Cuando Jesús Sánchez (Samuel) y sus amigos de Osán-Sabiñánigo anunciaron el "doblete" de dos pruebas de montaña en un mismo fin de semana, un kilómetro vertical el sábado y la IV Osán Cross Mountain el domingo me lo pensé un poco. Porque castigar el cuerpo dos días seguidos entrenando es algo que hacAemos a menudo, y tres días también... más incluso, pero dos días seguidos compitiendo no lo había hecho todavía. Así que lo consideré como un pequeño reto personal y me inscribí a las dos.
Contaba con la hospitalidad de Felipe y Pilar, amigos de Sabiñánigo que me ofrecían su casa, así que la cosa del dormir estaba resuelta y la de cenar y la de beber un par de cervezas y alguna copa de vino y... Vamos, que lo tenía todo, sólo tenía que poner las piernas y unas pocas ganas de correr, así que... ¡¡A Sabiñánigo!!
El Monte Oturia con sus 1921 mts domina la capital del Serrablo, en la que GMS (Grupos de Montaña de Sabiñánigo) llevan años organizando carreras de montaña (Puyada a Collarada y a Oturia).
Javierre del Obispo (873 m.) es un pueblo minúsculo próximo a Sabiñánigo. Son poco más de las 8 de la mañana cuando llego y un voluntario me señala la finca que han habilitado como aparcamiento, hay una docena de coches pero en una hora se llenará con muchos más. Recojo el dorsal y consulto la lista de salida: Me toca a las 10:03, así que hay tiempo de sobra, compruebo la glucemia y tengo 45 ¡horror! qué bien me vendrían un café y unas magdalenas... Sólo tengo barritas de fruta y pastillas de glucosa así que caen dos barritas y otras dos pastillas con unos buenos tragos de agua de la fuente, con todo eso a las 9:14 estoy en 185, mucho mejor para enfrentar la prueba. A esas horas ya estamos casi todos los participantes y puedo saludar a muchos amigos de otras batallas: Carlos-Skyrunner, Mariote, Pepinillo, Ambargreen, Manu-Manumar, Victoriano, Maquisardo, Jesús-Samuel, Toño Algueta, David-Reburun, Javi San Agustín, Jorge Jariod, José Antonio Salgado... Ochenta y séis valientes (y valientas) que cada 30 segundos iremos saliendo monte arriba en busca de la cima.
Empieza la prueba y a la hora señalada me sitúo en la salida, cuenta atrás desde el 10 y al llegar al uno ¡¡Ya!! Tiro calle arriba a la carrera mirando de reojo un cartel que señala el promedio de subida en esta primera etapa: 14%. Bueno -me digo-, no es mucha pendiente, ya podré correr a ritmo ¿no?. Sí, pero no me noto muy bien, las piernas las noto duras y la caja va justa. Además enseguida hay un repechón fuera de sendero donde hay que doblar riñones y casi echar manos al suelo para subir ¡ufff! ¡qué duras tengo las patas...! ¡Uffff, qué pequeños los pulmones...! Ni siquiera me anima ver que alcanzo a un corredor, mis sensaciones son peor que regulares -¡Madre mía, en que lío me meto...!-. Al mismo tiempo me alcanzan dos corredores y avivo la marcha intentando seguir su ritmo, pero sólo lo consigo unos metros. Para mis adentros pienso que los buenos, los fieras, saldrán en 20 minutos y que tengo que hacer lo posible porque no me pillen. Pasaremos otros carteles indicadores con promedios del veintipico por ciento.
Alcanzo a algún corredor más, otros van pillándome también y así poco a poco salimos del bosque a los puertos de arriba, donde prados y bojes forman esos jardines que muchos paisajistas de vanguardia firmarían como suyos. Jardines donde por cierto hay que prestar atención a los plásticos de color blanco y rojo que marcan la ruta ¿Verdad Victoriano?.
Un poco más arriba, los bojes ya escasean y dejan ver la meseta en cuyo extremo se levanta la pirámide cimera, hay un puesto de control con avituallamiento y bebo dos vasos de agua, nada más porque subiendo he tomado una pastilla de glucosa, llevo otra en la mano y la tragaré en la subida final, porsiacaso.
La subida final es dura, muy dura, con un promedio del treinta y pico por ciento. Sólo hay 200 mts de desnivel desde el avituallamiento pero las piernas llevan mucho castigo y cuesta muuuucho. Me alcanza Toño Algueta, que sube como un tren: Soplando y soplando como una máquina de vapor. No puedo por menos que animarle cuando pasa a mi lado porque es de admirar su capacidad de sufrimiento, yo subo axfisiao pero a Toño se le sale el corazón por la boca; Jesús-Samuel también me pilla en esta zona y lo mismo: sube más rápido que yo, pero también sufre más ¡Entonces es eso!: Los campeones consiguen esos primeros puestos porque son más fuertes sí, pero también porque se exigen más.
