Bueno, pues eso que ya ha llegado el Verano. Hace dos semanas nos parecía que este año se pasaría de largo, pero no señor, ya lo tenemos aquí y ha venido para quedarse unos días, una temporadita. No me quejaré aunque ahora mismo sean casi las doce de la noche y el termómetro marque 28 grados en la calle. Pensaremos en el frío que hemos pasado este invierno y sobre todo disfrutaremos tirándonos a la piscina después de bajar sofocados del Perdón, ¡¡qué gozada amigos!!
Estamos en esos días líquidos y maravillosos, promesa de viajes, de encuentro con los amigos, con la familia, de planes nuevos, de vida en definitiva. El otro día me despedía de mi hijo mayor que se iba unos días a Zarautz con unos amigos. Viéndole subir al autobús, con esa alegría y esas ganas de divertirse que se tienen a los 17 años, me embargaron distintas sensaciones: Felicidad de ver a los hijos crecer y volar sólos y nostalgia de mis andanzas con esos mismos años. Sentimientos encontrados, una sonrisa de melancolía y un pálpito en el corazón pensando en los próximos retos.
Y hablando de lo que viene me acabo de apuntar a la Zumaia Flysch Trail, el próximo 11 de julio, una carrera de 27 kilómetros rompepiernas entre Deba y Zumaia, en la Costa Vasca, por un paisaje de acantilados salvajes como en muy pocos sitios de nuestra geografía quedan, y como muestra echarle un ojo a este vídeo.
Bueno y espero que no nos siente mal este paseo porque el siguiente finde vendrá Isaba: ¡¡La Camille Xtreme!!
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