absolutamente feliz en un mundo donde todavía podemos vivir aventuras hermosas como ésta.

Continuará