Alcanzo la cima y la meta de la carrera en 1 hora y tres minutos ¡¡Conseguido!! Con el tiempo justo para animar a Manumar y a Victoriano en sus últimos metros de carrera, agónicos y espectaculares: A cuatro patas, tropezando, arrástrondose monte arriba y más rápidos que las culebras ¡¡Qué grandes!!
Sonrisas en la cima: Cansamontañas, Maquisardo, Reburún y Manumar.
La temperatura es buena pero el chubasquero viene bien para resguardarnos de un moderado viento sur que aquí arriba es frío. Estaremos un par de minutos y tiraremos para abajo trotando suave y en animada charla hasta llegar al pueblo donde la organización nos tiene preparado el almuerzo. Clasificación.
El campeón Toño Algueta entre José Francisco Gutierrez e Ivan Reguera.
Para las dos llegaba a casa de Felipe y Pilar con tiempo para tomar una rica cerveza y disponer la mesa ¡Bieeeeennn! Con mis amigos estaban también una hermana de Pilar, Inma y su marido Jesús, así que fuimos cinco animados comensales quienes tras la comida estiramos la sobremesa arreglando el mundo (y a algunos de sus habitantes). La tarde era casi veraniega así que nos dimos una vuelta por Sabi en la que además de descubrir un bar bien majo, pasamos por casa de Guillermo y Belén. Calleron algunas cervezas pero, antes de cenar todavía hubo tiempo para visitar la bodega de Felipe, orgulloso de compartir con sus amigos el placer de saborear sus caldos: Unos vinos humildes y honrados, que en las barricas de roble adquieren un sabor extraordinario. ¡Excelente el clarete ecológico de Ayerbe! ¡Y no digamos nada del queso de Ossau! La cena estuvo también riquísima - ¡Qué grande es doña Pili!-, y como a las 11 ya se me cerraban los ojillos me tiré cuan largo y flaco soy sobre la cama, donde quedé inconsciente hasta las 7 de la mañana. ¿Tienen ustedes mal dormir? Corran un kilómetro vertical, coman, beban y rían con buenos amigos y verán qué fácil es quedarse igual que yo en brazos de Morfeo. ¿O era Baco?
Era el bueno de Morfeo, porque cuando desperté me encontraba maravillosamente y listo para enfrentar otra jornada tan buena como a la anterior.
A las 7:23 me hago un control y tengo 114 ¡Muy bien! Así que me pongo 4 uds de novorapid y desayuno en la cocina acompañado por Felipe, cae un buen tazón de café con leche y tres tostadas con mantequilla y mermelada. Tras de lo cual me preparo y salgo pitando hacia Osán. Me despido de mis anfitriones porque ellos tienen sus propios planes y ya no coincidiremos. ¡¡Hasta pronto!!
En Osán (885 mts) tengo 124 de glucemia a las 8:34, así que comeré dos plátanos para "subir los ánimos" antes de atarme las zapatillas. La organización ha dispuesto una finca como parking mucho mayor que años anteriores, pero eso sí, está a unos 500 mts carretera abajo, de modo que para calentar será suficiente con subir al trote hasta el pueblo. Es curioso pero me noto suelto y ligero a pesar de la paliza del día anterior, hay más corredores que como yo van a hacer las dos pruebas, pero la mayoría de los 267 participantes llegarán frescos y nuevecitos -esa ventaja nos llevan-. Entre ellos saludo a Fernando Zaratiegui que también ha venido de Pamplona expresamente para conocer esta prueba. De Navarra y País Vasco habrían venido muchos más pero solo en Navarra, coinciden hoy los 10 kmts de Hiru-Herri en Huarte y la Media Maratón de Bera (montaña).
Un día magnífico para correr, buena temperatura y casi no hay nubes. A las 9 nos situamos en la línea de salida y... ¡En marcha! Los primeros metros hay que poner cuidado en no tropezar ya que vamos muy apretados por las estrechas calles del pueblo. Enseguida dejamos atrás las últimas casas pero el camino entre las fincas tampoco es mucho más ancho, luego se convierte en sendero y pasamos a ir en fila india hasta un escalón junto a una caseta. Suena música aragonesa y es que sobre el tejado de la caseta un gaitero sopla incansable para animar nuestro paso ¡Bravo!
Se siguen sucediendo tapones en el cruce de barrancos o trepadas fuertes pero poco a poco el pelotón se va estirando y todos acabamos cogiendo nuestro ritmo. En una bajada delicada pasa a mi lado un elemento a toda velocidad y al poco le veo tropezar con unos arbustos: Casi da la voltetera pero consigue recuperar el equilibrio y prosigue adelantando más corredores, entre ellos a Miguel Angel-Sarrio Mayor. Vuelve a tropezar y Miguel Angel que corre ahora delante mía comenta con mucha razón que no tiene sentido jugarse el tipo y que lo importante es que podamos ir a trabajar al día siguiente. ¡Cuánta razón tienes Sarrio Mayor!
Iremos juntos casi toda la subida, unos ratos a pie y otros andando. Mejor dicho: Unos ratos trotando y otros caminando; eso sí, siempre resoplando ¡Uffff! Mis piernas están sueltas y la caja limpia pero está claro que ambas acusan la paliza de ayer porque el año pasado recuerdo haber corrido casi toda la subida hasta la cascada y este año no puedo ¡¡No pueeeeeeedo!!
