Los Jueves siempre son duros: El cuarto día laboral de la semana y me toca currar también por la tarde. Si además tenemos en cuenta que voy y vuelvo al trabajo en bici (4 x 6 kmts) cuesta bastante plantearse salir a correr. Una cosa tenía hoy a mi favor y es que ayer hice pirola al entreno con mis colegas de Aratrónika, así que hoy no lo he pensado, ha sido llegar a casa a las 18:30, comer dos plátanos y beber 3 vasos de agua mezclada con zumo de caja y ¡¡A la calle!! Tanta prisa me he dado que se me ha olvidado echar al bolsillo las pastillas de glucosa o las barritas energéticas que siempre procuro llevar. Ay, ay, ay . Además tampoco me he medido la glucosa pero lo cierto es que tenía buenas sensaciones (dos plátanos en el estómago es lo que tiene). A los 20 minutos he decidido no hacer la vuelta que tenía pensada y ya volvía para Zizur cuando me he cruzado con Karlos mi tocayo del Ardoy y ni corto ni perezoso me he unido a su carrera que ha resultado ir por donde tenía pensado inicialmente. Acompañado me sentía mucho más seguro y dejando a un lado dudas y miedos he completado una hora y seis minutos a muy buen ritmo. Se han hecho muy amenos, pues a Karlos le gusta tanto hablar que yo a su lado parezco mudo - sobre todo si apretamos el ritmo, claro-. Además estos días los está pasando un poco regular pues la enfermedad ha tocado muy cerca y con dureza a su familia y necesitaba darle a la lengua. También hemos hablado de entrenos y carreras, cómo no, y me ha invitado a hacer series con él y otro loco los Martes por la tarde. Miedo me dan las series -y pereza-, pero qué bien vienen a las piernas...
Al llegar a casa he estirado un poco y a los 10 minutos tenía 72 , no está mal. Para cenar me he currado una ensalada de escarola con atún, unas papas bravas y pizza ¡¡Y de postre cuajada con nueces y miel!!
Mañana tengo cita con mi endocrino preferida. A ver qué me cuenta Marta.
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