Por fin llegamos a la cascada, qué rincón más guapo !! Seguimos subiendo por la estrecha faja en la que hace siglos otros hombres como nosotros construyeron las ermitas que podemos ver al pasar.
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Fotos de la organización tomadas en el tramo de la cascada. Sarrio Mayor me marca el ritmo de subida, yo detrás intento seguirle.
La pendiente se suaviza un poco y puedo correr continuadamente hasta llegar al puerto, después de unos zig-zags entre los bojes salimos a terreno despejado y avistamos la ermita de Santa Orosia (1602 mts), techo de la carrera de hoy. Beberé dos vasos de agua, otros dos de acuarius y un cacho de naranja. Además pillaré un trozo de plátano y me lanzaré en persecución de César-Cafuu. Su camiseta verde del club Sarrios Zaragoza será mi referencia en esta parte de la prueba que en suaves toboganes cruza los altos puertos de Oturia hasta llegar a las paredes del otro lado de esta alta meseta, donde se empieza la etapa final: Un estrecho sendero que desciende de faja en faja la montaña trazando un sinfín de zig-zags. Adelanto algún puesto, al tiempo que otros más fuertes y sobre todo más valientes me adelantan a mí. Se puede correr mucho pero no hay que quitar la vista del piso, cubierto de pedruscos, piedras y piedrecitas; casi todas redondeadas e ideales para torcerse el tobillo si las pisas. Sufro un leve retortijón a modo de aviso, pero sin consecuencias. Peor suerte tiene un corredor que camina en la parte final de la bajada, él si se ha torcido el tobillo y aunque afortunadamente no ha sido muy grave su carrera terminará a pie.
Al finalizar la bajada todavía nos quedan 2 kilómetros casi llaneando y me anima comprobar que puedo mantener la buena velocidad que llevaba bajando -casi, je, je..- Corremos por sendas escondidas en los bosquetes de quejigo que delimitan las fincas, al llegar a Isún de Basa un ruidoso grupo de vecinos nos anima provistos de bocinas, esto ya está, ya está... Un kilómetro más y cuesta abajo que hago a toda velocidad -me encanta verme fuerte en esta parte...- El corredor que me precede se cae rodando nada más entrar en Osán, me paro un poco detrás pero se levanta en un segundo y me dice que tire, que él va roto pero no se ha hecho nada, así que me lanzo de nuevo para enfrentar los últimos metros hasta la meta. 1:53:19 no está mal pero eso sí, el año pasado me salieron 4 minutos menos. Claro que no hice doblete...
Clasificación general aquí.
Que no se me olvide: Las migas con huevo frito al llegar a meta cada año están más buenas. Increíble el curro de los cocineros, su buenísima disposición y su buen humor. ¡¡Sois los mejores!!
Eso sí, yo pedí media ración de migas porque con mi diabetes hay que moderarse aún después de una carrera, con eso y una cerveza tenía 148 de azúcar a las 12 horas después de ducharme. ¡Muy bien!
Enhorabuena a los campeones y a la organización: Amigos de Osán, Grupos de Montaña de Sabiñánigo y ayuntamientos de Biescas y Sabiñánigo que, con Samuel al frente han hecho un trabajo extraordinario: Si es complicado montar una carrera qué podemos decir de hacer dos seguidas. ¡¡¡¡Muchísimas gracias por hacer que podamos disfrutar tanto!!!!!
JO-DEEEER!!! Eres la leche!!! Vaya crack!!! FELICIDADES CARLOS!
ResponderEliminarMuchas gracias Tomasinyo!!!!! ¡¡Tú sí que eres un pedazo de crack!! De dos metros de alto casi ¿No? ¡¡Ahora a por otra!!
ResponderEliminarEnhorabuena por el doblete!
ResponderEliminarSoy Sandra aparezco a tu lado subiendo hacia la cima del Oturia en la foto de la organización.
Ha sido agradable conocer tu blog, soy médico y entiendo tus síntomas y al igual que tú padezco desde hace 3 años una enfermedad autoinmune, artritis reumatoide, que en mi caso ataca las articulaciones y las células sanguineas.
Aceptarlo fué también duro pero con tratamiento y haciendo reposo en los periodos de brote puedo seguir desfrutando de correr por la montaña.
Saludos
Sandra
¡¡Hola Sandra!! Muchas gracias por tu comentario que me da más ánimos para seguir disfrutando del deporte y de... vivir, que en definitiva es lo que tenemos que hacer ¿Verdad? Me acuerdo perfectamente de ti en esa última parte del kilómetro vertical: Intentaba seguir tu ritmo pero al final tú ibas más fuerte y creo que me sacarías unos 5 minutos en la subida ¡¡Enhorabuena!! Espero que volvamos a coincidir en otra y podamos saludarnos personalmente. ¡¡Un abrazo y mucha suerte!!
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